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sábado, 1 de agosto de 2015

Venezuela, República Federal (V)

Por Luis Manuel Aguana

Uno de los miedos más comunes que nos quieren infundir aquellos quienes se oponen a la tesis de la descentralización del poder político, es que se resucitara el caudillismo regional cuya muerte aseguro la "paz de los cementerios" de la República de Juan Vicente Gómez.

En efecto, Venezuela era un caos a principios del siglo XX. Los  caudillismos habían hecho su trabajo de mantener la Republica separada y desconectada, en manos de los herederos de la Guerra Federal del siglo XIX.

Cada provincia era una suerte de territorio feudal, propiedad de personajes cuyo generalato no provenía de ninguna academia militar sino que se había peleado y reclamado desde la Guerra de Independencia.

La prioridad de Juan Vicente de Gómez al acceder el poder fue acabar con cada uno de ellos y centralizar el poder en un solo lugar, sus propias manos, convirtiendo a Venezuela en un único feudo bajo su control, más manejable, creando en el camino las instituciones de alcance nacional necesarias para controlar el territorio, utilizando  gobiernos locales impuestos desde el centro del poder. Nacieron desde allí unas Fuerzas Armadas Nacionales, un sistema de hacienda pública, y en general todas aquellas instituciones que identifican ahora un Estado moderno.

Llegado el dinero del petróleo, se consolido ese modelo de control político del país desde un centro, con las ventajas y desventajas que eso conlleva, al punto que todavía existen defensores de ese modelo que funciona en tanto y en cuanto existan los recursos para mantenerlo.

Todavía existen personas que recuerdan esa época de la barbarie gomecista. Y aquellos que no la conozcan, basta que se lean la obra de Rómulo Gallegos y Arturo Uslar Pietri. Es por eso que se preguntan ¿Volver a eso? ¿Una constituyente para entregarles el poder a 24 caudillos regionales para que de nuevo hagan sus feudos, sin ningún control? ¿Entrar en una escalada separatista? ¿Retrotraernos al siglo XIX y principios del XX?

Veamos con calma como se come eso. Aunque el detalle lo pueden encontrar en el texto del Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/), intentare en este corto espacio, no de convencer a quienes no quieren ser convencidos, sino a ilustrar a quienes entran por primera vez en esta discusión, de nuestra visión acerca de la necesidad-más actual que nunca-, de un cambio del modelo político, precisamente porque este, que medianamente nos funciono hasta ahora, no servirá para enfrentar los retos y vencer las complejidades futuras requeridas para conseguir bienestar en un mundo cada vez mas dinámico.

El modelo centralizado de distribución de riqueza basado en que unas pocas -o únicas- manos decidan qué hacer con los ingresos de los venezolanos, se encuentra desde hace bastante tiempo en vías de agotamiento, y se acelera en la medida en que disminuyen cada vez más los ingresos del país.

Si vemos el modelo centralizado de administración como una pirámide en cuya punta se encuentran aquellos que controlan el ingreso y en la base aquellos que esperan de la repartición, cuando hay mucho en el tope de la pirámide, algo siempre le “chorreará” a la base por muy mal que se administre.

Aunque este sea un modelo que de algún modo reparte pero de una manera ineficiente, su sostenibilidad en el tiempo se basa en que siempre haya algo para repartir. Y cuando los ingresos que se reparten no tienen como base el trabajo productivo de la población, como ocurre en el caso venezolano, la situación se hace más comprometida, al quedar las entradas del país al arbitrio de los precios de un bien-el único- cuyo valor de cambio en el mercado internacional no controlamos. Es hora de revisar un modelo político cuya fundamentación distorsiona el alcance de lo económico.

Obviamente si llega menos a la punta de la pirámide, quienes se encuentren más abajo en la base sufrirán más. Sin importar quien administre el modelo-el gobierno-, o qué ideología maneje (hemos comprobado que los comunistas son los peores), si llega menos habrá menos para todos. Y si a eso le añadimos la corrupción de los administradores, entonces el modelo se hace inviable por la voraz depredación, y a nadie, salvo a los administradores, le llegara nada. Ya estamos viviendo eso.

Esta es la situación en la que nos encontramos ahora. Una pirámide-un modelo de administración- que no funciona. Aunque sigamos teniendo los ingresos que el petróleo todavía nos garantiza, poco a poco el petróleo dejará de ser el paradigma sobre el cual sostenerse. El mundo encontrará cada vez más la manera de sustituirlo como alguna vez sustituyo la lana con material sintético. Posiblemente eso no ocurra inmediatamente pero nos dará el tiempo suficiente para desarrollar una alternativa económica pero eso no será posible con un modelo político que se fundamenta en un reparto de lo que no se produce.

Nuestra propuesta no es cambiar de manos la administración del actual modelo, que es la propuesta política de prácticamente todos los partidos opositores, cuya principal  promesa es que su opción hará mejor el reparto (entre otras cosas porque habrá poco que repartir luego de esta debacle), sino cambiar el modelo, llevando esa pirámide de una sola punta a un polígono de 24 puntas, con un pacto claro entre ellos de funcionamiento federal.

Los partidos que han propuesto una Constituyente para lo que ellos llaman “un cambio de modelo” no están hablando de este alcance. Desean, como todos nosotros, el cambio de la ideología del gobierno pero no del cambio de la pirámide de distribución. Ellos y nosotros estamos hablando de dos cosas completamente diferentes. Queremos una Constituyente para discutir un nuevo modelo de desarrollo político y económico en los términos del Proyecto País Venezuela.

Llevar de 1 a 24 los centros de poder político tendrá consecuencias inmediatas. Cada Estado manejara sus propios recursos y se regirá por su propia Constitución que devendrá de una Constituyente Regional, donde cada Estado decidirá su propio modelo de desarrollo, cuantos municipios deben atender, así como sus instituciones de control. Los recursos generados por su actividad económica se quedaran donde se produzcan. Decidirán sobre su educación, su sistema de salud, su sistema de justicia y seguridad, su economía.

No estamos hablando de fundar 24 repúblicas nuevas, sino de restablecer la autonomía regional que nunca se hizo efectiva desde la fundación de la Republica, ahora utilizando las ventajas que proveen las comunicaciones, el transporte y demás medios que no existían en los siglos XVIII, XIX y la casi totalidad del XX, y que todavía hay que fortalecer y desarrollar. En manos del Estado Federal quedaran las Fuerzas Armadas, el control de la moneda, con un Banco Central verdaderamente fuerte e independiente, la industria petrolera (o lo que quede de ella), y un Congreso con un sistema parlamentario que contaría con una autentica representación del pueblo y los Estados para el debido control del Presidente de la Republica y las instituciones de alcance federal.

Al elegirse los Senadores y Diputados en sus propias regiones en un sistema organizado de esta manera, ellos vendrían al parlamento en Caracas a luchar por los intereses de sus regiones, no a “conchuparse” y agavillarse con sus partidos en detrimento de sus mandantes ya que tendrían que rendir cuenta de sus acciones en sus propios Estados.

El ingreso mínimo del Estado Federal se establecerá al inicio de la construcción del nuevo modelo, formando parte de la nueva Constitución discutida en una Asamblea Nacional Constituyente. Pero serán los parlamentarios quienes decidan en un Congreso Federal el presupuesto federal. No seria, ni el partido del gobierno, ni el Presidente de la Republica sino las genuinas representaciones de los Estados, con una sanción final del Senado, máxima representación federal en el parlamento.

Entonces cada Gobernador y el resto de los cargos de representación popular serian controlados por su propio parlamento regional y sus instituciones. Sería un simplismo decir que este sería un caudillo inamovible como los que tuvo que liquidar Juan Vicente Gómez. Además sería sumamente difícil que estos dispongan de los recursos a su antojo como ahora prevalece en el actual modelo piramidal simplón, agotado y atrasado. Y menos aun que los 24 se compongan para entregarlos a otros países o robarse lo que es de todos los venezolanos de un solo viaje, como lo han hecho quienes hasta ahora han administrado la pirámide. Lo cerca que estarían de cada región no se los permitiría. Ha sido sumamente fácil ponerle la mano al dinero del país cuando este se encuentra bajo un solo control. Es por eso que nadie quiere cambiar el modelo. Es demasiado apetecible hacerse rico y hacer rico a los allegados solo por acceder al poder y más aun cuando se hace en condiciones absolutas.

Cada región entonces tendría la responsabilidad de aportar al común a través de un pacto federal, y de producir de acuerdo a sus potencialidades. No serian expectantes de una renta sino aportantes al común de un país. Cada Estado se desarrollaría y competiría con los demás por el mejor recurso humano. Se desarrollarían nuevas universidades y centros de conocimiento y se mejorarían los que existen para hacer de cada región un emporio de riqueza y calidad de vida. Venezuela seria como un todo, mejor que cada una de sus partes.

Es indudable que afinar un modelo como el propuesto tardara su tiempo y requerirá de ajustes en el proceso para encontrar el entonamiento que corresponda a nuestra idiosincrasia, pero definitivamente estamos convencidos de que hay que intentarlo. Venezuela tiene el material necesario para hacerlo.

De esta discusión debe quedar claro que el problema no es de administración sino del modelo que sustenta esa administración, y que deberemos enfrentar un cambio de mayor envergadura para salir de esta crisis y cauterizar lo podrido del sistema que tenemos. No existe en el mundo un modelo perfecto pero el que tenemos actualmente lo tienen los países más atrasados del planeta. Ya es hora de dar ese paso trascendental. Los venezolanos de ahora y de las próximas generaciones lo están esperando.

Caracas, 1 de Agosto de 2015

Twitter:@laguana

sábado, 2 de mayo de 2015

Venezuela, República Federal (III)

Por Luis Manuel Aguana

Quienes proponemos el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) hemos insistido que en el nuevo sistema político que debe regir en nuestro país, el Presidente de la Republica no debería cubrir tantas funciones como las que ahora tiene. Que el sistema que actualmente nos rige constitucionalmente debe ser modificado para limitar su poder y que este sea controlado; que el Presidente incluso pueda ser destituido de sus funciones si se extralimita o viola la Constitución.

En un país donde históricamente el poder ha sido administrado por una sola persona, el Presidente de la República, con una supremacía indiscutible sobre el resto de los Poderes Públicos, hablar de restarle funciones a esta suerte de Rey o caudillo que elegimos cada cierto tiempo, resulta un contrasentido cultural, por decir lo menos. Tenemos más de 200 años basando nuestro desarrollo en un solo sistema de gobernarnos. Le entregamos el Poder absoluto a una persona y esperamos de su liderazgo una conducción certera.

Pero años de tropezarnos en la misma piedra nos han demostrado que seguir por la senda de entregarle el futuro y las decisiones trascendentales de una sociedad a una sola persona, por más bien intencionada que ésta sea, en una época donde es imposible que alguien maneje solo las complejidades del mundo de hoy -sin contar con las debilidades que todos los seres humanos tenemos-, resulta poco menos que una estupidez. Eso nos lo acaban de demostrar más de 15 años de poder absoluto en las manos de un caudillo militar donde se dilapidó sin control alguno las mayores riquezas materiales que jamás esta nación ha tenido en su historia. Si este ejemplo no nos enseña que tenemos que cambiar el modelo de cómo gobernar a Venezuela, realmente nada lo hará…

Entonces, ¿cuál podría ser el sistema político, si no es el tradicional controlado por el Presidente de la República? Lejos de hacer aquí una disertación técnica de constitucionalistas y especialistas en ciencias políticas-que por lo demás no me corresponde-, mi intención como un simple ciudadano se limita a expresar una opinión con la idea de que los verdaderos especialistas den la suya y se inicie un debate. De allí nacen las soluciones.

Veamos: el sistema de gobierno que hemos tenido está basado en lo que los especialistas llaman "Presidencialismo", esto es, el Jefe de Estado, además de ostentar la representación formal del país, es también parte activa del poder ejecutivo, como Jefe de Gobierno, ejerciendo así una doble función, porque le corresponden facultades propias del Gobierno, siendo elegido de forma directa por los votantes y no por el Congreso o Parlamento” (ver Presidencialismo en http://es.wikipedia.org/wiki/Presidencialismo), en donde todo lo decide el Presidente de la República. La experiencia nos indica que ha sido imposible controlar a este funcionario una vez electo.

Luego de tantos golpes, a lógica también nos indica que debemos ir hacia un sistema, si no opuesto al que tenemos, al menos uno donde esa persona que elegimos esté sujeta a los controles más rígidos a fin de que no quiebre al país o que lo administre como su hacienda personal. ¿Eso es mucho pedir?

En el sistema Parlamentario, opuesto al sistema presidencial, la elección del gobierno (poder ejecutivo) emana del parlamento (poder legislativo) y es responsable políticamente ante éste. A esto se le conoce como principio de confianza política, en el sentido de que los poderes legislativo y ejecutivo están estrechamente vinculados, dependiendo el ejecutivo de la confianza del parlamento para subsistir. En sistemas parlamentarios el jefe de estado es diferente que el jefe de gobierno” (ver Parlamentarismo en http://es.wikipedia.org/wiki/Parlamentarismo#Dos_modelos_de_parlamentarismo).

En este sistema el gobierno lo decide el Parlamento y lo pone o lo quita de acuerdo a su desempeño. No se elije a un Presidente sino a un Parlamento que designa un gobierno con un Primer Ministro o Jefe de Gobierno de acuerdo a las fuerzas políticas electas. Este cambio de modelo se ha planteado en otros países latinoamericanos, como por ejemplo en Argentina (ver Jorge Liotti, Parlamentarismo vs. Presidencialismo ¿Cuál es el mejor modelo para Argentina? en http://www.lanacion.com.ar/913796-parlamentarismo-vs-presidencialismo-cual-es-el-mejor-modelo-para-la-argentina). Es una discusión vieja pero muy vigente y que debemos recoger para Venezuela en el debate de una nueva Constitución.

Si estamos planteando en el Proyecto País un Estado realmente Federal, es claro que los Estados deberán tener un peso fundamental en las relaciones de poder que se formularan cuando se les de constitucionalmente la representación parlamentaria en un Senado, que de acuerdo a nuestro planteamiento, iría mas allá de la simple figuración representativa, ya que los senadores en ese nuevo esquema si serían verdaderos embajadores de sus regiones en el parlamento, ejerciendo los controles debidos al Poder Ejecutivo.

De acuerdo a lo identificado convencionalmente, y en términos generales, se reconocen como ventajas y desventajas de ambos sistemas, las siguientes:

“Se reconocen como ventajas del sistema parlamentario:
  1. Mayor representación del conjunto social en la medida que las decisiones deben consensuarse en muchas ocasiones entre distintas facciones políticas representadas en el Parlamento.
  2. Mejor capacidad de respuesta frente a una crisis de gobierno en la medida que puede cambiar el poder ejecutivo adoptando la moción de censura.
  3. Mayor consenso en las decisiones se considera más la participación y el trabajo en equipo.
Se enfrentan como desventajas frente al Presidencialismo:
  1. Separación de poderes atenuada entre el ejecutivo y el legislativo.
  2. Excesiva vinculación del poder ejecutivo con el partido político mayoritario en el Parlamento, pudiendo derivar en partidocracia.
  3. Su forma más estable termina siendo el bipartidismo.

Tratando de recoger las ventajas de ambos sistemas y eludir sus desventajas se tiende a utilizar sistemas semipresidenciales” (ver Ventajas y desventajas de la república presidencialista en http://es.wikipedia.org/wiki/Presidencialismo#Ventajas_y_desventajas_de_la_rep.C3.BAblica_presidencialista).  

De acuerdo a estas características el sistema parlamentario es el que mejor se ajusta a una forma federal del Estado, resolviendo el control del Poder Ejecutivo al ser éste producto del Poder Legislativo.

Sin embargo, así como resuelve unos problemas crea otros. La elección en segundo grado del Jefe del Estado y Jefe de Gobierno deja sujeto al poder Ejecutivo a los arbitrios de las fuerzas políticas dominantes del parlamento, permitiendo que cualquier crisis haga bastante inestable al gobierno de turno. No obstante, eso podría considerarse un costo tolerable cuando miramos nuestra historia donde los gobiernos han desbancado nuestra economía sin control alguno.

Por otro lado no sería aceptable que en Venezuela no se elija de forma directa al Presidente de la República o Jefe del Estado. Pero si podría un Parlamento designar un Jefe de Gobierno o Primer Ministro. De esa forma se dispondría de un sano balance de poder entre el Parlamento y el Poder Ejecutivo. Este sistema mixto podría bien estudiarse para Venezuela considerando nuestra historia y costumbres republicanas pero corrigiendo los desbalances de poder que tanto han perjudicado a nuestro país.

Independientemente que ambos modelos tengan sus ventajas y desventajas, lo que sí es cierto es que al reconstruir la institucionalidad de Venezuela deberemos encontrar una fórmula capaz de controlar efectivamente a quienes detenten el poder, sin olvidar el peso histórico que los Presidentes han tenido en nuestra historia republicana. No será posible pasarnos un interruptor de la noche a la mañana en este asunto que puede resultar ser muy controversial. Pero lo que si podemos y debemos hacer es establecer límites contundentes a quienes al ejercer el poder absoluto, se corrompen absolutamente. Eso ya nos debe haber quedado muy claro como una experiencia que no debe volver a repetirse…

Caracas, 2 de Mayo de 2015

Twitter:@laguana

lunes, 6 de abril de 2015

Venezuela, República Federal (II)

Por Luis Manuel Aguana

No solo en las grandes obras de arte, como en el caso de El Greco, el fondo constituye no solo un factor importante en lo que el artista quiso expresar al pintarlo (ver extraordinario documental “Fondo para un Caballero” en https://vimeo.com/15425059) sino en la verdad histórica misma de la obra, que es lo que al final queda para la posteridad.

En efecto, en las diferentes restauraciones hechas de la obra de El Greco, El Caballero de la Mano en el Pecho, se ha desdibujado, de acuerdo a las investigaciones realizadas, lo que el autor realmente pintó en el lienzo, cambiándose así lo que originalmente fuera su obra. En otras palabras lo que un artista siglos antes quiso mostrar, se distorsiona con los años, de la mano de quienes paradójicamente la pretenden salvar de la destrucción del paso del tiempo. Pareciera un juego de palabras pero desafortunadamente no lo es…

Pues bien, de tantas Constituciones que hemos tenido, pareciera que de la mano invisible de muchos restauradores se ha ido perdiendo el fondo mismo que pintaron quienes hicieron la primera, los autores de la obra original. Y cada “artista” restaurador le ha puesto su propia “pintura”, dando como resultado que lo que ha llegado hasta aquí no es más que una vaga réplica de la obra original.

Porque lo que al final se desea es que esa obra no solo refleje el espíritu y razón de quienes fundaron la República, sino el sentido del porqué lo hicieron, aunque quienes vinieran posteriormente le imprimieran una orientación completamente diferente, al punto que ha llegado distorsionada hasta nuestros días, agravándola cada vez más y en modo superlativo. Veamos por qué.

La Constitución Federal de los Estados de Venezuela de 1811 es la primera del mundo hispánico y la primera que adopta la forma Federal del Estado. “En la Constitución de 1811, además de las influencias del liberalismo político de la revolución francesa, recibió la directa influencia de la Constitución estadounidense en la configuración del estado como un estado federal, fomentaba dicha recepción por la situación de autonomía local que tenían los cabildos y ayuntamientos de las provincias que luego conformaron Venezuela” (ver Constitución Federal de los Estados de Venezuela de 1811 http://goo.gl/RTsMoz).

¿De dónde salió toda esta fundamentación filosófica? De acuerdo al relato de mi estimado profesor, el Dr. Asdrúbal Aguiar (oír la intervención del Dr. Aguiar en el Foro de El Nacional del 21-07-2014 en https://soundcloud.com/laguana-1/intervencion-del-dr-asdrubal-aguiar-foro-el-nacional-21-07-2014) sus autores que eran en su mayoría los intelectuales de la época, la gente más ilustrada de su tiempo en Venezuela: “No debemos olvidar que el Congreso de 1811 cuando se construye, se integra, el 78% de sus miembros eran egresados de la Universidad Santa Rosa de Lima y Tomas de Aquino, que era como se llamaba, y todos ellos en conjunto Doctores en Letras, Doctores en Canon, Doctores en Derecho Civil, y una vez como cae la Primera República uno advierte el gran dilema, inclusive de corte escolástico, para sofisticar el comentario, en el momento en que Bolívar hace preso a Miranda en La Guaira, y Miranda dice “Bochinche, bochinche, bochinche, este país es todo bochinche”, Bolívar tiene un pasaporte con el que viaja a Curazao y luego a Cartagena. ¿Qué dice en Cartagena Bolívar? Refiriéndose a los señores de 1811, que en su mayoría determinante eran civiles ilustrados, decía “estos señores creen que están en Grecia, que construyen Repúblicas aéreas que no se condicen con la situación y realidad del pueblo venezolano, no preparado para el bien supremo de la libertad”

Es posible que el Libertador tuviera razón al criticar a los autores de 1811, que no estábamos preparados para disfrutar “el bien supremo de la libertad”. Eso lo podía decir una persona de la ilustración de Simón Bolívar frente a un pueblo que difícilmente sabía leer y escribir, y estaba en el oscurantismo como nación. Que debíamos ser conducidos como niños por quienes eran los más esclarecidos y estudiados. ¿Pero creen ustedes que luego de más 200 años todavía estamos en esa situación? Hay algunos que todavía lo piensan así y nos tienen atados a ese oscurantismo del pasado.

El pensamiento mas ilustrado de la época redactó una Constitución Federal para Venezuela que incluso incorporó la figura de las Constituciones Provinciales donde “…cada región tenía la potestad de administrarse y regirse de forma autónoma mientras no se contrariasen los principios de la nación. Una vez efectuada la elección de diputados provinciales para el Congreso de las Provincias de Venezuela, las Legislaturas Provinciales recibieron la exhortación para que dictasen sus propias Constituciones, aunque no todas las provincias tuvieron la oportunidad de redactar una antes de la caída de la Primera República”(ver de nuevo  http://goo.gl/RTsMoz).

El Libertador, como ya hemos descrito en notas anteriores, hizo duras críticas a la forma Federal del Estado de la Constitución de 1811 en el Manifiesto de Cartagena del 15 de Diciembre de 1812, y a la cual atribuye la caída de la Primera República, entre otras razones por la discusión en torno a la subdivisión del país, en especial la Provincia de Caracas, que generó rivalidades y ambiciones de poder (ver Federalismo del Siglo XXI en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/05/federalismo-del-siglo-xxi.html) y principalmente porque no se podía manejar una guerra sin el control centralizado del Estado. Y esa fue la constante histórica de nuestro devenir constitucional.

Pero lo más importante de esta discusión y que hay que resaltar en mayúsculas en toda esta historia es que ese debate se distorsiona, no ya en cómo debe ser la forma ideal del Estado en la Constitución- porque el Libertador acepta que la forma Federal es la mejor (“El sistema federal, bien sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros recientes estados” Simón Bolívar en el Manifiesto de Cartagena de 1812)- sino en quien administra el poder y porque.

El Dr. Aguiar indica en la extraordinaria cátedra que nos dispensó en el Foro de El Nacional del 21 de julio de 2014 que cuando la Constitución de 1999 nos amarra al pensamiento doctrinario de El Libertador “…los venezolanos nos compramos una Constitución en donde el individuo se subordina al Estado (Art. 1, 3, y 102) y en donde el individuo no tiene la posibilidad de rezarle a Francisco de Miranda o Andrés Bello, sino a Simón Bolívar…Cuando en el Artículo primero se condiciona todo el devenir venezolano a la doctrina y el pensamiento de Simón Bolívar, esto tiene mucho significado desde el punto de vista constitucional, y un significado trágico.”. Todavía se sigue considerando que los venezolanos somos aquellos ignorantes de pantalones cortos donde el Estado debe todavía tutelar el crecimiento de la gente, amén de ser el pasto fundamental de donde se sostienen los sistemas autoritarios y dictatoriales. Ya es hora de romper esas cadenas…

Para nosotros en el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) no existe ninguna duda, así como tampoco la tienen intelectuales de la talla del Dr. Asdrúbal Aguiar, de que hay que discutir de nuevo la Constitución porque está mal hecha y porque descansa sobre unos principios que contrarían la esencia misma descentralizadora del Constituyente de 1811: “Por eso es que cuando hacía la síntesis final de la Constitución decía, esto es una suerte de matrimonio morganático, vista en su parte relacionada con los Derechos Humanos podría decir uno que allí está la Revolución Francesa pero en términos inflacionarios. Hay mucho nominalismo libertario, pero la segunda parte es la configuración del antiguo régimen….Se crea un Estado centralizado, se elimina la autonomía municipal…se condicionan las competencias municipales y estadales a las leyes nacionales, se le entrega al Presidente de la República mediante lo que originalmente se llamó en los debates constituyentes las leyes de base, copia del modelo constitucional cubano, pero para evitar el escándalo volvieron a la figura que se trata de leyes habilitantes, pero habilitantes que en defecto de la tradición constitucional nuestra permite habilitar al Presidente para que pueda hacer todo lo que le de la gana en materia legislativa sin ningún tipo de limitación, y por si fuese poco se incorpora un capítulo de Seguridad Nacional en donde el concepto estratégico de la Nación lo define el propio Presidente de la República, bajo una perspectiva en donde la Seguridad Nacional incluye todo, hasta la forma de caminar de los ciudadanos en Venezuela. Conclusión: ¿Para qué sirve la Constitución del 99? En perspectiva democrática, para nada. Dentro de la perspectiva de lo que ha vivido el país en los últimos 15 años, ha servido para todo…”.

Ya solamente con esto deberíamos ahora mismo estar convocando al Constituyente para cambiar la Constitución de 1999. Como indicaba al principio de esta nota, nuestra intención ha sido preservar el espíritu de los autores originales, pero esta vez haciendo las pinceladas correctas para adecuar ese espíritu a nuestros tiempos, restaurando una obra magistral, convencidos como estamos que la obra original es lo más adecuado para nuestro futuro. De eso se trata el Proyecto País Venezuela.

El Dr. Aguiar decía acertadamente en su exposición que “…el gran drama debería ser o podría ser la posibilidad de que Venezuela para reconstituir su urdimbre social vuelva su mirada hacia la historia, no para congelarse dentro de ella, sino para visualizar…con la posibilidad de escoger una suerte de proyecto hacia el porvenir. O seguimos mirando en la fatalidad del gendarme necesario, o es llegado el momento de que nuestra gente logre emanciparse social y culturalmente para asumir a plenitud justamente aquello que (de acuerdo a) Simón Bolívar no nos había llegado, la posibilidad de disfrutar del bien supremo de la libertad.” . Miramos en la historia para escudriñar quienes somos, y no nos congelamos en ella. Se hizo ese Proyecto de una República Federal para un pueblo que dejó de ser ignorante en su gran mayoría y que creemos que ya tiene los pantalones largos para disfrutar “del bien supremo de la libertad”. El resto será pelear por ella civilmente para alcanzarla.

Caracas, 6 de Abril de 2015

Twitter:@laguana