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jueves, 28 de diciembre de 2017

Pensar duele

Por Luis Manuel Aguana

Antes de titular esta nota revise en mi buscador para ver quien había usado antes la misma expresión, sorprendiéndome que hasta existieran poemas titulados de esa manera. Existen grupos musicales, canciones, reflexiones, artículos, todos ellos con un enfoque diferente para esas palabras. Decidí entonces titular esta nota igual para agregar un enfoque adicional a tan diversas manifestaciones.

Efectivamente, para mí la expresión siempre ha significado la tendencia que naturalmente siente la gente cuando desde afuera nota la complicación en cualquier asunto, prefiriendo usar el criterio ajeno para tomar una decisión, sin usar su propia capacidad de razonar. De allí la expresión de que el “pensar duele” no porque sea difícil sino que algunas veces buscamos una razón para no hacerlo. Eso no es malo si al tomar el criterio de otra persona, esta es merecedora de tal reconocimiento.

Pero cuando dejas que otro piense por ti, más vale que esa persona no te defraude porque en algunos casos tu propia vida puede depender de eso. En términos de liderazgo, por lo general esa manera de actuar es lo que diferencia quienes siguen de quienes son seguidos.

Y ese aspecto del liderazgo es determinante porque las personas en la mayoría de los casos siguen a sus líderes porque confían en que sus criterios y decisiones son pensados y estudiados. Deciden “no pensar” en problemas complejos, dejando eso en quienes confían porque creen de buena fe que esos lideres lo “pensaran” bien por ellos. Y eso en Venezuela ha demostrado hasta ahora ser una catástrofe.

Resulta que ese “liderazgo” ha estafado a la gente en ese aspecto tan importante como lo es pensar en soluciones, confundiéndolo con decidir a favor de lo que suponen que el “pueblo quiere”, en lugar de trabajar a favor de algo pensado y estudiado previamente luego de un análisis a conciencia y en beneficio de las mayorías. Les duele pensar...y se les escapa que a ellos les está negado eso en su condición de responsables del destino de otros.

¿Y porque afirmo eso con tanta seguridad? Solo miren los resultados del desastre opositor. ¿Conocen ustedes de alguna “sala situacional” opositora? Sabemos que el régimen tiene una en Miraflores, porque ellos mismos lo han dicho, así como otras patrocinadas por la inteligencia cubana. Eso es solo una muestra de la importancia que si le da el adversario -a diferencia de nosotros- a pensar. ¿Y qué hacemos nosotros? Reaccionar a lo que ellos primero piensan y luego ejecutan. No es de extrañar los resultados opositores tan pobres en los últimos años.

Posiblemente las razones de este comportamiento repetidamente reactivo y absurdo de nuestro liderazgo las encontremos en un interesantísimo articulo de Harvard Business Review, The Forsaken Art of Thinking (El olvidado arte del pensamiento) de Rakesh Jain (verlo en https://www.linkedin.com/pulse/forsaken-art-thinking-rakesh-jain/), donde el autor reseña unos síntomas que se parecen mucho a lo que sucede en Venezuela, especialmente en los sectores opositores:

“La acción se ha convertido en retórica de todos los problemas y la acción instantánea es muy buscada y celebrada.  Pero el creciente coro hacia la acción está cobrando su peaje en el tiempo disponible para pensar en la elección de acción. Debido a la multiplicación de tareas múltiples en la vida, la gente está olvidando el arte y la ciencia del pensamiento.”. (Traducción libre).

De allí que en mejor estilo del populismo clásico, el liderazgo busque acciones de impacto que digan que “estamos haciendo algo” pero sin ninguna sustancia de largo plazo, olvidando su rol principalísimo de pensar en soluciones estructurales, que precisamente son el producto de tiempo y trabajo invertidos en reflexión activa:

“La zona consciente de la mente es sobre menos acción y más reflexión mientras que la subconsciente está programada para manejar el ciclo de reacción de acción. Mientras que el cerebro consciente se trata de procesar información, crear nuevos conocimientos y consumir más energía, el cerebro subconsciente se trata de automatización, rutina y velocidad. Pensar es una actividad cerebral consciente y es esencial que la mente se aleje de la acción para cambiar su enfoque de subconsciente a zona consciente.”. (Traducción libre)

¿Se dan cuenta que nos alejamos de las soluciones mientras actuamos sin pensar? La mente necesita el tiempo para que ese accionar posterior tenga la efectividad requerida para el éxito. Si no nos tomamos ese tiempo para pensar sobre las soluciones a las nuevas situaciones, de acuerdo al autor, repetiremos las acciones ya conocidas, lo que a mi juicio es el foso adonde siempre caemos todos como consecuencia de una dirigencia vacía de ideas:

“Pensar es un prerrequisito para romper el ciclo de acción-reacción. Una nueva acción siempre requerirá pensar y en ausencia de actividad cerebral consciente, continuaremos en el ciclo de la vieja reacción de acción. También es necesario pensar para encontrar una solución a un nuevo problema o idear nuevas acciones. En la ausencia de pensamiento elegiremos nuestras acciones del repositorio de las antiguas acciones almacenadas en la mente subconsciente.”. (Traducción libre)

El autor remata con la tesis de hacer del pensamiento una rutina e incorporarlo dentro del mismo accionar, como parte de la vida de las personas. A mi juicio a eso solo se llegaría luego de hacer muchas veces lo correcto dentro del ciclo pensar-accionar. Mi aspiración ahora sería que al menos se comenzara por lo menos  a detenernos a pensar:

“Hoy en día, el mundo es lo que es debido al pensamiento hecho por pocas personas. Imaginemos el mundo como sería si el pensamiento se convirtiera en parte de la vida para todas las personas que viven en este mundo. Para lograr esta meta, tendremos que detener la celebración de la acción y dar tiempo y espacio para la introspección, la meditación y la reflexión.”. (Traducción libre)

Lamentablemente al igual que el mundo, nuestro país es lo que es por lo que han pensado pocas personas. Y eso no va a cambiar en el corto ni mediano plazo. Seremos victimas del éxito o fracaso del pensamiento de pocos. Entonces aquellos pocos que se han atribuido la responsabilidad de conducir el carro opositor deberán darse el tiempo correspondiente para pensar en propuestas y soluciones. No basta ir a las calles como una acción si detrás de eso no hay un pensamiento claro que incluya un cómo ese accionar tendrá los resultados que todos esperamos.

Así, como el poeta Aquiles Nazoa en su inmortal Credo, yo igualmente "Creo en los poderes creadores del pueblo". De allí que finalmente este convencido que en el 2018 solo del pueblo saldrá una solución que no les duela pensar...

Caracas, 28 de Diciembre de 2017

Twitter:@laguana

martes, 20 de octubre de 2015

Cuestionario de liderazgo

Por Luis Manuel Aguana

Cuando un país clama por un empresario para conducir sus destinos, a ese país hay que ponerlo en terapia intensiva. Nuestro país está en ese estado, no de ahora sino desde hace bastante tiempo cuando una ex Miss Venezuela y un golpista se disputaban las encuestas para la Presidencia de Venezuela en 1998.

En los Estados Unidos, Donald Trump -empresario exitoso- revienta las encuestas republicanas, porque pareciera que en el primer mundo hay un vacío de dirigencia política que sea capaz de interpretar la convulsión de los tiempos presentes; y ahora en Venezuela pareciera que ocurre otro tanto, cuando vemos al régimen verse amenazado por Lorenzo Mendoza –otro empresario exitoso- al punto de ser objeto de una persecución que solo le cabría a un dirigente político.

Lo malo de todo esto, apartando lo aberrante que es perseguir a un empresario que les responde como se debe, con razonamientos imbatibles, es que eso da cuenta de lo perdidos que están los referentes políticos. ¡Que falta le hace al país una dirigencia seria de oposición! Parecen lejanos aquellos tiempos donde existían personajes, que se fueron muriendo en el tiempo, que iban más allá de la diatriba: Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Alberto Carnevali, Rafael Caldera, Arístides Calvani… La lista es bastante larga ¿Es que esos venezolanos son irrepetibles? Me niego a creer eso.

Y no estoy diciendo aquí que regresen esos mismos liderazgos sino otros que encarnen las banderas que esos individuos enarbolaron, con una visión de un país justo, democrático, con ideales que se tradujeran en bienestar a la población, y ajustados a los nuevos tiempos del presente siglo. Esos viejos liderazgos lucharon toda una vida y al menos nos legaron el periodo civil y de gobierno democrático más largo de nuestra historia republicana. En la actualidad lo que vemos son “candidatos” a ocupar un cargo.

La gente ahora no halla a quien confiarle el país. Suena de Perogrullo pero es así. No hay gente seria en la tarima política. Le bastó a Lorencito escribir una carta seria para que el gobierno se tambaleara y Maduro lo hiciera objeto de acoso y persecución política por cadena nacional. Chuo y su combo-MUD se han cansado de decirle vainas al régimen, pero ¿por qué cuando se las dice Lorenzo Mendoza reaccionan como lo hacen? Porque provienen de una persona absolutamente seria y de paso líder del primer emporio industrial del país, construido históricamente a base de trabajo y no con reales del Estado venezolano. Y ocurre que la gente intuye y sigue a personas que consideran serias en su actividad, con lo cual resulta importante para el régimen encerrar y perseguir a cualquiera que se asome con esas características.

Y este es todo un tema para desarrollar. ¿Dónde conseguimos a esa gente? La necesitamos desesperadamente. Pero más importante aún, ¿cuáles condiciones deben darse para que esas personas salgan a la luz? ¿Qué es lo que hace a un líder sobresalir en el siglo XXI? Estas respuestas se han tratado de buscar incansablemente. De acuerdo a recientes investigaciones en ese campo (ver Rosalinde Torres, “What it takes to be a great leader”, http://on.ted.com/Torres) el liderazgo en el Siglo XXI se define y se evidencia por tres preguntas:

a) “¿Donde está buscando para anticipar el próximo cambio en su modelo de negocio o su vida?” En otras palabras, ese liderazgo debe anticiparse -mirar mucho más lejos que el resto- a un nuevo movimiento en su campo de actividad: “los grandes lideres no están cabeza abajo, ellos ven alrededor de las esquinas, construyendo el futuro, no reaccionando ante él”;

b) ¿Cuál es su capacidad para desarrollar relaciones con personas que son muy diferentes a ellos? Y esas diferencias pueden ser biológicas, físicas, funcionales, políticas, culturales, socioeconómicas. Cuando existe esa capacidad, pesar de todas esas diferencias, las personas se conectan con él y confían lo suficiente para cooperar en la consecución de un objetivo común. Los grandes líderes entienden que tener una red mucho más diversa es una fuente de identificación de patrones a mayores niveles y también de soluciones, porque hay personas que están pensando de manera diferente de ellos;

c) ¿Es lo suficientemente valiente para abandonar una práctica que lo hizo exitoso en el pasado? Los grandes líderes se atreven a ser diferentes. No hablan de tomar riesgos, los toman. El desarrollo más importante llega cuando es capaz de construir la resistencia emocional para soportar la gente que le dice que su nueva idea es ingenua o imprudente o simplemente estúpida. La gente que se une a esos líderes no son los habituales sospechosos en su entorno. A menudo son las personas que piensan de manera diferente y por lo tanto están dispuestos a unirse para dar un salto valiente. Y es un salto, no un paso…”

Ahora bien, analizando detalladamente las preguntas de estos especialistas, ¿creen ustedes que Henry Ramos, Manuel Rosales, Julio Borges, o cualquiera de los liderazgos que se nos venden en la actualidad, estén anticipándose a lo que hace el régimen o estén reaccionando ante él? ¿Creen ustedes que tienen la capacidad de desarrollar empatía con personas biológica, física, funcional, política, cultural, y socioeconómicamente diferentes de ellos? Y lo mejor para lo último: ¿Creen ustedes que estarían dispuestos a abandonar lo que son para emprender los cambios que requiere el país para salir de este infierno? Ninguno de los que he mencionado y posiblemente la gran mayoría de los que ustedes conocen, difícilmente pasan completo ese cuestionario.

Entonces debemos encontrar a la gente que si lo pase completo y seleccionar entre ellos quienes nos conduzcan fuera de esta tormenta. Aquí no vale edad, ni simpatía, ni siquiera credenciales de lo que ahora se conoce como “experiencia política”, muy valorada por aquellos que lo que desean es continuar con la pachanga del dispendio de unos petrodólares que se acabaron. Yo le agregaría al cuestionario una cuarta pregunta:  ¿Posee un indeclinable amor y pasión desinteresados por Venezuela? Eso, mis estimados amigos, pone aun más chiquita la lista, pero arropa a todas las demás. Comencemos ahora entonces, que para luego es tarde…

Caracas, 20 de Octubre de 2015

Twitter:@laguana

lunes, 17 de agosto de 2015

Desesperanza

Por Luis Manuel Aguana

No hay cosa más ruin que la desesperanza. Creer que las cosas serán siempre igual. Repetir el día como el anterior sin ninguna esperanza que el futuro será mejor. Ese es peor crimen que se le puede hacer a una sociedad. Ese automatismo que hace que te contentes con lo que has podido conseguir porque “eso es lo que hay”.

Y lo más grave es hacerle todavía creer a la gente que lo que viven es a lo mas que se puede llegar como una estrategia de permanencia en el poder. Técnicas de psicología de masas aplicadas por quienes las aprendieron de asesinos que ya murieron, de un pasado que la humanidad intenta enterrar sin éxito.

¿De qué sirve estudiar si no es posible con eso tener la oportunidad de mejorar? ¿Por qué quedarme en un país que han destruido? Y lo más grave: ¿por qué tengo que arriesgarme a me que pongan preso, me repriman o me maten si protesto porque las cosas cambien?

No intentare aquí cambiarle a nadie su parecer de hacer lo que considere lo más conveniente para su bienestar y el de su familia. Eso no se puede objetar. Pero si quiero resaltar que los países no se cambian solos. Los cambian quienes tienen el sueño de uno mejor y que aquellos que han podido hacerlo ha sido por el producto de aquellos que no tuvieron el chance de irse y no les quedo otra cosa que echar adelante y hacerse con uno mejor.

Este no es un reproche para nadie. Alguien me dijo una vez que la única manera de regresar del exterior con dos millones de dólares es haberse ido con seis. Y no es extraño. Es cada vez mas difícil incursionar con éxito fuera de tu país. Todos los países la han puesto bien cuesta arriba a los extranjeros porque ya es duro manejarse sin tener que mantener también a los que vienen de fuera. Eso es un signo de estos tiempos difíciles de la economía del mundo.

Bienvenidos entonces a los nuevos tiempos de la emigración. Y aunque se hace un caso de especial gravedad aquellos emigran por guerras o tienen estatus de refugiados por calamidades como hambrunas o matanzas étnicas, todavía hay países que los reciben y luego los devuelven sin compasión a sus tierras de origen.

Entonces no hay como la desesperanza. ¿Cómo hacer que la gente tenga esperanza otra vez? ¿Qué debemos decirles a las personas para que vuelvan a creer que su país es un lugar en el cual vale la pena quedarse? O mejor aún, ¿qué debemos decirles para que luchen por él? Es una cuestión abrumadora.

En estos días Diego Arria publicó una petición muy interesante que hablaba de algo muy importante a los efectos de esas preguntas: INSPIRACION. Decía Diego en su petición “Así si vale la pena votar el 6D” (ver https://t.co/VLHenEhZCH) que “un llamado de esta naturaleza puede ser la fuente de la inspiración colectiva INDISPENSABLE que nos está haciendo mucha falta para votar masivamente…”, refiriéndose a establecer un propósito común claro para votar el 6D, de desalojar del poder, con nombres y apellidos, a quienes han hecho un daño importante a la institucionalidad del país, y a la vez emplazar a los candidatos de la oposición oficial a comprometerse con los venezolanos en un documento firmado, a una agenda legislativa precisa para desmontar el parapeto comunista del régimen. Sugiero a todos firmar esa petición.

O corren o se encaraman, ese sería el reto formulado. La pregunta es si de verdad la MUD y sus candidatos quieren seguir con el actual régimen de convivencia con el régimen, dándoles un empleo a estos próximos diputados, o en realidad estarían resteados a poner en cintura al gobierno. Simple y preciso. Inspirador. La idea es mover a aquella masa de personas que no cree en esas elecciones. Si la MUD y sus candidatos a diputados están dispuestos a firmar un acuerdo como ese, creo que la gente creería en el mensaje de ese liderazgo, y sin importar lo que el régimen haga, la movilización a favor de realizar algo concreto sería abrumadora. La MUD y los candidatos a diputados  harían bien en considerar seriamente esa idea de Diego Arria.

Pero no lo harán. No solo porque quien lo propone no forma parte de la claque colaboracionista opositora, sino porque quienes les piden el voto a los venezolanos no inspiran a nadie ni para acudir a una concentración de plaza, como lo vimos estos días. Solo se basan en que será suficiente el malestar de los venezolanos para ganar esa elección, sin impulsar un solo cambio favorable en las condiciones electorales desde el año 2013. Mas engaño, más frustración, mas desesperanza.

En una conferencia TED titulada “Cómo los grandes líderes inspiran a la acción” (ver Simon Sinek “How great leaders inpire action” en http://www.ted.com/talks/simon_sinek_how_great_leaders_inspire_action), Sinek finaliza así: Escuchen a los políticos ahora . No inspiran a nadie. Porque hay líderes y hay personas que lideran. Los líderes tienen una posición de poder o de autoridad. Pero los que lideran, nos inspiran. Ya sea que se trate de individuos u organizaciones seguimos a los que lideran, no porque tenemos que hacerlo sino porque queremos hacerlo. Seguimos a quienes lideran, no por ellos, sino por nosotros mismos. Y son los que comienzan con el "¿por qué?" que tienen la habilidad de inspirar a quienes los rodean o de encontrar a otros que los inspiren.(Subrayado nuestro).

Necesitamos con urgencia líderes inspiradores, no políticos de puesto, de cargo, de aparato. Como decía Sinek, seguimos a quienes lideran, no por ellos sino por nosotros mismos. Y con una frase que en esta oportunidad cobra una importancia suprema: La gente no compra lo que uno hace, compra el porqué uno lo hace. Para inspirar a alguien, ese alguien debe estar en sintonía en el porqué uno hace lo que hace. Analicen el porqué esos líderes “opositores” hacen lo que hacen y vean el medidor de inspiración de la gente: cero inspiración. Porque el “porqué” de lo que hacen no es precisamente lo que la gente espera que hagan en beneficio de la población.

Cualquiera que sea la naturaleza del “día después” del 6D, requerirá de una manera determinante de un liderazgo opositor que inspire a la gente. Tengo la impresión de que se está gestando, porque creo que asistimos al ocaso del actual. Y con el fin de ese liderazgo torcido vendrá en consecuencia el derrumbe definitivo del  régimen, y de la desesperanza que ha traído.

Caracas, 17 de Agosto de 2015

Twitter:@laguana