miércoles, 28 de agosto de 2013

Reconciliación sí, pero ¿con quién?



Por Luis Manuel Aguana

Todos los que de alguna manera hemos empujado el tema de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente hemos dejado claro que uno de los objetivos principales del llamado a una ANC es la Reconciliación Nacional, haciendo énfasis que no se trata de una bandera política sino de una realidad que se debe demostrar con hechos.

La reconciliación en nuestro caso no significa impunidad. De darse el proceso que estamos proponiendo, aquellos que estén incursos en delitos en contra de la nación, manifestados en corrupción y robo al erario público, así como delitos en contra de los Derechos Humanos, deberán ser objeto de denuncias y juicios dentro del ordenamiento jurídico. Aquí no puede haber venganza sino justicia.

Traté de describir ese proceso de reconciliación en una nota previa (ver Reconciliación Constituyente en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/07/reconciliacion-constituyente.html) pero hay algo que quedó por fuera y que llega a ser tan importante que puede dar al traste con todo el trabajo de convencimiento que podamos dar e incluso cambiar la perspectiva misma del proceso Constituyente.

Voces calificadas dentro de la oposición han indicado que nunca se ha llevado a cabo un proceso Constituyente desde la oposición. Y su principal argumento tiene que ver con la reconciliación. La única manera en que se entienda ese razonamiento es que, o te reconcilias con el régimen y se logra la Constituyente bajo acuerdo mutuo, o simplemente no se logra. Lo que te lleva, de acuerdo a esa simple lógica, a que la Constituyente solo se puede hacer cuando ya estás en el poder y decidas desde allí las reglas (Chávez dixit).

De allí que escribiera en una pasada nota (ver Constituyente desde el gobierno en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/08/constituyente-desde-el-gobierno.html) un alegato pidiéndole a los juristas que nos dieran una solución a este dilema, dándoles el mismo argumento que usó Chávez en 1998 y que le sirvió la antigua Corte Suprema de Justicia: El Poder Originario.

Sin embargo, allí no planteé de forma alguna la reconciliación con el régimen, entre otras razones porque este jamás ha reconocido la otra parte de este país, ya que lo que hasta ahora hemos visto de aquel lado es la negación y el odio estructural. Ellos han negado insistentemente la existencia de la oposición y serían felices si nosotros ya tuviéramos las cabezas fritas en aceite de acuerdo a la amenaza de Chávez a los adecos en 1998 o tenernos a todos de rodillas ante el régimen de los Hermanos Castro.

El régimen ha tenido éxito en insuflar suficiente odio hacia quienes no lo acepten, al punto que personas que no tienen nada ver con la administración del gobierno nos odian gratis, generando esa famosa polarización del país que tanto daño nos ha causado. Con lo cual el tema se centra en separar a quienes instigan ese odio desde el gobierno del resto de la población, aislando ese virus maligno, y tratar de encontrarnos con quienes de verdad han sido tan victimas como nosotros de esta tragedia.

Entonces, de acuerdo a eso, al encarar una perspectiva de reconciliación, el problema se plantearía así: O nos reconciliamos y hacemos luego de eso una Constituyente para poner en blanco y negro un nuevo Pacto para el país, lo que implicaría abrir los canales de comunicación con factores del chavismo-distintos del régimen gobernante-, interesados en reconciliarse o intentamos hacerla sin esos factores corriendo el riesgo de que el mensaje reconciliatorio no sea comprable por el resto de la población, aumentando la posibilidad de fracasar en el intento.

Esto cambiaría enteramente la perspectiva de una Constituyente para reconciliarnos. De acuerdo a esto, haríamos una Constituyente como el resultado de una reconciliación, que es una cosa muy diferente. ¿Podrá el orden de los factores alterar el producto?

La alternativa reconciliatoria con el régimen no la veo posible en las actuales circunstancias políticas. Podría considerarse que todos los canales están cerrados. Incluso, algunos consideramos que estamos en un estado de guerra de baja intensidad que nos ha declarado el régimen con el fin de desaparecernos-incluso usando a la delincuencia como política de Estado-, ya bien sea para que nos vayamos del país como los cubanos en su momento, o bien por la vía de un proceso de reducción de la clase media a la pobreza por la destrucción sistemática de nuestra forma de vida basada en el capitalismo privado y el emprendimiento personal.

Visto en estos términos, nuestra Constituyente sería un espejismo si no logramos convocar a TODOS LOS VENEZOLANOS, chavistas o no, a un proceso de Reconciliación Nacional por encima de lo que el régimen pueda hacer. Pero, ¿es eso posible? ¿Podríamos dar muestras de reconciliación lo suficientemente convincentes para que esa convocatoria no suene a venganza?

Desde la sociedad civil opositora hemos emprendido el camino Constituyente porque creemos que es una salida civil a la crisis del país y porque la Constitución nos da la vía para hacerlo. Sin embargo, ¿podríamos emprender la vía Constituyente y que no parezca que nos estamos embarcando en una cruzada para “destruir al enemigo chavista”, convirtiéndonos en lo que la dirigencia oficialista dice que supuestamente somos? Muy difícil si no damos muestras claras de que esa no es la intención.

Todos los documentos que he leído en relación al tema de la Constituyente la colocan como el arma “solo-mata-chavistas” y así este proceso NO VA A FUNCIONAR. Deben darse muestras muy claras de reconciliación en un nivel diferente del régimen gobernante. De hecho estamos coincidiendo en la práctica con el chavismo popular al ver que casi todas las manifestaciones en contra del gobierno provienen de gente de sus propias filas. ¿Nos estamos acercando a esa gente? ¿Hemos hecho algún esfuerzo de comunicación con esas protestas de la gente del chavismo? Por ese lado al menos coincidimos.

Entonces, ¿con quien debemos empezar ese proceso de reconciliación? ¿Con los delincuentes que están destruyendo el país y se están enriqueciendo desde el gobierno, o con quien está sufriendo por esa destrucción? Tenemos mucho más que ganar acercándonos a ese “chavismo” en desgracia previo a una convocatoria Constituyente, allanando el camino a una reconciliación real, que no haciéndolo, tratando de convencerlos que las cosas si pueden cambiar para ellos porque serían partícipes de eso.

El paradigma de una Constituyente desde la oposición se podría cambiar a una Constituyente desde el País Nacional si se logra comenzar una reconciliación real que nos incluya a todos. Y tal vez suene ingenuo de nuestra parte desde el punto de vista político, pero eso si sería un cambio real. Tal vez la oposición no pueda hacer una Constituyente como lo afirman algunas voces pero quién sabe si un país unido si la haga sobreponiéndose a una polarización impuesta desde el gobierno y-peor aún-, desde la oposición.

 Caracas, 28 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana

lunes, 26 de agosto de 2013

La verdad Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

A veces me encuentro unas perlas de sabiduría en las lecturas más sencillas. Y las aplico a lo que tengo en la mente porque a veces ayudan a resolver los más complicados acertijos. Leyendo, para descansar, la Revista Todo En Domingo de El Nacional, me encontré con dos de ellas en la columna de Paulo Coelho, “Alquimia”, titulado “Historias diferentes sobre la misma búsqueda” (Paulo Coelho – El Nacional-Todo en Domingo, 25 de Agosto de 2013).

Quiero compartirlas con ustedes, no el texto porque es público y está en una revista de circulación nacional, sino lo que extraigo de ellas. Veamos el primero:

La certeza y la duda
Una mañana Buda estaba reunido con sus discípulos cuando un hombre se aproximó:
-¿Existe Dios? – preguntó.
-Existe- respondió Buda.
Después del almuerzo se aproximó otro hombre.
-Existe Dios- Quiso saber.
-No, no existe- dijo Buda.
Al atardecer un tercer hombre hizo la misma pregunta:-¿Existe Dios?
-Tendrás que decidirlo tú- respondió Buda.
Cuando el hombre se fue, un discípulo comentó:
-Maestro, ¡que absurdo! ¿Cómo es que da respuestas diferentes para la misma pregunta?
-Porque son personas diferentes y cada uno llegará a Dios por su propio camino. El primero tendrá fe en mi palabra; el segundo hará todo lo posible para probar que estoy equivocado, y el tercero solo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.

¡Qué interesante! Buda indica que una misma pregunta puede tener distintas respuestas dependiendo de a quien se le da la respuesta. Y la respuesta que le da Buda a cada uno lo encamina a que consiga la “verdad” que busca, su “verdad”, de acuerdo a la naturaleza del sujeto que pregunta. Por supuesto, en este caso Buda trata que cada uno consiga la verdad de Dios por su propio camino, indicando diferentes respuestas.

¿Cuántas veces hemos visto todo lo contrario? ¿Cuántas veces nos hemos empecinado en dar la misma respuesta a una pregunta, aunque sintamos que esta es la correcta, a diferentes individuos y nunca logramos convencerlos? Precisamente porque cada uno busca su propia “verdad” y para que estos lleguen a ella tal vez necesiten de una respuesta diferente.

A la pregunta: ¿Cuál es la mejor salida para la crisis que vive nuestro país? Cada uno tiene su propia respuesta. Algunos creemos tener una y estamos trabajando por ella: la vía Constituyente. Pero asimismo como nosotros, otros piensan en respuestas diferentes. Sin embargo, después de leer al Buda del Coelho, pareciera que aquellos que siempre respondemos lo mismo deberíamos contestar algo distinto para que de alguna manera esa respuesta le lleve a concluir a cualquiera, y de acuerdo a la naturaleza del que pregunte, que la “verdad” que nosotros hemos elegido- la Constituyente-, es al final la que se debería transitar.

Pero el fondo del problema es que al final nadie tiene la “verdad” objetiva en las manos, aunque estemos convencidos que somos nosotros quienes la tenemos. Cada persona tiene la suya y solo la dinámica de los hechos dará como respuesta cual es el camino que definitivamente se transitará. Es por eso que nuestra “verdad” solo se puede demostrar con hechos. Y asimismo la “verdad” de cualquier otro deberá ser demostrable de la misma manera. Y eso me lleva al segundo cuento de Coelho:

Continuar en el mismo camino
El monje Lucas acompañado de un discípulo, se detuvo en una aldea. Un viejo le preguntó:
-Santo hombre, ¿cómo me aproximo a Dios?
-Diviértete, loa al Señor con tu alegría- Fue la respuesta.
Un joven preguntó:
-¿Qué hago para acercarme a Dios?
-No te diviertas tanto- dijo Lucas.
Cuando el joven se alejó, el discípulo comentó:
-Parece que usted no sabe si nos tenemos que divertir.
Lucas respondió:
-La búsqueda espiritual es un puente sin barandilla atravesando un abismo. Si alguien está muy cerca del lado derecho, yo digo: “¡A la izquierda!”. Si se acerca del lado izquierdo, le digo: “¡A la derecha!”. Y así ellos continúan estando en el camino.

Impresionante. No solo la búsqueda espiritual se puede comparar con “un puente sin barandilla atravesando un abismo” como indica Coelho, sino también las realidades cotidianas que necesitan respuestas.

Los venezolanos estamos transitando como un grupo de ciegos por un puente sin barandilla semejante a ese, y solo un liderazgo responsable y con visión puede ver e indicar “¡A la derecha!” o “¡A la izquierda!” de acuerdo a si advierte que el colectivo va hacia el abismo en cada banda. Hasta ahora lo que hemos visto es que la dirigencia opositora también está ciega y dejan caer repetidas veces a la multitud al abismo hasta que se dan cuenta de su error.

La única manera de continuar en el camino sin que nos terminemos de ir todos por el barranco es que la “verdad” que hayan escogido aquellos que están asumiendo liderazgos tenga sustento y sepan de cierto cual es el camino que definitivamente se transitará. Es por eso que se llama liderazgo. Son los que tienen-o al menos deben demostrar que tienen-, la linterna en el medio de la obscuridad.

Y como en la historia de Lucas, ese liderazgo responsable debe decir cuál es el centro del puente para continuar en el camino y caminar derecho para acercarse a esa “verdad” atravesando el puente sobre el abismo. Nunca antes Venezuela necesitó tanto de esa visión 20-20.

Entonces aquellos que crean que su “verdad” es la verdad, será bueno que se apresuren y la hagan la verdad de todos los venezolanos porque los indicadores muestran que caminamos aceleradamente hacia el abismo de la mano de unos conductores ciegos. Todavía hay tiempo para que alguien demuestre y grite su “verdad” y así evitar caer de ese puente sin barandilla, alineándonos de una buena vez a todos en la misma lucha. 

 Caracas, 26 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana

miércoles, 21 de agosto de 2013

Constituyente desde el Gobierno



Por Luis Manuel Aguana

Uno de los argumentos más replicados, en especial desde la oposición, es que hacer una Constituyente sin estar en el gobierno es un suicidio. Que todas las Constituyentes que se han hecho en Venezuela se han montado desde el gobierno. Que si no se está en la posición de “manejar” los términos de la convocatoria sería una estupidez que agravaría la situación en la que nos encontramos (como si ya no fuera lo suficientemente grave) y que es sólo desde el gobierno que se pueden realizar los cambios requeridos para enderezar los entuertos de estos 15 años de desgobierno.

Primero fueron los expertos abogados constitucionalistas que desde la oposición nos dijeron que no se podía realizar una Constituyente porque “el CNE contaría nuestras firmas y nuestros votos”. Con el respeto que me merecen los distinguidos juristas no es posible que aún no entiendan que la crisis por la que atraviesa Venezuela es POLITICA no JURIDICA y amerita una visión del problema fuera del cuadro.

Si bien es cierto que cualquier situación siempre puede ser peor, no menos cierto es que ese enunciado del “no se puede” jurídico, tomado como dogma, nos paraliza y nos deja como aquel famoso cuento del tigre: “tu lo que quieres es que me coma el tigre”.

Todos quienes dicen que no a la convocatoria de una ANC tampoco dan una salida. Se quedan en el discurso de la "imposibilidad" y no dan soluciones. Me recuerdan aquellos que ante un problema entran en la negación del "no se puede". Seguir como estamos que así saldremos.

A estos les tengo una mala noticia: estamos en medio del "sancocho del sapo". La temperatura sube y sube y hay cada vez menos posibilidades de que el sapo salte. Más tiempo, menos posibilidades.

En los 90s, por aquellas cosas de la vida, me toco representar en una oportunidad a un grupo internacional de colocación de fondos de inversión privados, interesados en financiar proyectos para nuestro país. En una reunión con el Presidente de esa súper corporación, luego de presentarme a su jefe de abogados, me indicó sonriente, luego de disculparse anticipadamente con su asesor: yo nunca inmiscuyo a los abogados cuando planifico los negocios. Después que los construyo entonces se los doy para que procedan a redactar los contratos para hacerlos “legales” de acuerdo al país donde los hago. Y siempre recuerde: los abogados entran después, no antes.

Con esa anécdota me puedo imaginar a Hugo Chávez ordenándole a la Corte Suprema de Justicia en 1999, “¡legalícenme la Constituyente!”, y ¡zas! Apareció el famoso Poder Originario de la chistera de los supremos jueces.

Por supuesto, muchísimos juristas saltaron indicando que eso era un exabrupto legal. Para aquellos que no tuvimos vela en ese entierro vimos que ese Poder Originario se tragó a la Constitución de 1961 y quedó para la historia de este país esa mancha que aún no se saca ni con el más poderoso de los detergentes legales.

Como me gustaría que los distinguidos juristas que han opinado y dicen que "no se puede" me dijeran QUE ES LO QUE SI SE PUEDE hacer en medio de esta situación tan horrenda que vive Venezuela. Y sin ser abogado y tomando la posición de aquellos que le dijeron a Chávez que si se podía hacer una Constituyente de la mano del Poder Originario, a pesar de violar toda la historia legal del país y la Constitución de 1961, me gustaría también oírles opinar, solo para variar, como se puede deshacer el entuerto que sus colegas de la CSJ crearon en 1999 que nos haga salir de esta situación sin matarnos entre nosotros.

Pues bien, asumiendo que “no se puede”, que tenemos que esperar “a ser gobierno” para realizar una Constituyente, solo nos quedarían dos alternativas: a) Dejar las cosas como están, hacerle caso a la MUD y seguir de elecciones en elecciones fraudulentas hasta que el sapo se deshaga en agua caliente, porque jamás la oposición será gobierno en esas circunstancias, y b) De a) se deriva de ese macabro esperar, que se desplome el país, nos maten los delincuentes, no se consiga definitivamente la cesta básica por el gravísimo problema económico y los pobres salgan a las calles a saquear lo que encuentren a su paso. De allí no le quedaría otra a los militares que hacerse cargo de la situación y recoger los vidrios rotos porque el país se haría ingobernable.

No hay muchas salidas, ¿verdad? Bueno, lo que hemos indicado algunos venezolanos de buenas intenciones (aunque no hay que olvidar que el infierno está empedrado de eso) es que una Constituyente puede ser una salida pacífica, argumentando siempre que se haga bajo los términos de ese Poder Originario en su convocatoria, ordenándole al Poder Constituido Electoral como se contarían esos votos constituyentes (ver El abc Constituyente en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/08/el-abc-constituyente.html).

Claro está que esto pasa porque sea el mismo soberano el que realice la convocatoria, NO el Ilegitimo en Consejo de Ministros, porque entonces se desvirtuaría completamente el llamado del Soberano a realizar un nuevo Pacto Social que reunifique a los venezolanos. Entonces, juego trancado. Porque si el Ilegitimo lo hace, lo que logrará será agravar atrozmente la situación actual. La disyuntiva es entonces, o convocamos NOSOTROS a esa Constituyente o que Dios nos agarre confesados.

Soy de la opinión que de todas formas, ya sea antes o después, hay que convocar al Soberano para realizar otro Pacto. Me gustaría que fuera ahora, reemplazando a través de un proceso Constituyente a un gobierno pésimo por uno de Transición de acuerdo a las reglas del Poder Originario, que recuerden ustedes NO INVENTAMOS NOSOTROS SINO LOS JURISTAS.

Sin embargo nuestra historia ha demostrado que los venezolanos no somos pacientes y queremos las soluciones inmediatas. Y si como dicen los detractores Constituyentes no hay que “jurungar” ese animal, entonces más les vale a quienes al final les toque recoger los vidrios rotos de este elefante metido en la cristalería llamada Venezuela, lo vayan buscando amarrar lo más pronto posible para que no salgamos todos cortados cuando con furia hambrienta arremeta contra ella.

 Caracas, 21 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana

domingo, 18 de agosto de 2013

El abc Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

No ha sido fácil explicar una propuesta como esta. Y era de esperar. No se aparece uno con la misma propuesta que hizo Chávez en 1998 y esperar que Venezuela la acepte sin explicaciones. El país le compró la propuesta de cambio constitucional a Chávez sin muchas explicaciones y miren todos adonde nos llevó. Razón tienen aquellos que dicen que “los picaos de culebra le tienen miedo al bejuco”.

En efecto, han salido al ruedo muchísimas contras a la idea de una posible convocatoria al pueblo soberano para enfrentar el estado de crisis en que se encuentra sumido el país, sin advertir que la discusión precisamente se encuentra en que primero debemos discutir el país que queremos y de allí inferir cuales son los cambios que debemos hacerle al texto constitucional para hacer realidad ese país.

Chávez no nos presentó a los venezolanos un proyecto para el país en 1998. Su fundamento para una llamada constituyente fue el simple país arrasado. Convocó y “gano” una Constituyente para resolver absolutamente nada. Solamente poner al país bajo su absoluto dominio, debilitando estructuralmente la institucionalidad para perdurar en el poder.

Ahora bien, para hacer esto el sistema jurídico del país en ese entonces le abrió la puerta para una convocatoria Constituyente argumentando que “la soberanía popular se convierte en supremacía de la Constitución cuando aquella, dentro de los mecanismos jurídicos de participación, decida ejercerla”” (ver El Proceso Jurídico de “La Revolución” de Marisol Sarría Pietri en http://esdata.info/pdf/sui_generis.pdf), dándole un cheque en blanco a esa ANC para hacer con el país lo que le viniera en gana. Es razonable entonces el temor de quienes adversan el llamado Constituyente convocado en los términos de Chávez, esto es, sin un proyecto y con un cheque en blanco. Eso no es lo que estamos planteando ahora.

Estamos alegando lo mismo que alego Chávez y que la histórica sentencia de 1999 le puso en bandeja de plata para cambiar la Constitución: Que el Poder Originario esta sobre el Poder Constituido y este, siendo depositario de la Soberanía, prevalece en sus decisiones. De ese principio fundamental se parte para responder muchos de los argumentos que se han esgrimido, especialmente aquel que indica ir a un conteo de votos constituyentes con este CNE tramposo.

Antes que nada debemos indicar que todo este proceso es inédito. No se ha convocado nunca al Poder Originario con la Constitución de 1999. El único precedente es el proceso iniciado a raíz de la histórica sentencia indicada y que dio pie a un Referéndum para consultarle al pueblo si quería o no Constituyente. De allí se partió para arrancar el proceso una vez que el pueblo consultado dio su aprobación en base a unos parámetros establecidos en esa consulta, proceso conducido enteramente por el CNE (Poder Constituido).

En ese contexto inédito podemos ensayar varios escenarios, desde aquel que incluya sin restricciones al CNE en la definición del proceso mismo, como ocurrió en 1999, hasta uno en el que lo incluya pero en los términos que defina la convocatoria del Soberano. ¿Y por qué? Porque el CNE como Poder Constituido debe subrogarse a la solicitud que realice el Soberano en su convocatoria.

Atendiendo la lógica anterior NO SE DEBE NI SE PUEDE convocar a una ANC o aceptar la convocatoria del depositario de la soberanía SI ANTES NO SE LE PRESENTA AL PAIS lo que he llamado el abc Constituyente. Veamos eso letra por letra:

a) Unas Bases Comiciales para la participación del país a una Asamblea Nacional Constituyente, con la restitución del Principio de Representación Proporcional de las Minorías.

¿Qué son las Bases Comiciales? Los criterios y las reglas que privarán para elegir a los Constituyentes, es decir, cuál es la base electoral poblacional que se usará, cuantos constituyentes se elegirán por Estado, quienes pueden postularse, como saldrán electos, estatutos internos de funcionamiento. En 1999 no existió el Principio de la Proporcionalidad de la Minorías para la elección de la ANC y se adoptó en su lugar un sistema mayoritario, siendo este el contrabando que se nos metió en las Bases Comiciales que Chávez le planteó al país. Este sistema les garantizó a los candidatos del gobierno una representación abusiva, alcanzando con 52% de los votos, 125 de los escaños- 95% de la ANC-, mientras que la oposición, con 48%, obtuvo solo 6 constituyentes. Por eso en esta oportunidad esas Bases deben garantizar que eso no ocurra de nuevo.

Asimismo, se deberá incluir la forma en que se contarán los votos de los constituyentes, garantizando el principio de Elecciones Auténticas. Esto quizá es LO MÁS IMPORTANTE y debe formar parte de la solicitud de convocatoria por parte del Soberano para instruir al Poder Electoral a los fines de garantizar la transparencia del proceso con la presencia de la observación internacional.

Depuración del RE, cero captahuellas y maquinas a la entrada de los centros, escrutinios manuales, auditorías verdaderas y todo los que sea necesario para garantizar la transparencia del voto constituyente.  En consecuencia las voces que se han levantado indicando que no podemos ir a una Constituyente con este CNE tienen razón. Solo podemos ir bajo los términos electorales que establezca el Poder Originario en sus Bases Comiciales, que deben ser presentadas al país antes de recoger la primera firma.

b) Un Proyecto de Reforma Parcial de la Constitución, indicando los alcances y límites de lo que se puede y no se puede cambiar de la Constitución vigente por parte de una Asamblea Nacional Constituyente, en concordancia con un Proyecto definido de País.

¿Qué significa esto? Que no podemos entrar a discutir un nuevo Pacto Social entre los venezolanos SIN UNA AGENDA PREVIA. En 1999 131 personas entraron al Hemiciclo del Congreso para discutir nada menos y nada más que nuestro futuro como país sin haberle presentado antes al Soberano ni un papel que indicara lo que se quería cambiar de la Constitución de 1961 y porque.

En esta oportunidad un grupo de venezolanos le hemos dicho al país cual es la Venezuela que queremos y pueden verlo público en el Proyecto País de AVERU/MID Táchira (ver Proyecto País AVERU/MID Táchira en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDX2dZVmZ3bDd3UUE/edit?pli=1). No hay “gallo tapao” ni sorpresas. Se le está informando al país cual es nuestra propuesta.

De allí deberá salir un Proyecto de Reforma Constitucional indicando cuales serían los cambios que se proponen, artículo por artículo de acuerdo a esa propuesta, estableciendo los límites que el Soberano le impondría a una ANC electa bajo los términos de sus Bases Comiciales. Que se puede y que no se puede cambiar de la Constitución. No sería un cheque en blanco como en 1999. Los Constituyentes solamente estarían en capacidad de reformar solo lo que el dueño de la Soberanía les impone.

c) Un Plan básico de medidas para enfrentar la crisis económica y social que vive el país, principalmente a ser ejecutadas por un Gobierno de Transición, y que devendría de la destitución de los Poderes Públicos. Este sería un paso inicial, fundamental e inmediato de la ANC, con acciones muy concretas para atacar la crisis institucional de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, y muy especialmente el rescate del Poder Electoral y las Fuerzas Armadas en aras a facilitar la futura gobernabilidad del país.

Este Plan básico deberá salir del consenso de los diferentes factores proponentes de la ANC y se constituiría como mandato a esos Constituyentes para enfrentar la MEGACRISIS que 15 años de abandono e invasión extranjera han creado.

Es por eso que creo que una ANC, reunida bajo este abc, es una salida civilista para enfrentar la crisis. Solo imagínense a 7 millones de voluntades respaldando ese abc, constituyéndose en Poder Originario exigiendo un cambio, no solo en la conducción del país sino en su estructura básica de funcionamiento. ¿Se negará el régimen a acatar lo que diga el Soberano? Es muy posible porque hasta ahora lo ha hecho violando a mansalva la Constitución. Pero pueden estar seguros que ese movimiento cívico moverá los cimientos de la sociedad venezolana, al punto de despertar a quienes histórica y constitucionalmente les ha tocado defenderla.

Caracas, 18 de Agosto de 2013

Twitter:@laguana