sábado, 15 de junio de 2013

Constituyente por las razones equivocadas

Por Luis Manuel Aguana

Está comenzando a llamar la atención entre la opinión pública el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Y eso era de esperar. Algunos líderes han empezado a expresar públicamente su opinión en relación al tema, y dado lo importante del asunto considero que es sano abrir una discusión en el país que nos lleve a aterrizar esa materia, impidiendo adhesiones o rechazos por las razones equivocadas.

De acuerdo al Movimiento Independiente Democrático del Táchira el “momento constituyente” se da cuando “se llega a una total ingobernabilidad e inseguridad jurídica y no hay reglas de juego claras.  Cuando se desborda el enfrentamiento político, el odio, y la división prevalece entre los ciudadanos.  Cuando un gobierno dilapida los mayores recursos que ha tenido el país en toda su historia y no hay manera legal de controlarlo.  Cuando la corrupción, la incapacidad, la inseguridad y la impunidad incrementan la situación de crisis. Cuando todas las realidades anteriores nos puedan conducir al abismo de una guerra civil” (ver http://redinternacionaldelcolectivo.blogspot.com/2013/05/mid-movimiento-independientedemocratico.html). Nadie puede dudar que ese es el país que tenemos ahora.

Ahora bien, el MID-Táchira, citando a Jacques Donnedieu de Vabres, en su obra L’Etat (1994), indica:El objeto de un proceso constituyente es establecer un orden racional, claro y estable que evite, en la medida de lo posible, la subversión, el golpe de estado, las intrigas palaciegas, las agitaciones colectivas y los delitos políticos. Un proceso constituyente aparece así progresivamente como una barrera al abuso del poder y como una manera organizada de excluir ciertas formas o ciertos temas de cuestionamiento al poder. Un proceso constituyente es un rito pacificador… es también símbolo de independencia”(Subrayado nuestro).

He citado ambas referencias porque indican que un proceso de la naturaleza del que hablamos no se convoca para salir de un mal gobierno en particular, ni se convoca para que una parte del país se imponga sobre la otra. Todo lo contrario. Se convoca porque hay un estado de cosas que no sostienen la paz necesitándose construir algo nuevo. Los que piensan de una manera y los que piensan de otra se convocan para llegar a un proyecto común que establezca “un orden racional, claro y estable que evite, en la medida de lo posible, la subversión, el golpe de estado…”.

Es para esto que debe llamarse a un proceso constituyente y por lo que pensamos que estamos en un “momento constituyente”. Pero hay algo que creo es lo fundamental y debe constituir una advertencia: nadie llama a éste proceso para liderizarlo ni para establecer pautas de comportamiento, ni decir que se debe o no se debe discutir o decidir en una ANC. Eso es una materia que está reservada solo a aquellos a los que el voto popular les da la responsabilidad de representarlos, esto es a los Constituyentes.

Nadie puede alzar una bandera en el país proponiendo la convocatoria a una ANC para prometer que se hará o se dejará de hacer con ella como si se tratara de una propuesta política electoral, ese es el sentido equivocado del planteamiento. Lo único que puede hacer, a lo sumo, alguien que desee proponer la convocatoria a una ANC, si así lo desea, es concursar en la circunscripción correspondiente y esperar el voto del pueblo para participar en las discusiones que se den en esa ANC, nada más.

Ahora bien, si se espera que de las deliberaciones de esa ANC salga algo positivo para el país, deben existir propuestas concretas y estudiadas de lo que se desea de ella. Esos planteamientos deben hacerse en su seno, pero pueden ser ventilados previamente a una convocatoria, para que la población los conozca. Eso es otra cosa.

Discutir el país que deseamos no es un asunto trivial. Va mucho más allá de las promesas electorales que hizo Hugo Chávez en la campaña de 1998 pidiendo Constituyente como una promesa sin contenido. Se reunieron 131 Constituyentes y redactaron, a juicio de los 125 salidos del Kino chavista, una Constitución que no fue el producto de un consenso sino la imposición de un vencedor. Eso se evidenció cuando el 52% de los votos impusieron a esos 125 Constituyentes, dejándole solo 6 al 48% restante de los electores. Eso nunca podía estabilizar a un país. Muestra concreta de eso es que en el 2002 éste se echó a las calles pidiendo un cambio. Y aun no es estable…

Deseamos propuestas que describan seriamente como queremos al país, no promesas como las que haría un candidato en campaña electoral. Una propuesta como esa es la que plantea MID-Táchira en su Proyecto País (ver https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDLXdIMzljSFVtWmc/edit?usp=sharing) en la cual esgrime un cambio ESTRUCTURAL que bien puede ser discutido y aprobado por una ANC. Puede haber muchas otras propuestas pero esta es una que considero muy buena aproximación a la solución de los problemas principales de Venezuela. Siempre puede ser mejorada, pero ES una propuesta concreta.

El Proyecto País planteado allí se basa fundamentalmente en el manejo de 12 ejes para el desarrollo nacional. Pueden verlos todos en la citada presentación. Como ejemplo deseo que se enfoquen en la primera: Autonomía Regional, que basa su acción en tres elementos que en estos momentos grita el ciudadano, sin ser oído por sus autoridades: Autonomía Regional (municipalización profunda del país), Autarcía (autosuficiencia económica para resolver sus problemas mediante impuestos y servicios) y Autoría (responsabilidad de los funcionarios ante las comunidades que los han elegido).

Todos los municipios del país están prácticamente mendigando los recursos para mejorar su calidad de vida de un Poder Ejecutivo todopoderoso. Aun habiéndose producido la descentralización política en 1989 con la elección de los Gobernadores y Alcaldes, ese proceso todavía es “chucuto”, con una excesiva centralización del poder y los recursos del gobierno central. Esa relación debe cambiar drásticamente.

Venezuela no es Caracas. Hay primero que pasar por sincerar las poblaciones para repensar cuantos municipios deben existir realmente en cada entidad territorial, llevándolos a una relación más humana, capaz de dar calidad de vida a la gente. Solo ver los casos de Catia, el 23 de Enero, Caricuao y Petare en Caracas nos da una idea clara de lo que se plantea aquí.

El sólo pensar que Venezuela con cerca de 1 millón de kilómetros cuadrados y aproximadamente 28 millones de habitantes, tenga solo 335 municipios y España posea 8.112 municipios con cerca de la mitad del territorio que nosotros tenemos, nos da una idea bastante clara de cuán lejos estamos de lo correcto. Hay que acercar el gobierno a la gente y darle constitucionalmente los recursos para que puedan resolver sus problemas. Eso es repensar al país en términos estructurales.

Lo anterior es sólo un ejemplo de que la discusión aquí debe ir muchísimo más allá de la diatriba política cotidiana y de pensar el país para los venezolanos. Sin embargo esto no quiere decir que nos olvidemos de la actual situación política.

Un proyecto para el país nos garantizaría no volver a caer en una crisis terminal como la que vivimos, pero también su reinstitucionalización nos daría, por ejemplo, un nuevo CNE que nos garantice Elecciones Auténticas para todas la autoridades, incluyendo a la Ilegitima que hoy nos mal gobierna, la solución del problema cubano y de la crisis económica, con el regreso de la confianza.

No se puede convocar la discusión del país sin un plan, sin una idea concreta de lo que queremos. Es por eso que una convocatoria sin la existencia de propuestas concretas es como ir a una guerra sin una estrategia. Si no pensamos en grande al país, más allá de nuestras diferencias, se puede a volver a caer en el mismo error de 1998, convocando a una Constituyente por las razones equivocadas. Primero es un proyecto para el país y luego convencerlo para convocar a una ANC para discutirlo y aprobarlo. Lo demás parece espejismos de oportunistas.

Caracas, 15 de Junio de 2013

Twitter: @laguana


lunes, 10 de junio de 2013

Golpe de Estado versus Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

La inmensa cantidad de correos y artículos publicados en relación a que la única salida a la crisis institucional del país pasa por un Golpe de Estado es aterradora. Muchas de las argumentaciones se basan-y con toda razón-, en la responsabilidad que tienen las Fuerzas Armadas de la restitución del Estado de Derecho, pisoteado hasta la saciedad por el régimen de Chávez, heredado por el Ilegitimo mediante el atraco en descampado de unas elecciones.

Sin embargo, esas voces al unísono me suenan como el coro de ranas que de aquella fábula de Esopo, “Las Ranas pidiendo Rey” que describí el año pasado: “Aún estamos sintiendo lo que deseamos como país en 1998, a alguien que pusiera orden. Pareciera que todos los venezolanos fuimos a pedírselo juntos en cola al dios Júpiter de la fábula. Y nuestra suplica fue concedida cuando nos llegó alguien que se está comiendo a las ranas en el más absoluto desorden. Pero este país merece algo más que el lapidario designio de Júpiter acerca del reinado eterno de ese rey.” (ver Fabulas de Esopo en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/03/fabulas-de-esopo.html). Lean la fábula y lo comprenderán.

Es por esa razón que voy a atreverme a ir en contra de la corriente general y de las muy respetables voces que claman por ese Rey. No es la primera vez que lo hago. Pienso que vuelven a equivocarse, de la misma manera que lo hacen aquellos que creen, todavía atornillados en el siglo pasado, que nos encontramos en los mismos escenarios políticos e institucionales que vivimos en Venezuela con los golpes ya conocidos y estudiados, con unas Fuerzas Armadas, no solo armadas con las armas de la República sino también con la decencia que ello debe conllevar.

No señores, un Golpe de Estado ahora no sería como el de la Junta de 1948 que entronizó a Perez Jiménez por 10 años, y menos aún como el que le dieron a él los cadetes de la Academia Militar, que asombrosamente contó con una Junta que llevó al país a unas elecciones limpias en 1959 y luego generosamente le traspasó el poder a un Presidente legítimo.

Pero lo peor del Golpe no son las expectativas que se tienen con él-sin fundamento, a mi modesto modo de ver-, sino que sería una suerte de “quítate tu pa’poneme yo” con la extraordinaria excusa que le daríamos nosotros mismos para irrumpir sobre el hilo constitucional al respaldarlo abiertamente porque sobran las razones para darlo. Pero a veces, sobran razones también para matar a un asesino violador con las propias manos y no por eso aprobamos su linchamiento por la poblada. Para eso la sociedad se da tribunales y justicia.

Los Golpes del pasado contaban con una condición que no existe ahora: eran golpes entre venezolanos, no había un tercero interesado en medio. Se convoca a la “institucionalidad de las Fuerzas Armadas” como si eso fuera algo que no debe estar respaldado por las armas.

El Comandante Hugo Chávez DESARMO a la Fuerzas Armadas. Así como lo leen. Le entregó las armas de la República a las milicias inconstitucionales, a los grupos paramilitares, a los delincuentes, a la narcoguerrilla, a los Colectivos, a todo el mundo menos a quienes debían institucionalmente tener el control de esos instrumentos, los únicos capaces de sacarlo del poder.

Desmanteló el apresto operacional de todos los componentes de las Fuerzas Armadas al punto de que no existiera nadie que fuera capaz de reunir el poder suficiente para cambiar este estado de cosas por la vía de la fuerza militar, en contra de los designios de la ocupación cubana. Chávez no corrió el riesgo de sus predecesores. Nadie sabe a ciencia cierta cuánto daño le ha hecho este régimen a las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, como dicen en las Fuerzas Armadas: “los militares son leales hasta que se alzan”. Pero, asumiendo que ese coro de voces tenga razón, ¿quiénes serían los nuevos alzados? ¿De dónde saldrían? ¿De unas Fuerzas Armadas deliberadamente desarmadas y desarticuladas? Esta situación nos pone en el siguiente predicamento: los soldados institucionales no pueden alzarse porque fueron desarmados, y quienes eventualmente pueden hacerlo serían los otros, los del “lado obscuro de la fuerza”. Y en caso de que lo hagan, ¿ustedes creen que lo harían con la premisa de llevarnos a una democracia? ¡Nos enterrarían en una urna blanca! De nuevo, las ranas pidiendo Rey…

Venezuela ha llegado al punto en el cual todos debemos entender que no se puede seguir imponiendo una parte del país sobre la otra parte. Chávez hizo bien su trabajo al dividirnos en dos toletes. Soy de la creencia que estamos en el tolete de la mayoría pero esa mayoría no se le puede imponer al resto del país sin que se le reconozca su representación proporcional. Necesitamos reconciliar a Venezuela para reconstruirla. Eso no significa impunidad, significa vivir en paz desde algún punto en adelante y reconstruir al país con justicia. Con un Golpe no se logrará eso por la naturaleza misma del concepto.

Un Golpe bajo la premisa que los que queden al mando reunificarán al país es ingenuo. Nadie puede garantizar lo que salga de la Caja de Pandora que se abriría cuando eso ocurra y el que lo diga es un ingenuo o un criminal oportunista.

La naturaleza de los militares que están del “lado obscuro de la fuerza” en Venezuela y que son los que tienen el suficiente poder para dar un Golpe, solo la saben el Departamento de Estado norteamericano y todos los servicios de inteligencia de las potencias que buscan narcotraficantes globales. Ellos solo darían un Golpe para defenderse de que no los extraditen. Y en el supuesto negado que lo hagan, no será para nuestro bien, como lo sufrieron las ranas de la fábula.

Algunas voces han asomado la posibilidad de un proceso Constituyente para afrontar la crisis. No es una fantasía, es una posibilidad cierta. El país requiere volver a encontrar un camino. Lo está buscando tan desesperadamente como en 1998 cuando clamó por un salvador que dijo que una Constituyente era la solución. Y los venezolanos le creyeron y lo hicieron Presidente.

Pero ahora las razones de una Constituyente se hacen presentes de nuevo pero con una diferencia y una razón fundamental: elegir los Constituyentistas sobre la base real del país actual con la representación proporcional de las minorías que no hubo en 1999 para discutir el país que queremos como diferencia principal, con la reunificación del país como razón fundamental.

Convocar a una Constituyente solo requiere de la voluntad del 15% de los venezolanos inscritos en el Registro Electoral y está en la Constitución (Art. 347, 348 y 349). No existen lapsos para hacerla y nadie puede impedírnosla. Podemos realizarla cuando queramos los ciudadanos que resolvamos hacerlo.

Una Asamblea Nacional Constituyente no es un salto al vacío como si lo sería un Golpe de Estado. No hay que tenerle miedo a la democracia. Estableciendo un mecanismo de decisión por consenso en una ANC se eliminarían las dudas que una parte del país se imponga sobre la otra parte. En ella se decidiría reafirmar nuestra soberanía expulsando a quienes la han usurpado y reconstituyendo a nuestras Fuerzas Armadas; y asimismo reconstruir los poderes públicos, particularmente al Poder Electoral para unas Elecciones Auténticas que desalojen al Ilegitimo de Miraflores, unificando a los venezolanos en torno a un proyecto común y de consenso de país. ¿No creen ustedes que eso es mejor que un Golpe de narcotraficantes y oportunistas?

Caracas, 10 de Junio de 2013

Twitter: @laguana

jueves, 6 de junio de 2013

Más allá del racionamiento electrónico



Por Luis Manuel Aguana

No hay nada más odioso que decir “te lo dije”. El pasado año publicaba en este blog: “El uso de la más avanzada tecnología, solo encuentra salida en este gobierno en las aplicaciones más aberrantes y atentatorias contra los Derechos Humanos. Utilizando los recursos de todos los venezolanos, PDVSA y su Presidente encontraron en la tecnología del CHIP una aplicación para llevarle la cuenta a los ciudadanos del Zulia y del Táchira de cuanto combustible usan, haciendo realidad por primera vez en nuestro país la tarjeta de racionamiento cubana, pero con la más alta sofisticación tecnológica. De allí a que nos pongan un brazalete con un CHIP para indicarnos cuantos litros de leche o cuantos kilos de arroz podemos comprar por mes en un supermercado, no hay sino un paso.” (ver Un CHIP para los viejitos en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/un-chip-para-los-viejitos.html).

En la citada nota sugería que en lugar de usar la tecnología para racionar la gasolina a los habitantes de los Estados fronterizos, se utilizara para evitarle las colas a los viejitos para cobrar su pensión. Paradójicamente lo hicieron. No sé si alguien del gobierno leyó la nota y se le prendió un bombillo, cosa que rara vez pasa. En esta oportunidad espero que hagan lo mismo.

Pues bien, Arias Cárdenas logró la proeza de establecer la famosa tarjeta de racionamiento electrónico cuyas pruebas debutantes anuncié en julio de 2012 (Ver http://www.noticierodigital.com/2013/06/arias-cardenas-sistema-automatizado-de-venta-de-alimentos-no-es-una-libreta-de-racionamiento/).

Nuestros derechos económicos están plenamente garantizados en nuestra Carta Magna. De acuerdo al Art. 117 de la Constitución, Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y servicios que consumen; a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno…”. Nótese aquí la frase DERECHO DE DISPONER DE BIENES Y SERVICIOS. En ninguna parte de ese artículo se habla de que el Estado pueda disponer a su discrecionalidad de los bienes o servicios de los ciudadanos o si los funcionarios públicos pueden administrar ese derecho.

En razón de eso ¿qué derecho tiene el Gobernador Arias Cárdenas o cualquier otro funcionario público, para decidir cuanta salsa de tomate le echo a mi comida, cuantas arepas me como en el desayuno o cuantos marrones me tomo en el día? De allí a decidir si prendo o no mi televisor o cuántos hijos quiero tener con mi mujer no hay más que un paso.

El expediente de contrabando de extracción que utiliza Arias para racionar electrónicamente a los zulianos, ya utilizado con la gasolina, tiene un fundamento que se basa en distraer a los venezolanos de quienes realmente poseen el negocio de la extracción.

Las gandolas llenas de gasolina o de comida que pasan por las fronteras hacia Colombia a la vista gorda de las autoridades, incluyendo la del Gobernador, no pertenecen a los ciudadanos pendejos a los que ahora les están diciendo que comer y en qué cantidad. Pertenecen a los delincuentes bien organizados, con las conexiones necesarias con las autoridades para hacer ese negocio en gran escala, y que con esta medida están siendo protegidos por el gobierno de Arias en el Zulia.

No es solo una prueba de cómo manejar administrativamente y de manera más eficiente-de forma tecnológica-, la escasez alimentaria que se apodera de Venezuela. Es una manera de matar dos pájaros de un tiro: de como meterse unos reales con el hambre del pueblo y de paso dejar lo que quede para la mayor cantidad de gente posible.

Pero hay más. Este manejo de la tecnología para el atropello de las libertades públicas no se hace solo. La denuncia permanente que he realizado acerca del uso de la tecnología para restringir las libertades ciudadanas, que es el objetivo principal de la existencia de este blog, apunta hacia el hecho que detrás de todo este aparataje lleno de tecnología hay técnicos venezolanos usando sus habilidades y experticia para realizar este lamentable trabajo, en deplorable conchupancia con el invasor cubano.

Estos técnicos comparten esta violación de nuestras libertades individuales. Es tan criminal lo que hace Arias Cárdenas como lo que hacen los técnicos informáticos al proveerle de una herramienta para atropellar nuestros derechos. La tecnología de la información es una herramienta muy especializada y poderosa que hay que utilizar a conciencia. Es hora que las personas que se desempeñan en este campo en Venezuela sepan que no están actuando sin conocimiento de causa, aunque posteriormente puedan alegar que solo era un trabajo por encargo.

El gobierno al hacer un uso intensivo de estas herramientas para incidir en la vida de las personas sin el debido control ciudadano, como existe en otras partes del mundo-menos en Venezuela-, nos deja solo a nosotros, los técnicos, con alguna responsabilidad ética de no permitirlo, en la medida de nuestras posibilidades. Pero de permitirlo, los expertos se hacen cómplices. Ya hemos publicado de la inexistencia en Venezuela del Derecho de Autodeterminación Informativa y que es en cierta medida la causa por la cual los gobiernos pueden hacer uso indiscriminado de la información de los ciudadanos (ver Censo 2011 y el Derecho a la Autodeterminación Informativa en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/08/censo-2011-en-venezuela-y-el-derecho-la.html).

Lo lamentable es que las personas se hallan desprovistas de cualquier posibilidad de evitar los embates del Estado venezolano para atropellarlas. Al limitar la compra de los artículos de la cesta básica a una cantidad programada de una manera periódica, se hace requerida la identificación personal de la gente. De esta forma, al crear una base de datos centralizada con las compras periódicas de las personas, el gobierno estará en la posibilidad de limitar esas compras DE MANERA PERSONALIZADA.

Con un gobierno que ha demostrado hasta la saciedad ser criminal y retaliativo, todos los venezolanos deberíamos estar muy preocupados porque se cruce esa base de datos de compras con la muy triste célebre Lista de Tascón, y más aun cuando se piensa que este experimento llegue a nivel nacional. ¿Se dan cuenta de lo importante que es evitar que esto se desarrolle?

Un racionamiento que excluya a personas identificadas de una manera deliberada, no solo es una posibilidad cierta cuando se cuenta con las herramientas tecnológicas apropiadas para ello, sino la forma más expedita de aterrorizar a los más débiles, con la intención de atarlos permanentemente a los designios del gobierno, y de la manera más despreciable: por el estomago y las necesidades del ser humano.

Así que debemos sopesar esta noticia más allá de lo que se ve a simple vista, incluso más allá de la consideración técnica de un racionamiento del Siglo XXI. Se debe apreciar como la raya que debemos colocar para indicar el final de la tolerancia a un régimen delincuente y castrador de libertades.

Caracas, 6 de Junio de 2013

Twitter: @laguana

domingo, 2 de junio de 2013

Reflexiones del conuco



Por Luis Manuel Aguana

Solía reunirme con algunos de mis ex compañeros del IESA para reflexionar acerca del país, del mundo, de la política y de las grandes verdades. Nunca dejamos en realidad de hacerlo porque fueron muy gratos los momentos pasados en el Instituto y que nos dejo muchísimo, en especial amistades solidas con compañeros y profesores. En una de esas oportunidades llegamos a una conclusión lapidaria cuya autoría me atribuyen cuando en realidad la reflexión salió de todos. Lo que hice yo fue darle un enunciado: “más vale un conuco bien montado que un postgrado mal habido”. Recuerden eso.

Podríamos interpretar esta expresión como un reconocimiento al trabajo duro y del día a día en contraposición a los galones que a veces se lucen y que en el fondo no son más que una manera de cubrir deficiencias de origen. De ninguna manera se debe interpretar como una sub valoración a lo educativo, sino todo lo contrario: cuando se hace un trabajo arduo y los valores básicos son parte de tu esencia es cuando entonces una mejor educación refuerza esos valores. El “postgrado mal habido” no se refiere al que compras u obtienes de manera ilegal sino al que haces para tapar deficiencias en tus valores esenciales.

Pero funciona también al contrario. Cuando hay una educación con valores morales y del trabajo deficientes, pasa lo que dijo El Libertador: “El talento sin probidad es un azote”. Allí cualquier cosa que hagas después se transforma en “postgrado mal habido”, en un azote. Tal vez el enunciado no es más que un corolario de esta famosa ley social y llegamos a ella sin darnos cuenta.

Traigo a colación este recuerdo que se me activó al recibir las diferentes reacciones a mi anterior nota “Lo que parece no es” (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2013/05/lo-que-parece-no-es.html) y que aprovecho para agradecerles encarecidamente.

Y ustedes me dirán ¿y qué tiene que ver un conuco con eso? Mucho. Porque esto es un problema de valores. El conuco representa en ese constructo (utilizo la palabra usada por los investigadores para darle un modelo al concepto) para señalar la fuerza de los valores morales y del trabajo primero y luego de tener eso, apreciar en toda su extensa magnitud los valores superiores de la educación.

Un conuco es la representación básica de lo que en Venezuela se conoce como el trabajo con las manos para poder obtener el sustento. Sudarte el sustento, pues. Saber que significa como se bate el cobre, como se consigue el real y medio para vivir. Y luego de que lo sepas tendrás la legitimidad para darme una clase de cómo se hace mejor. Ese es el conuco.

Recuerdo que los viejos, en especial los de los pueblos del interior le daban una importancia superior a la educación de la casa, a la de papá y mamá, a la de la familia, sobre la que se construía el edificio de la educación. Cuando vemos la historia de nuestros liderazgos fundamentales que se cocinaron a principios del siglo pasado no ves sino eso primero. Lean sus biografías y se darán cuenta.

A nadie se le ocurría pensar que ese liderazgo fundacional utilizaría sus posiciones públicas para hacerse con una empresa, ganar dinero o utilizar sus posiciones para el beneficio propio. A nadie se le ocurrió ver a Gallegos, a Villalba, a Caldera o a Betancourt en eso. Ellos tenían claro los conceptos de quien era quien. No en vano la mayoría de ellos vinieron del interior de una Venezuela pobre.

Ahora bien, muchos líderes quieren decirles a los venezolanos que van a vivir mejor sin haber pasado por el conuco pero sí por el “postgrado mal habido”, dándose un portazo en la cabeza. No pretendo aquí aparecer como un fanático salido de las cavernas del siglo diecinueve. Simplemente tratar de entender porque la gente sigue a quien sigue y porque aun después de muerto, un individuo como Chávez aun sigue siendo la esperanza de miles de venezolanos.

Recuerdo que ese 4 de Febrero de 1992 la gente decía y murmuraba abiertamente en todas partes (y esto es información para las nuevas generaciones) que por fin salía en Venezuela alguien que se responsabilizaba por sus acciones; y la gran mayoría le dio su simpatía escondida al insurgente-y completo desconocido-, del “por ahora” por haber intentado al menos algo a favor de la decencia pública, al margen de la forma utilizada de un violento golpe de estado e intento de magnicidio.

Nadie se acordó de las personas que murieron ese día, ni que habían intentado asesinar al Presidente de la República y a su familia en la propia residencia presidencial. Solo se acordaron de un  individuo reducido pero altivo que dijo que “por ahora” la lucha que había comenzado no había alcanzado sus objetivos y “el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor…y ante el país y ante ustedes asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano…”. De esta manera se dejó construir un liderazgo que luego de más de 20 años aún tiene al país de cabeza y cuyos herederos todavía se aprovechan de él.

¿Cuál es la moraleja de toda esa historia? Que a lo que se le dio importancia real allí fue a los valores, más allá de cualquier consideración y que están presentes en lo más profundo de la psiquis del venezolano. Las últimas palabras de esa alocución se grabaron como en un molde de concreto porque constituyen la esencia real de este caso: intenté algo para acomodar el desastre, fallé, asumo la responsabilidad, pero no desisto (la razón del “por ahora”). Allí lo que valió fue la percepción de la gente que inmediatamente compró el mensaje: ¡Este es el hombre!

¿Porque traigo este ejemplo a colación luego de la explicación del conuco? Porque primero son los valores que funcionan como las bases de toda edificación, lo que hace a la gente legítima como persona primero para luego darle la confianza de la conducción. Chávez logró eso el 4F de 1992 a pesar de todo lo que sabemos hizo después.

¿Porque insisto tanto en que nuestro liderazgo debe pasar por esa prueba insoslayable? Porque las personas deben percibir esa coherencia que solo nace de este tipo de acciones que reflejan algún valor que conecte con lo más profundo de la gente.

No puede ser que luego que inicias una lucha el 14A, pase el 15A y el 16A con toda la intensidad de la represión en las marchas hacia los CNE del interior, y luego el liderazgo diga que suspendemos la marcha el 17A en Caracas porque creemos que el gobierno nos reprimirá. Citando a mi amigo Luis Betancourt Oteiza, “¿Qué sentido tuvo ese sacrificio si iban a terminar pidiendo a la gente que bailara salsa?”.  Esas incoherencias se pagan tarde o temprano, de la misma manera como tarde o temprano se premian la coherencia y la responsabilidad como valores fundamentales. Pero lo doloroso no es que las paguen ellos, las pagamos todos. Es por eso que hay que tener el conuco primero para que valga el postgrado después…

Caracas, 2 de Junio de 2013

Twitter: @laguana