martes, 14 de diciembre de 2021

Estatuto reencauchado

Por Luis Manuel Aguana

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En este momento se está cocinando en fuego rápido lo que sucederá el 5 de enero de 2022 con la Presidencia Encargada de Juan Guaidó Márquez. En opinión de destacados juristas, Juan Guaidó debería permanecer en su puesto como Presidente Encargado a tenor del Artículo 233 que le entregó la Presidencia interina en Enero de 2019 hasta la celebración de elecciones libres, justas y verificables.

Y así como existen opiniones de juristas a favor, también las hay de juristas en contra de esas opiniones que se preguntan de dónde sale la calificación de “Presidencia indefinida” solo establecida en los hechos por la Comunidad Internacional, por lo que difícilmente exista una solución a este problema inédito que se base en el texto constitucional que le daba al Presidente Encargado solo 30 días para convocar una nueva elección, lo que se configura en una cuestión de interpretación jurídica de unos y de otros. Y como no existe un Tribunal Supremo de Justicia reconocido al cual llevar esa situación, porque hay que recordar que la oposición política de la Asamblea Nacional de 2015 nunca ha reconocido al TSJ legitimo instalado en la sede de la OEA, queda a gusto de cada cual creer, de acuerdo a la interpretación que más le interese, si Guaidó debe permanecer o no en su puesto después del 5 de enero de 2022.

Para el resto de los mortales desconocedores de si Guaidó debe permanecer o no como Presidente Encargado, solo nos queda analizar la realidad política, porque éste NO ES definitivamente un problema jurídico sino político, con el mayor respeto a los ciudadanos juristas. En mi nota anterior (ver Los mitos del Gobierno Encargado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/los-mitos-del-gobierno-encargado.html) establecía el criterio que debía prevalecer para cualquier decisión en ese sentido era el bienestar de los venezolanos, no el de cualquier grupo político que se disputara la Presidencia Encargada como borracho en una pelea por una botella vacía.

Y creo que precisamente eso es lo que está pasando aquí. El fundamento para la operación de esa Presidencia Encargada fue “reglamentado” por algo que los Diputados en Febrero de 2019 llamaron “Ley del Estatuto que rige la Transición a la Democracia y el Restablecimiento de la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. El Estatuto aprobado en ese momento (ver documento completo del Estatuto que rige la Transición aprobado en 2019 en https://tinyurl.com/y9nsa8jw) ataba de pies y manos al Presidente Encargado para ejercer su presidencia conforme a la Constitución, ejerciendo de manera inconstitucional al mismo tiempo la Presidencia de la República y la Presidencia de la Asamblea Nacional. De eso escribí varias veces cuando comenzó ese tutelaje aberrante (ver La trampa de la Ley del Estatuto que rige la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/01/la-trampa-de-la-ley-del-estatuto-que.html y La duración de la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/02/la-duracion-de-la-transicion.html).

Lo anterior derivó en estos tres años en una suerte de gobierno encargado de la Asamblea Nacional donde el Presidente designado no fue de ningún modo un Presidente del Ejecutivo sino del Legislativo. Y las decisiones fueron tomadas por los partidos dominantes en la Asamblea Nacional. Esta manera peculiar de interpretar cómo cesar la usurpación de Maduro dio al traste con la posibilidad de efectivamente hacerlo, siendo la cabeza visible, Juan Guaidó, quien cargó con la responsabilidad frente a los venezolanos de no haberla podido realizar.

El 26 de Diciembre de Diciembre de 2020, tras haber pasado dos años de una Presidencia Encargada sin resultados, la Asamblea de 2015 actualizó el Estatuto para la Transición por una simple razón: era el último año de la legislatura de la Asamblea Nacional de 2015, y al no ser reconocida la elección parlamentaria del 6 Diciembre 2020, los Diputados de 2015 modificaron el Estatuto de la Transición para seguir “representando” a los venezolanos, pero sin el pronunciamiento de los mismos venezolanos, esto es, sin el consentimiento de quienes los eligieron, estirando de manera inconstitucional la representación que se dio en la elección parlamentaria de 2015. Pudieron al menos consultarle al pueblo ese pequeñísimo detalle a través de los mecanismos utilizados en el 2017 y 2020 (ver la versión del Estatuto de la Transición del 26 de Diciembre 2020, en https://tinyurl.com/2p8rtzxp).

Como deben recordar, en esta nueva versión, los Diputados desaparecieron la trilogía de Guaidó “cese de la usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres” del antiguo Artículo 2, por cierto razón fundamental por la cual nos vendieron el Estatuto de la Transición, dando ahora prioridad a “elecciones libres, justas y verificables” pero con el régimen de Nicolás Maduro, porque si no ¿de qué otra manera podrían haberlas sin cesar la usurpación? Asimismo corrigieron y aumentaron las competencias de la Asamblea Nacional por encima de la Constitución, que se atreve a establecer (Articulo 16) las competencias del Presidente Encargado, por encima de la Constitución, y modificándola al darle atribuciones no prescritas en ella a la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional (Artículo 14). Hasta donde conozco el Artículo 333 Constitucional no dice por ningún lado que tengamos que modificar la Constitución con la excusa de defenderla. Hasta allá no llega la estupidez que nos atribuyen a los venezolanos quienes nos dicen representar.

Entonces, luego de este breve recuento de inconstitucionalidad tras inconstitucionalidad del viejo y nuevo Estatuto de la Transición, leo con sorpresa que corre por las redes un “Mensaje a los venezolanos y a la Comunidad Internacional sobre la continuidad del Gobierno Interino de Venezuela”, buscando apoyos para una proposición de continuidad del Gobierno Encargado, basado en ese Estatuto dos veces inconstitucional, ante los venezolanos y la Comunidad Internacional, pero haciendo especial énfasis en el acompañamiento de un “Consejo Político” que debe nombrarse, por supuesto por los Diputados de la Comisión Delegada, para hacer “seguimiento y evaluación de la acción de la Presidencia encargada de la República Bolivariana de Venezuela” (Artículo 18). Tamaña pretensión de control sobre el Presidente solo cabe en la mente de quienes nunca entendieron la separación de poderes, y que llamaban por teléfono a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para influenciar sobre las decisiones que debían tomar sobre la vida de los ciudadanos.

Si Juan Guaidó ha de ser Presidente Encargado hasta que hayan elecciones libres por mandato del Articulo 233 Constitucional, no puede tener más responsabilidades y obligaciones con los venezolanos sino las establecidas la Constitución, no un Estatuto hecho y modificado para convivir con Nicolás Maduro Moros en el poder, y menos aun manejado como muñeco de ventrílocuo por unos diputados que ya no representan al pueblo venezolano. Si eso no lo entienden los venezolanos y la Comunidad Internacional, entonces bajemos la santamaría y el último que apague la luz. Ya basta de seguir engañando a los venezolanos y a los países que de buena fe nos han acompañado –a nosotros como pueblo, no a los “representantes” vencidos- durante toda esta tragedia humanitaria que viven los venezolanos, con otro Estatuto reencauchado el próximo 5 de Enero de 2022, cuyo hedor inconstitucional no soportará ni el papel electrónico en donde se publicará.

Ante la falta de representación política que ya existe, no la que surgirá el 5 de Enero de 2022 porque esa dejo de existir el 5 de Enero de 2021, debe contraponerse la convocatoria a la brevedad posible al Soberano Pueblo de Venezuela a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, establecida en nuestro ordenamiento Constitucional para restablecer el Estado de Derecho y Refundar este país. El cómo llegaremos allí debemos construirlo entre todos, pero ese es sin duda el camino que tenemos que recorrer sin más engaños ni extensiones leguleyas de quienes han prevaricado con el régimen para seguir disfrutando de beneficios a costillas y extensión del sufrimiento de los venezolanos. No tengo que decirlo yo, ya el pueblo venezolano lo sabe…

Caracas, 14 de Diciembre de 2021

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martes, 7 de diciembre de 2021

Los mitos del Gobierno Encargado

Por Luis Manuel Aguana

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Se ha planteado un debate –de ninguna manera nuevo, solo que ahora tiene más volumen público- acerca de pertinencia de la continuidad del Gobierno Encargado de Juan Guaidó Márquez, esta vez por la afirmación de Julio Borges en su renuncia del Gobierno Encargado como Comisionado de Relaciones Exteriores (ver El Nacional Julio Borges: El gobierno Interino tiene que desaparecer, en https://www.elnacional.com/venezuela/julio-borges-el-gobierno-interino-tiene-que-desaparecer/).

La renuncia de este personaje nefasto de la política venezolana, jefe de uno de los partidos del G4, puede interpretarse se muchas maneras, comenzando por la lucha intestina que se tiene dentro de la Asamblea Nacional de 2015 por la “sucesión” que deberá darse en la oposición oficial después del 5 de Enero de 2022. Borges salta del barco del Gobierno que ellos mismos se dieron con el Estatuto inconstitucional de la Transición, para examinar desde afuera “como quedarán ellos”, el partido Primero Justicia, en la nueva realidad política que se debe dar a comienzos del año entrante.

Pero la cuestión de fondo no es que Borges o cualquiera diga que el “Gobierno Interino tiene que desaparecer” sino si su continuidad es beneficiosa o no para los venezolanos.

Hasta que Borges lo dijo en su renuncia, varios venezolanos ya nos habíamos hecho la pregunta de las “64 mil lochas” del viejo programa de concursos de Efraín de la Cerda: ¿De qué nos sirve un Gobierno Encargado que no ha incidido positivamente en nada de lo que nos está pasando en Venezuela? ¿Tiene algún sentido la continuación de una presidencia que teniendo el reconocimiento internacional no hay nombrado un Gabinete de Crisis –con Alto Mando Militar incluido- para combatir precisamente con la ayuda de esa Comunidad Internacional, la tiranía que está destruyendo a Venezuela y a los venezolanos? Al no tener territorio sobre el cual gobernar, su obligación no era otra que expulsar al régimen. De hecho ya tenía, por si no lo recuerdan, la autorización de 6,4 millones de venezolanos debido a la 3ra. Pregunta de la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de Diciembre de 2020.

Pero esas preguntas ya las conocía Julio Borges antes de su noticiosa renuncia, y durante su gestión no se movió ni un milímetro para conseguir eso, utilizando esas posiciones para hacer lo acostumbrado: ubicar a su gente. Pero manifestó que el Gobierno del cual formaba parte es inservible justamente en el momento preciso, no para la conveniencia de los venezolanos sino para la conveniencia política de él y su partido, viendo que cada vez más personas nos estamos preguntando eso, demostrando una supuesta empatía que definitivamente no tiene con los venezolanos. Eso lo demostró con esa declaración.

Muchos opinadores y anclas de programas de televisión, muy famosos ahora por internet, y otros “influencers” venezolanos han salido en la defensa a ultranza del Gobierno Encargado. Estos mismos personajes fueron los constructores mediáticos de esas joyas de la política venezolana actual cuando tenían sus programas en Globovisión y Radio Caracas, y columnas muy leídas en El Nacional y El Universal. Y desde sus nuevas trincheras en las redes sociales aun los siguen defendiendo en sus posiciones sin hacer un análisis mínimo de si mantener o no un Gobierno Encargado es positivo o no para Venezuela.

Para muchos pareciera obvio que Juan Guaidó debería permanecer en su puesto y su figura como Presidente Encargado debe continuar porque “es el único reconocido internacionalmente” y “perderíamos los activos que de otra manera tendría la tiranía de Maduro”. Estos mitos del Gobierno Encargado son repetidos hasta la saciedad. Pero lo obvio siempre me ha resultado sospechoso por evidente.

Es cierto que la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU le ha inyectado legitimidad externa a ese Gobierno Encargado porque hasta ahora ha sido conveniente para sus intereses, no para los nuestros. Hay razones de Estado en los países de la Comunidad Internacional que apuntan a que hay que reconocer a alguien aquí como legitimo, so pena de asumir unos costos que de otra manera tendrían que asumir ellos al dejar correr en el tiempo este cáncer que significa Maduro y sus criminales en el poder para todos los países de la región.

De forma que al “reconocer” a Guaidó (habría que ver de qué se trata ese reconocimiento ya que la mayoría de los países del mundo aun mantienen relaciones diplomáticas formales con el régimen de Maduro, aun cuando exista un enviado de Guaidó) se establece una suerte de “sanción” -sin serlo- al régimen, pero que le endilga a ese Gobierno Encargado “reconocido” la responsabilidad de “salir de Maduro” (después de todo ese problema es de los venezolanos) sin tener rabo con que sentarse.

Hay que reconocer que la Constitución venezolana dio la fórmula mágica para desentenderse del problema con la figura de un “Gobierno Encargado por 30 días hasta convocar elecciones” y les ha funcionado muy bien tanto a la Comunidad Internacional como a los políticos opositores al aprovecharse de la administración de las ayudas. Pero ¿Y los venezolanos? Esos están bien jodidos… Ojalá entendieran afuera que ¡no queremos “ayudas”, queremos que nos ayuden a salir de Maduro y sus criminales a la brevedad! Esa sería la mejor ayuda. Y eternizar una figura comodín intermediaria definitivamente no colabora para lograr eso.

Ahora bien, indicar que “si no fuera por el Gobierno Encargado” se hubieran perdido los activos de PDVSA en el exterior o el oro del Banco Central que está en custodia en Inglaterra, es otro mito de carretera de los políticos de la oposición oficial. Pregúntenle a Horacio Medina como Presidente de la Junta Ad Hoc de PDVSA si le aprobaron los recursos que solicito al Gobierno Encargado y su Comisión Delegada para defender los activos de la industria en los Estados Unidos desde hace más de un año. Si, adivinaron, no se los aprobaron (ver Junta ad hoc de PDVSA exhorta a que se apruebe su presupuesto para continuar con la defensa de activos en el extranjero – Comunicado de PDVSA Ad Hoc a la Opinión Pública General – Tercer aspecto - 9 de Noviembre de 2021, en https://www.bancaynegocios.com/junta-ad-hoc-de-pdvsa-exhorta-a-que-se-apruebe-su-presupuesto-para-continuar-con-la-defensa-de-activos-en-el-extranjero-comunicado/).

Si los activos venezolanos no se han perdido es porque los gobiernos internacionales respectivos han protegido esos activos como consecuencia de las sanciones al régimen de Maduro. Y eso seguirá pasando esté o no esté Juan Guaidó en una Presidencia Encargada hasta que vaya Maduro y exista un gobierno que sea verdaderamente legitimo en Venezuela. Y lamentablemente de cara a ellos, ese no es el de Juan Guaidó hasta que no exista una elección válida en Venezuela por más que lo hayan “reconocido” en el año 2019. Para ellos Guaidó será desechable de acuerdo a la circunstancia y los intereses que se manejen en el complejo ajedrez de las potencias internacionales.

Entonces, ¿adónde nos lleva esta situación? ¿Es la Presidencia Encargada un estorbo o no para la recuperación de Venezuela? Esa es la verdadera pregunta. Y la respondí en una nota pasada, por cierto antes de la renuncia de Borges: “Ya es hora de empezar a buscarle una solución al engendro creado por la oposición política. Una manera simple sería que Juan Guaidó actuando honorablemente como el Dr. Jekyll, “suicide” a la Presidencia Encargada y el Estatuto de la Transición, dando muerte así  al Dr. Hyde, y asumiendo pura y claramente la Presidencia de la República, cumpliendo a cabalidad las obligaciones que le exige la Constitución. De otra manera será preferible para los venezolanos que el engendro desaparezca con él. Pero después de 3 años de pedírselo creo que es inútil seguir exigiendo ese ejercicio de madurez política” (ver El extraño caso de Guaidó y los partidos del G4, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/el-extrano-caso-de-guaido-y-los.html).

¿Será capaz Juan Guaidó de “suicidar” la Presidencia Encargada y el Estatuto de la Transición a favor de las necesidades de los venezolanos, declarándose Presidente Constitucional de la República con las competencias y obligaciones que le exige la Constitución, sin más “estatuto” que su propia conciencia? En ese momento indiqué que era inútil seguir exigiendo después de 3 años ese ejercicio de madurez política. Pero al ver que el castillo de barajitas que se construyeron en el 2019 esta cayéndose sobre sus cabezas, esta vez con la ayuda interesada de uno de sus pilares fundamentales, tal vez, solo tal vez, pueda ser posible que se lo piense mejor.

Y en el caso de que no sea así, para los venezolanos es preferible seguir el camino solos que mal acompañados. Creo que tendríamos un mejor chance de salir de la usurpación en tanto y en cuanto la Comunidad Internacional (y en especial los EEUU) entiendan que nuestro problema no es para el 2024 es para ayer y todos los años previos que el régimen nos ha robado las elecciones. Que preferimos una elección de representantes  Constituyentes que decidan el futuro de Maduro, de su régimen y de Venezuela sin la intervención de los poderes constituidos y con la participación de un árbitro internacional imparcial, con la fuerza coercitiva de las naciones. Esa sería la verdadera ayuda, si es que todavía existe ese respaldo de la Comunidad Internacional A VENEZUELA, no a Juan Guaidó…

Caracas, 7 de Diciembre de 2021

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