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jueves, 28 de junio de 2012

El ejemplo de Simon Wiesenthal

Por Luis Manuel Aguana

(Dedicado a mi hermano Raúl Luis Aguana, abogado y autor de la idea, dispuesto a seguir los pasos de Simon Wiesenthal)

Esto terminará. Tarde o temprano el régimen de Hugo Chávez caerá. Su herencia será una nación dividida, un país arruinado y endeudado hasta los tuétanos, un parque industrial destruido, la mayoría de nuestra sangre vital ausente porque consiguieron otros horizontes donde desarrollarse como personas y profesionales. Por más de una década los venezolanos hemos contemplado un gobierno desmantelar una a una nuestras instituciones más preciadas. Y lo peor es que ese desmantelamiento ha contado con la ayuda y complicidad abierta de personajes con nombre y apellido que han atropellado los derechos humanos de las personas a los ojos impávidos de todos nosotros. Un juez pone en la cárcel por 30 años a los Comisarios sin una sola prueba, un Contralor persigue sin ningún rubor a cualquier dirigente que ponga en problemas la elección de algún candidato del gobierno, los Ministros del régimen y los familiares directos de la familia del Presidente se enriquecen a los ojos de todos sin que opere el más mínimo resquicio de justicia. Se han perdido alimentos en contenedores por valor de muchísimos millones de dólares y los Diputados, con nombre y apellido, de la Asamblea Nacional del gobierno se niegan a investigar, encubriendo flagrantemente un delito, que mas allá del delito de corrupción, es un delito en contra de la humanidad de miles de compatriotas que escarban la basura para buscar alimento. Un agricultor llamado Franklin Brito muere de mengua porque un funcionario con nombre y apellido decidió no entregarle lo que era suyo y una Juez llamada María Afiuni es atropellada en su condición humana por dar un fallo a derecho por una funcionaria, con nombre y apellido, a cargo de un penal de mujeres.

Pero esto terminará, tarde o temprano terminará. Y volveremos a reconstruir. Pero será imposible hacerlo sin que se haga justicia a una época de oscurantismo y persecución. Sin creer ingenuamente que volveremos a ser los venezolanos de antes, tendremos que volver a convivir. Y para eso necesitaremos que se haga justicia. Cuando el régimen termine, Hugo Chávez será el principal pero solo uno de los muchísimos responsables de esta tragedia que se llamó la Revolución Bolivariana. Y huirán, huirán los Magistrados cómplices, los Fiscales, los Ministros, los Narco-Generales, huirán como en su momento huyeron muchísimos oficiales de la SS alemanas culpables de delitos contra la humanidad después de la Segunda Guerra Mundial, con sus bolsillos rellenos de dinero de la corrupción de muchos años. Se esconderán en muchos países del mundo con otros nombres huyendo del brazo de la justicia que necesariamente prevalecerá en Venezuela.

Y como lo hizo en su oportunidad Simon Wiesenthal al no olvidar la tragedia del pueblo judío en Europa, habrá venezolanos que no olvidarán la tragedia de Venezuela en estos años de ignominia. Wiesenthal, tras haber estado prisionero en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, dedicó gran parte de su vida, a no olvidar y a localizar e identificar criminales de guerra nazis que se encontraban fugitivos y llevarlos a la justicia. Me puedo imaginar al SimoWiesenthal venezolano encontrando e identificando a Luisa Estela Morales en una peluquería en Buenos Aires con el supuesto nombre de Beatriz Algonzaga, o como lo hizo con Aldolf Eichman, secuestrando a Diosdado Cabello de un taller mecánico en Brasil en donde laboraba como perito automotriz. Solo imagínense a Nicolás Maduro en su trabajo de chofer de autobús en Montevideo y de pronto un comando lo baja del autobús y lo mete en el baúl de un carro para traerlo a la justicia venezolana. O a Juan Barreto localizado luego de mucha investigación, trabajando en un bar de travestis en Lima. Tendría un trabajo interesante e intenso esta versión venezolana del cazador judío y tendría mucha colaboración al ser bastante la gente que ha sido afectada por los desmanes de este régimen. No se sonrían, pero esa puede ser perfectamente una versión de nuestro futuro cercano.

No puede ser posible que tanto funcionario público, afecto a este régimen, se olvide que están delinquiendo por temor a perder un puesto de trabajo. Deben entender que esto no es más que un gobierno que pasará, muy malo pero que pasará como tantos otros. La actitud de la Juez Afiuni al actuar de conciencia en el caso que la condujo a prisión nos da la medida de que si existe gente decente y con coraje que hace su trabajo, independientemente del temor. Si todos no tuvieran temor otro gallo le cantara al gobierno. ¿Que locura colectiva esta pasando aquí? ¿Pensará de verdad la Directora del penal donde se encontraba la Juez Afiuni, que no pagará por los delitos de persecución y maltrato a un ser humano y en especial a una mujer enferma? ¿Pensarán los funcionarios que condenaron a los Comisarios a 30 años que eso pasará debajo de la mesa y no pagarán por eso? ¿Pensará de verdad la funcionario que ha perseguido a Biaggio Pilieri que quedará tan campante en el país después de haber pisoteado la justicia como lo hecho? Todos ellos se irán corriendo del país al caer el régimen y serán perseguidos y encontrados por nuestro Simon Wiesenthal.

Creo que no habrá un solo cazador sino muchos. Y eso les debería atemorizar a esta pléyade de aúlicos del régimen que, tratando de ganar indulgencias, han pisoteado nuestra venezolanidad, nuestra forma de ser como pueblo, nuestra historia. Nunca como ahora había habido tanta iniquidad y tanta maldad persecutoria, ni siquiera cuando Gómez, respetando las distancias. Hasta en el castillo de Puerto Cabello que era donde encerraban a los opositores del régimen de Juan Vicente Gómez y botaban la llave, los esbirros tenían la decencia de dejar pasar para el preso la guitarra del compadre Venancio Laya. Es por eso que así como Hugo Chávez quedará preso en La Haya, el resto de los responsables de esta tragedia no dormirán por el temor a ser encontrados. Y ojala que nuestro Simon Wiesenthal tampoco duerma hasta encontrarlos a todos…

Caracas 21 de Febrero de 2011

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Nota: Este artículo fue escrito y publicado en las redes el 21 de febrero de 2011 y por error de omisión no fue  insertado en este blog hasta el día de hoy.

viernes, 4 de mayo de 2012

La CIDH y la estupidez de Hugo

Por Luis Manuel Aguana

Le decían con cierta sorna a un Presidente norteamericano en una campaña electoral, cuando demostró sin lugar a dudas su incompetencia y fracaso en el desempeño de su gestión, "es la economía, estúpido". A Hugo Chávez le diremos ahora, no solo por su incompetencia y fracaso deliberado en materia de DDHH, sino por el “aparheid” abierto y persecución a la disidencia de su régimen, "son los DDHH, estúpido”.

Y si hay dos temas en el mundo civilizado y globalizado de hoy que ningún gobierno se podrá quitar jamás de encima y para siempre serán el Ambiente y los DDHH. Y aquellos que han tratado de hacerlo caen en una especie de arena movediza que al moverse más, se hunden más. No hay nada más implacable que un activista disidente que lucha por los principios. Nadie les paga por hacer eso; mientras más los golpeas, mas levantan la cabeza. Mientras más atropellas los Derechos del Hombre, mas salen a la luz muchos defensores. ¡Y cada vez hay más activistas y son más respondones! Podríamos preguntarnos, ¿Será verdad que Chávez pensará que con denunciar el Pacto de San Jose, en vigor en Venezuela desde 1978 (Gaceta Oficial No. 31256 del 14-6-1977) que establece la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se quitara de encima toda la suciedad de su régimen violatorio a los Derechos Humanos? Si se lo dijo alguien de su gobierno, ese seguramente le está mintiendo para fastidiarlo y dejar que se hunda más.

Y lo mas ridículo de todo esto es que se crea que al salir Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y consecuentemente de la OEA, dejaremos de hacer lo que hacemos, denunciándolo incansablemente en el país hasta donde se pueda e internacionalmente siempre. Que solo se imagine a una Yoani Sánchez multiplicada por mucha gente, con nuestras redes sociales, y si esto perdura, por otros medios ya conocidos internacionalmente, adentro y afuera del país. ¿Creerá de verdad Hugo que cerrando la puerta del país acallara los gritos de las madres que han perdido a sus hijos por la delincuencia desatada por su gobierno, o los familiares de los presos políticos sepultados en sus cárceles? ¿Creerá de verdad que metiendo la cabeza como el avestruz dejara de oír la sentencia del pueblo venezolano?

Hay muchas definiciones de la estupidez humana. Pero hay una que particularmente me gustó en relación a esta nota y es la de Carlo M. Cipolla: "Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio". Nada más cierto en el caso de Hugo. Pero la definición de hacer daño se queda corta. Hugo cree que nos hace daño. Lo verdaderamente estúpido se centra en creer que los Derechos Humanos son algo que está escrito en un papel, o en una ley que se sigue o no, porque está sujeta a un Convenio Internacional. Los Derechos Humanos, Hugo, son algo que se defiende en este Siglo XXI como se defiende la Libertad. Un gobernante no “suprime” la Libertad porque le da la gana. Tampoco los DDHH. Eso dejó de existir en la época de la esclavitud.

No se para nadie en un podio para decir “a partir de ahora estudiaremos que no vamos a cumplir” lo que universalmente esta convenido. Elimino las leyes que lo regulan y ahora, porque me da la gana, desaparezco lo que ya es ley escrita y no escrita en la defensa de los Derechos del Hombre. ¡Estupidez humana!

Eso es como el error que muchas comunidades organizadas están cometiendo al dejar de elegir a sus representantes legítimos con votos porque el gobiernito comunal de Hugo no les reconoce. El único reconocimiento deviene del voto, de nadie más. Y si el gobernante local no lo reconoce, estará violando el principio básico de que la soberanía reside en el pueblo. Lo mismo ocurre con esto. Es cosa de principios. Hugo decide que aquí ya no reconoceremos a la CIDH. Muy bien, pero no por eso desaparecerá por arte de magia el respeto que se les debe a los Derechos Humanos universalmente aceptados como lo indica la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y si los viola, igualmente esa causa estará allí hasta que regrese la vigencia plena del Estado de Derecho. No serás impune Hugo…

El concepto de los derechos inherentes a la persona humana no es una concesión graciosa de los Estados, ni en este caso de Hugo. Los DDHH están por encima de los Estados y su soberanía. Ésta es la conceptualización moderna que gira ahora en torno a la defensa de los DDHH internacionalmente. No existe ahora eso de que algún Estado o gobierno “no le de la gana” de cumplirlos o “salirse” del sistema de DDHH. Hugo, los Derechos Humanos no dependen del reconocimiento de los Estados, son inalienables y no se pueden negociar.

Y algo más, en el caso de los Derechos Humanos el principio de soberanía no es absoluto y no va por encima de los derechos de la persona humana. Incluso se han visto casos internacionalmente de la injerencia de otros Estados ante la clara violación de esos derechos en países cuyos gobernantes los han atropellado vilmente, justificándose esa injerencia por razones humanitarias.

Como ves Hugo, ese desplante hecho ante las cámaras en tu última cadena (de verdad esperamos que lo sea) fue estúpido y sin ninguna noción de lo que hablabas. Salvo que lo hayas hecho de manera maliciosa, con la intención vana e inútil de ocultar algún plan de sucesión inconfesable que se lleve por el medio los derechos de todos los venezolanos.

Poca gente sabe, como muy posiblemente Hugo, que Venezuela fue pionera en la defensa de los Derechos Humanos en el continente. Rómulo Betancourt presidió la delegación venezolana en la 9na. Conferencia Panamericana de Jefes de Estado en 1948 de donde nació la Declaración Americana de los Deberes y Derechos del Hombre, siendo este el primer instrumento internacional en su tipo, siete meses antes a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Nosotros fuimos los impulsadores principales del tema, antes que Naciones Unidas! Para la gran frustración del Iluminado de Sabaneta, Rómulo de nuevo sale de su tumba para callarle la boca. Hugo Chávez cree que ha podido degradar nuestra condición de pioneros en la defensa de los Derechos Humanos. Bien equivocado esta al tratar de borrar de un plumazo lo que se encuentra alambrado en nuestra estructura genética e histórica: la Libertad y los Derechos del Hombre.

Caracas, 4 de Mayo de 2012

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