jueves, 27 de abril de 2017

Sacarlos “como sea”

Por Luis Manuel Aguana

No ha sido suficiente con indicar que el proceso constituyente es la vía más expedita para resolver la situación de un gobierno que le está haciendo un grave daño a la población. Por una u otra razón, y por más que expliquemos que no es verdad aquello que los enemigos del proceso constituyente han sembrado en la mente de todo el mundo, “que la constituyente es un camino largo y engorroso”, “que eso dura muchísimo”, olvidando que en 1999 ese proceso duró, con Referendo Consultivo incluido hasta la instalación, 3 meses y algunos días (del 25 de abril de 1999 al 3 de agosto de 1999) y ahora no necesitamos Referendo Consultivo porque eso ahora está en la Constitución. ¿Cómo se puede entender eso? Sin embargo la población desesperada parece decir: ¡Quítenmelos de encima ahora!

La situación se ha hecho tan insostenible para la gente que un proceso de recolección de firmas, que puede realizarse en días si se tiene la disposición política de todas las fuerzas opositoras, y luego de eso de 90 a 120 días para elegir e instalar una Asamblea Nacional Constituyente que decida el destino de los Poderes Públicos, (lo que incluye al Ilegitimo y todos sus delincuentes) ahora luce cuesta arriba por lo incontenible de la presión social.

Y que este proceso sea el que justifique constitucionalmente el cambio de gobierno y a la vez le de piso político a una necesaria transición, eliminando las pasiones que desata el poder, pareciera no ser el procedimiento más deseado por los protagonistas políticos. De hecho ni siquiera la mencionan en su menú de opciones, prefiriendo el caos y la anarquía, condimentada por la inflación y el hambre. La desesperación de la población no ayuda, al punto que en este momento pide a gritos un cambio inmediato de gobierno y “como sea”. Y es en ese sacarlos “como sea” donde reside el motivo de esta nota.

No existe manera procedimental formal que obligue sin discusión a Maduro a dejar el gobierno. La Asamblea Nacional comenzó un procedimiento que extrañamente no continuó su curso como correspondía, al destituir a Maduro de sus funciones y no llamar al Vicepresidente para completarlo. Dejaron eso así tal vez porque el remedio terminaría resultando peor que la enfermedad debido a que el VP, también tiene doble nacionalidad y habría que destituirlo también, con todo el camino de tierra que eso implicaría, con una Sala Constitucional del TSJ cuadrada con el gobierno. El régimen continuaría en funciones “as usual” pero con un cachimbo diferente a la cabeza, seguramente mucho peor.

Entonces al pueblo no le quedo otro curso de acción diferente que la calle, en protesta masiva, consistente y continuada, haciendo caso omiso a cualquier intento de enfriarla por parte de algunos dirigentes opositores que la desean vender negociando con el gobierno.

Y en el medio del camino, la única exigencia que pide la oposición oficial que implica un cambio de gobierno -fuera de las otras que son de carácter humanitario y de respeto a la institución de la Asamblea Nacional- son unas elecciones que incluyan las presidenciales, cosa que el régimen no está en la obligación de conceder más allá de cumplir con las elecciones regionales, que las debe desde diciembre, y que todo apunta a que serán negociadas por abandonar las calles.

El régimen esgrime que las elecciones presidenciales son constitucionalmente en Diciembre de 2018, y le importará un rábano seguir matando en las calles quedándose en el poder.

Eso es lo concreto que los venezolanos tenemos hasta ahora, y podemos insistir por la vía de seguir perdiendo la vida de jóvenes venezolanos en las calles para que el régimen ceda por unas elecciones presidenciales que se pudieron defender con mucho mejor probabilidad de éxito cuando el candidato opositor nos mando a bailar salsa y tocar cacerolas, o intentar un camino diferente establecido en la Constitución.

Ese camino diferente no es otro que la vía constituyente, que no pasa por abandonar la protesta en las calles sino reorientar su propósito. Es esgrimir el desconocimiento establecido en el Artículo 350, asumiendo la vía de la convocatoria por iniciativa popular, sin la intervención de los Poderes Constituidos, a una Asamblea Nacional Constituyente, respaldándola con un movimiento masivo de gente en las calles. Es el pueblo en las calles convocando al Constituyente, el mismo “¡A Cabildo!” de 1810, para decidir no solo el destino del gobierno sino el destino del país.

De esto no se podrían escapar Maduro ni su régimen, a diferencia de lo que hacen en la actualidad agarrándose del argumento que tienen legitimidad para llegar hasta el 2018 aunque el pueblo ya no los quiera. Al Constituyente lo convoca el pueblo en cualquier momento porque es el Poder Originario y dueño de la Soberanía. Nadie, ni siquiera ellos, ni las Fuerzas Armadas que los respaldan, pueden negarse al llamado Constituyente. De hecho, ya lo anunciaron, en un intento de huir hacia adelante con ese llamado tramposo a una “Constituyente Popular” de Maduro el domingo 23 de abril.

La oposición venezolana debe sentarse a reflexionar seriamente, no para abandonar las calles, sino en las razones por las que estamos en ellas. Si la razón se fundamenta en pedir elecciones, al régimen le bastará con convocar las elecciones regionales que no resolverán la grave situación política y económica de los venezolanos, pero que si le darán oxigeno a unos asesinos para llegar hasta el 2019. Que se olviden de unas elecciones presidenciales.

De nuevo, los procedimientos ya están elaborados y escritos en la Alianza Nacional Constituyente para quienes los quieran estudiar. Queda en manos nuestras si esa Constituyente la hacen ellos con todo su Poder para quedarse o la hacemos nosotros con la gente en la calle para que se vayan. De ese modo no los sacamos “como sea” sino como es…

Caracas, 27 de Abril de 2017

Twitter:@laguana

martes, 25 de abril de 2017

¡Es el Poder Originario, estúpido!

Por Luis Manuel Aguana

La célebre frase “¡Es la economía, estúpido!” de James Carville, asesor demócrata de Bill Clinton, quedó para la historia como un recordatorio que lo evidente hace ganar o perder elecciones. Por eso he querido traerla del recuerdo en un intento de poner de relieve lo que hemos repetido hasta el cansancio a quien quiera escucharnos, y ahora se hace evidente con esa “sorpresita” Constituyente de Maduro el domingo pasado. Intentar negar la posibilidad Constituyente del régimen, como ya han salido a declarar algunos dirigentes políticos opositores, lamento decirlo, es una estupidez, de acuerdo a ese estándar internacional.

En un ejercicio de repetición pedagógica, tal y como hacían los viejos maestros de la escuela pública primaria de la provincia, insistiré otra vez como un mantra: “El Poder Constituyente Originario está por encima de los Poderes Constituidos”. En esto se basó Hugo Chávez para convocar la Constituyente de 1999 y destruir la Constitución de 1961; y es exactamente lo mismo de donde ahora se está agarrando Maduro en un último intento de aferrarse al Poder, al anunciar por segunda vez en su último programa televisivo del 23 de abril “Los domingos con Maduro” a “…un proceso popular constituyente, por la vía electoral, pacífica, para refundar la República a través de una Asamblea Nacional Constituyente popular” (ver Maduradas: Maduro propone Constituyente “para refundar la patria”, en  https://youtu.be/tbBpRt7YLKc).

Sin embargo quienes al parecer todavía no lo han entendido, después de estos largos 18 años de sufrimiento, ha sido la oposición oficial, quienes insisten en el contrasentido “primero salir de Maduro y después Constituyente” por la vía electoral, con todos los poderes secuestrados por el gobierno, sin acabar de entender ¡que el proceso constituyente mismo es el que debe renovar a los Poderes Públicos! (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2017/04/y-ahora-la-ruta-constituyente-originaria.html).

Desde esta modesta tribuna he insistido muchísimas veces –y seguiré insistiendo- en que la vía constitucional más expedita para solucionar el problema creado en 1999 es volver sobre los pasos de ese concepto primario que se esbozó con la sentencia del 19 de enero de 1999, cuando la Corte Suprema de Justicia de entonces autorizó el Referendo Consultivo que dio paso a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ver Sentencia del Magistrado Humberto La Roche del 19-01-1999 en http://tinyurl.com/k7buhzo): “Es inmanente a su naturaleza de poder soberano, ilimitado y principalmente originario (refiriéndose al Poder Originario), el no estar regulado por las normas jurídicas que hayan podido derivar de los poderes constituidos, aún cuando éstos ejerzan de manera extraordinaria la función constituyente.”

Esa sentencia fue la que estableció el principio fundamental que ahora aduce Maduro en su programa de televisión, quien en huida sorpresiva hacia adelante retoma el camino de su predecesor: “Chávez nos agarró y nos dijo “tenemos que impulsar un camino constituyente, por la vía electoral, pacifica, de los obreros, de los campesinos, de las amas de casa, de los estudiantes, una asamblea popular, obrera, campesina, juvenil y yo pienso -Chávez-tenemos que empujarlo a las elecciones”. Y esta misma sentencia de la extinta CSJ fue la que dio origen al Artículo 347 de la Constitución de 1999.

¿Y qué hace con eso la oposición? Ignorarlo olímpicamente, cuando ese es precisamente el fundamento de todo este berenjenal que tenemos en el país. ¿Cómo le explicamos a la gente y en especial a aquellos que se dicen dirigentes de la oposición, que eso mismo es lo que nos debe sacar del problema donde estamos metidos?

Si Maduro nos está anunciando que convocará a una Constituyente, es porque lo hará al estar constitucionalmente facultado para ello. ¡Cuántas veces nos han dicho lo que van a hacer! Incluso sus asesores cubanos parecen indicarle no hacerlo por la vía de un decreto del Presidente en Consejo de Ministros, como lo autoriza el Artículo 348, sino a través de un “proceso popular” convocado con unas firmas que Tiby puede conseguirle muy fácilmente con el ministerio electoral del régimen, donde ellos establecerían las reglas para la convocatoria. ¡Allí está el detalle!, como diría Cantinflas.

De esa manera podrían, por ejemplo, decir que solo pueden ser Constituyentes los miembros de los Consejos Comunales, o a quien ellos les de la gana, dejando afuera a los factores democráticos del país, porque es el Soberano quien establece las reglas. En opinión de un eminente constitucionalista venezolano, “…en esta oportunidad el régimen cuenta con un Juez Constitucional a su servicio (no amenazado como en 1998, sino controlado por el régimen) que dirá lo que el régimen quiera, por ejemplo, desde cómo y cuáles firmas se admitirán para el ejercicio constituyente, cuáles constituyentes se eligen y cuales se anulan, hasta declarar que la Asamblea Constituyente que se elija no será originaria y por tanto, no podrá afectar a los poderes constituidos (Ejecutivo, Judicial, Electoral y Ciudadano), excepto precisamente el Legislativo (la Asamblea Nacional), indicando que como no puede funcionar por el desacato en el cual se encuentra, será definitivamente barrida y sus funciones serán asumidas por la Asamblea Constituyente.”

Cualquier proceso electoral bajo este sistema perverso manejado por el CNE del régimen, estará por principio completamente viciado. Es por eso que el pueblo tiene toda la razón al exigirle a la MUD que no se pueden negociar elecciones para enfriar las calles, ni caer en la trampa del gobierno. De allí que debamos movilizarnos dando un paso adelante, cosa que a diferencia de nosotros, el gobierno siempre hace, al trazar antes que la oposición la línea de política que el país seguirá.

Y es por eso que también, incluso desde muchos años antes de existir la Alianza Nacional Constituyente, hemos insistido que es necesario el desconocimiento del régimen partiendo de la base conceptual misma que originó todo el proceso, el Poder Originario; recordándole permanentemente a la oposición que es ese mismo Poder Originario, quien debe establecer las Bases para su convocatoria e ir directamente a su llamado, desconociendo a los Poderes Constituidos, tal y como ahora está establecido constitucionalmente en el Artículo 350 de nuestra Carta Magna.

Dicho esto, la oposición ante ese llamado de Maduro debe aprestarse inmediatamente a un proceso masivo de recolección de firmas, estableciendo en ese camino las Bases para su convocatoria. Eso es lo que hemos sugerido insistentemente desde la Alianza Nacional Constituyente, proponiendo una Planilla de Recolección de Firmas atada a unas Bases Constituyentes fijadas de convocatoria del pueblo. Recoger  8, 9, 10  millones de manifestaciones de voluntad, cancelaría de facto este nuevo intento del régimen y lo obligaría a reconocer al Poder Originario por mayoría aplastante, dándole así una cucharada de su propia medicina de 1999. Desde la ANC hemos puesto a la disposición de la oposición democrática el desarrollo conceptual que hemos realizado en todos estos años para acometer esa tarea. Es un trabajo perfectible que podemos revisar sin mezquindades para iniciar ese esfuerzo urgente e inmediatamente.

La oposición difícilmente podrá negarse a una convocatoria constituyente del régimen –de hecho si la quiere la impondrá-, porque es de principio constitucional, y a la vez “una solución electoral”, tal y como la piden todos los países del mundo, en especial los de la OEA. Pero es una convocatoria tramposa desde el Poder Constituido. Por eso es que debemos demostrarle a Venezuela y al mundo, dando un paso hacia adelante, que somos la mayoría que decimos ser, recogiendo las manifestaciones de voluntad del Poder Constituyente Originario que establece la Constitución, y que están por encima del Poder Constituido, desconociendo al mismo tiempo a Maduro y sus poderes corrompidos. Eso es lo que nos garantizará, no solo la salida del régimen, sino una transición en paz y en democracia, aunque parezca que lo evidente no es lo importante, como lo sigue siendo la economía en la célebre frase de James Carville…

Caracas, 25 de Abril de 2017

Twitter:@laguana

sábado, 22 de abril de 2017

Vamos a medirnos, pero en la calle

Por Luis Manuel Aguana

Una de las preguntas que más nos han hecho durante todos estos años que tenemos impulsando el tema constituyente es qué pasaría si el régimen convocaba a una Asamblea Nacional Constituyente por su lado. Y mi respuesta siempre fue invariablemente la misma: ¡que lo haga! Maduro puede levantarse mañana y haciendo uso de su atribución constitucional establecida en el Artículo 348, y convocar a un Consejo de Ministros para decretar la iniciativa constituyente. Eso está previsto en la Constitución.

Igualmente puede con sus hordas proceder, con auxilio del ministerio electoral del régimen, a una recolección trucada del 15% del padrón electoral y decir que la convoca “el pueblo”, para luego proceder a establecer, al igual que Chávez, las reglas para su convocatoria, repitiendo el ciclo de destrucción que inició su antecesor en 1999.

Al parecer esa es la más reciente propuesta de huida hacia delante de un régimen acorralado, la convocatoria al “poder popular constituyente”, como llamara el Ilegitimo al Poder Constituyente Originario: “En los próximos días voy a convocar el Comando Central Bolivariano de la Revolución, con los delegados de todo el país y les voy a presentar la propuesta estratégica, constitucional que creo pertinente para abrir las compuertas a una etapa de 20 años de triunfo revolucionario, por la vía del poder popular constituyente y socialista” (ver Presidente Maduro presentará propuesta para la nueva etapa de la Revolución durante los próximos 20 años

En todos estos años hemos aprendido algo de lo que hizo Chávez en 1999. Un pueblo completamente ignorante de lo que significaba un proceso constituyente se vio inmerso en un cambio significativo del texto constitucional que nos había dado estabilidad política por 40 años, sin ninguna discusión acerca de las implicaciones de ese paso para el país, dándole luz verde a los aprendices de brujo que crearon la colcha de retazos que resultó ser nuestra actual constitución, que magnificó los poderes que ya tenía el Presidente de la República, en detrimento del proceso de descentralización que se había iniciado en 1989.

No seré yo quien les cuente la barbaridad que resultó de eso, sino les invitaré a oír de nuevo la intervención del experto constitucionalista, el Dr. Asdrúbal Aguiar en un Foro Constitucional en el 2014 (https://soundcloud.com/laguana-1/intervencion-del-dr-asdrubal-aguiar-foro-el-nacional-21-07-2014) o leer los múltiples escritos del Dr. Allan Brewer-Carías (por ejemplo Federación Centralizada en Venezuela: Una contradicción Constitucional – Allan R. Brewer-Carías http://tinyurl.com/h6wzxux). Eso les dará una idea del resultado que podríamos esperar de esta gente metida a brujos sin conocer la hierba.

Se preguntarán entonces, ¿porque ustedes proponen también un cambio constitucional? Y la respuesta es simple: precisamente para recomponer el adefesio creado en 1999, que al menos nos da la oportunidad de arreglarlo convocando a una Asamblea Nacional Constituyente; lo que se propone en el marco de una reingeniería del sistema político, llevando la forma centralizada del Estado establecida en la Constitución, a una verdaderamente federal y  descentralizada que nos permita la autonomía de las regiones, fundamentándonos en un Proyecto de País novedoso que hemos denominado Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (descargar documento del Proyecto País Venezuela en http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html). Para eso es que queremos una Constituyente.

A diferencia de Hugo Chávez en 1999, y ahora de Nicolás Maduro en 2017, le estamos haciendo una propuesta concreta a Venezuela en ese Proyecto de País. Estamos entonces enfrentando dos visiones diferentes del futuro que deseamos para los venezolanos, una progresista basada en los valores según los cuales fue fundada la República en 1811 y otra “socialista”, basada en un plan castrocomunista titulado “Plan de la Patria” que aun no se ha terminado de ejecutar completamente y que ahora se pretende consolidar mediante un llamado constituyente, en un nuevo intento desde el año 2007, cuando los venezolanos rechazamos la reforma comunista de nuestra constitución. Esa es concretamente la oferta engañosa de Maduro del día 20 de abril.

Estamos de acuerdo con un proceso constituyente pero no fundamentado en medirse en elección constituyente con los poderes públicos secuestrados por el régimen porque sería exactamente lo mismo que aceptar elecciones generales sin resolver como se garantiza una elección imparcial. Reafirmamos entonces nuestra Ruta Constituyente Originaria (ver ¿Y ahora? La ruta Constituyente Originaria http://ticsddhh.blogspot.com/2017/04/y-ahora-la-ruta-constituyente-originaria.html) , desconociendo a los Poderes Constituidos, basados en los últimos cuatro artículos de la Constitución.

En este punto debe entonces quedar claro para todo el mundo opositor –incluyendo a la oposición oficial- a la luz de esta nueva estrategia de la dictadura, que la vía ahora más que nunca siendo demostrar de la mano del mismo Poder Constituyente Originario, la voluntad de la mayoría de los venezolanos. Esto se logra emprendiendo todos la recolección masiva de al menos las mismas manifestaciones de voluntad a favor de un cambio hacia la libertad y la democracia, expresada el 6 de diciembre de 2015. Esto es al menos 7 millones de firmas contabilizadas utilizando las reglas de convocatoria que el mismo pueblo apruebe en el momento de expresar su voluntad.

Este procedimiento lo ha propuesto la Alianza Nacional Constituyente al país en el documento “Bases Constituyentes, propuesta de las Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (descargar documento desde http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), y en base a este procedimiento hemos comenzado el proceso de recolección de firmas a nivel nacional.

Enfrentemos esta nueva trampa del régimen castro-chavista-madurista con una demostración masiva cívica, palpable y evidente, profundizando la recolección de esas voluntades en una clara manifestación de desobediencia civil, consolidando una insurrección cívica constitucional, que de ninguna manera es excluyente a las acciones que ya se han emprendido. Vamos a medirnos, pero no en los términos del régimen, sino en los del Poder Constituyente Originario: en la calle y de la mano del pueblo.

Caracas, 22 de Abril de 2017

Twitter:@laguana