Por Luis Manuel Aguana
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Voy aparentemente a violar la norma de los memorandos que indica que no se debe ventilar mas de un asunto en un solo texto. Y digo aparentemente porque en realidad es uno solo pero que se presentan a la opinión publica como diferentes por aquello de la zamarrería política que nos distingue como pueblo y que al final nos resulta fatal por aquello de la aplicación del principio del “vivo-pendejo” que le cabe perfectamente a nuestros actores políticos, según el cual se piensa que los demás son estúpidos y no entienden los “arcanos superiores de la política”, cuando si alguien esta claro en lo que esta pasando en Venezuela es precisamente este pueblo sufrido, que sabe mas de política que todo el mundo porque está pasando hambre y muerte debido a las acciones de aquellos -del gobierno y de su oposición- que no están pendientes del colectivo sino de sobrevivir a costillas de ellos después de esta tragedia.
Debo disculparme con ustedes por adelantado por lo extenso que pueda parecer este análisis que afecta prácticamente a todos nosotros, porque pareciera que estamos intoxicados con la atmósfera política a la que estamos sometidos a diario al no querer entender que difícilmente saldremos de este infierno que se ha creado en Venezuela en estos últimos 20 años, sin las neuronas bien alimentadas por el oxigeno limpio de quienes viven en el exterior, venezolanos y extranjeros. En otras palabras, en Venezuela todos somos victimas de un secuestro que pocos quieren admitir y cuyas manifestaciones se notan en las decisiones que toman día a día los factores políticos.
El primer asunto del memorando es este Acuerdo de la Asamblea Nacional del 13 de Noviembre de 2018 (Acuerdo con el objeto de impulsar una solución política a la crisis nacional, fortaleciendo las fuerzas democráticas del pueblo de Venezuela con el respaldo de la Comunidad Interna, en http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-con-el-objeto-de-impulsar-una-solucion-politica-a-la-crisis-nacional-fortaleciendolas-fuerzas-democraticas-del-pueblo-de-venezuela-con-el-respaldo-de-la-comunidad-internacional), extraordinaria pieza del colaboracionismo político, que bien puede resumirse en la siguiente frase: no hagan nada desde afuera, nosotros resolvemos. Así no mas, un quitate tu para ponerme yo, como si aquí no hubiera pasado nada, ¿que tal? Este es uno de los Acuerdos mas peligrosos que se hayan realizado en la Asamblea Nacional y que garantiza la continuidad de lo que esta pasando en el país, “hasta que ellos resuelvan”. Nada mas criminal para los que sufren que somos todos.
Indican que frente a la pretensión continuista del régimen después del 10 de Enero, quieren que los sigan apoyando desde el exterior pero dejándolos a ellos resolver el problema aquí sin intervención foránea, para reconciliarnos “sin venganza ni persecución, de un gobierno de paz y reconciliación nacional para iniciar la transformación económica y social de Venezuela”, con elecciones libres porque contamos con “planes de reconstrucción nacional con líneas de acción muy claras”.
¿Que le pasa a esta gente? ¿Creen que un régimen que se ha mantenido a sangre, torturas y muerte permitirá “Condiciones electorales democráticas, de modo que sean posibles unas elecciones generales, en las que puedan participar libremente y con acceso igualitario a los medios de comunicación todos los partidos y candidatos, incluidos aquellos actualmente ilegalizados e inhabilitados por el régimen, organizadas por un nuevo Consejo Nacional Electoral y equilibrado, en fecha y condiciones que garanticen el derecho a elegir de los venezolanos, bajo observación nacional e internacional calificada e independiente”? La Isla de la Fantasía, pues. Pero ¡cuidado! Hay que leer entre lineas lo que no están diciendo estos personajes aquí, y cuales son las verdaderas intenciones encubiertas de quienes todavía son nuestros representantes legítimos de cara a la Comunidad Internacional.
¿Que no están diciendo? Deliberadamente no registran en su Acuerdo la sentencia condenatoria de Maduro del TSJ legítimo de fecha 29 de Octubre de 2018, ni cómo se llenará el Vacío de Poder institucional producido por su condena, y que está presente ahora, y no a partir del próximo 10 de Enero de 2019. Le están enviando un mensaje a los factores decisorios del mundo, sin decirlo abiertamente, que no se metan en Venezuela y que están dispuestos a negociar elecciones con el régimen, trasladando para alguna fecha futura del 2019 una solución electoral de la grave crisis que tenemos ahora, dejando de lado deliberadamente la sentencia de la Sala Electoral del TSJ legitimo del 13 de Junio de 2018 según la cual se prohíben hacer mas elecciones en Venezuela sin un cambio radical del sistema electoral por estar completamente distorsionado y corrompido. Eso es sumamente grave.
Y esto me lleva al segundo asunto del memorando del comienzo, la carta de María Corina Machado a los mandatarios de China y Rusia, hábilmente alabada por el columnista Jesús Seguías en el Nuevo País (ver Las tres cartas de María Corina, El Nuevo País https://elnuevopais.net/2018/11/13/las-tres-cartas-de-maria-corina/).
Es muy difícil creer que esa nueva apertura de María Corina Machado hacia un convenimiento con los factores que sostienen al régimen desde el exterior no tenga que ver con su nuevo posicionamiento electoral ganador en las encuestas. Claramente no existe en este momento ningún liderazgo político que compita con MCM. Y posiblemente nadie se lo merezca mas. Pero lo cierto es que coincide con las pretensiones electoreras de los partidos que suscribieron el Acuerdo de la Asamblea Nacional del 13 de Noviembre; y es allí donde factores opositores distantes coinciden en el mismo objetivo final: un proceso electoral negociado. Unas posibles elecciones producto de un dialogo en las condiciones indicadas en ese Acuerdo del 13 de Noviembre, contaría con todo el espectro político opositor venezolano, incluyendo a MCM.
Si creemos en el análisis de Seguías, debemos creer también que el Mariscal Petain, el de la Francia de Vichy, tenía razón al negociar con los alemanes, y que el General DeGaulle era un loco suelto que no iba a conseguir liberar a Francia. El grave problema de un país penetrado hasta los tuétanos por los cubanos, rusos, chinos, iraníes, y demás grupos terroristas, que incluso están apropiándose del territorio como está ocurriendo en Amazonas, no se resuelve negociando con los invasores, sino logrando su retiro por una fuerza superior. Eso paso antes dos veces en la historia de Venezuela.
Obligatoriamente se tienen que retirar y ese retiro no puede ser de otra manera sino logrando la presión internacional suficiente, desempolvando la Doctrina de Monroe, con los cañones de la única potencia del continente: los Estados Unidos. Esto lo reafirma la clara posición del Ex Embajador Diego Arria al declarar que todas las intervenciones que han realizado los Estados Unidos en Venezuela defendiéndonos de las pretensiones de potencias extra continentales, han tenido resultados positivos para nuestro país (ver Las intervenciones de los Estados Unidos en Venezuela han sido positivas, en https://www.diariolasamericas.com/america-latina/diego-arria-las-intervenciones-eeuu-venezuela-fueron-positivas-nosotros-n4163445).
China y Rusia han jugado un papel fundamental en el agravamiento de la crisis apoyando al régimen de Maduro al bloquear toda iniciativa de ayuda para Venezuela desde el Consejo de Seguridad de la ONU. Son socios del régimen. Aquí cabe perfectamente la frase de Churchill: quien se humilla para evitar la guerra, se queda con la humillación y con la guerra…
¿Creerá realmente algún opositor venezolano qué Rusia y China apoyarán una transición en Venezuela que les garantice a ellos seguir esquilmándonos? Lo dudo mucho. Porque es eso lo que están haciendo en el Arco Minero. La mejor posición la tienen ellos con el régimen ahora, no en la incertidumbre de un futuro opositor. Aquí no cabe humillarse, sino buscar una solución que incorpore presión de fuerza exterior para expulsar de Venezuela a quienes realmente nos han invadido. Ese nuevo posicionamiento de MCM le hace peligrosamente el juego -aun sin ser deliberado- a los factores en la Asamblea Nacional que buscan perpetuarse mediante arreglos encubiertos con el régimen. Las palabras de Eric Eckvall me llegan de nuevo a la memoria: “Politics makes strange bedfellows – La política hace extraños compañeros de cama”. Los políticos deberían cuidarse de no caer en eso, aun sin darse cuenta...
Y finalmente el tercer aspecto del memorando, que trata de lo mismo de los dos anteriores, y que no es otra cosa que la sucesión presidencial que debe salir del Vacío Institucional de Poder en Venezuela. Si absolutamente todos los factores políticos del país -incluyendo aquellos que no giran alrededor de la MUD/Frente Amplio- insisten abierta o de manera encubierta que la solución debe salir de Venezuela, sin intervención foránea, tenemos que llegar a la conclusión de que padecen de un Síndrome de Estocolmo colectivo, lo que implicaría que no se les puede tomar en cuenta para lograr una solución para Venezuela, quedando los venezolanos solamente dependiendo de las decisiones que se tomen desde el exterior para lograr la expulsión del régimen. En lo personal creo que llegamos a ese punto desde hace tiempo. NO EXISTE SALIDA ELECTORAL EN VENEZUELA, NI SE PUEDE NEGOCIAR CON DELINCUENTES.
La Asamblea Nacional ha dicho claramente con ese Acuerdo que NO DESIGNARA UN NUEVO GOBIERNO DE TRANSICIÓN como le fue exhortado por el TSJ legitimo el 2 de Julio de 2018 al declararse el Vacío Absoluto de Poder en esa fecha, antes de la sentencia de Nicolás Maduro Moros; y menos aun lo hará ahora que fue dada una sentencia firme por corrupción propia y legitimación de capitales. Si no lo hicieron antes, con una sentencia del TSJ legítimo menos lo harán ahora que tienen todo el expediente en sus manos. ¿Razones? Muchas, comenzando por ese posible Síndrome de Estocolmo, aunado a las aspiraciones presidenciales de los principales lideres opositores, pasando por la amenaza que representa la investigación de la corrupción del caso de Odebrecht para todos ellos.
Si los venezolanos apoyan a los lideres políticos de la Asamblea Nacional “fortaleciendo las fuerzas democráticas del pueblo de Venezuela con el respaldo de la Comunidad Interna” como indica Acuerdo del 13 de Noviembre -léase bien eso de la “Comunidad Interna” en contraposición a la Comunidad Internacional- entonces la solución de la crisis no tendrá fin, porque ese Acuerdo deja afuera la intervención que por fin terminó de acordar para nosotros la Comunidad Internacional cuando se termino de convencer que la necesitábamos, al ver correr la sangre de nuestros muchachos en las calles de Venezuela, y el sufrimiento de cientos de compatriotas dentro y fuera de las mazmorras del régimen.
Los ciudadanos tenemos el derecho de concurrir a los órganos jurisdiccionales cuando no vemos respuesta de quienes detentan los órganos de representación del Poder Público a nuestras solicitudes, y eso hemos hecho al solicitar que el TSJ legitimo proceda de inmediato a la designación de un nuevo gobierno ante el Vacío de Poder que deja Maduro (ver solicitud completa en https://tinyurl.com/y7x87ldb).
Tenemos esperanzas que ese respaldo que sin ninguna vergüenza le pide la Asamblea Nacional a la Comunidad Interna, se lo endose el pueblo venezolano al TSJ legítimo para el nombramiento inmediato de un Gobierno de Emergencia Nacional que coordine desde el exterior las acciones necesarias para la liberación de Venezuela de las potencias extra continentales que nos invadido a instancias de un régimen que entrego el país. Al menos ha sido el único Poder legítimo de la República que ha entendido en los hechos que no se negocia con terroristas y delincuentes, sino que se les repudia y se les condena a prisión.
Caracas, 14 de Noviembre de 2018
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
miércoles, 14 de noviembre de 2018
lunes, 12 de noviembre de 2018
Angostura o el cambio del sistema
Por Luis Manuel Aguana
La Constitución de 1819 o
Constitución de Angostura estableció por primera vez el centralismo en Venezuela,
reflejando el pensamiento de El Libertador. ¿En dónde nace el carácter
centralizador de nuestra clase política? En Angostura 1819. De allí nació el
paradigma. Bolívar nunca rechazó el modelo descentralizado y federal
establecido en la primera Constitución de 1811. Rechazó que ese modelo se
aplicara a la realidad del país de ese momento:
“El Primer Congreso en su Constitución Federal consultó mas el
espíritu de las Provincias, que la idea sólida de formar una República
indivisible y central. Aquí cedieron nuestros Legisladores al empeño
inconsiderado de aquellos provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de
la felicidad del Pueblo Americano pensando que las bendiciones de que goza son
debidas exclusivamente a la forma de Gobierno y no al carácter y costumbres de
los Ciudadanos”
(ver Discurso de Angostura en https://storicamente.org/sites/default/images/articles/media/1880/Bolivar_Discurso_de_Angostura.pdf).
En la Constitución de Angostura
aparece por primera vez en nuestra institucionalidad política que el
“Presidente es el Comandante en Jefe de todas las fuerzas de mar y tierra” y es
el “Jefe de la administración general de la República” (ver Sección Tercera,
Artículos 1 y 4, Constitución Política del Estado de Venezuela de 1819, 15 de
Agosto de 1819, https://tinyurl.com/y84ps5z3).
¿Cuál fue el fondo del
planteamiento de Bolívar en su Discurso al rechazar un modelo que no se
ajustaba a nuestra realidad política de ese entonces? Que el Congreso
Constituyente de Angostura adecuara el sistema político a quienes éramos y los
problemas que afrontábamos en 1819. Bolívar el ciudadano, Bolívar el Estadista,
entrega el mando y el destino de Venezuela a la Soberanía del Pueblo
representada en ese Congreso Constituyente de Angostura de 1819, explicándoles
la importancia de ese cambio:
“Representantes del Pueblo! -Vosotros estáis llamados para consagrar,
ó suprimir cuanto os parezca digno de ser conservado, reformado, ó desechado en
nuestro pacto social. A vosotros pertenece el corregir la obra de nuestros
primeros Legisladores; yo querría decir, que a vosotros toca cubrir una parte
de las bellezas que contiene nuestro Código político; porque no todos los
corazones están formados para amar a todas las beldades; ni todos los ojos, son
capaces de soportar la luz celestial de la perfección.”… “Horrorizado de la
divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por el espíritu sutil
que caracteriza al Gobierno Federativo, he sido arrastrado á rogaros para que
adoptéis el Centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una
República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital,
redentora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración
será la muerte”.
Y ante esa solicitud el
Constituyente cambió el sistema y el modelo político, centralizando el Estado y
estableciendo un texto fundamental capaz de encarar la guerra de independencia,
entregándole el poder al Presidente de la República, bajo el control del un
Congreso.
La realidad política venezolana –y
del mundo- cambió en 200 años. En menos de un año, el próximo 15 de Agosto de
2019 se cumplirán 2 siglos de la promulgación de la Constitución de Angostura y
aún nuestra clase política no ha entendido que el país cambió, que a los
venezolanos nos crecieron los pantalones y que es necesario adecuar de nuevo el
sistema político y el texto político fundamental a las realidades del país. De
allí la necesidad de convocar de nuevo a la Soberanía Popular y debatir los
próximos 200 años de institucionalidad política. Eso lo entendió el Libertador
en 1819, a solo 8 años de la primera Constitución.
¿Es exagerado ese planteamiento?
El hecho de que no exista en Venezuela un genio político que se asemeje al
Libertador no implica que no exista el problema y lo encaremos. Y no se trata
aquí de evitar abordar el accidente histórico que representa Hugo Chávez y la
Constitución de 1999, y mucho menos la posible Constitución comunista que está
cocinando la Asamblea Nacional Constituyente espuria de Nicolás Maduro. ¡No! Es
precisamente rechazar que ese accidente se convierta en un referente en nuestra
línea de evolución histórica.
Cuando el grupo de venezolanos que
constituimos la Alianza Nacional Constituyente-ANCO nos planteamos el rescate
de la federación y la descentralización del poder, es porque creemos que
Venezuela ahora si está preparada para lo que el Libertador indicaba en
Angostura era el mejor sistema del planeta pero que rechazaba para la situación
que tenía el país desde 1812:
“El sistema federal, bien sea el más perfecto y más capaz de
proporcionar la felicidad humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a
los intereses de nuestros recientes estados”, Simón Bolívar, Manifiesto de
Cartagena, 15 Dic. 1812.
¿Cuál es la situación actual? La
exacerbación del centralismo en la Constitución de 1999, que suspendió un
proceso de descentralización consistente que se venía desarrollando desde la
Constitución de 1961, y que de haberse materializado con un cambio
constitucional antes de 1998 hubiese detenido las aspiraciones de un golpista a
la Presidencia de la República, arruinó y destruyó la Nación en 20 años. La
Hacienda Pública en manos de una sola persona, quien quiera que esta sea –y
peor si es un ignorante como el que tenemos ahora- en pleno siglo XXI, con
todas las complejidades que ello involucra, es por decir lo menos una insensatez.
Se requiere una revisión profunda de la distribución territorial y poblacional de
los municipios para que estos puedan responder a las necesidades y calidad de
vida de los ciudadanos. Se requiere que se invierta la pirámide de distribución
del ingreso, estableciendo constitucionalmente a los municipios y al ciudadano el
mayor grueso de los recursos y poder para su administración, luego a los
Estados y al final a un poder central federado. Esa es la manera que funcionan
bien los Estados modernos. El sistema federal es el que brinda la mayor la suma
de felicidad posible en este siglo. Esa es la diferencia con el siglo XIX
cuando vivió El Libertador.
Esos son solo pocos ejemplos de
realidades de este siglo que no hemos encarado en nuestra Constitución,
viviendo todavía anclados en el pasado. Pero lo encararon en Angostura cuando los
constituyentes en su propio siglo cambiaron a instancias del Libertador el modelo
y el sistema político a las realidades de su época ¡Hay que hacer eso de nuevo!
La pequeña gran diferencia es que no contamos con el genio de Bolívar. Pero somos
sus herederos y ese es el reto que nos ha impuesto la historia…
Caracas,
12 de Noviembre de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
viernes, 9 de noviembre de 2018
Angostura o cómo ganar una guerra con el enemigo dentro
Por Luis Manuel Aguana
Nunca como ahora a los venezolanos
nos ha hecho falta volver a nuestras raíces. Recuerdo haber visto en algún
documental como se ha recuperado una plantación de un cultivo especial después
de un voraz incendio luego que se buscara de entre los restos chamuscados un
tronco que peleo con el fuego y que conservo su verdor interior a pesar de la
alta temperatura. Luego de colocarlo en germinación y cuidos intensivos, volvió
a nacer la planta prácticamente desde sus cenizas. Algo así nos pasará a
nosotros pero es absolutamente necesario conservar a toda costa lo verde
peleando con el incendio. Y nos hallamos en el medio del más espantoso incendio.
La respuesta está en lo que somos –ese
verdor interior- y que por múltiples razones y golpes lo hemos ido olvidando,
hasta perder completamente la brújula. ¿Cómo saber hacia dónde ir si no sabes
de dónde vienes? Sabemos en donde estamos aun cuando no sepamos al final como
llegamos aquí. De allí mi insistencia de siempre de volver a los principios
cuando sientas que te perdiste en el camino. Cuando te pierdas vuelve a tus
principios. Te aseguro que retomas luego el camino.
El comienzo mismo del camino perdido
entre tantos golpes de Venezuela se halla volviendo a lo que somos. Hemos
venido recorriendo un hilo político que a mi juicio comenzó en Angostura el 15
de Febrero de 1819 cuando el Jefe Supremo de la República, Simón Bolívar,
pronunció la pieza política más importante de toda nuestra historia, el
Discurso de Angostura (ver en https://storicamente.org/sites/default/images/articles/media/1880/Bolivar_Discurso_de_Angostura.pdf).
¿Quiénes somos los venezolanos?
¿Cuál verdor interior debemos pelear para conservar? Bolívar lo describió en
Angostura en 1819: “Multitud de
beneméritos hijos tiene la patria capaces de dirigirla: talentos, virtudes,
experiencia, y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el
patrimonio de muchos de los que aquí representan el pueblo, y fuera de este
soberano cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas las épocas han mostrado
valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos, y el arte, en fin
de gobernarse y de gobernar a otros”. Eso somos y eso debemos rescatar
después del incendio.
Lo primero que hizo El Libertador
fue asumir su condición ciudadana y convocar la soberanía nacional representada
en ese Congreso:
“Dichoso el Ciudadano que bajo el escudo de las armas de su mando ha
convocado la Soberanía Nacional, para que ejerza su voluntad absoluta! Yo,
pues, me cuento entre los seres más favorecidos de la Divina Providencia, ya
que he tenido el honor de reunir a los Representantes del Pueblo de Venezuela
en este augusto Congreso, fuente de la Autoridad legítima, depósito de la voluntad
soberana y árbitro del Destino de la Nación”.
Bolívar devuelve al Congreso el
mando Supremo de Venezuela: “Legisladores!
Yo deposito en vuestras manos el mando Supremo de Venezuela.- Vuestro es ahora
el augusto deber de consagraros á la felicidad de la República: en vuestras
manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra gloria: ellas sellarán
los Decretos que fijen nuestra Libertad En este momento el Jefe Supremo de la
República no es más que un simple Ciudadano, y tal quiere quedar hasta la
muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas mientras haya enemigos
en Venezuela”.
Léase bien la significación de esto.
Bolívar devuelve al Congreso el mando para que este realice los Decretos
necesarios que fijen la libertad de Venezuela, y asume su condición de
ciudadano de la carrera de las armas para servir a Venezuela.
En 1819 todavía no se había
alcanzado la liberación de Venezuela. En plena guerra y con el enemigo dentro
del país, El Libertador concibió necesario reunir al Congreso y entregarles el
poder a los ciudadanos para que estos establecieran la mejor formulación política
para alcanzar la libertad y la felicidad del pueblo venezolano. Eso no lo
harían los militares sino los ciudadanos:
“Meditad bien vuestra elección, Legisladores. No olvidéis que vais a
echar los fundamentos a un Pueblo naciente que podrá elevarse a la grandeza que
la naturaleza le ha señalado, si vosotros proporcionáis su base al eminente
rango que le espera. Si vuestra elección no está presidida por el genio tutelar
de Venezuela que debe inspiraros el acierto al escoger la naturaleza y la forma
de Gobierno que vais á adoptar para la felicidad del Pueblo; si no acertáis,
repito, la Esclavitud será el término de nuestra transformación”.
Pero la responsabilidad de esta
tarea se ve magnificada porque de acuerdo al Libertador si se concede la
libertad a un pueblo pervertido muy pronto se vuelve a perder:
“Un Pueblo pervertido si alcanza su Libertad, muy pronto vuelve a
perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste
en la práctica de la virtud: que el imperio de las Leyes es más poderoso que el
de los tiranos, porque son mas inflexibles, y todo debe someterse á su benéfico
rigor: que las buenas costumbres y no la fuerza, son las columnas de las Leyes:
que el ejercicio de la Justicia es el ejercicio de la Libertad. Así, Legisladores,
vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que constituir a hombres
pervertidos por las ilusiones del error, y por incentivos nocivos. La Libertad,
dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros
débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que
logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad. Entumidos sus miembros
por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las mazmorras, y
aniquilados por las pestilencias serviles, ¿serán capaces de marchar con pasos
firmes hacia el augusto Templo de la Libertad? ¿Serán capaces de admirar de
cerca sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro que allí
reina?”.
En otras palabras la libertad
tiene prerrequisitos, no se le puede dar a cualquiera. No la puede entender un
pueblo pervertido. Y ese es mi mayor temor. La vorágine de perversión y
distorsión en la que se ha sumido al país como consecuencia del altísimo grado
de corrupción al que se ha llegado en todos los órdenes de la vida nacional por
la delincuencia que se ha alzado con el poder, podría ser el mayor obstáculo
para alcanzar una libertad perdurable luego de salir de esta tragedia.
Cuando el Libertador se refiere a “nuestros
débiles conciudadanos” no se equivoca si trasladamos al presente esas mismas
inquietudes, y las preguntas hechas allí quedan sin respuesta. ¿Seremos
capaces? En lo personal creo que si lo seremos. ¿Por qué? Porque esa corrupción
no es de ninguna manera del pueblo, es de quienes en mala hora accedieron al
poder. Si tocará educar y crear ciudadanía para evitar que esa perversión
vuelva a ocurrir. Ese es el gran reto y la gran responsabilidad de quienes
accedan al poder después..
Pero eso también tiene prerrequisitos.
Solo necesitamos el desprendimiento ilimitado de quienes les toque conducir, ¡nada
menos! De allí la sentencia categórica de Angostura: “Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean son obras
muertas que poco influyen sobre las sociedades: ¡hombres virtuosos, hombres
patriotas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas!”. Estamos
conscientes que no es lo sobresale de la escena política actual. Pero sabemos que
existe. Las líneas maestras están en Angostura, en nuestros principios como
Nación: el poder reside en el ciudadano y allí se encuentran las respuestas
para lograr la libertad. Que la construcción del país y su organización está en
manos del pueblo y sus representantes, “depósito
de la voluntad soberana y árbitro del destino de la nación” para enfrentar
una guerra que no ha terminado, con el enemigo todavía dentro del país, como
ocurrió en 1819.
¿Tuvo Bolívar temor de entregarle
el poder a pueblo representado en el Congreso de Angostura para realizar lo
necesario para alcanzar la libertad? El Libertador nunca le tuvo temor a la soberanía
popular. Lo demostró en Angostura y lo reafirmo mas tarde en la Carta dirigida a
Francisco de Paula Santander en Octubre de 1826:
“En una palabra, mi querido general, yo no conozco más partido de
salud, que el de devolver al pueblo su soberanía primitiva para que rehaga su
pacto social. Vd. dirá que esto no es legítimo: y yo, a la verdad, no entiendo
qué delito se comete en ocurrir a la fuente de las leyes para que remedie un
mal que es del pueblo y que sólo el pueblo conoce. Digo francamente que si esto
no es legítimo, será necesario a lo menos, y, por lo mismo, superior a toda
ley: pero más que todo es eminentemente popular, y, por lo mismo, muy propio de
una república eminentemente democrática”.
Y al final esa fue la solución,
devolverle al pueblo su soberanía primitiva y rehacer el pacto social. Hagámosle
caso al Libertador, ha sido el único venezolano que ganó una guerra entregándoles
el poder a los ciudadanos…
Caracas,
9 de Noviembre de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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