viernes, 30 de marzo de 2018

Trilogía Oposición-Disidencia-Resistencia

Por Luis Manuel Aguana

De la clasificación sugerida por el analista político Laszlo Beke en su Resumen de hechos políticos del 29-3-2018, “Dimisión vs. Elección”, y difundida ampliamente en las redes sociales, extraemos la primera parte:

“…Un conocido clasifica los opositores en los siguientes grupos, dónde no incluye a Henry Falcón y su equipo ya que los considera colaboracionistas:

·         Oposición – Los que siguen considerando que con elecciones se puede lograr un cambio de gobierno. Con mayor o menor vehemencia se siguen manifestando algunos líderes y partidos del Frente Amplio por esta opción, jugando con fechas desde Mayo hasta Diciembre 2.018. Sorprendentemente dentro de sus exigencias y expectativas electorales nunca está la desaparición previa de la ANC, incluso proponiendo otro diálogo más ahora en Puerto Rico.  La opción del Frente Amplio como respuesta única se ha debilitado, por cuanto los elementos claves de la Sociedad Civil que hicieron ese extraordinario acto en la UCV han manifestado su descontento con el manejo posterior de los componentes de la MUD a partir del acto de Chacao.

·         Disidencia – Los que buscan la Dimisión del Presidente a través de la Presión, apoyan las acciones internacionales, desconocen a la ANC y apuntan a elecciones después de una transición. Su gran reto es lograr conectar con la protesta social. Aquí el grupo más conocido lo representa SoyVenezuela.

·         Resistencia – Lo conforman grupos que quedaron muy disminuidos después de la brutal represión de las protestas del año pasado y otros grupos similares al de Óscar Pérez. Seguramente siguen existiendo en la clandestinidad y están dispuestos a usar la fuerza para lograr su objetivo de cambio de gobierno.

Dentro de este momento tan duro y tan difícil para Venezuela lo más lógico que debería ocurrir es un acercamiento entre la Disidencia y los partidos de la Oposición que finalmente se unan a la idea de la Dimisión en lugar de la Elección como exigencia hacia el futuro.”

Las clasificaciones grupales son constructos teóricos que permiten realizar análisis para explicar una realidad difícil de abordar. Sin embargo, lamentablemente como en cualquier otro modelo, a veces no abordan algunas realidades que no se ajustan a la clasificación.

En la clasificación de la trilogía apuntada por el conocido del analista Beke no entramos aquellos que no proponemos una “Dimisión” de Nicolás Maduro ante una oposición entregada al régimen, ni tampoco aquellos que no estamos de acuerdo con buscar unos fusiles para “sacar a la fuerza” a Maduro, que no sea otra que la que entraña la fuerza de la voluntad popular. De allí que esa trilogía no explique completamente la realidad política venezolana.

La clasificación no está, a nuestro juicio, entre aquellos que buscan imponerse a una dictadura a través de unas elecciones imposibles de ganar, o que Maduro renuncie (entre otras cosas porque eso es pedirle manzanas a una mata de mangos), ni buscar una violencia generalizada donde la población desarmada tiene todas las de perder.

A nuestro juicio la situación debe contemplarse desde la perspectiva de resolver el problema de lograr que triunfe la verdadera voluntad de los venezolanos por encima de un régimen que se ha impuesto por la fuerza, porque ha comprado la participación de la “oposición” oficial venezolana; y en la medida que esa compra se ha hecho evidente, parte de esa misma oposición se ha ido apartando, ya bien sea por razones de honestidad o por claros intereses políticos, generando en el camino focos de resistencia, debido a que en el medio de ese tránsito el régimen ha producido destrucción y muerte.

Desde mucho antes de las elecciones presidenciales de Octubre de 2012 y posteriormente, ante las elecciones de Capriles-Maduro del 14 de Abril de 2013, un grupo de venezolanos denunciamos públicamente al sistema electoral venezolano y pedimos condiciones a esa oposición que ahora se rasga las vestiduras por “condiciones electorales” (ver A la sociedad democrática venezolana ante el llamado a Elecciones el 14 de abril de 2013, en http://declaraciondecaracas.blogspot.com/2013/03/ante-las-elecciones-del-14-de-abril.html).

No existía entonces esa “Disidencia” ni tampoco los grupos de “Resistencia” –todos eran parte de los mismo- solo una oposición electoralista que ignoró abiertamente las advertencias que hicimos de ir sin condiciones a ese matadero electoral que representó el 14A-2013, donde Henrique Capriles, ante el inmenso fraude perpetrado por Maduro, nos llamo a tocar cacerolas y bailar salsa bajo la excusa que deseaba evitar muertes con el régimen. Pues bien, al final tuvimos no solo un fraude sino varios y cientos de muertes.

Poco a poco los venezolanos de tanto golpe y decepción electoral han ido entendiendo por las malas que el sistema de contar votos está corrompido y es una trampa. ¡Qué lamentable que no nos hayan creído entonces! Sin embargo, el régimen y sus agentes “opositores” insisten en llevarnos por ese camino sin garantías, pretendiendo que vayamos a elegir un nuevo Presidente con una Constituyente inconstitucional en plena actividad, haciendo lo que le viene en gana.

De ese grupo de venezolanos que ya entendieron a los golpes y después de muchos años de haberles advertido que el camino electoral estaba viciado, y que ahora también concuerdan que la Constituyente de Maduro es ilegitima, salen aquellos que la clasificación anterior llama “Disidencia”. Pero como estos no pueden sugerir el camino electoral, se saltan esa parte importante del discurso político sin explicar cómo se llega a esa transición, más allá de pedir la renuncia del régimen. Eso tal vez funcionará como discurso político de opositor radical pero muy poco como una propuesta para salir de este gravísimo problema de una manera pacífica y constitucional.

La “Resistencia” no es más que una consecuencia de toda esta tragedia y es más que lógica cuando hay un régimen que atropella Derechos Humanos y asesina venezolanos. Sin embargo no será de allí donde salga la respuesta política necesaria para que ocurra el desplazamiento de estos delincuentes.

Entonces la clasificación de la oposición en la trilogía Oposición-Disidencia-Resistencia no sería la más adecuada porque el agrupamiento se basa en mecanismos que han demostrado su inviabilidad para el cambio del régimen: La “Oposición” a través de elecciones, la “Disidencia” a través de la dimisión de Maduro, y la “Resistencia” a través de la fuerza, retrotrayéndonos veladamente a la discusión del 2014 cuando para cambiar al régimen, un grupo político insistía en elecciones (la MUD) y el otro que no veía otra solución que irse a las calles a exigir una “salida” hasta que el régimen cediera. De estos se han separado en estos últimos 3 años aquellos que aun piensan en una oposición más dura, autodenominándose “Resistencia”.

¿Cuál debería ser entonces el criterio de clasificación? A estas alturas y dada la gravedad de la situación venezolana, los opositores deberían agruparse de acuerdo a la descripción detallada que hagan para lograr la sustitución del régimen. La “Oposición” nos está vendiendo que través de unas elecciones “con condiciones” podremos vencer al régimen con este CNE. Dicen que ganarán por el rechazo mayoritario de la población al gobierno; y luego que ganen se “encargarán” de la Constituyente inconstitucional del régimen. Por mas descabellado que nos parezca, ese es el plan que sostienen.

En una nueva clasificación, tanto lo que llaman “Disidencia” como “Resistencia” sostienen el mismo plan: presionar -uno más “light” que el otro- para que Maduro se vaya por cualquier vía, incluyendo un pronunciamiento militar interno o una injerencia humanitaria, por presión nacional e internacional. Es claro que eso pasaría por el nombramiento de un gobierno de transición que ninguno de ellos explica de donde saldrá, pero ese es su plan. Por otro lado, sugerir que la “Oposición” electoralista se una a la “Disidencia” para lograr una “Dimisión” de Maduro y sus delincuentes, tal y como se sugiere arriba, es una aspiración que pasa por la extinción de los dinosaurios políticos “opositores” que todavía están vivitos y coleando en ese nuevo disfraz de la MUD.

Pero por último se halla un grupo no mencionado en el análisis, la Alianza Nacional Constituyente-ANCO con su Agenda Alternativa para Venezuela que propone una Consulta Popular que obligue a un gobierno de transición desde el seno de los representantes del pueblo electos en una legítima Asamblea Nacional Constituyente Originaria por Iniciativa Popular, previo al desmantelamiento de la Constituyente inconstitucional del régimen. El Gobierno de Transición nacería de las manos de unos Constituyentes electos SIN EL CNE, a través de un Consejo Electoral Ad Hoc específicamente ordenado por el pueblo para esa función en la Consulta Popular.

Resumiendo, solo existirían 3 grupos de opositores en una nueva clasificación: a) los que creen en elecciones con el CNE de Tiby; b) los que creen en la renuncia de Maduro como consecuencia de un pronunciamiento militar interno y/o injerencia humanitaria; y c) los que creemos que una Consulta Popular generará la fuerza política nacional e internacional para que se produzca un cambio en el estado de cosas –incluyendo el escenario militar- (por eso la llamamos Agenda Alternativa) por la manifestación popular que se genere. Esa sería la verdadera clasificación opositora, pero lamentablemente no es muy conocida para debatirla públicamente. Entonces démosle la difusión necesaria y comencemos hoy…

Caracas, 30 de Marzo de 2018

Twitter:@laguana

miércoles, 28 de marzo de 2018

En la consulta está la respuesta

Por Luis Manuel Aguana

Es natural el escepticismo de la gente ante una nueva Consulta Popular. Y no es para menos. Después de la estafa a la voluntad popular  perpetrada por la Asamblea Nacional expresada el 16J, aplica el viejo dicho que el pueblo asume: el picado de culebra le tiene miedo al bejuco.

Sin embargo, el hecho que los factores políticos de la Asamblea Nacional no hayan obedecido el mandato del pueblo el 16J, no invalidó la consulta como la  herramienta política, al punto que esta sentó definitivamente a Venezuela y el mundo lo que el pueblo venezolano desea.

La consulta del 16J tuvo resultados políticos tangibles en todo el mundo, tanto que el respaldo dado a la oposición venezolana fue de tal magnitud que era posible ejecutar el mandato sin ningún obstáculo en el país. Un gobierno surgido desde la Asamblea Nacional el 17J hubiera tenido una legitimidad incuestionable ante el mundo, y a las Fuerzas Armadas se les hubiera puesto muy cuesta arriba no obedecer ese mandato.

Y aun cuando los partidos se hayan escondido detrás de un supuesto “no vinculante” legal muy discutible para no hacerle caso a lo que el pueblo grito y demostró con sangre en las calles antes de la misma consulta, el pueblo se expresó claramente en relación a lo que deseaba: un rechazo a la Constituyente del régimen y un cambio inmediato de gobierno. Eso todavía gravita sobre las cabezas de quienes son todavía los principales responsables de los partidos de la Asamblea Nacional.

Cualquier consulta que se le haga al pueblo de Venezuela es políticamente vinculante. Aquí no hablo de lo legal, hablo de lo político. Esto es, de obligatorio cumplimiento por los factores políticos convocantes. Es la voluntad popular de la mayoría expresada abiertamente, en temas de trascendencia nacional, a través del voto en una consulta. ¿Quiénes son los partidos, que son precisamente los mandatarios de esa voluntad, para ignorar un mandato expreso de esa naturaleza?

Entonces el mecanismo de la Consulta Popular no es el problema. El problema surge cuando una vez expresado el mandato, se garantice su cumplimiento por aquellos que deben ejecutarlo. Y para todo el mundo no existe ninguna duda que el 16J la Asamblea Nacional era el mandatario e ignoró la voluntad del pueblo.

¿Qué debemos hacer entonces? Debemos volver a crear el escenario político de la fuerza popular expresada en las urnas, con un árbitro transparente tal y como ocurrió el 16 de Julio de 2017, pero con un enfoque completamente diferente. En ese día se creó ese escenario, y la fuerza popular se hizo presente pero nadie la canalizó hacia el objetivo planteado, que no era otro que el rechazo a las acciones del régimen y su sustitución. Debemos canalizar ahora esa fuerza popular.

Lo que paso el 16J-2017 se asemejo en mucho a lo que sucedió el 11A-2002 aunque los resultados no fueron similares: El pueblo se expreso de una manera objetiva y contundente a los ojos de todo el mundo. El 11A-2002 las calles de Caracas se llenaron de gente exigiendo la salida de Hugo Chávez y este respondió con una masacre en la Av. Baralt. Ante ese hecho, las Fuerzas Armadas como un todo se pronunciaron. Y no estamos hablando de un batallón que se alzó o que algunos Generales o Comandantes decidieron que Chávez debía salir, sino el consenso general de todas las Fuerzas cuyos principales actores gritaban días antes “Patria, Socialismo o Muerte” en el desfile de Los Próceres. Es esa fuerza la que debemos expresar de nuevo en las urnas pero en esta ocasión con un dispositivo para canalizarla.

Si el 16J los diputados de la Asamblea Nacional se escondieron detrás de eufemismos legales para ignorar lo que el pueblo les ordeno, esta vez el pueblo debe señalar expresamente el cómo y con quien se debe hacer efectivo ese mandato, dejando muy clara la ruta de actuación con preguntas precisas al pueblo venezolano.

¿Cómo debe activarse de nuevo esa Consulta? La ANCO ya hizo el 6 de Noviembre de 2017 -como para que no queden dudas- la solicitud a la Asamblea Nacional para activar el Articulo 71 de la Constitución (ver carta recibida por Asamblea Nacional en http://ancoficial.blogspot.com/2017/11/carta-la-asamblea-nacional-06-11-2017.html). Esta comunicación es protocolar porque es la Asamblea Nacional la vía expedita y de primera instancia para activar inmediatamente por mayoría simple ese mecanismo, tal y como lo hizo el 5 de julio de 2017. En noviembre pasado proponíamos 4 preguntas (ver 4 preguntas para el destino de Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/11/4-preguntas-para-el-destino-de-venezuela.html). En este momento la situación y las preguntas han cambiado, así como el país, pero no la esencia y la necesidad de que se exprese la voluntad popular.

Aunque tenemos razones para pensar que la Asamblea Nacional engavete esta solicitud, como ya lo ha demostrado hasta ahora, no se puede desestimar un cambio en la actitud política de los partidos que produjeron el 16J, aunque por sus actuaciones esto sea lamentablemente muy improbable. No hay que olvidar lo inestable de la situación política venezolana.

Si la Asamblea Nacional no activa de nuevo el mecanismo plebiscitario, entonces quienes deberemos activar ese mecanismo somos los ciudadanos, siendo convocado este nuevo plebiscito bajo las condiciones que la ciudadanía establezca. Esto no es otra cosa que la prerrogativa de participación ciudadana que nos da la Constitución de 1999 en su Artículo 70, y que fue refrendada por la decisión del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo con sede en Washington DC, del 30 de Noviembre de 2017: “…por lo tanto, cualquier salida de la crisis que se pretenda en el escenario político, debe hacerse dentro de los mecanismos de participación popular que consagra el artículo 70 de la Constitución, y nunca a espaldas del pueblo, con el fin primordial de provocar la salida inmediata de todo aquello que ha generado la crisis por la que atraviesa el país…” (ver Auto de Ejecución de Sentencia TSJL del 30-11-2017, en http://ancoficial.blogspot.com/2017/12/auto-de-ejecucion-de-sentencia-tsj.html).

Si la ciudadanía decide abordar la crisis del país a través de una Consulta Popular que establezca dentro de ella la ruta a través de la cual se hará efectivo el resultado de esa consulta, entonces los ciudadanos estaremos haciendo uso de los mecanismos constitucionales establecidos, y dando una respuesta a la frustración del 16J. En la consulta está la respuesta. Y de eso se trata precisamente la Agenda Alternativa para Venezuela…

Caracas, 28 de Marzo de 2018

Twitter:@laguana