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miércoles, 24 de junio de 2015

La política ya no es de los políticos

Por Luis Manuel Aguana

Estoy aprendiendo a no indignarme cuando todavía me salen que estamos en el discurso de la “anti política”. Que no queremos a los partidos, que nuestro mensaje aleja a los  venezolanos a incursionar en los partidos.

¿Pero saben qué? Me canse de decir que no es así. Que es todo lo contrario. Que los partidos son importantes para la democracia en tanto que comprendan bien su rol en ella. Pero eso es lo que no alcanzan a comprender. Creen que quienes desde la sociedad civil no partidista les hacemos criticas tratamos de destruirlos. ¿Qué le vamos a hacer?

Los partidos deben comenzar a aterrizar en los tiempos en que vivimos. Hacer política ya no es más el coto cerrado de los partidos políticos. Eso dejo de ser así hace mucho tiempo. Ahora hacen política muchísimos actores, y aquellos que lo hacen de manera "profesional", como se dice de aquellos que “viven de eso”, deberán constantemente reacomodarse a las nuevas realidades. Con las redes sociales se añaden cada vez mas participantes, lo que enriquece el tema y lo mejora con el tiempo, pero a su vez lo hace sumamente más complejo.

Si consideramos como verdaderas las cifras de Datanalisis en su encuesta Nacional Ómnibus Septiembre-Octubre 2014, la identificación partidista de la población llega al 37,5% (entre oposición y gobierno). Esto deja en positivo un campo de una riqueza inigualable para todo aquel que tenga algo que decir en relación  a la política y lo diga con la convicción y la seriedad debidas.

Las impresionantes intervenciones de la politóloga guatemalteca Gloria Álvarez son un ejemplo de lo anterior. Ya la política no es el coto de caza privado de los políticos profesionales. La tecnología de las redes sociales la puso en el tapete y posiblemente nadie haya explicado con mayor claridad los males ocasionados por los populismos en Latinoamérica.

Y lo más interesante del caso es que no es explicado por un viejo académico o un político profesional de esos que abundan en estas tierras azotadas por ese mal endémico, sino por una jovencita politóloga que tiene una extraordinaria claridad de pensamiento y una llegada difícilmente vista en un político latinoamericano.

¿Y cómo descubrimos a ese fenómeno? Por un videíto de menos de 12 minutos que se hizo viral en las redes sociales de una conferencia de jóvenes en España (ver Gloria Álvarez –Parlamento Iberoamericano de la Juventud https://youtu.be/xkYEXS16dZA). Quizá ese caso deba ser analizado con más detalle porque este será uno de los primeros que veremos como resultado del fenómeno globalizador de la tecnología y las redes sociales aplicadas al campo político.

En un muy reciente extraordinario estudio auspiciado por la Fundación Telefónica de España titulado “Transformación digital y móvil de la comunicación política”, su autor, Antonio Gutiérrez-Rubí profundiza en las interioridades de este fascinante fenómeno de cómo la política se está quedando detrás del carro de la historia (ver estudio completo en https://tinyurl.com/23fuxzwk) en muchos aspectos fundamentales, de los cuales destaco a continuación dos muy importantes.

Desde la perspectiva del ciudadano Gutiérrez-Rubí destaca: “Las herramientas tecnológicas, como instrumento de la actual sociedad en red, posibilitan a los ciudadanos una organización ágil y eficaz, más allá de las fórmulas tradicionales. Sin duda, el actual escenario de crisis política ha acentuado la aceleración de estos movimientos sociales, que reorganizan la estructura de poder. Los ciudadanos organizados son capaces de influir en la agenda política y obligan a los medios de comunicación de masas a escuchar la voz de la calle. Hablamos de una nueva ciudadanía digital, de nuevos actores sociales que irrumpen en el panorama mediático y en la construcción de esa agenda pública, con la inusitada fuerza, legitimidad y visibilidad de un fenómeno creciente, el de la política vigilada. (Gutiérrez-Rubí, pág. 63-64) (Subrayado nuestro).

Entonces hay que decirles-más bien gritarles-, a estos dinosaurios de la política venezolana que desde hace mucho tiempo la política de los próximos años estará en manos de una masa que no es de ninguna manera pasiva y que generará las pautas para la formulación de las políticas más convenientes para su bienestar. Que las tendencias son claras y que se están presentando manifestaciones fehacientes de ello como lo vimos en el caso de Gloria Álvarez. Que aquello de la “anti política” quedó en el pasado y ahora lo que hay es ciudadanos empoderados de una fuerza inusitada que se hace sentir a través de los nuevos medios y que se puede medir.

Y desde la perspectiva de las organizaciones políticas destaca: “El ADN de nuestros partidos es claramente refractario para nuestra actual sociedad y para el nuevo modelo económico basado en el conocimiento y la sostenibilidad. Los partidos se sienten cómodos en la cultura analógica, pero la sociedad es digital —y móvil—. Aún priman las estructuras verticales y centralizadas, en contraste con las nuevas redes horizontales y descentralizadas que se imponen en la ciencia, la economía, la empresa... Su orden es jerárquico y su nervio es la fidelidad, justo lo contrario de una sociedad que reconoce la autoritas y la independencia y autonomía como valores que reconfiguran los atributos del poder. La mayoría de la comunicación de los partidos, incluso a través de la Red y a través de los dispositivos móviles, se reduce a la repetición de consignas y a la instrumentalización y colonización de los nuevos espacios en las redes sociales, y los ciudadanos sienten una alergia profunda al seguidismo acrítico y aprecian la creatividad y la autonomía como nutrientes indispensables de la nueva política.” (Gutiérrez-Rubí, pág. 67-68) (Subrayado nuestro).

Las tendencias claramente indican descentralización y autonomía política. Las actuales organizaciones políticas deberán adaptarse a una nueva realidad de horizontalidad y descentralización para poder acercarse a las grandes mayorías. Entender esta nueva manera de ver la política y su acercamiento a la gente es el reto de cualquiera que pretenda moverse en el campo político en cualquiera de sus facetas. Ya no se acepta ser seguidor acrítico de un partido, como lo indica el estudio. De hecho ya se confrontan y se discuten las ideas a la velocidad de un click.

Poco a poco las personas empiezan a ser conscientes de su nueva personalidad política y son capaces de responder desde el anonimato. Poco a poco empieza a despertarse ese Poder Originario que solo le pertenece a la persona humana en democracia, que no es manipulable y que ya descubrió las novedosas vías posibles para su manifestación. Estas nuevas realidades cambiaran el curso de la historia de Venezuela.

Caracas, 24 de Junio de 2015

Twitter:@laguana

viernes, 26 de diciembre de 2014

Democracia en Red


Por Luis Manuel Aguana

Resulta interesante y a la vez refrescante ver como las nuevas generaciones hacen esfuerzos para tender puentes entre lo viejo y lo nuevo, tratando de renovar las viejas estructuras a los nuevos tiempos y a las nuevas herramientas. El enfoque novedoso de los muchachos del  Partido de la Red argentino (http://partidodelared.org/) es de una trascendencia inédita en el mundo, porque va al centro del problema de la representatividad de los elegidos a ocupar cargos de elección popular, en especial aquellos que se eligen para la elaboración de las leyes en un Parlamento. Sin embargo, es importante ampliar, de acuerdo a la información disponible, la idea y ver como se podrían extender esos conceptos a otros países de acuerdo con sus propias particularidades, muy en especial los latinoamericanos, a sabiendas del sesgo cultural que nos identifica.

De la conferencia dictada por Santiago Siri y Pía Mancini (El Partido de la Red en Argentina http://youtu.be/scCKzU2jQWc), explicando esta novedosa iniciativa de utilizar los nuevos medios masivos de comunicación, como el Internet, la telefonía celular y las redes sociales para remozar la manera de actuar de las estructuras obsoletas de representación popular, podemos extraer varias enseñanzas que pueden ser aplicadas a muchas realidades de nuestros países.

La primera es la juventud haciendo cosas nuevas, innovando, dándole la vuelta a los problemas que sabemos que existen en política, donde vemos día a día que se secuestra la voluntad popular después de haberle arrancado el voto a fuerza de dinero y engaño a la población, dejando la participación como un suceso aislado en la periodicidad de un mandato que se renueva cada X años. ¡Qué bueno es ver jóvenes intentando hacer cosas distintas, no lo mismo que hacían los viejos! Tratar de crear inteligencia colectiva y no proseguir en el seguimiento a un liderazgo mesiánico obsoleto.

Como sabemos, todos nuestros partidos políticos tienen la misma partida de nacimiento. Un líder que aglutina en base a un carisma, que deriva en una propuesta que presenta al país y luego de hacer una promesa básica que repite hasta el cansancio, se entroniza y es difícil que alguien le sustituya como “líder fundamental”. ¿Les suena conocido?

Pues bien, eso fue lo que paso antes con los partidos iniciales de la democracia en Venezuela, AD y COPEI y luego continuando en una generación posterior con los “nuevos” partidos, Primero Justicia y Voluntad Popular, y posiblemente algún otro en gestación. Las mismas estructuras verticales y estalinistas de “líneas de partido”, que aunque siendo los últimos fundados por jóvenes, se pusieron viejos inmediatamente, imitando lo que hacían los anteriores porque “esa es la manera en que se hace política en Venezuela”. ¡Basura! Cero creatividad, cero aplicar la propensión natural de los jóvenes hacia un cambio en la manera de hacer las cosas.

La juventud de estos partidos debería reinventarse, y aplicar nuevos métodos para llegarle a la participación de la gente. Deberían fabricarse sus propias versiones de esos “troyanos” políticos que se están inventando los muchachos de Buenos Aires para penetrar la claque de sus partidos, que se quedo atrasada en el tiempo, igual que aquí. El solo ver a un joven diputado de la “oposición” de las nuevas generaciones-y para colmo proveniente del movimiento estudiantil-, votando a favor del régimen, imitando una exudación maloliente de ese pasado político que nos ha hecho tanto daño, debería ponernos a pensar en qué clase de juventud política queremos para Venezuela.

Por eso me dio envidia positiva la iniciativa de esta joven agrupación argentina que todavía no se ha convertido en partido, para hacerle frente a los desafíos políticos de los nuevos tiempos. Bien haría la juventud de nuestros partidos de estudiar esa iniciativa para ver como la aplican en Venezuela, habida cuenta de la penetración de las redes sociales en nuestra cultura.

Me hizo sonreír esa comparación que hacen estos jóvenes de la Constitución como el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas y los abogados como los hackers de un viejo sistema basado en la tinta y el papel, porque son los únicos que saben interpretar los códigos que solo se leen en los Parlamentos que hacen las leyes. Cuando alguien como esos muchachos se hace preguntas como “Si Internet es la nueva imprenta, ¿cuál es la nueva democracia?”, entonces hay algo denso y sumamente importante detrás de eso.

Cuando se dice que la imprenta fue la tecnología de la información que prevaleció cuando se inventaron las instituciones que nos rigen y que democratizó el simple hecho de saber leer y escribir, que era un coto cerrado de unos pocos, poniendo el conocimiento al alcance de la humanidad en el pasado, ¿porque nosotros no hemos hecho nada con esta nueva imprenta que genera inteligencia colectiva? ¿Eso lo puede poner en marcha una generación pasada que no entiende esta nueva manera de comprender al mundo? Muchas interesantes preguntas y pocas respuestas.

Estos jóvenes ven absurdo votar cada cierto tiempo. En eso difiero de ellos. Hay que votar cada cierto tiempo para renovar las caras y los compromisos. En lo que si concuerdo es que el mecanismo de comunicaciones entre el elector y su elegido debe ser obligante y tan fluido como sea posible, entregando con una herramienta como la que proponen, esa comunicación que haga que la participación ciudadana se incremente en grado superlativo, comprometiendo al elegido a votar en una línea que coincida permanentemente con los intereses de sus electores. En eso la tecnología puede ser de una ayuda inimaginable y hay que ahondar muchísimo en esa dirección en nuestros países.

Me gustó el concepto esbozado por los jóvenes que Internet es una red de personas NO de máquinas. Y es cierto, porque como bien afirman ellos, eso es lo que genera la inteligencia colectiva que cambia las sociedades. De la misma manera el concepto que los tweets (o “trinos” del Twitter) son unidades de pensamiento que cuando se comparten (“retuitean”) se está haciendo sinapsis con otras mentes. Esta idea es poderosa ya que genera una sinergia imposible de detener. Y eso es lo que ha venido pasando con la red en Venezuela. Poco a poco se han ido estableciendo ideas y conceptos que han venido calando en la población, como la idea de cambiar el modelo del Estado.

Por eso, siguiendo en la línea de la comparación donde la Constitución es el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas, en Venezuela estamos proponiendo un cambio del Sistema Operativo del país. Significa cambiar todas las formas, los programas y los procedimientos. Cambiarle las correas a un motor en marcha. Eso, como con cualquier sistema operativo, es un cambio mayúsculo que implica cambiar la manera en que una máquina interactúa con sus usuarios, pero llevado a esa comparación, significa cambiar la manera en cómo el Estado interactúa con los ciudadanos.

Ojala que la juventud venezolana tome las riendas de ese proceso porque son ellos los que mejor entienden los cambios transformadores de la Democracia en Red que está naciendo en nuestros países. Nosotros trabajaremos para cambiar el modelo que ya no responde a resolver las necesidades de los venezolanos y genera más pobreza. Pero su desarrollo ulterior les corresponde a esos muchachos que están reinventando-como debe ser-, las relaciones políticas en el futuro. Yo no veré eso, pero haré todo lo posible para que si lo vean nuestras futuras generaciones…

Caracas, 26 de Diciembre de 2014

Twitter:@laguana

sábado, 20 de diciembre de 2014

Democracia Digital



Por Luis Manuel Aguana

Es interesante observar el contraste de las épocas y las herramientas. En la medida que se desarrollaron con el tiempo las herramientas, la humanidad avanzó en su forma de vivir y desarrollar calidad de vida. Tómese por ejemplo el transporte. De no haber existido una tecnología para transportar personas y cosas en las diferentes épocas, no se hubieran desarrollado ciudades y conglomerados industriales. La invención del automóvil y su masificación a principios del siglo pasado marcó un hito en la forma como se construyeron las ciudades y donde vivían las personas.

Sin embargo así como operaron esos cambios profundos de la humanidad con relación al transporte y la manera de vivir de la gente, no existe relación alguna en términos de proporción con lo que ocurre con los cambios producidos por la tecnología de la información y la manera en cómo ahora nos relacionamos las personas entre nosotros mismos, nuestros trabajos, e incluso nuestros gobiernos, y la manera en que nuestros representantes nos “representan” para tomar decisiones que nos afectan a todos.

Si bien es cierto ahora sabemos instantáneamente lo que ocurre al otro lado del planeta, tanto como lo que ocurre en nuestra misma ciudad, esa información, más allá de saber lo que pasa al instante, representa una sobredosis que paraliza al ser humano, siendo en la mayoría de los casos-para quien no sabe qué hacer con eso-, una maldición más que una bendición.

Cuando viajaba al exterior siempre me llamó la atención que los ciudadanos de localidades importantes de países desarrollados, fuera de las muy cosmopolitas, no sabían donde quedaba Venezuela, y lo más llamativo aún, ni les interesaba. Los que más tenían una idea, sabían de un país que producía petróleo en Sudamérica. Solo estaban pendientes de su propio círculo local de vida y de su propia cotidianidad.

Entonces, me decía yo, ¿qué hacían estos tipos con el Internet? ¿Porqué los periódicos locales no decían nada del resto del mundo? Y la respuesta no la vine a entender sino mucho tiempo después: esos países dividen sus problemas y los manejan desde su propio ámbito territorial de conocimiento y aplicación. Y cuando cada “espacio” es administrado por su gente, aplicando sólo el conocimiento que necesitan para resolver los problemas locales, no requieren saber de nada más, el resto les sobra.

En esos países cuando un individuo se hace más general, ya bien sea por razones de liderazgo público o privado, y su entorno va más allá de lo local, haciendo su esfera nacional o internacional, el sistema lo lleva a tener que conocer más. Y allí es donde se ve que un líder político o empresarial es global y generalista. En Venezuela los liderazgos no han aprendido eso todavía porque nuestro sistema de hacer las cosas y ver al mundo apunta a ser generalista de una sola vez, donde se sabe de lo general sin haber aprendido lo local.

En los países desarrollados, a pesar que los cambios en la tecnología de la información no se han traducido muy fuertemente en el modo en que la gente se relaciona, si tienen claro que poco a poco esos cambios se darán de una manera gradual dentro de su propia manera de hacer las cosas, dejándole a la tecnología el justo lugar que le corresponde. Por ahora, la mayoría de la gente asiste con un horario a un puesto de trabajo a pesar que en ésta nueva época, prácticamente todas las personas somos procesadores de información y podemos hacer el trabajo desde nuestras casas. Incluso podemos vernos y reunirnos virtualmente sin movernos de lugar. Y eso nos lleva también a la redefinición gradual del nuevo rol de nuestros representantes en esta época de contacto digital masivo, que hace que la relación entre representantes y representados estén comunicados de una manera directa y sin barreras.

Todavía la mayoría de nuestro liderazgo político en Venezuela cree que las nuevas herramientas de comunicación se usan como se usaban las anteriores (radio, prensa y televisión). Tienen cuentas de Twitter y Facebook porque es la moda y no saben usarlas. No discuten bis-a-bis con sus electores y representados. Creen que era como antes que escribían artículos en la prensa y eso se quedaba allí, sin que la gente pudiera replicarles inmediatamente y ellos darse el lujo de no contestar. La aparición de nuevas caras en esos medios que no necesitan pedirle permiso a ningún editor de prensa o dueño de medio televisivo o radial para ser tan conocidos como ellos y que fijan nuevas líneas de política, es el pan de cada día. Es un mundo nuevo y un juego político muy diferente que tiene un tablero dinámico para operar.

En Argentina un grupo de jóvenes crearon un nuevo partido político con el nombre “Partido de la Red” que “propone mejorar la democracia aprovechando las virtudes de Internet” (ver Wikipedia Partido de la Red en http://wiki.partidodelared.org/index.php/P%C3%A1gina_principal). La intención principal es que los representantes electos hagan lo que sus representados en mayoría dispongan. Para ello concibieron una aplicación por teléfonos inteligentes denominada DemocraciaOS. “La propuesta del Partido de la Red es que los ciudadanos puedan debatir y votar en la plataforma Democracia OS sobre los proyectos de ley de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. No habrá barreras para la participación: todos los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires podrán expresar su opinión.”. Les invito a ver la extraordinaria conferencia de Pía Mancini fundadora de ese partido, explicando los alcances de esa iniciativa (ver TED http://www.ted.com/talks/pia_mancini_how_to_upgrade_democracy_for_the_internet_era) y su historia en YouTube (http://youtu.be/scCKzU2jQWc).

Esa conceptualización de democracia directa, sin intermediarios de cogollos o negociadores de política, que hacen con el mandato de los ciudadanos lo que les viene en gana, está en vías de extinción. Pero más allá de eso, la combinación de comunicación directa entre elector y elegido a través de una herramienta novedosa y la subdivisión con responsabilidad real y de recursos de los “espacios” locales (Municipales), Estadales y Federales, establecen unos niveles de responsabilidad diferentes, haciendo mucho más preciso quien debe ocuparse de qué, y qué debe exigírsele a quien.

Una democracia basada en un nuevo modelo de descentralización como el propuesto en el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) está en completa sintonía con ese tipo de democracia que ya visualizamos como una realidad en el mundo dentro de los próximos años y que bien podríamos bautizar como Democracia Digital. Ya estamos dando los primeros pasos para llegarle al ciudadano y convocarlo como nunca antes se había realizado en el país, aprovechando las herramientas del Siglo XXI para refundarlo con nuevas estructuras, que nos permitan heredarle a las nuevas generaciones una Venezuela que si mire hacia el futuro.

Caracas, 20 de Diciembre de 2014

Twitter:@laguana