lunes, 20 de diciembre de 2021

La ruta de la resistencia civil

Por Luis Manuel Aguana

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Luego de la publicación del más reciente comunicado de ANCO titulado “La Asamblea Constituyente, el espacio para la Refundación y Autodeterminación del Pueblo venezolano” (ver Comunicado en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html), muchos de nuestros amigos, que ya están convencidos de la ruta Constituyente, han manifestado su preocupación que en ANCO no nos encontremos transitando un camino más activo, más allá de nuestros comunicados, así como de negarnos a participar en una farsa electoral, que ciertamente nos ha polarizado con grupos que legítimamente creen que ese camino nos conduce a mantener la resistencia civil en contra de este régimen delincuente. Y tienen razón.

Durante el Foro al que gentilmente me invitaran los amigos de Caracas Ciudad Plural (ver La Ruta Constituyente para el Cambio, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/la-ruta-constituyente-para-el-cambio.html) y la discusión posterior que se originó (que pueden seguir en el video respectivo de Caracas Ciudad Plural en https://t.co/qlNTAdd1Yx), se puede constatar que muchos venezolanos, no necesariamente parte de la cohabitación con el régimen, siguen estando de acuerdo con la ruta electoral con este régimen, convencidos en serio que eso es lo que nos queda por hacer con este grupo delincuencial que azota al país y que ilegítimamente usurpa el poder en Venezuela.

He escrito en el pasado en relación al tema de votar en contextos dictatoriales (ver “Abstencionismo en tiempos de dictadura”, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html, Abstención en tiempos de colaboracionismo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/abstencion-en-tiempos-de.html, Abstencionismo en tiempos de negociación, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2021/09/abstencionismo-en-tiempos-de-negociacion.html), por lo cual no volveré a las razones por las cuales creo que es una pérdida de energía que bien puede utilizarse de una manera más efectiva en contra del régimen, además de que el mismo acto de participar electoralmente con quienes hemos desconocido como demócratas, les da a ellos de por si un ropaje democrático que confunde  a quienes nos desean ayudar a sacarlos del poder.

Si esa energía se focalizara, no en buscar competir con un régimen que “gana” y “no gana” donde le es conveniente porque tiene en su poder el mecanismo para elegir a quien desea, sino en organizarnos en una sola fuerza de resistencia civil, todos aquellos que deseamos lo mismo tuviéramos un mayor éxito para avanzar, aunque sea en centímetros, en este largo camino que enfrentamos desde hace 22 años, en el objetivo común de salir del régimen.

Es por eso que considero una discusión bizantina entre pares polarizarnos entre votar o no votar. Es una discusión donde el régimen siempre gana. El argumento que siempre escucho –y lo volví a escuchar durante el Foro- según el cual “si no hubiéramos votado en el 2015 no hubiéramos tenido una Asamblea Nacional de la “oposición” y por consiguiente no se hubiera logrado el reconocimiento internacional”, es un mito que se ha convertido en un mantra de los que aun creen que el régimen se le puede vencer en un terreno donde jamás tendremos acceso completo: el CNE.

En primer lugar, en el año 2015, no ganó la oposición, perdió el régimen. Eso lo reseñé en mi nota al día siguiente de esas elecciones parlamentarias (ver ¿Ganó la MUD o perdió el gobierno?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/gano-la-mud-o-perdio-el-gobierno.html) ¿Qué quiero decir con esto? Sin importar cuales fueran los resultados técnicos de esa elección, el régimen estaba perfectamente dispuesto a presentar unas cifras manipuladas al país y defenderlas derramando sangre. Si ustedes se recuerdan esos días, Venezuela era una olla de presión y cualquiera que se presentara a esa elección ganaría sin discusión.

Pero quienes iban a repartir tiros en serio para defender las cifras que presentaría el CNE no iban a ser los motorizados de los colectivos iban a ser los soldados de las Fuerzas Armadas. Así lo reseño Emili J. Blasco en el ABC de Madrid al día siguiente de la elección (ver El Alto Mando fuerza a aceptar la gran victoria de la oposición en Venezuela, en https://www.abc.es/internacional/abci-alto-mando-militar-fuerza-aceptar-gran-victoria-oposicion-venezuela-201512070619_noticia.html). Si el CNE se hubiera atrevido a mentir como normalmente lo hace, hubiera habido una masacre que los militares se negaron a realizar.

¿Qué hizo entonces el CNE al conocer que los números no serían defendidos por las Fuerzas Armadas? Hacer control de daños y colocar la victoria en un punto tal que podría ser reventada fácilmente, como posteriormente se realizó a través del TSJ y los Magistrados Express. Hubo cálculos que estimaron la real victoria opositora en un 20% superior a las cifras presentadas por el CNE.

¿Ganamos realmente de manera electoral? Claro que si, de la misma manera en que Henrique Capriles ganó en el 2012 y en el 2013. ¿Se pudieron “cobrar” esas victorias? Claro que no. Entre otras razones porque la dirigencia política lamentable que tenemos nunca se planteó eso, como ocurrió en el 2007 cuando quienes fueron los primeros en aceptar el fraude que tenía montado el CNE para la Reforma Constitucional fueron Julio Borges y Teodoro Petkoff. Y fue impedido por las Fuerzas Armadas a consecuencia del liderazgo indiscutible en la FAN del desaparecido General del Ejercito Raúl Isaías Baduel, con el respaldo de la dirigencia estudiantil de ese entonces. Eso le costó la vida a Baduel…

Por otro lado el cacareado “reconocimiento” internacional realmente vino DESPUES de la Consulta Popular de 2017, no luego de la elección parlamentaria de 2015. El verdadero apoyo y reconocimiento de los países a la lucha en contra de esta tiranía no vino porque los venezolanos votáramos en la elección parlamentaria de 2015, sino después que vieran los delitos de Lesa Humanidad que el régimen fue capaz de cometer después –y antes- del 2015 y que obligó al pueblo a pronunciarse en una Consulta Popular en el 2017, como efectivamente lo hizo sin la participación del CNE, para rechazar la Constituyente ilegitima sin la autorización del pueblo y ordenar el cambio de los poderes Públicos, cosa que el régimen ignoró, de nuevo con la pequeña ayuda de la dirección política de la Asamblea Nacional al desconocer el carácter vinculante de esa Consulta Popular. Lo que reconoció la Comunidad Internacional fue la legitimidad de ese parlamento, lo que sirvió de muy poco como los venezolanos pudimos sentir en carne propia.

Entonces, ¿hemos podido cambiar este estado de cosas del país con los votos de los venezolanos? Obviamente no. Algunos podrían decir, pero ¿si no hubiéramos votado masivamente nunca se habría llegado a esas posiciones límite que obligaron al régimen a ceder? Y yo diría, que en los resultados está la respuesta. Realmente, ¿qué logramos? Que la Comunidad Internacional dictaminara que sigamos por esa vía. Que algún día el régimen concederá la victoria opositora. ¿Y de verdad creen eso? ¿No creen más bien que en lugar de toda esa energía invertida en movilizar a los venezolanos a asistir a eventos electorales que envían un mensaje distorsionado y equivocado fuera del país, pudiéramos encontrarnos y establecer organizadamente una ruta común de resistencia civil como la que realizara OTPOR en la Yugoslavia de la represión de Slobodan Milosevic?

Organizar esa ruta común no implica que se incluya en algún momento participar en eventos electorales que tengan el componente organizado de resistencia civil y acciones posteriores como las que ocurrieron después del fraude en Bolivia de 2019 o las que pudieron ocurrir aquí mismo en Venezuela después del fraude de Maduro en el 2013 donde nuestro pusilánime candidato nos convocó a tocar cacerolas y bailar salsa.

El accionar como nos lo están exigiendo en ANCO nunca estará excluido siempre y cuando se sepa con exactitud que hacer coordinada y organizadamente, y con la masa crítica correspondiente. Y eso todavía no existe, HAY QUE CONSTRUIRLO ANTES, toma tiempo y muchísimo esfuerzo coordinado. La ruta de la resistencia civil nos debe llevar a un objetivo y si vamos a seguir por ese camino tenemos la obligación de ganar. Hemos propuesto ahora una Ruta Constituyente que acortaría muchísimo ese camino con el auxilio de la Comunidad Internacional, pero estamos conscientes que si todas las variables no nos acompañan tendremos que hacer cambios para llegar al mismo lugar que no es otro que la Refundación del país. Mientras tanto seguiremos transitando una ruta que no le de al régimen ningún oxigeno exterior como la actual ruta electoral de los partidos. Y en eso no hay concesión posible…

Caracas, 20 de Diciembre de 2021

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jueves, 16 de diciembre de 2021

La Ruta Constituyente para el Cambio

Por Luis Manuel Aguana

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Intervención el el Foro “La Ruta Constituyente para el Cambio”,

auspiciado por Caracas Ciudad Plural

16 de Diciembre de 2021

Buenas tardes,

Mi agradecimiento a los amigos de Caracas Ciudad Plural, por su gentil invitación para hablar de un tema que considero trascendental para Venezuela, en especial después de muchos años de crisis de la Venezuela de hoy.

Desde hace muchos años cuando comencé a tener presencia en las redes acerca de un nuevo Proyecto de País para Venezuela a través de la vía Constituyente, la mayoría del tiempo no me lo planteé como un mecanismo para “salir del régimen” sino para evitar que cualquier otro mesías pudiera ponerle las manos al poder en Venezuela. Es muy baja la probabilidad de que alguien se enferme si tiene un cuerpo sano y con las defensas muy altas. El cuerpo social, político y económico del país tenía las defensas muy bajas cuando la enfermedad militarista de Hugo Chávez Frías le cayó al país, precisamente utilizando el expediente de cambio constitucional a través de un proceso constituyente. Ahora la gente piensa que hablamos de Constituyente para salir del régimen cuando la verdad es que lo hacemos para cambiar la estructura política y relaciones de poder en Venezuela. La salida del régimen, como veremos adelante, no es más que una consecuencia de ese proceso depurador.

Nadie sabía en Venezuela que era una Constituyente, ni siquiera el mismo Chávez que nunca pudo explicar en su campaña que era eso mas allá de decir que significaría un cambio profundo en el país. Solo en el desarrollo y la implementación del modelo autoritario ellos se dieron cuenta de lo profundo y transformador que podía llegar a ser, y efectivamente cambiaron el país pero para empeorarlo, y posteriormente abandonando la misma Constitución para erigirse en un régimen autoritario de corte constitucional. Nadie pensó que ese cambio sería para destrozar a Venezuela. Sin embargo, como por la boca muere el pez, se vieron en la obligación por su discurso populista de incluir –y vale decir aquí que sin necesidad de eso- los artículos en la nueva Constitución según los cuales el pueblo y los Poderes Constituidos podían convocar al Constituyente en cualquier momento de la vida de la Nación.

Pero retomando a lo anterior, las notas que publique en todos estos años en su mayor parte se referían a explicar las razones por las que debíamos cambiar el sistema, así como la actual distribución político-territorial, y más allá, la estructura de poder en Venezuela, a través de un cambio profundo que explicamos en detalle en nuestro Proyecto de ANCO titulado El Gran Cambio. Estos cortos minutos que dispongo para esta presentación me impiden explicar en detalle esos cambios, que establecidos en la forma que describe nuestro proyecto, definitivamente evitarán no solo que llegue otro Chávez al poder, sino que sentarán las bases para un desarrollo sostenido y sustentable de Venezuela para las nuevas generaciones, precisamente porque nuestra propuesta fundamental es que el poder no se encuentre constitucionalmente en las manos de los gobernantes sino de los ciudadanos. Les invito a todos a leerlo de nuestro sitio en la red  y enterarse de la profundidad de nuestro planteamiento al país.

Dedicaré estos cortos minutos aquí, no a explicar lo que ya explicamos públicamente acerca del proyecto, que ya de por sí es complejo, sino adentrarme en cómo podríamos llegar a su materialización, examinando el contexto político nacional e internacional en donde nos encontramos.

Cuando comencé a escribir de este tema apasionante pensé ingenuamente que el proyecto de cambio era suficiente para convencer a los tomadores de decisiones políticas de recorrer ese camino. ¿Qué político, pensaba yo, se iba a negar a ese país ideal en el que nos podríamos convertir, si cambiábamos la manera de hacer las cosas y establecíamos un camino para que fueran los mismos ciudadanos los artífices de su propia existencia, haciendo realidad una mejor calidad de vida para todos?

Muy pronto descubrí que quienes eran los peores enemigos de un cambio eran los que habían disfrutado hasta este momento del poder, y aquellos que lo buscaban afanosamente por la vía fácil, estando en el gobierno o en su oposición política. En esos niveles no se habla de bienestar ciudadano más allá que para buscar votos y hablar de cambio para que nada cambie. La estructura constitucional del país está diseñada desde el siglo antepasado para quienes detentan el poder y tengan el control de lo que es de todos, no de los ciudadanos. El sistema está diseñado para que los partidos políticos se maten por llegar al gobierno y controlar la Hacienda Pública, que constitucionalmente les asigna ese poder sobre todos nosotros. Y eso como dije, no es de ahora con este régimen. ¿Cómo hacer para romper ese círculo vicioso?

Entonces no iba a ser con los partidos políticos, ni mucho menos aquellos que ya habían estado en el poder -y otros que sin haber estado ansiaban muchísimo ponerse en él utilizando el mismo mecanismo del pasado- con los que íbamos a contar para este proceso Constituyente reformador, razón por la cual decidimos constituirnos y organizarnos para educar y comunicar nuestro proyecto a nivel nacional, a fin de convencer directamente a los venezolanos. Ha sido muy difícil hacerlo sin dinero pero seguimos trabajando en eso, tratando de reunir la masa crítica necesaria que voltee el balance de esos resultados. Para ello hemos recorrido hitos intermedios como la Consulta Popular de 2017 y  2020, que nos permitieron catapultarnos hacia ese objetivo superior de lograr discutir un país nuevo a través de un Proceso Constituyente de carácter Originario.

En ANCO pensamos, mucho antes de nuestra fundación como ONG en el 2016, que era el pueblo el que debía decidir el destino del país a través de un proceso Constituyente. ¡Que el pueblo decida! es la consigna. El problema era COMO llegábamos allí. Inicialmente lo planteamos a través de la previsión del Artículo 348 Constitucional, recogiendo el 15% de las voluntades del Registro Electoral, fundamentando jurídicamente nuestro derecho de recoger y contar, sin la intermediación de ningún poder público, en especial el CNE, esa aspiración.

No explicaré aquí los detalles específicos de ese proceso de recolección, que se materializó en organizaciones pequeñas regadas en todo el país, denominadas Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCO) de ANCO, de las que juramentamos muchísimas en todo el país…hasta el 1ro de Mayo de 2017, cuando el régimen se apropió de nuestra iniciativa y lanzó su propio proyecto Constituyente, pasándole por encima a la voluntad popular al no consultarle al pueblo si quería o no una Constituyente, como lo indicaba la tradición constitucional iniciada con la Constituyente de 1999.

De haber llegado a recoger antes de esa fecha el 15% del padrón electoral de esos años, ANCO tenía prevista en sus Bases Constituyentes –nuestro fundamento jurídico- invocar a la Comunidad Internacional y al pueblo venezolano a constatar la validez de nuestra proposición al país y al mundo, retando a las Fuerzas Armadas a respaldar al pueblo venezolano en su mandato de convocar a un proceso constituyente originario. La idea en esencia de esos años era una propuesta que se materializaría con gente en las calles solicitando que se cumpliera el mandato protagónico del pueblo establecido en la Constitución. Se tienen escritas y previstas las Bases Comiciales del proceso constituyente, las cuales garantizan la proporcionalidad, equidad y la representación de todas las fuerzas sociales del país, a diferencia de lo que ocurrió en 1999.

A partir del 1ro de Mayo de 2017 todo cambió. El régimen uso su Constituyente para afianzarse en el poder y la oposición oficial golpeada por la suspensión del proceso revocatorio del año anterior se plegó a cohabitar con él. Seguir recogiendo firmas para un proceso que sabíamos era la salvación del país se hizo imposible al ver la población que “la constituyente del régimen” había hundido la posibilidad de recuperar la libertad.

ANCO entonces se volteo a insistir que el pueblo se pronunciara. Y eso lo logramos como venezolanos en dos consultas populares exitosas cuyo mandato sigue todavía pendiente de ejecutar.

Ahora bien, ¿de aquí adonde? Ya ANCO se pronunció el 12 de Diciembre pasado, aniversario de la Consulta Popular, reafirmando la Asamblea Constituyente como, y cito, “…El espacio para la Refundación y la Autodeterminación protagónica del pueblo venezolano”, explicando con detalle que existen las suficientes bases legales en nuestro ordenamiento jurídico y constitucional para que el pueblo se pronuncie legítimamente y convoque a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario sin la intervención de ninguno de los Poderes Públicos del régimen (ver Comunicado ANCO La Asamblea Constituyente, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html). Pero de nuevo, muchos de ustedes siguen preguntándose, aunque como pueblo podamos convocar a una Constituyente sin intervención de los Poderes Públicos, ¿el régimen nos permitiría hacer eso, aceptando lo que decida el pueblo? Obviamente no. Ni tampoco podríamos convocarla en el mejor de los casos en los términos establecidos en el Artículo 348 Constitucional so pena de caer en las trampas electorales y ventajismos violentos ampliamente conocidos.

Y es allí donde debemos decir claramente que aun sabiendo cual es la solución, no podemos implementarla sin ayuda de la fuerza externa que representa la Comunidad Internacional. ¿Y cuál es entonces el planteamiento? ANCO anunció al país y a la Comunidad Internacional el 8 de Agosto de 2021 una Ruta para Refundar la Nación que establece claramente nuestra posición, que coincide plenamente con la de los EEUU, la Unión Europea y Canadá en el sentido que, y cito: “La solución pacífica a ésta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos, en las que participen todos los actores interesados”. Fin de la cita. Y no hay mayor actor interesado que los dolientes de esta tragedia de 22 años que el pueblo de Venezuela (ver Comunicado ANCO reafirma y propone al País y a la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Nuestra propuesta para esa convocatoria Constituyente se resume en una verdadera negociación a favor de los venezolanos, no de los intereses políticos de los negociadores, y entre todos los involucrados en el problema venezolano. Esto es, de una negociación donde se sienten una representación de la Comunidad Internacional integrada en lo mínimo por EEUU, UE, Colombia y Brasil, estos dos últimos países protagonistas directos de nuestro problema migratorio; una representación con participación de ANCO y otros de la Sociedad Civil venezolana, doliente de primer orden de la crisis política, social y económica de Venezuela; una representación de los partidos políticos de la Asamblea Nacional de 2015, y una representación de quienes usurpan el poder en Venezuela.

La discusión y único tema a tratar en esa nueva negociación sería la convocatoria y ejecución de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, con intermediación o arbitraje electoral de la Comunidad Internacional. Nótese que aquí no digo “observación internacional”. Y no lo digo porque no puede existir otro proceso electoral en Venezuela administrado por el régimen antes que este abandone el poder y se reconstruya el Poder Electoral, así como el resto de los Poderes Públicos. De allí que la administración electoral de ese proceso Constituyente debe salir de esa mesa de negociación con auxilio de la Comunidad Internacional, así como las Bases Comiciales que regularan la participación de los venezolanos, candidatos a Constituyentes y electores, en ese proceso Constituyente.

Y ustedes dirán, ¿y porque el régimen debe estar allí? Por la misma razón por la cual la Comunidad Internacional nos convoca a todos para negociar una salida pacífica y electoral: evitar un derramamiento de sangre en Venezuela. Pero hay otra razón fundamental que ha formado parte de nuestro discurso constituyente desde el comienzo hace muchos años: una constituyente no puede ser posible sin la participación de todas las tendencias políticas, incluidas aquellas que hemos rechazado. De otra manera, no se podría llamar un proceso Constituyente. Chávez ignoró ese concepto fundamental dejando fuera con sus Bases Comiciales de la Constituyente de 1999, alrededor de la mitad de los venezolanos, violando el principio de representación proporcional, donde el 46% de quienes le adversábamos fuimos representados solo por 6 Constituyentes de 131 electos. En otras palabras con el 54% de los votos, el chavismo se alzó con el 96% de los curules de la Constituyente de 1999. Y eso a mi juicio fue el principio de toda esta tragedia que nos consume en Venezuela. No puede haber un nuevo Pacto Social en ninguna parte del mundo con paz y estabilidad política sin la participación equilibrada de absolutamente todos sus nacionales.

Nuestra tarea a partir de ahora, y esperamos que con la ayuda de todos ustedes, será convencer a los gobiernos de los países que tienen la fuerza suficiente para sentar en esa mesa de negociación a todos los involucrados, de que una elección dudosa de cargos en el marco de una tiranía no es la solución de la crisis venezolana sino la elección legitima de la verdadera representación del pueblo venezolano establecida en la Constitución en los Artículos 347, 348 y 349, y lograr que nos ayuden a hacer cumplir la voluntad de lo que salga de esa elección Constituyente. Una vez electo ese cuerpo de asambleístas constituyentes, la primera decisión obvia sería decidir el desmontaje del régimen y designar un Gobierno de Transición, estableciendo un periodo para la depuración y elección de los Poderes Públicos, y para la deliberación de un nuevo Pacto Social y una nueva Constitución para Venezuela, basada en una nueva arquitectura del poder, que esperamos sea lo más parecida a la que planteamos en nuestro Proyecto El Gran Cambio. Eso es lo que nosotros interpretamos como la Refundación que requiere el país.

¿Es muy larga esta Ruta? Definitivamente no. En 1999 el proceso Constituyente duró mucho menos de un año, entre la Consulta Popular Constituyente con la aprobación de las Bases Comiciales, la elección (con campaña incluida) de los candidatos a Constituyentes, la designación de los Constituyentes electos y la promulgación de una nueva Constitución, con la elección y designación correspondiente de los Poderes Públicos con base al nuevo texto Constitucional. Menores lapsos dependerán de la voluntad política de los involucrados.

En esa Asamblea Constituyente estarían los nuevos representantes políticos electos por el pueblo de todas las regiones del país, que por cierto es una aspiración muy sentida de todos los venezolanos. Definitivamente la solución Constituyente supera en representatividad, calidad y poder a cualquier otra solución Constitucional resolviendo no solo la sucesión en el Poder Ejecutivo, sino la restauración del orden Constitucional profundamente afectado por la crisis política del país, dándole una base sólida a la Comunidad Internacional para identificar quienes serán los nuevos representantes legítimos de Venezuela.

Para finalizar deseo recordar las palabras que solía decir nuestro desaparecido compañero, amigo y cofundador de ANCO, representante para Estado Guárico, Hinderburgo Becerra, expresándoles a todos los venezolanos que “no sigan buscado a Dios por los rincones cuando lo tienen justo delante de sus ojos”. Está en juego, no nuestro futuro que ya se consumió tras 22 años de lucha en contra de este régimen, sino el de las próximas generaciones, nuestros hijos y nietos. Les invitamos a tomar esta bandera para el cambio que ANCO les ofrece sin más interés que el rescate de una libertad duradera y la creación de un país con oportunidades. Si aceptan esta invitación invocando la ayuda y el favor de Dios Todopoderoso y los poderes creadores del pueblo venezolano, estoy más que seguro que lo conseguiremos…

Muchísimas gracias…

Caracas, 16 de Diciembre de 2021

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