domingo, 20 de abril de 2014

Cambio inevitable

Por Luis Manuel Aguana

Una vez escuché a Moises Naim, siendo Ministro de Fomento de CAP, dar una conferencia en el Hotel Avila. Exponía el entonces Ministro, no en exactamente las mismas palabras, que cualquiera que alguna vez llegara a esa posición siempre firmaría algo sin darse cuenta, por el que lo inculparan de algún hecho ilícito, dada la montaña de papeles que debía firmar y de la cual tenía inevitablemente que hacerse responsable. Es imposible, decía, que un ser humano pueda en la complejidad de los procesos que se manejan en organizaciones tan grandes, como lo es un Ministerio, llevar cuenta exacta de todos los asuntos sin cometer alguna equivocación que lo lleve a la cárcel sin ser culpable de nada. Imagínense el caso de un Presidente…

Si se suma eso a que todo el sistema está construido para que exactamente ocurra como indicaba Naim, la conclusión obvia era que se debía rehacer completamente. Si, por ejemplo, hay un sistema que le da la responsabilidad a un portero para que administre la agenda de reuniones de alguien, este solo terminará atendiendo a quienes el portero desee; incluso invariablemente llegará al extremo de cobrar por las reuniones. Entonces no es el mono el culpable sino quien impuso un sistema para entregarle las hojillas.

El sistema que Venezuela ha tenido para “repartir” o “distribuir” el ingreso en la población ha variado de época en época. Pero en todos, este se basa en que existe una “riqueza” que repartir que administra quien gobierna. De allí se han derivado fundamentalmente los afortunados y las fortunas que se han hecho en todos los gobiernos. ¿Porque los partidos y sus políticos luchan por llegar al poder? Para tener ese control que resulta sumamente apetecible. No hay ninguna actividad comercial que produzca tales dividendos. Unos individuos que llegan pobres y se hacen ricos de la noche a la mañana, en un ciclo interminable que se repite de gobierno a gobierno.

Pero la excusa es que todos los aspirantes al poder lo hacen con la válida intención que ellos lo harán mejor que su antecesor, siendo correctos administradores y “repartidores” de la riqueza que la naturaleza ha puesto en el subsuelo para nosotros. Pero ese es el sistema; y hemos estado en eso, cambiando administradores una y otra vez hasta ver si “la pegamos” consiguiendo a “alguien” honesto en el camino. Pero nunca lo conseguiremos por una razón fundamental: no existe. ¿Existe un alma completamente pura que no se corrompa ante tanta riqueza? Es el mismo caso del portero. Y entonces le ponemos la chequera de la administración del Estado a alguien nuevo y esperamos, por alguna razón extraña, que se comporte de una manera diferente, comenzando de nuevo el ciclo.

La Constitución de 1999 le dio super poderes al Presidente de la República, al que ni siquiera le exige un diploma de 6to. Grado de Educación Primaria. ¿Qué podemos esperar de eso? Una nueva Constitución debería exigir al Presidente al menos ser un profesional de 4to nivel, porque este es un país lleno de universidades. No podemos quejarnos entonces, si no cambiamos ese sistema, que quien nos gobierne en cualquier momento no rebuzne de casualidad y dilapide o se robe lo poco o mucho que haya.

Pero el problema ahora es todavía más grave. Aun pensamos que hay algo “que repartir” después de esta tragedia venezolana. Pues les tengo una mala noticia: se acabó la época del reparto. Aun en el caso de que podamos resolver el grave problema de quitarnos de encima este régimen comunista, forajido y malandro, aquí lo que habrá son Cuentas por Pagar. Y lo poco que llegue será para cubrir las necesidades básicas de la población. Ni hablar de reconstruir PDVSA con recursos propios, que es nuestra actual fuente única de ingresos; ni con reales ajenos por el nivel de hipoteca al que han dejado nuestro país. Los rojitos se encargaron de sancochar y comerse la gallina de los huevos de oro. Nadie en este momento puede cuantificar el nivel de destrucción de la industria para equipararla con aquella que teníamos en el 2002.

Entonces este sistema que se ha utilizado desde tiempos inmemoriales en Venezuela para “repartir” o “distribuir” riqueza está tan moribundo como el Socialismo del Siglo XXI y no funcionará más para los venezolanos, entre otras cosas porque ya no hay más nada que repartir. Imagínense que los siguientes administradores hagan lo que siempre hicieron los viejos: llevarse los reales, crear sus propios “ricos”, y continuar en lo mismo que siempre han hecho con los reales del petróleo.

Ese modo de actuar está destinado al fracaso por razones obvias: se acabó la guachafita porque ya no alcanza. Y los partidos que conocemos han hecho caso omiso de esta advertencia al actuar sin cambio alguno, pretendiendo continuar con el mismo sistema y su “manera” de hacer las cosas que colapsó y nos trajo a Chávez primero en 1992 y luego en 1998. Pero si hay algo en la naturaleza que es invariable es el cambio…

Una máxima indica que no se puede repartir lo que no existe. En Venezuela ha sido fácil gastarse el Kino petrolero. No entraré a comentar que han hecho-o mejor dicho no han hecho-, con las riquezas que le han entrado al país en la época de mayor bonanza petrolera en el mundo. Pero lo que indican hechos es que Venezuela está condenada a cambiar, inevitablemente, a una época de creación de riqueza, esta vez no como el consejo de Arturo Uslar Pietri de “Sembrar el Petróleo”, sino por una necesidad impuesta por una terca realidad como consecuencia de  una manera equivocada de hacer las cosas.

Y eso implica cambiar el sistema político y económico que hemos estado usando por más de 200 años. Cuando se plantea un tema de tanta importancia como la convocatoria a una Constituyente para cambiar el sistema político, ajustado a un Proyecto País, en realidad se habla de cambiar el mecanismo de funcionamiento sobre el cual descansa el Estado, la generación de riqueza, las formas del poder y la manera de relacionarnos entre los venezolanos. Estamos hablando de cambiar 180º el paradigma de Venezuela. Ese cambio fundamental es la herencia que debemos dejarle a la siguiente generación (ver https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDR29KUFBDQ0JPa2c/edit?pli=1) que esta dejando su sangre en las calles por un cambio del sistema político.

La juventud ha dado un campanazo de una importancia mas allá de la que se ve públicamente. Y eso ocurrió porque no están contaminados de ese quehacer descrito que lleva siglos. Todavía no se han corrompido, y no podemos dejar que eso ocurra alimentando un sistema que ya no funciona más. Si la dirigencia opositora del país no ha entendido ese cambio trascendental por el cual están luchando los estudiantes y que irremediablemente se dará, entonces es preferible que aprovechen la cola del régimen y se vayan con él…

Caracas, 20 de Abril de 2014

Twitter:@laguana

miércoles, 16 de abril de 2014

Algo completamente nuevo

Por Luis Manuel Aguana

Las entrevistas por televisión son dictadoras del tiempo. No me acostumbro, y eso que fui productor de televisión, a manejar en tan corto tiempo temas que requieren un desarrollo profundo. En televisión siempre hay poco tiempo para decir muchas cosas y todas ellas importantes. La extraordinaria Nitu Perez Osuna, la siempre Nitu, me honra al dedicarle a este bloguero escribidor un tiempo de su programa de televisión por Internet, Con Visión, a través del canal de El Universal Televisión, EU-TV (ver programa completo en http://eutv.net/con-vision/luis_manuel_aguana_1504s1 y http://eutv.net/con-vision/luis_manuel_aguana_1504s2) para intercambiar de los temas que hemos tratado en estas notas.

Para una persona con poca experiencia de estar frente a las cámaras es difícil conciliar eso porque precisamente esa dictadura del tiempo de alguna manera te bloquea para explicar muchas cosas que, aunque te lo propongas deliberadamente, no terminas de decir. Por eso es que en la comodidad de mi blog puedo expresar lo que se me quedó en el tintero y no expresé en el programa de Nitu y es lo que tiene que ver con la expresión del Movimiento Estudiantil “hay que cambiar el sistema político de este país”.

¿Qué en realidad quieren decir los jóvenes con esa expresión? ¿Qué es lo que al final quieren cambiar? Es difícil imaginar que puede sentir un muchacho de 22 años que solo tenía 12 en el 2002 al ver estas culebras enfrentarse en ese “dialogo” de la semana pasada. Ellos no existían en el panorama, estaban como dicen en el pueblo, “comprando kerosen”-¡eran niños!-, mientras a Diosdado lo estaban buscando para entregarle la banda presidencial y no lo conseguían por ningún lado (la revelación de esa cobardía fue la que no le gusto en cadena nacional).

¿Qué puede sentir la juventud venezolana al ver a Henry Ramos Allup negociando a los Rectores del CNE y a los Magistrados del TSJ con el régimen? ¿Quién es Henry Ramos Allup para ellos? ¿Qué significado puede tener para esos muchachos esa discusión de golpe o vacío de poder en el 2002 que se dio en esa cadena? Lo único que han visto en su vida de jóvenes adultos es a los delincuentes de éste régimen y a los personajes de esta “oposición” de la MUD haciendo negocios con él. Y ese es el sentimiento de asco hacia esa claque dirigencial del país. El mismo que sentíamos nosotros en 1998…

Para nosotros, los más pasaditos de años, que sabemos de la manera de hacer política de los viejos dirigentes de la MUD & Co, no nos es extraño, incluso puede hasta parecernos natural. Pero es que nosotros hemos vivido en la contaminación desde hace muchísimos años y para los muchachos tal vez no somos los más apropiados para juzgar con absoluta imparcialidad esta basura política en donde nos encontramos. Es como si tratáramos de explicar a qué huele el aire puro cuando hemos vivido siempre respirando dióxido de carbono. Los muchachos nunca lo entenderían. Saben que está mal respirar basura pero no ubican exactamente qué es lo que se debe respirar.

En ese contexto es donde los jóvenes dicen “¡Que se vayan todos!”. Y tienen razón…

Sin embargo la juventud tiene eso romántico. ¿Recuerdan aquella frase de los sesentas “paren al mundo que me quiero bajar”? Así respondía la juventud de ese tiempo a los violentos cambios del mundo. Esa es la rebeldía natural de la juventud expresada en un momento estelar de la vida del país. Como bien me decía Nitu, “a ellos les tocó”. Como les toco a los jóvenes de la generación del 1928 y la de 1958, treinta años después, a quienes les correspondió conducir procesos de transformación política fundamentales para nuestro país. A mi generación no le tocó, pero a la de ellos definitivamente sí.

Sin embargo esta generación de estudiantes necesita darle más contenido a la frase “hay que cambiar el sistema político de este país”. Y allí es en donde nosotros, los más viejitos y sobre todo a aquellos que hemos dedicado algún tiempo a estudiar y a escribir sobre el dióxido de carbono que hemos estado respirando por innumerables años, podemos hacer un aporte de contenido para el cambio que Venezuela está reclamando a gritos y que aun no tiene cauce.

Los estudiantes y la juventud son la vanguardia, la proa que debe reventar la dureza del sistema político pero es imprescindible que venga acompañada atrás con un tanque de contenido de una solidez incontrastable. Como un ferrocarril que le pase por encima a toda esta manera de hacer política que no solo es del desprecio de los estudiantes sino de todos los venezolanos de bien, que aun no ven la luz mil veces prometida y hasta el momento nunca jamás cumplida.

A través de Gaby Arellano dirigente de la ULA, hicimos entrega a la dirigencia estudiantil de varios ejemplares de los libros fundamentales del Proyecto País Venezuela, cuyas portadas y texto encontrarán en el blog para descarga gratuita. La Crisis venezolana, Causas y Soluciones Estructurales (https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDcHk2LXVoZzU5YVk/edit?pli=1) y Proyecto País Venezuela Reconciliada...Vía Constituyente (https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDR29KUFBDQ0JPa2c/edit?pli=1) son el aporte intelectual de un grupo de venezolanos del valiente Estado Táchira para resolver la crisis, con la intención de  un cambio del sistema político de las dimensiones que grita el estudiantado. Es necesario dar a conocer y explicar esta propuesta a la mayor cantidad de venezolanos.

Lo que se plantea allí es nada más y nada menos que el deslizamiento del Poder del Centro a las Regiones, empoderándolas por la vía de un CAMBIO CONSTITUCIONAL, y estableciendo un mecanismo diferente, que ya no de DISTRIBUCION DE RIQUEZA, sino de CREACION DE RIQUEZA.

Que el sistema político venezolano no busque el poder para administrar el “botín” petrolero de la Republica sino para coordinar un sistema federal de responsabilidades compartidas controlado por un Parlamento fuerte. Eso es ALGO COMPLETAMENTE NUEVO, como lo quise expresar en el programa de Nitu. Que haya creación de riqueza en todo el país, no que nos “administre” la cada vez mas menguada petrolera que existe un Presidente –Rey en Caracas, y que se generen oportunidades para todos, especialmente para nuestra juventud que no le ve futuro a un país que está lleno de futuro.

El país necesita que soñemos el porvenir en las manos de nuestra juventud. No dejemos que factores que no quisieron cambiar antes de 1998 (de eso si sabemos los viejos) y que sobrevivieron cual insectos después de la bomba atómica del chavismo, antes que ni siquiera alguno de estos muchachos naciera, estropeen esta oportunidad que solo le toca a la pureza de esta  nueva generación. Ni lo de antes, ni lo de ahora, algo completamente nuevo…

Caracas, 16 de Abril de 2014

Twitter:@laguana

domingo, 13 de abril de 2014

País secuestrado


Por Luis Manuel Aguana

Con mucho respeto disiento de Laureano Márquez. La idea no es aquí caerle encima como el mismo indicó en su artículo (ver Diálogo en http://www.noticierodigital.com/2014/04/dialogo-3/). Eso  sería injusto y exactamente el mismo comportamiento de los personajes de ese encuentro que vimos los venezolanos en cadena nacional. Todo lo contrario. Creo que ha vivido una experiencia traumática producto precisamente de esto que estamos tratando de quitarnos de encima, y que debemos lamentar, no solo por Laureano sino por todos los venezolanos que queremos algo mejor para nuestros hijos....

Ya ha sido largamente estudiado eso que se bautizó con el nombre de Síndrome de Estocolmo. Un estado según el cual los secuestrados ven con simpatía al secuestrador hasta el punto de creer que les hacen un favor dejándolos con vida, creando un vínculo afectivo con él (ver Síndrome de Estocolmo en http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_Estocolmo). Eso es lo que están viviendo los venezolanos quienes todavía piensan de buena fe que dialogar con delincuentes puede conducir a algo. Las naciones civilizadas del mundo concluyeron desde hace muchos años que no se puede negociar con terroristas. Siempre sale más costoso.

Gracias a Dios que en el caso personal de Laureano y en el de muchos otros en su situación, eso de “dialogar” con los delincuentes dio resultados. Pero me atrevería a asegurar que en la mayoría de los casos las personas no corren con la misma suerte. Personalmente conozco uno de un muchacho amigo, que luego de "dialogar" con unos motorizados armados quienes le pidieron las llaves del carro a las puertas de su casa, al arrancar los delincuentes con el vehículo, el motorizado que iba detrás saco una ametralladora y con una ráfaga lo dejo tendido frente a la mirada enloquecida de su madre. Esa "negociación" no resulto bien. Dejo una esposa y dos hijos muy pequeños y de los cuales él era el único sostén.

Esa y muchas experiencias no exitosas indican que la máxima sigue siendo que con terroristas no se puede negociar. La experiencia internacional es inmensa en ese tema. Y el problema no es que se puedan salvar uno o dos personas cuando se sigue una conducta que favorezca la negociación con delincuentes, sino que el saldo al final siempre es una generación de muertos.

Y eso es lo que tenemos. Un Estado terrorista que tiene secuestrada a Venezuela y para mantener su crimen finge "dialogar" para bajar la presión del mundo que, escandalizado, mira que ese secuestro no cesa.

Hagamos de cuenta que Venezuela es la casa donde vivimos y un día dejamos entrar pacíficamente a unos individuos porque pensábamos que iban a ayudarnos a arreglar nuestra casa. Al pasar el tiempo los individuos se adueñaron de la casa y lo relegaron a usted y a su familia a un solo cuarto e instauraron reglas draconianas para comer, usar el baño y circular por la casa. Cuando entraron a la casa los niños de la familia estaban pequeños y no entendieron lo que pasaba.

Al correr del tiempo, usted adulto aterrorizado porque los individuos están armados, no hizo nada para que esa situación cesara, echando de la casa a estos individuos como correspondía. Incluso hasta piensa que le están haciendo un favor dejándole vivir en su propia casa (Síndrome de Estocolmo). Pero los muchachos que habían crecido en el ínterin empezaron a entender que esa no era una situación normal y que en las casas de los vecinos las cosas no eran así. Pues empezaron a desobedecer las reglas impuestas, como generalmente hacen los muchachos cuando no ven que las cosas son justas. Y así empezó la vida de cuadritos para los secuestradores.

Entonces los secuestradores comenzaron a pegarles a los muchachos y a maltratarlos, incluso hasta matarlos. Y como los maltratos eran tan atroces entonces el vecindario escandalizado toca la puerta y por supuesto quien contesta es el secuestrador NO USTED, que es el dueño de la casa.

Los secuestradores les dicen a los vecinos que él quiere la Paz en la casa-que no es de ellos-, y le exige a usted que se siente a hablar con él para ver cómo hacer para ponerle coto a los desmanes de los muchachos. Usted se escandaliza porque en primer lugar  ¡¡¡LOS TIPOS SON LOS SECUESTRADORES!!! Que allí hay una situación de rehenes, y que los muchachos TIENEN RAZON de querer sacar a los secuestradores de la casa en primer lugar.

Y los secuestradores necesitan de usted, el pueblo de Venezuela, para hacer que se tranquilicen los muchachos. Pero como usted bien sabe es imposible sentarse con ellos porque la UNICA conversación valida es que SALGAN DE LA CASA INMEDIATAMENTE. Y que ahora no solo serán los muchachos quienes protestarán para que se salgan sino el resto de la familia, porque ya les perdieron el miedo. Miren lo que lograron los muchachos…

En el medio de ese brete, los secuestradores hábilmente llaman a una banda amiga con la que han hecho negocios durante su estadía en la casa y les piden que les ayuden a aplacar a los muchachos, haciéndose pasar por los de la familia que han secuestrado para engañar al vecindario y “negociar” la paz con ellos. Esta banda había hecho negocios antes con el vecindario pero no se había nunca atrevido a meterse en su casa. Algunos de la propia familia extrañamente apoyan eso pero los muchachos, que no son ningunos pendejos, se dan cuenta de la jugada y exigen ahora que TODOS salgan de la casa.

Amigo lector, a estas alturas imagino que usted ya habrá identificado a los personajes. ¿Qué haría usted si esta fuera SU casa (que en realidad lo es)? ¿Se sentaría con los secuestradores a “negociar” para que se tranquilicen los muchachos y ellos se sigan quedando con una casa que NO ES DE ELLOS? ¿O seguiría en la protesta con sus hijos indefinidamente hasta que llegue LA POLICIA ANTISECUESTROS? Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia…

Caracas, 13 de Abril de 2014

Twitter:@laguana