jueves, 28 de noviembre de 2019

El único camino de Juan Guaidó

Por Luis Manuel Aguana

Se atribuye al ex Presidente venezolano Raimundo Andueza Palacios (1846-1900) la lamentable frase que la historia ha probado como cierta: "El Tesoro Nacional es como el río Guaire, todo el mundo tiene derecho a meter su pichagua, lo que se discute es el tamaño". A mi juicio algunos articulistas de la red le han dado a esta frase una interpretación errónea. Pienso que Andueza no se refería a meter al agua alguna parte del cuerpo, sino un recipiente para tomarla (recuérdese que en ese tiempo el río Guaire era limpio). La palabra “pichagua”, muy venezolana, es un derivado de la famosa “totuma” o “tapara” indígena utilizada para recoger agua o plato para comer.

Todos los venezolanos teníamos el derecho, según Andueza, a meterle la mano a los dineros públicos. Lo que se discutía era el tamaño del recipiente, porque el río daba agua suficiente para todos. La pregunta era quien tenía más derecho que otro para beber más. La respuesta: el que tuviera la pichagua más grande. Y ese generalmente es el que tiene el poder. Así se interpreta eso en Venezuela. Lamentablemente esa frase se quedó estructurada en el ADN político de quienes han gobernado Venezuela desde ese momento.

Los venezolanos hemos sido testigos de lo más insólito. Andueza nunca pudo imaginarse que el tamaño de la pichagua de los que le sucedieron secaría el río completo de ese Tesoro Nacional que comparó asertivamente con el río Guaire. Ni nadie tampoco se imaginó que la discusión del tamaño de la pichagua le afectara mas allá de los chismes de ladrones que se endilgaban entre sí quienes se peleaban por el poder. El río era demasiado grande hasta que lo secaron y ya nadie pudo beber más.

Las naciones que se consideran hoy desarrolladas tienen un código cultural que limita de manera estructural la corrupción. Ese ha sido un mal de la humanidad, y los venezolanos no somos los únicos en padecerlo. La corrupción, aparte de los aspectos éticos y morales involucrados, le quita eficiencia a la distribución de lo que es de todos. Y creo sin quedarme corto, que lo que ha sucedido en Venezuela es el mejor ejemplo mundial de lo catastrófico que pueden llegar a ser las consecuencias cuando hay una total ausencia de controles para ese mal. Consecuencias que no solo son económicas, sino políticas, y como nos hemos podido dar cuenta con la tragedia que nos consume, profundamente sociales.

De esto claramente se puede deducir que cualquier cosa que venga en el futuro, después de salir de esta banda de ladrones que conducen el poder en Venezuela, tienen que ser muchísimo mejor en ese departamento. Y no solo tienen que serlo, sino también parecerlo, como la mujer del César. De allí que notas como las recientemente publicadas que apuntan a la corrupción que se está destapando del lado de la oposición oficial (ver ¿Donde están los reales Guaidó? en https://prensaamerica.com/2019/11/periodista-manuel-isidro-molina-donde-estan-los-reales-guaido/) indican que las cosas no cambiarían sustantivamente en el futuro. Pero también nos dice mucho del porqué las cosas no se han cambiado todavía a favor de los venezolanos después del 23 de Enero de 2019, siendo por el contrario, que han empeorado mucho más.

La denuncia del periodista Molina, era un secreto a voces. Y el problema no apunta a que pueda existir corrupción en las filas opositoras. ¡Eso es lo de menos! Lo grave es que el Gobierno del Presidente Encargado no esté actuando con la transparencia debida al manejar a su discreción y sin absolutamente ningún control de contraloría, los fondos que ha recibido del exterior y aquellos que se han ido recuperando del régimen. ¿Quién está llevando el control administrativo y dando cuenta de esos fondos a los venezolanos? Eso es lo que debe responder el Presidente Encargado y el gobierno colegiado de la Asamblea Nacional. No puede ser que haya una moral para el régimen y otra muy diferente para la oposición. En eso coincidimos con la nota del periodista Molina.

Pero lo que no se puede tragar es que se pretenda sugerir que sea la ilegitima Asamblea Nacional Constituyente de los ladrones del régimen la que le venga poner control a eso. Esto es, la propuesta de Molina es que una banda de malandros le ponga control a otra pero de la oposición. ¡Acabazón de mundo! La corrupción ha logrado que todo se salga de control. No hay instituciones creíbles porque ya no hay gente creíble. Los dirigentes creíbles se han ido muriendo y los nuevos están enredados en escándalos como el que denuncia la nota del periodista Molina.

Un país sin instituciones como lo ha sido históricamente Venezuela, solo se ha sostenido con la credibilidad moral de los pocos venezolanos que en buena hora prestaron sus servicios para una Venezuela de futuro. Personajes como Arnoldo Gabaldón Carrillo y Luis Razetti en la medicina, Juan Pablo Pérez Alfonzo en petróleo, Vicente Emilio Sojo y Teresa Carreño, en la música, José González Lander en ingeniería, son solo algunos pocos ejemplos de que independientemente de la situación institucional del país, existieron venezolanos que dedicaron sus vidas a una labor al servicio de otros, sin esperar nada a cambio, más allá de la labor cumplida. ¿Se acabaron ese tipo de venezolanos? No me lo creo. Me atrevo a decir que incluso los puede haber mejores ahora mismo. Pero debe existir el ambiente apropiado para que eso pueda florecer y multiplicarse. Y quienes son los responsables de construir ese ecosistema, al parecer pujan todavía por salir.

Será imposible reconstruir a Venezuela si la dirigencia que pretende sustituir a la que hay es exactamente igual o peor que ella. Es una matemática muy sencilla y una norma básica de gerencia ejecutiva: no compondrás lo que se rompió utilizando a quienes lo rompieron. Y si a los que llamas para hacerlo son socios de negocio de los que estaban, el resultado será el mismo o peor. Y eso es lo que estamos contemplando en la actualidad con la administración del Presidente Encargado.

De allí el llamado de muchas voces de conciencia que le han solicitado al Presidente Encargado de que se separe de toda militancia partidista, así como del grupo de partidos de la Asamblea Nacional, y forme un Gobierno de Unidad Nacional con todos los factores representativos de la sociedad, incluso aquellos que desde la oposición le han adversado, muy en especial con aquellas personas que los venezolanos consideran ahora mismo de indudable e irrefutable condición ética y moral. ¡Eso es fundamental! Los hay en todos los terrenos, en el económico, en el político, y en el social.

Esa decisión trascendental fortalecería su presidencia, le daría dirección y firmeza a esta loquera que ya pasa de 11 meses sin resultados, sin contar con el mensaje positivo de un golpe de timón y cambio de rumbo a la Comunidad Internacional, dando una muestra a los venezolanos de querer resolver nuestro problema, y cerrándole el paso a quienes quieren usar su presidencia para la corrupción. Un Gabinete de lujo unificado encontraría en horas (si no minutos) una solución y una acción contundente al problema de la usurpación de Maduro. ¿Difícil? Más difícil lo estamos pasando los venezolanos. Ya la “pichagua” se rompió y la corrupción no le deja otro camino a Juan Guaidó…

Caracas, 28 de Noviembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

sábado, 23 de noviembre de 2019

Venezuela, tres cursos de acción política

Por Luis Manuel Aguana

En el ajedrez mezclado con rompecabezas de infinitas piezas en que se ha convertido la política venezolana, que ahora resulta continental, los venezolanos seguimos tratando de sacar conclusiones simplonas de tipo causa-efecto cuando la realidad apunta a una relación infinitamente más compleja y sistémica. Siempre he insistido que las respuestas no las vamos a encontrar en los mensajes de twitter de 240 caracteres, ni en los posicionamientos interesados de personajes que desde hace tiempo demostraron su incompetencia en el manejo de la crisis.

Cada uno de nosotros debe usar lo que Dios le puso en la cabeza y sacar sus propias conclusiones con su propio sistema de enlazar las cosas. Es por eso que más que convencer a nadie de una realidad, la responsabilidad de quienes todavía escribimos se debe centrar en colocarles los hechos y las situaciones a las personas para que estas se hagan su propio criterio. Eso por supuesto no excluye exponer el nuestro acerca de los problemas. Pero no le imponemos a nadie nuestro criterio que siempre es y será perfectamente debatible. Y en eso las redes son extraordinarias porque los mensajes pueden ir en ambos sentidos todo el tiempo.

¿Por qué digo todo esto? Porque cualquiera (y subrayo el cualquiera) puede expresar en las redes sociales sus criterios, fundamentados o no. Cualquiera que tenga un teléfono inteligente con WhatsApp, Twitter, Facebook o cualquier aplicación de redes sociales puede hacerlo, no solamente yo. Mi posición siempre ha sido que las opiniones (todo el mundo tiene una, como los ombligos) deben ser serias y fundamentadas, pero no todo el mundo lo hace, con lo cual hemos convertido la situación venezolana en algo realmente inmanejable. ¿Qué podemos hacer?

Creo que lo primero, metodológicamente hablando, es separar los problemas y considerarlos de manera aislada para estudiarlos. Eso es lo que se hace cuando se intenta resolver algo complejo: modelar el problema, aunque en el camino se escapen algunos detalles aun cuando sean importantes. Veamos en el país tres situaciones modeladas en tres bloques con diferentes enfoques.

La situación política nos ha traído –querámoslo o no- a casi terminar el año con el régimen en funciones. Guaidó y su combo del G4/MUD-FA han fracasado y sus intentos de revivir los legendarios y gloriosos momentos de las super marchas para dar al traste con el régimen también. Eso es un hecho después del 16N. El régimen sigue vivito y coleando. Visto así, ellos han triunfado en sostenerse y nosotros hemos fracasado en sacarlos.

La Comunidad Internacional aun sigue sosteniendo a la oposición oficial y es por eso que aun sobreviven al régimen en una suerte de “gobierno paralelo” a la espera de un desenlace, sin fecha probable de resolución. Y en ese limbo el gobierno avanza, y avanza muy bien. Tienen ahora su “Mesita” con Timoteo Zambrano a la cabeza, con intenciones serias de hacerse con la Directiva de la Asamblea Nacional para la próxima legislatura el 5 de enero de 2020 a maletinazo verde limpio, y continuar su camino firme a las elecciones parlamentarias del año que viene. En eso no se han detenido y la MUD-FA deshoja la margarita de si participar o no en esas elecciones parlamentarias que el régimen tiene como objetivo –Rectores negociados incluidos- aun cuando hayan dicho lo contrario. Recuerden a Guaidó diciendo que no participarían: “Nosotros no vamos a participar en ningún espacio que no abone una solución real al conflicto que vive Venezuela”, así respondió el presidente interino Juan Guaidó cuando se le preguntó sobre su participación en las elecciones parlamentarias de 2020, con una renovación del Poder Electoral.” (ver Efecto Cocuyo en https://efectococuyo.com/politica/presidenciales-o-parlamentarias-tres-claves-de-las-declaraciones-de-guaido/).

Pero las acciones de la Asamblea Nacional dicen lo contrario. Montaron el tinglado para la selección de los Rectores del CNE con los Diputados del PSUV que abandonaron sus cargos y por tanto son ilegítimos. Así está la conchupancia negociada del régimen con su oposición en la Asamblea Nacional, pero con una férrea postura opositora de la Fracción 16J, única que ha tenido hasta ahora una posición en defensa de los intereses de los venezolanos.

Dicho esto todo indica que tenemos en el próximo futuro una oposición oficial que va directo a unas elecciones con el régimen (parlamentarias, presidenciales o ambas) con un CNE de común acuerdo. Esto es, la materialización oficial de la convivencia con el régimen de Nicolás Maduro Moros.

Por otro lado tenemos otra oposición política que excluye esa posibilidad de convivencia. María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma, los tres en conjunto o separadamente han insistido en una salida del régimen del poder antes de cualquier elección, aduciendo que es necesario que el Presidente Encargado sea liberado de sus ataduras partidistas y que designe un Gobierno de Unidad nacional con todos los factores del país a los fines de poder luchar adecuadamente para lograr la expulsión de Maduro y su régimen del poder.

Hay allí dos modelos políticos con cursos de acción muy diferentes. Sin embargo, existe un tercero, ciertamente hasta ahora poco visible, donde se encuentra una propuesta de la sociedad civil por una Consulta Popular Plebiscitaria al pueblo venezolano para el Cese de la Usurpación, en los términos y condiciones que ya hemos descrito en este blog. Sin embargo la diferencia de este con los dos anteriores es que la sociedad civil no busca ningún posicionamiento político. De hecho la idea es que el proceso consultivo conlleve a entregar hasta ahora el poder político a quien debería detentarlo de manera natural y legítima, esto es, al Gobierno Encargado de Juan Guaidó. Esto ha sido poco entendido, por el mismo Guaidó y sus seguidores, confundiéndonos con sus enemigos.

En los tres bloques modelados hay tres cursos de acción política claramente diferenciados. La oposición oficial aboga por unas elecciones CON Maduro en el Poder, mientras que la otra oposición, llamémosla radical (Machado, Arria, Ledezma), se plantean una lucha hasta salir del régimen, teniendo a Guaido, por ahora, como Presidente Encargado (cuestión que podría cambiar en cualquier momento). Y finalmente nosotros, los ciudadanos desde la sociedad civil, abogando porque todo esto lo decida el pueblo venezolano.

En mi opinión, después de descritos los hechos, no es aceptable una nueva elección estando en el poder los delincuentes que lo controlan, con lo cual me sumo a la lucha hasta salir del régimen para luego ir a unas elecciones libres después de fumigar el CNE. ¿Será posible eso si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ejerce constitucionalmente todas sus atribuciones como Presidente Encargado, para luchar y salir del régimen? Si Juan Guaidó no se separa de la MUD-FA y ellos insisten en una solución negociada a espaldas de los venezolanos, el país será una olla de presión inestable porque hasta los mismos chavo-maduristas saben que este régimen es inviable y jamás tendremos una solución pacífica y de convivencia ciudadana en Venezuela con delincuentes controlando el poder.

Considero muy baja la probabilidad que los jefes de los partidos desaten a Juan Guaidó para ejercer una Presidencia liberada de ataduras partidistas para lograr una solución definitiva al problema de Venezuela, cuando precisamente fueron ellos los que fabricaron el Estatuto de la Transición para realizar un gobierno parlamentario que no existe en nuestra Constitución. Asimismo considero que también es poco probable que acepten nuestra propuesta consultiva para el Cese de la Usurpación, si esta no se les impone como solución desde el exterior, porque aun no la han entendido (o si lo han hecho pero temen perder el control al ser los ciudadanos los protagonistas de ella).

Esto nos llevaría a los siguientes escenarios como posibles salidas: a) Que Juan Guaidó se alce con su Presidencia Encargada, porque al fin y al cabo él es el único responsable como designado por la Constitución (Art. 233), y realice ese Gobierno de Transición de amplia base que le solicitamos los venezolanos; y en el marco de ese gobierno convoque al pueblo a un proceso Constituyente que le de curso a la crisis, como lo hicieron los chilenos el 15 de Noviembre; o b) que no lo haga y los acontecimientos se lo lleven por delante, teniendo los ciudadanos, más temprano que tarde, que convocar al pueblo a ser consultado para resolver la crisis del país después de una ola de muerte y destrucción. En ese caso la consulta del pueblo debería incluir la sucesión del poder ya que ni Juan Guaidó ni la MUD-FA decidieron asumirlo.

Me he atrevido a simplificar en tres modelos básicos la compleja realidad política venezolana, pero podemos multiplicar por mucho esa complejidad al incluir lo que sucede fuera de nuestras fronteras. Por ejemplo, de triunfar la MUD-FA y el régimen con sus negociaciones de cohabitación (primer curso de acción), Venezuela seguirá siendo utilizada como base para la desestabilización del continente, elevando nuestra calificación como país potencialmente peligroso para la seguridad interna de los Estados Unidos. El resto se los dejo a su imaginación…

Caracas, 23 de Noviembre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

domingo, 17 de noviembre de 2019

¿Y después del 16N qué?

Por Luis Manuel Aguana

Definitivamente se evidencia el nivel del liderazgo político de un país por la calidad de las soluciones que le dan a los problemas que enfrentan. A pocas semanas del ataque del Foro de Sao Paulo a la democracia chilena, el 15 de Noviembre, ya la oposición y el gobierno del Presidente Sebastián Piñera diseñaron un acuerdo político en el Congreso chileno que puso fin a lo que se consideró en la región una grave fisura a la democracia del continente, dándole un curso civil y democrático a la crisis.

Tal y como lo señala nuestro amigo Antonio Sánchez García en una de sus últimas y esclarecedoras notas acerca de la crisis en su país natal: “La diferencia, la brutal diferencia entre los gestores de lo político en Chile, respecto de Venezuela y Cuba, países estos últimos incomparablemente menos dotados, cultos, experimentados y rigurosos en los combates amigo-enemigo que suelen caracterizar la gerencia de los asuntos públicos, es que en Chile los partidos e instituciones políticas, culturales y mediáticas dominan el arte de sublimar, metabolizar y digerir sus conflictos políticos sin que sus techos se vengan abajo…” (ver Antonio Sánchez García, El despertador barbudo en https://t.co/2UHipGMQUI?amp=1).

Efectivamente, ese país no solo está más desarrollado económicamente que el nuestro, sino más desarrollado políticamente. Fue capaz de “digerir” en horas el grave problema que tuvieron, dando con la mejor solución: consultarle a la Soberanía popular, que solamente reside en el pueblo chileno, la reconstrucción del Pacto Social, y que finalmente se establece en una nueva Constitución.

Aun cuando los políticos chilenos dominen “el arte de sublimar, metabolizar y digerir sus conflictos políticos sin que sus techos se vengan abajo” como afirma Sánchez García, ¿por qué les resulta tan difícil entender a los políticos venezolanos que la solución a nuestro conflicto también pasa por la participación de los ciudadanos? ¿Por qué insistir en desatar una ruptura violenta desde adentro para provocar el cambio? Lo del 23F, 30A y ahora el 16N con una marcha sin respaldo ciudadano, pretendió encender en las calles un conflicto que terminaría, de acuerdo a sus cálculos, en un desplazamiento del poder del régimen de Maduro.

Esa insistencia de repetir y repetir lo mismo, esperando resultados diferentes, es la definición “einsteniana” de locura, como bien lo indicó el genio. Y lo más grave es que intentan aplicar la misma solución “de calle” en las peores condiciones que jamás hemos tenido los venezolanos, y que se va agravando cada día que pasa con la fuga incesante del país de cientos de compatriotas, sumada a la más grave tragedia económica que Venezuela haya vivido en su historia. ¿Cómo puede llamar la oposición oficial a una calle “sin retorno” a un pueblo que se muere de hambre, que tiene que salir todos los días a arrancar casi del aíre cada bolívar devaluado para alimentarse? ¿En qué país vive Juan Guaidó y su gente? ¿Y después del 16N qué? ¡Qué falta de interpretación del momento político que vivimos!

¿Qué logró la oposición oficial el 16N más allá de la frustración y la molestia de los venezolanos? Los chilenos encaminaron su conflicto interno en días con una solución que les sirvió a todos. Y lejos de hacer comparaciones odiosas entre las situaciones de dos pueblos diferentes, nosotros, con el respaldo que jamás se le haya dado nacional e internacionalmente a político alguno en Venezuela, con esta oposición al frente, no hemos podido generar una salida en más de 10 meses. Y no creo que sea falta de imaginación. Los hechos han demostrado que los tiros van más bien por los lados de la corrupción y la cohabitación con el régimen, a espaldas de los intereses de los venezolanos.

Dada la importancia que ese acuerdo de Chile podría tener para Venezuela, me permitiré citar sus primeros 4 puntos, leídos públicamente del Acuerdo por la Paz y la nueva Constitución de Chile, presentado por el presidente del Senado chileno, Jaime Quintana (ver Histórico Acuerdo por una nueva Constitución, en https://www.youtube.com/watch?v=y9MiX7BsNO4):

“Ante la grave crisis política y social del país atendiendo la movilización de la ciudadanía y el llamado formulado por su Excelencia el Presidente Sebastián Piñera, los partidos abajo firmantes han acordado una salida institucional cuyo objetivo es buscar la paz y la justicia social a través de un procedimiento inobjetablemente democrático:

1.- Los partidos que suscriben este acuerdo vienen a garantizar su compromiso con el restablecimiento de la paz y el orden público en Chile y el total respeto de los Derechos Humanos y la institucionalidad democrática vigente;
2.- Se impulsará un Plebiscito en el mes de abril de 2020 que resuelva dos preguntas:
a.      ¿Quiere Ud. una nueva Constitución? Apruebo – Rechazo
b.      ¿Qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución?
                                                              i.      Convención Mixta Constitucional
                                                            ii.      Convención Constitucional
3.- La Convención Mixta Constitucional será integrada en partes iguales por miembros electos para el efecto y parlamentarios y parlamentarias en ejercicio;
4.- En el caso de la Convención Constitucional sus integrantes serán electos íntegramente para este efecto. La elección de los miembros de ambas instancias se realizará en el mes de octubre de 2020, conjuntamente con las elecciones Regionales y Municipales bajo sufragio universal con el mismo sistema electoral que rige las elecciones de diputados en la proporción correspondiente;

Solo dos preguntas se le harán al pueblo chileno para que este decida si desea o no un nuevo Pacto Social que resuelva sus diferencias políticas y sociales internas, y que luego se traducirán en un texto Constitucional que se adecue a los nuevos tiempos. De la misma manera como será ese órgano que en Venezuela llamamos Asamblea Nacional Constituyente, preguntando si incluirá o no a los diputados del actual Congreso de la República. Si los chilenos logran con eso resolver o no sus diferencias, lo decidirán ellos. Pero cualquier cosa que salga saldrá de lo que digan sus ciudadanos. ¡Ese es el verdadero fondo! ¡Eso es lo realmente importante! En Venezuela pediremos que el pueblo decida en su momento y como Chile, un proceso Constituyente de carácter Originario. En ANCO estamos comprometidos en eso. Pero primero hemos de salir del régimen usurpador con el poder que solo da la Soberanía Popular.

Eso es exactamente lo que hemos planteado desde ANCO: ¡Que el pueblo venezolano decida! La situación en Venezuela es mucho más compleja que en Chile dado que aquí estamos sometidos a un régimen delincuente con apoyo del terrorismo y los cárteles internacionales de la droga. Sin embargo la solución va exactamente en la misma dirección: someter a la consideración de los venezolanos, fuera y dentro del país, la ruta a seguir para resolver el problema. De allí que deberemos trabajar arduamente para encontrar la manera de que el pueblo venezolano se pronuncie.

Desde ANCO hemos planteado un procedimiento que termina en una consulta a la Soberanía Popular, y que posteriormente se cumpla el mandato del pueblo, a pesar del régimen. Ese procedimiento lo hemos descrito desde hace meses (ver Porqué un Plebiscito SI y unas Elecciones NO en Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/07/porque-un-plebiscito-si-y-unas.html, y Plebiscito: Que el pueblo decida el cese de la usurpación, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/07/plebiscito-que-el-pueblo-decida-el-cese.html) por lo que no lo repetiré aquí. Sin embargo las preguntas mínimas que proponemos se adecuan a la trilogía que se anunciara al país el 23 de Enero:

“1) CESE DE LA USURPACIÒN  ¿Aprueba  Ud.  el cese inmediato de la usurpación de los poderes   ilegítimos que ejercen Nicolás Maduro Moros como Presidente,  la Asamblea Nacional Constituyente, el  Consejo Moral Ciudadano, el Tribunal Supremo de justicia, y el Consejo Nacional Electoral.?  (*)

(*) Se declara de manera expresa la voluntad de la ciudadanía con base en el principio de soberanía popular y los artículos 5,22,23 y 70 de la Constitución,  que asume como ilegítima la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 03 de agosto de 2017 y por tanto todos sus actos nulos y sin eficacia, para iniciar el proceso de reparación de la soberanía popular y en el caso de no cesar esta usurpación autorizo a que los países asuman la obligación de tomar medidas para liberar y socorrer al pueblo de Venezuela y detener la violación de los derechos humanos conforme a la doctrina de la ONU y la aprobación por parte de la Asamblea Nacional del TIAR ya aprobado por la OEA.

2) GOBIERNO DE TRANSICION ¿Requiere y autoriza  Ud. al Ciudadano Presidente de la Asamblea Nacional en su carácter de Presidente Encargado de la República que conforme a la vigente Constitución  en el plazo de treinta días designe  un Gobierno  provisional de unidad nacional  para que inicien el cambio del modelo político administrativo y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela?

3) ELECCIONES LIBRES ¿Ordena Ud. que el gobierno provisional de transición, a la mayor brevedad posible, convoque y se celebren elecciones libres, justas, transparentes, con un nuevo sistema electoral y auditadas para legitimar el ejercicio del Poder Público en Venezuela, organizadas, dirigidas y vigiladas con la participación de una Nueva directiva del CNE,  del pueblo venezolano, sus organizaciones sociales, gremiales, civiles y políticas y la supervisión internacional?”
     
Estas preguntas se hallan en un proceso de revisión permanente y exhaustiva por un equipo jurídico y político de ANCO en todo el país, para ampliarlas y/o modificarlas; y le dan una idea a los venezolanos de que si existen personas en el país que pensamos en otra manera de plantear la salida de Nicolás Maduro Moros, sin esperar ni requerir de ellos más sacrificios de sangre en las calles de Venezuela, como consecuencia de la incapacidad y/o corrupción de la dirigencia política de la oposición oficial. Ojalá que Venezuela después del 16N entienda que solo se requiere que el pueblo reclame y exija con firmeza a sus representantes su derecho a la participación política establecida en la Constitución, sin interceptación de ninguna naturaleza. Eso es mucho más sensato que salir a las calles sin propósito, encabezados por gente que todavía cree que los venezolanos somos un atajo de pendejos sin criterio. Gracias a Dios el 16N las calles de Venezuela demostraron lo contrario.

Caracas, 17 de Noviembre de 2019

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