lunes, 6 de octubre de 2025

Constituyente, la única legitimidad

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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“Aquellos que hemos abogado por la convocatoria de un proceso constituyente de carácter originario en Venezuela, no lo hacemos solo por la necesidad de la restructuración del Pacto Social que rige la infame relación actual entre gobernantes y gobernados, y que se materializa en una nueva Constitución, sino que como buscadores de la legitimidad perdida del país, consideramos que en este punto la única manera de hallar esa legitimidad a cualquier cosa que venga ante ese hueco inmenso de la falta grave de instituciones legítimas sobre las cuales hacer descansar cualquier gobierno después de esta tragedia, es reuniendo al Constituyente y refundando la Nación”. (ver Buscadores de la legitimidad perdida, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/06/buscadores-de-la-legitimidad-perdida.html).

Me van a tener que perdonar la “auto cita” de la nota referida, pero por más que deseemos que regrese al país la legitimidad para un posible nuevo gobernante, no nos podemos pasar por arriba y a la torera el hecho cierto de que no existe en Venezuela NINGUNA INSTITUCIÓN LEGITIMA que juramente a nadie como gobernante, posterior al este desgobierno, sin contar con la inexistencia de fuerza alguna venezolana comprobada para sostenerlo.

Lo anterior viene a cuento porque he leído por las redes sociales un rumor según el cual Edmundo González Urrutia (EGU) sería eventualmente “juramentado” por la Asamblea Nacional de 2015, en el eventual caso de un Desplazamiento del régimen de Nicolás Maduro Moros. No tengo, ni tendría por qué tener confirmación de semejante rumor. Sin embargo, me angustió que ese pueda ser el piso de legitimidad que alguien de la oposición esté pensando darle a EGU, ante el eventual caso de que tenga la posibilidad de regresar al país para cubrir un vacío de poder ante la ausencia de quienes desgobiernan al país.

Imagínense que se le esté buscando piso legítimo a un nuevo gobernante utilizando a los principales responsables del interinato de Juan Guaidó, que establecieron un gobierno parlamentario ilegal, ilegítimo y posteriormente señalado como corrupto, sin contar con el hecho de ser la peor versión de la oposición política de Venezuela, y razón por la cual María Corina Machado resultó electa como candidata de los opositores venezolanos en unas primarias realizadas el 22 de octubre de 2023, con más del 90% de los votos opositores. En otras palabras, si existe en Venezuela alguien más alejado de la actual representación popular, es esa Asamblea Nacional de 2015. ¿Serán ellos los que “juramentarían” a EGU? Peor servicio al primer paso para la recuperación del país, imposible.

A todo lo anterior se puede añadir lo que también mencioné en la nota previamente citada: “Lamentablemente y pese a que la llamada Asamblea de 2015 se “autoproclamó” en funciones luego de culminar su periodo constitucional de 5 años, difícilmente puede considerarse legítima por nadie fuera del país, considerando que esa condición en el contexto de nuestro sistema republicano, solo proviene de los votos emanados del pueblo venezolano en elecciones libres y transparentes. Y léase aquí que estamos estirando el concepto de que las elecciones presidenciales de 2024 revisten tal condición, considerando así que EGU es Presidente Electo legítimo de Venezuela…”.

Ustedes me dirán, entonces, que lo que tú quieres es que nos coma el tigre, como decía la canción de mis padres. Y el gran error generalizado de esto reside en que el resultado electoral del 28 de julio de 2024, nunca pudo ser debida y correspondientemente validado como legítimo en el país. Ciertamente, existen unas Actas en una bóveda del Banco Central de Panamá, de las que el régimen intentó apoderarse.

Pero el siguiente paso era que un CNE, que siempre supimos que estaba a favor del régimen, nunca las reconocería como válidas, y dándolas como buenas para entregarle al ganador, EGU, el título de Presidente Electo de Venezuela. El régimen desconoció esas Actas y proclamó a Nicolás Maduro Moros como vencedor de las elecciones. Eso lo consideramos en su momento como un golpe de Estado en toda regla.

Entonces, para presentar esos documentos para un cobro efectivo del poder legítimo, era y sigue siendo imprescindible y obligante, la existencia de un Poder Electoral, un Poder Legislativo y un Poder Judicial completamente limpios y legítimos para proceder a este trámite necesario para la restitución del orden constitucional y democrático del país.

De allí que consideremos en el comunicado de ANCO titulado “La Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO) a la Nación Venezolana, su Liderazgo Político, Militar, Empresarial, Religioso, Académico, y a la Comunidad Internacional”, publicado el 6 de octubre de 2025, que de existir “cualquier evento sobrevenido o no, que interrumpa el actual estado institucional del país” el Gobierno de Transición que venga a continuación “reconozca la voluntad expresada por la soberanía popular el 28 de julio del 2024, y que sea obligatoriamente ratificada por el pueblo venezolano, y legitimada en su origen y desempeño, mediante una Convención Constituyente” (ver Comunicado ANCO, 06-10-2025 en https://ancoficial.blogspot.com/2025/10/comunicado-la-alianza-nacional.html).

¿Y por qué debe ser ratificada esa voluntad popular del 28 de julio de 2024? Porque en ese año NO EXISTÍA (y todavía no existe) ningún Poder Público con legitimidad, razón por la cual la representación legítima del pueblo reunida en una Asamblea Nacional Constituyente, QUE DEBE CONVOCARSE inmediatamente después del desplazamiento del régimen, debe RATIFICAR esos resultados y hacerlos firmes y legítimos para todo el mundo, en los términos que esa Asamblea Constituyente decida.

Ya he relatado en notas anteriores la experiencia venezolana de 1958, donde luego del Desplazamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, el primer acto de gobierno de esa Junta Militar fue suprimir temporalmente en un Acta todos los Poderes Públicos, sin derogar la Constitución de 1953, a los fines de asumir todas las funciones y comenzar a gobernar. Su sostén era la fuerza de las armas que se usaron para los fines de la reinstitucionalización del país, proceso que vendría posterior al acuerdo entre las principales fuerzas políticas que fueron regresadas a la legalidad por dicha Junta de Gobierno.

Pero la actualidad es de lejos mucho más compleja que en esa época. No existe ahora ningún Poder Público válido adonde llevar ningún resultado electoral, ni validar las acciones que deban acometerse. No se puede simplemente convocar una entelequia ilegítima para validar lo que viene, frente a un pueblo que los rechazara de manera contundente el 2023 y 2024, ni tampoco convocar a nuevas elecciones sin una limpieza a fondo del Poder Electoral ni el resto de los Poderes Públicos. Eso hace insustituible la convocatoria del Poder Originario, no solo para hacer legítimo a quien se desempeñe en el poder, sino para establecer la dirección de lo que venga para una Venezuela post tiranía que nos incluya a todos los venezolanos.

Caracas, 6 de Octubre de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana


martes, 30 de septiembre de 2025

El dilema de la transición venezolana

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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En estas horas de espera angustiosa por el desenlace final de la situación creada por los EEUU, que se manifiesta en una masiva movilización militar en aguas del Caribe con el objeto, de acuerdo a lo que informa ese país, de luchar contra el narcotráfico proveniente de Venezuela, los venezolanos nos encontramos en una situación inédita. Nunca antes se había acusado en el exterior de criminal a ningún gobernante venezolano, y mucho menos procesarlo como tal por un fiscal extranjero, sujeto a ser capturado por sus fuerzas policiales y/o militares.

A comienzos del siglo pasado, se enviaron buques de guerra a Venezuela con el objeto de cobrar deudas a la fuerza al gobernante venezolano de turno, Cipriano Castro. Paradójicamente, fue la intervención e intermediación de los EEUU lo que impidió esa segura invasión de nuestro territorio.

Hoy nos encontramos en el peor de los mundos: un país desinstitucionalizado, esto es, sin ninguna institución legítima en funciones, y sin capacidad de dar respuesta frente al mundo a una situación de la cual no tenemos ningún control.

Los principales funcionarios norteamericanos, comenzando por el mismo Presidente Donald Trump, han manifestado su intención de hacerse cargo ellos mismos y por la fuerza, de las cabezas que consideran responsables de la exportación de drogas desde Venezuela a los EEUU, considerándolos en este momento como terroristas. Ante esa realidad, muy poco se puede agregar. En este punto, lo que resta es esperar si se harán efectivas tales amenazas, sin que los venezolanos tengamos algo más que decir, más allá de especular acerca de las consecuencias que tal acción tenga en nuestro país.

En algún momento antes de que esta fuera una realidad producto del enfoque que se le diera a este problema por parte de la oposición política venezolana, en ANCO propusimos que se abriera un canal de negociación que sentara a 4 los actores principales de esta tragedia: los EEUU, el régimen, la oposición política legítima (no la MUD/PU y con nuevos e intachables negociadores) y una representación calificada de la sociedad civil venezolana, a los fines de negociar la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, unas Bases Comiciales para la convocatoria y un Tribunal Electoral ad hoc para esa única elección, con veeduría internacional y con vigilancia de las 4 partes, para efectuar la consulta y elección Constituyente para que esa representación legítima de la soberanía popular resolviera una transición política para Venezuela. ¿Es muy tarde para eso? A estas alturas, lo creo muy difícil, a pesar de que en política cualquier cosa es posible.

Pero ante la clara corriente de opinión pública desplegada, que grita “¡que se vayan!”, o “¡que se los lleven!”, que se manifiesta en todas partes, (porque no olvidemos que los venezolanos queremos nuestras soluciones de una vez y para ayer) lo que nos resta es analizar lo que no se ve, aquello que la dirigencia política no le gusta hablar, esto es, de las consecuencias de hacerse efectiva la amenaza de los EEUU. Y no es que los EEUU no tengan la potencia para hacer efectivas sus amenazas, sino que lo hagan y no se queden aquí para ayudarnos a recoger los vidrios de lo que se rompió, dejándonos el paquete a los venezolanos.

He reiterado en anteriores notas que las fases de Desplazamiento y Transición requieren de sostén militar efectivo que garantice no solo la estabilidad de cualquier próximo gobierno, sino la seguridad de la garantía del mantenimiento del orden público y social del país. Nadie en la oposición que ha impulsado la vía de la ruptura del orden político imperante ha mencionado ni de pasada cómo se hará eso. Y asumiendo que eso sea un secreto, los mismos norteamericanos han manifestado que tampoco ellos lo saben, y son ellos los que precisamente tienen las herramientas de fuerza para que la fase de Desplazamiento pueda ocurrir.

¿Y entonces? ¿Serán ellos los que garanticen eso en la Venezuela post-Maduro? Pareciera que no. De acuerdo a Juan González, ex asesor para América Latina del expresidente Joe Biden, estando ahora en la oposición del gobierno al Presidente Trump, indica lo siguiente: “Los americanos tienen que entender de que cambiar a Maduro  y restaurar a Edmundo González en Miraflores, que ganó las elecciones, tenemos que decirlo, de julio pasado (2024), va a requerir presencia de soldados americanos dentro de Venezuela. Y ese es el debate que tenemos que tener en este país, si queremos tener otra guerra sin fin por Venezuela….” (ver Patricia Janiot, Entrevista a Juan González, ex asesor para América Latina del expresidente Joe Biden, VENEZUELA ¿ES INMINENTE UNA OPERACIÓN MILITAR DE EE.UU.?, en  https://youtu.be/MAYqoWtIlRg?t=452).

El Presidente de los EEUU no es dueño de su país, aunque pueda tomar decisiones que afecten la vida de los norteamericanos. Todos los analistas internacionales apuntan que los EEUU pueden hacer una operación y extraer o suprimir “a cualquier terrorista” alrededor del mundo cuando y como quieran, eso no está en discusión. Pero lo que no puede hacer solo es iniciar una guerra sin el respaldo de su Congreso, poniendo efectivos militares en nuestro país.

Entonces, ¿quiere decir que vendrían, suprimirían las cabezas del régimen, trasladarían a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado a Miraflores y nos dejarían al resto de los venezolanos el paquete posterior de deshacernos de la superestructura narco-criminal del régimen, para que la oposición pueda conservar el poder durante una transición? Eso luce, por decir lo menos, suicida. Si los norteamericanos al menos dijeran que eso está cubierto con fuerza local, sin que la oposición tenga que afirmarlo o negarlo, el asunto no se vería tan descabellado. Pero es que los mismos funcionarios norteamericanos, como James Story, han dicho públicamente que no existen esos planes de sustentabilidad de parte de la oposición (ver declaraciones del ex embajador Story en  Hacer política en Venezuela, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/08/hacer-politica-en-venezuela.html).

Esto último se ratifica en las palabras de R. Evan Ellis (1) del Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra de los Estados Unidos (Strategic Studies Institute of The US Army War College), en un reciente reporte político publicado:

“El mayor riesgo de una operación militar en Venezuela que capture o elimine a Maduro y a una parte de sus compinches es la escalada de violencia. El predecesor de Maduro, Hugo Chávez, y el propio Maduro posiblemente han establecido al país como una franquicia criminal en la que los militares, los compinches de Maduro y otros han sido cómplices durante mucho tiempo. Como consecuencia, como se señaló anteriormente, es menos probable que la desaparición de Maduro y sus allegados facilite una transición a la democracia que una lucha de los numerosos actores criminales del país para tomar el poder por sí mismos y socavar cualquier establecimiento de orden por parte de un gobierno democrático que pueda hacerlos responsables de sus crímenes. Estas dinámicas problemáticas también se complicarían con otras como Rusia, Cuba y China, cada una con un interés personal en negar a Estados Unidos una «victoria» sobre Venezuela, y sembrar el caos que distrae a Estados Unidos, consume sus recursos y lo contamina en el tribunal internacional de la opinión pública, buscando explotar el papel percibido de Estados Unidos en desatar el caos en Venezuela a través de sus acciones militares” (ver R. Evan Ellis, en ¿Finalmente el desenlace en Venezuela? septiembre 15, 2025, en https://legadoalasamericas.org/finalmente-el-desenlace-en-venezuela/) (resaltado nuestro).

En otras palabras, la lucha para tomar el poder y evitar cualquier establecimiento del orden, entre las numerosas franquicias criminales que ha producido el régimen, tiene más probabilidad de facilitar una transición a la democracia que la desaparición de “Maduro y sus compinches”, ¿qué tal? Todo esto sin contar con la generosa ayuda de los amigos del régimen. Rusia, Cuba y China, que sin necesidad de enviar tropas harán lo que sea necesario para dinamitar la estabilidad de cualquier nuevo gobierno. Recuerden: como se haga el Desplazamiento, dictará el resultado de la Transición.

Esto pone a una posible Transición realizada en estos términos en un grueso dilema. O se terminan de desatar los demonios con la ayuda de los EEUU, o reevalúa absolutamente todo el camino recorrido. Difícil posición cuando se podría afirmar que en toda esta operación “sin marcha atrás” está en juego la supervivencia política de la oposición. Pero ellos no pueden estar más arriba que la seguridad de vidas venezolanas.

Dicho lo anterior, y dando el beneficio de la duda de que se podrá estabilizar una Transición después de haber completado con éxito una posible fase de Desplazamiento, (aún sin saber cómo se mantendría tal fase de Transición) seguirá existiendo la necesidad de legitimar el origen de esa Transición a través de un orden Constituyente.

No existe en Venezuela ni un hueso sano de legitimidad en ninguno de los poderes públicos. Eso hace imperativo convocar al dueño de la soberanía en una Asamblea Nacional Constituyente para legitimar, no solo un posible Gobierno de Transición que aplique un programa de gobierno (como Tierra de Gracia), sino para construir la institucionalidad que vendrá y que sería sostenida por una nueva estructura constitucional. Y eso no se puede hacer sin acuerdos políticos mínimos de gobernabilidad entre las facciones políticas. Eso se hizo antes en este país. Ojalá que exista la sindéresis necesaria para no intentar inventar de nuevo la rueda …

Caracas, 30 de Septiembre de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

(1) El Dr. R. Evan Ellis es profesor de investigación de estudios latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, y se centra en las relaciones de la región con China y otros actores del hemisferio no occidental, así como en el crimen organizado transnacional y el populismo en la región.


sábado, 20 de septiembre de 2025

Refundación, la Reingeniería del poder

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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La primera vez que abordamos en ANCO nuestro proyecto El Gran Cambio en términos de Refundación de la Nación fue a partir de la conmemoración de los 200 años de la Batalla de Carabobo, con el Mensaje de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, CEV, titulado “Al Pueblo de Venezuela con ocasión del Bicentenario de la “Batalla de Carabobo”, de fecha 23 de junio de 2021, y que fue respaldado en contenido y espíritu por el mensaje de ANCO publicado el 3 de julio de 2021, titulado “ANCO expresa su apoyo al “Mensaje de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana al pueblo de Venezuela con ocasión del Bicentenario de la Batalla de Carabobo”, y los poderes creadores del pueblo venezolano y su tradición republicana” (ver Comunicado ANCO, 3-07-2021, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/07/anco-expresa-su-apoyo-al-mensaje-de.html).

La iglesia Católica venezolana, al resumir en un solo concepto esta profunda aspiración del pueblo venezolano, interpreta cabalmente la historia de Venezuela y la gesta libertadora que llevó la batalla del 24 de junio de 1821 en Carabobo:

“10.- El legado que nos deja Carabobo nos obliga a pensar en una tarea irrenunciable en estos momentos. Fue el punto de llegada de un proceso y el inicio de todo un proyecto de construcción del país. Los oscuros nubarrones que se ciernen sobre el país y las consecuencias de malas prácticas políticas de los últimos años plantean la urgente necesidad de “REFUNDAR LA NACION”. Basada en los principios que constituyen la nacionalidad, inspirada en el testimonio de tantos hombres y mujeres que hicieron posible la Independencia, la tarea que nos concierne hoy y de cara al futuro es rehacer Venezuela, pero sin poner la mirada atrás con nostalgia. La herencia recibida nos permite seguir adelante y construir la Venezuela que la inmensa mayoría anhela y siente como tarea: donde predomine la justicia, la equidad, la fraternidad, la solidaridad, la unidad y la paz” (ver Mensaje completo de la CEV del 23-06-2021, en https://conferenciaepiscopalvenezolana.com/wp-content/uploads/2021/06/5.MENSAJE-DE-LA-PRESIDENCIA-DE-LA-CEV.-Batalla-de-Carabobo.pdf) (resaltado nuestro).

En ese Mensaje al país, la CEV dejaba claramente expresado para la historia “la urgente necesidad de REFUNDAR LA NACIÓN”, concepto compartido plenamente por ANCO en reiteradas oportunidades a los venezolanos, y expresado con otras palabras pero en la misma dirección, días antes de ese histórico mensaje: “Esta crisis amenaza seriamente la existencia de la República, y convoca a todos los venezolanos a participar activamente en la impostergable misión de restablecer la unidad nacional, la dignidad, la justicia, la paz social y política, la libertad, la democracia, el progreso y el bienestar general de nuestra población. Esfuerzo que ha de emprenderse con un auténtico proceso de Reconciliación Nacional, el cual, tiene como punto de partida la afirmación de principios y valores de nuestra tradición republicana, para luego producir el reencuentro entre actores y sectores nacionales, y así poder: Establecer un nuevo Pacto Social y Político, de tal manera, que superemos el enfrentamiento que amenaza con una indeseable y trágica confrontación violenta, y nos permita concretar, en paz y con el concurso de nuestras propias fuerzas, la ineludible transformación del Estado y la reconstrucción nacional” (ver Comunicado, ANCO a los venezolanos y a la Comunidad Internacional: La crisis es del pueblo venezolano y solo el pueblo venezolano debe resolverla, 12-06-2021, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/06/anco-los-venezolanos-y-la-comunidad.html) (resaltado nuestro).

A partir de ese momento, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria no tiene otro propósito para ANCO que REFUNDAR LA NACIÓN, como lo hemos manifestado desde muchos años antes con el Proyecto El Gran Cambio, desde allí convertido en una propuesta para la Refundación de Venezuela.

Pero El Gran Cambio no es un proyecto que va en el sentido de “mejorar lo existente”, como lo define el DRAE (Reingeniería: f. Reestructuración de un proyecto, de una empresa o de una institución con el fin de mejorar sus resultados o sus beneficios)  sino que va más allá, repensando y reinventando la manera de como hemos conducido el poder en Venezuela desde nuestra fundación como República, proponiendo una nueva distribución del poder en Venezuela, coincidiendo en su esencia con el concepto empresarial de “reingeniería”, popularizado por los autores Michael Hammer y James Champy en su libro "Reengineering the Corporation" (1993):

“La reingeniería es un concepto empresarial que implica la revisión fundamental y el rediseño radical de los procesos de una organización. El objetivo es lograr mejoras espectaculares en medidas críticas de rendimiento, como los costos, la calidad, el servicio y la rapidez. A diferencia de la mejora continua, que busca optimizar los procesos existentes de forma incremental, la reingeniería propone "empezar de cero" para repensar y reinventar completamente el flujo de trabajo. Se basa en una mentalidad de cambio drástico, dejando de lado la pregunta de "¿cómo podemos hacer mejor lo que ya hacemos?" para centrarse en "¿qué deberíamos estar haciendo y cómo?". (ver Reingeniería: Rediseño radical de procesos, en https://g.co/gemini/share/41aaa9eeeb23) (resaltado nuestro).

Y es precisamente eso lo que propone el Proyecto de ANCO, la reingeniería del poder en Venezuela, no un programa de gobierno para después de la fase de Transición. Se trata de responder la pregunta “¿qué deberíamos estar haciendo y cómo?”, enunciado por la reingeniería. Les recomiendo bajar y leer el documento El Gran Cambio, una propuesta para la Refundación de Venezuela (ver Proyecto en,  https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), o ver el resumen en un video de presentación de 23 minutos (ver Proyecto El Gran Cambio  - Convocatoria del Poder Constituyente Originario - Dr. Luis Manuel Aguana, en https://youtu.be/yFhX-r88nrE). Estos materiales les harán comprender bien que lo que estamos proponiendo es efectivamente una reingeniería del poder en Venezuela, y no un programa de gobierno postransición.

El Gran Cambio propone un nuevo conjunto de atribuciones y nueva distribución de responsabilidades a la pirámide del Estado en sus tres niveles clásicos (nivel Municipal, Estadal y Federal), con una reforma sustancial de la distribución político-territorial de Venezuela, acorde con las actuales circunstancias y necesidades de la población. Y eso no se puede realizar sin una reingeniería de la Constitución discutida en un proceso Constituyente. ¿Y cuál es el objetivo final de toda esta nueva estructuración? Establecer el mecanismo constitucional federal y estadal para acercar las potestades del poder público a los ciudadanos, invirtiendo la pirámide de poder, dándole el mayor peso y recursos a los municipios, para que sean ellos los que decidan con ese poder desarrollar la máxima calidad de vida que puedan para los ciudadanos en cada localidad de Venezuela.

Es este el proyecto de Refundación que deseamos debatir en la fase del mismo nombre  del modelo Desplazamiento-Transición-Refundación descrito antes en esta tribuna, que perfecciona la Refundación del país. Pero, como indiqué antes, esto no se puede realizar sin la previa convocatoria a un proceso Constituyente. Y para explicar eso es necesario volver a nuestro ejemplo clásico de 1958.

Los factores políticos llegaron a un acuerdo trascendental durante la Transición de 1958, el llamado Pacto de Punto Fijo, al que pocos le han dado la importancia debida, y que fue el factor clave para que la fase de Refundación comenzara después de la Transición, surgida posteriormente al Desplazamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Ese Pacto puede ser una guía-escuela para lo que se puede hacer ahora en Venezuela. De no haber existido la estabilidad necesaria que dio la Junta Militar de Gobierno en la Transición del país, no hubiese existido el Pacto ni la siguiente fase.

Con esa estabilidad en la Transición es que se fragua la fase de Refundación, habida cuenta de que uno de los objetivos principales del Pacto era concretar un proceso electoral en diciembre de 1958. El Pacto se fundamentó con base a los siguientes lineamientos generales:

“l. En efecto, los partidos acordaron en primer lugar, establecer unas pautas de  convivencia basadas en el mutuo respeto, inteligencia y cooperación entre las diversas fuerzas políticas, sin perjuicio de la autonomía organizativa de cada una de ellas o de sus características ideológicas. Estas pautas de convivencia se consideraban como una garantía para no romper el frente unitario que ellas implicaban, y buscaban prolongar la tregua política, despersonalizar el debate y erradicar la violencia partidista.

2. En segundo lugar, ese esfuerzo de cooperación entre las fuerzas políticas tenía un fin inmediato: lograr, entre todos, que se desarrollase el proceso electoral de diciembre de 1958, y que los poderes públicos que resultaren electos de ese proceso, respondieran a pautas democráticas. Se trataba, por tanto, de un acuerdo para el establecimiento de un sistema democrático.

3. En tercer lugar, como principio general del Pacto, se establecía el compromiso del establecimiento de un gobierno y unos cuerpos representativos, que debían agrupar equitativamente todos los sectores de la sociedad, interesados en la estabilidad de la República como sistema popular de gobierno.” (ver Allan R. Brewer-Carías, Constitución de 1961, Enmiendas No 1 y 2, Pág. 12-13, en https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2007/08/47.-CONSTITUC-1961-ENMIENTS-1-y-2.pdf) (resaltado nuestro).

Lo anterior se resume en que el Pacto garantizó tres factores muy importantes a todos los involucrados: 1) Convivencia entre los actores políticos; 2) Elecciones generales; 3) Gobierno estable con participación de todos.

¿Y cuál fue la metodología jurídica que aplicaron? A pesar de que el Acta que crea la Junta Militar de Gobierno, que pasó por encima de la normativa constitucional de 1953 relativa a sucesión presidencial, asumiendo todos los poderes del Estado, la Junta dejó vigente la Constitución de 1953, con las modificaciones que consideraron pertinentes: “…se dejó en vigencia la Constitución de 1953 y se fue directamente a un proceso electoral, de acuerdo a la Ley Electoral que se había dictado en mayo de ese mismo año 1958 por la Junta de Gobierno, a los efectos de elegir al Presidente de la República y a una Asamblea-Congreso que debía elaborar la nueva Constitución. Por eso, el primer compromiso del Pacto de Punto Fijo fue la defensa de la constitucionalidad, y esta era la establecida en la Constitución de 1953, con las modificaciones establecidas por el Gobierno de facto” (ver Allan R. Brewer-Carías, Constitución de 1961, Enmiendas No 1 y 2, Pág. 15).

La Transición bajo el control militar le dio suficiente estabilidad a los partidos que fueron legalizados después de la fase de Desplazamiento, para llegar a un acuerdo político que permitió ir a un proceso electoral en condiciones equitativas, para luego, producto del Pacto, convocarse para resolver una nueva Constitución que sería discutida en esa Asamblea-Congreso electa en diciembre de 1958. La nueva Constitución de 1961, en su esencia, no fue más que ese mismo Pacto convertido en norma Constitucional. Ese fue el secreto de la estabilidad política de Venezuela por 40 años.

La Refundación del país post dictadura de 1958 se le debe a unos partidos maduros capaces de haber asimilado las lecciones de las luchas partidistas que le dieron paso a una dictadura: “…la lucha interpartidista extrema, basada en la destrucción del adversario y la hegemonía de un partido sobre otros habían provocado la destrucción del sistema democrático en la década de los cuarenta y habían provocado la dictadura. El Pacto de Punto Fijo, fue una voluntad formalmente expresada, de evitar caer en la misma situación” (ver Allan R. Brewer-Carías, Constitución de 1961, Enmiendas No 1 y 2, Pág. 19).

De lo anterior se deriva que si los actuales grupos políticos y su dirigencia no tienen la suficiente altura política para aprender de nuestra propia historia, olvidando que el país es de todos, y siguen actuando como “salvadores de la patria” olvidando al resto de la sociedad, habrá sido un desperdicio de más de 25 años de tragedia política, pobreza, diáspora, destrucción del país, persecución, encarcelación y muerte de los venezolanos. El subproducto de la Refundación que materializó el Congreso Constituyente y la Constitución de 1961 fue precisamente que esos partidos entendieran la misión de construir y mantener a Venezuela en libertad, democracia y desarrollo. Y el país se destruyó cuando dejaron de sostenerlo. No se puede cometer de nuevo el mismo error, ahora tenemos mejores herramientas para evitarlo. El camino está muy claro para el que lo quiera ver…

Caracas, 20 de Septiembre de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

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martes, 16 de septiembre de 2025

Instrumentos fundamentales de la Transición

Imagen resumen de la nota cortesía de Google AI Studio

Por Luis Manuel Aguana

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Cuando se propone un modelo conceptual para tratar de explicar la realidad, que por supuesto es mucho más compleja, lo que en el fondo intenta es, no solo entender esa realidad, sino comprender como se podría modificar a nuestro favor, no dejando que variables sin precisar nos lleven por caminos peligrosos que no podamos controlar.

Al haber definido las fases del modelo Desplazamiento-Transición-Refundación y poner bajo el microscopio como discurrieron los hechos históricos en 1958, con énfasis en la fase de Transición en mi pasada nota, pudimos ver que efectivamente el modelo aplicaba para colocar en su lugar cada fase, poniendo a prueba el modelo con la última Transición venezolana hacia el sistema democrático desde una dictadura (ver Transición venezolana, lecciones del 23 de enero, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/09/transicion-venezolana-lecciones-del-23.html).

Constatamos que la presencia militar en aquel entonces resultaba indispensable, aun sin tener los problemas que hoy nos aquejan, de grupos armados sin control de ninguna autoridad legítima en todo el territorio. Por supuesto, los militares de hoy no tienen nada que ver con los de esa época. Sin embargo, era importante precisar la necesidad del control interno de las armas para que esas fases puedan transcurrir sin problemas. Es claro que ese sería un modelo ideal, al que habría que apuntar si se pretende hacer pasar al país por el difícil camino de una Transición.

La conclusión de la aplicación del modelo a 1958 es que se necesita a los militares en las fases 1 y 2, y no precisamente a los extranjeros, sino a los locales. Eso, a mi juicio, no está resuelto ante la creencia de que todo se caerá ordenadamente después de una supuesta “extracción” de quienes tienen el cartel de “Se busca” con recompensa. De hecho, si sucede así, lo que seguiría es la sucesión constitucional prevista. ¿O se llevarían también al vicepresidente de la República y al Presidente de la Asamblea Nacional? ¿O va a ocurrir una “extracción” con invasión incluida, para imponer a la fuerza a Edmundo González Urrutia (EGU) y necesariamente sostenerlo con tropas extranjeras por encima de nuestro ordenamiento jurídico?  Esas serían las preguntas que deberíamos hacernos si efectivamente se materializa lo que la mass-media de todas las partes vaticina en el corto plazo.

Visto así, la cosa no se ve tan sencilla entonces. Pero volvamos de nuevo a 1958. Cuando ocurrió el golpe militar a Marcos Pérez Jiménez, estaba en vigencia en Venezuela la Constitución de 1953. El dictador huye del país dejando un vacío de poder. Pero los militares al mando no siguieron la Constitución de 1953, que tenía perfectamente prevista esa situación:

“Artículo 106. En caso de falta absoluta del Presidente de la República después de haber presentado el juramento de ley, se encargará del Poder Ejecutivo Nacional el Ministro que obtenga la mayoría absoluta de votos de los Ministros en Gabinete, constituidos éste con la mitad más uno, por lo menos, de sus componentes. El Ministro designado prestará inmediatamente el juramento de ley ante el Gabinete y actuará con el carácter de Encargado del Poder Ejecutivo Nacional…” (ver Constitución de 1953, Artículo 106), en https://cidep.online/files/constituciones/1953.pdf).

Los militares que condujeron el golpe de Estado en 1958, no designan como sucesor al “Ministro que obtenga la mayoría absoluta de votos de los Ministros en Gabinete”, se arman su propio ordenamiento jurídico, y en un Acta el mismo 23 de enero de 1958, disponen lo que pasará a continuación. Veamos sus dos primeros artículos:

“Artículo 1. Se constituye una Junta Militar de Gobierno integrada por cinco miembros, a saber: Contralmirante Wolfgang Larrazábal, Coronel Abel Romero Villate, Coronel Roberto Casanova, Coronel Carlos Luis Arague y Coronel Pedro José Quevedo. La presidencia de la Junta la ejercerá el contralmirante Wolfgang Larrazábal.

Artículo 2. La Junta así constituida asumirá todos los poderes del Estado, y por lo tanto, ejercerá el Poder Ejecutivo de la Nación mientras se organizan constitucionalmente los Poderes de la República dentro de las pautas del artículo 3…” (ver Acta Constitutiva de la Junta Militar de Gobierno de la República de Venezuela de 1958, 23 de enero de 1958, en https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/acta-constitutiva-de-la-junta-militar-de-gobierno-de-la-republica-de-venezuela/html/e9f43968-913e-48c4-a2b5-63b638c2f317_2.html) (resaltado nuestro). Ese fue el primer acto de la Fase de Transición de 1958.

Cualquier cosa que venga después de la fase de Desplazamiento debería contar con algo semejante a esto desde el primer momento y, más aún, con la fuerza de las armas para sostenerlo por el tiempo que sea necesario. ¿Harán eso los EEUU? En otras palabras, la cosa no es solo llevarse a las cabezas de quienes gobiernan, o hacer que estos huyan del país porque los EEUU los señalaron como jefes de un cartel de drogas. No. Porque no es solamente un asunto “criminal”. Es también un asunto político que incluye todas las fases para desplazar un régimen que gobierna un país.

El historiador venezolano Jorge Olavarría validó de alguna manera el modelo conceptual propuesto indicando que en toda la historia venezolana se siguieron los mismos procesos en todas las situaciones donde se había fracturado el orden Constitucional, desde 19 de abril de 1810 hasta el 23 de enero de 1958. Indicaba que seguían el mismo patrón de comportamiento:

“Nuestra historia está llena de episodios en los cuales gobiernos deslegitimados fueron derrocados mediante procesos subversivos que siguen un patrón: 1)Manifiesto; 2) Acta Constitutiva del gobierno de facto; 3) Decretos; 4) Proceso constituyente que restituye o aspira a restituir la legitimidad de los formalismos rituales que consagran el derecho a gobernar” (ver Jorge Olavarría, El derecho a la rebelión, Jorge Olavarría, 19 de febrero de 2002, en https://tinyurl.com/32vm9uas) (resaltado nuestro).

En un video que considero histórico, una entrevista realizada a Olavarría por el periodista José Israel González en abril de 2002, el historiador relata su versión de los hechos del 11 de abril de 2002, precisando lo que significaba cada uno de los procesos –o instrumentos fundamentales como allí los llama- arriba señalados:

“Yo he estudiado cuidadosamente todas las situaciones en las cuales se ha fracturado el orden constitucional en la historia de Venezuela, desde el 19 de abril de 1810 hasta el 23 de enero de 1958….El patrón es el siguiente: hay tres cosas fundamentales, tres instrumentos fundamentales: uno es el Manifiesto que tiene una prosa política, una prosa sociológica, un raciocinio de tipo histórico, donde tú dices que has hecho lo que has hecho, por las razones que das allí.

El general Joaquín Crespo dio sus razones en el manifiesto que estalló la Revolución Legalista en 1892, el general Cipriano Castro hizo lo mismo con la Revolución Liberal Restauradora de 1899, Rómulo Betancourt hizo lo mismo en 1945, los militares del 48 hicieron un manifiesto que leyó Pérez Jiménez a la una de la tarde del 24 de noviembre, el Manifiesto.

La segunda es el Acta. Que tiene una prosa jurídica sobria, explícita y precisa y que donde se establecen los fundamentos constitucionales. Porque una cosa Israel que hay que entender muy bien. Una cosa es el derecho A la rebelión y otra cosa es el derecho DE la rebelión. Cuando una rebelión exitosa logra desmontar una estructura constitucional, el armazón jurídico de un Estado, inmediatamente tiene que decir: "Esto que yo estoy irrespetando y que estoy violando, lo voy a sustituir por esto".

Verbo y gracia, 24 de noviembre de 1948. “Se pondrá en vigencia la Constitución de 1945 y en todos aquellos aspectos progresistas, se pondrá en vigencia la constitución del 47”. O sea, ya hay una estructura, un armazón constitucional al cual se refiere el gobierno de facto, y generalmente se le pone la coletilla que puso Crespo en el 93, Castro en el 99, Betancourt en el 45, los militares en el 48 etcétera, ¿no? Dice, “en todo aquello que no contradiga los objetivos de la revolución victoriosa,  establecidos en el Manifiesto”.

“… El tercer elemento son los decretos. Inmediatamente, tienes que empezar a decretar, a gobernar. Tú no puedes meter todos los decretos en un solo cambote porque lo que estás haciendo una ensalada espantosa.

¿Cuál es la estructura jurídica de un decreto, Israel? Tú has leído los decretos, no sé si eres abogado, pero has leído los decretos, “considerando, considerando, considerando, en uso de las facultades que le confiere el acta constitutivo del gobierno de transición revolucionario, llámalo como tú quieras, decreta: artículo primero…”. Pero cada decreto es un caso. Cada decreto tiene que tener una cocina política, una especie de manipulación política para ver su viabilidad. Cada decreto tiene unos considerandos autónomos que tienen que estar naturalmente en consonancia con el manifiesto y con el acta….” (ver Olavarría y el 11 de abril, Pastillas de Memoria, Entrevista de José Israel González a Jorge Olavarría, Historia Viva, en https://youtu.be/68JadxKJMzQ?t=1447).

Magistral y mejor explicación de lo que debe pasar en una Transición, imposible. El Manifiesto, el Acta constitutiva del nuevo gobierno, los Decretos y la Constituyente caben perfectamente dentro del modelo indicado. Los tres primeros instrumentos irían dentro de la Transición y la convocatoria Constituyente constituiría parte de la fase de Refundación. Quién, cómo se va a gobernar y lo que viene después.

Los 3 instrumentos fundamentales de la Transición y el último de la Refundación son ineludibles. Lo han sido en el transcurso de toda nuestra historia política. La situación actual no es diferente aunque este revestida de características que la hacen única en su tipo. Si de verdad estamos en una fase de Desplazamiento, los próximos días o semanas nos dirán cono será el resto de las fases y sus instrumentos, pero lo que no puede ser posible es que se ignoren como hasta ahora se ha hecho…

Caracas, 16 de Septiembre de 2025

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viernes, 12 de septiembre de 2025

Transición venezolana, lecciones del 23 de enero

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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No sería posible escribir una nota especialmente dedicada a la transición sin referirme a las aproximaciones señaladas en las más recientes publicaciones de este blog, en especial la última, donde dividí en compartimientos bien definidos las fases o etapas que tenemos que transitar en un orden establecido, para resolver la crisis política de Venezuela. También se abordó el tema en un excelente programa especial de Arrímate al Mingo por MingoTeve en YouTube, en la especial compañía de la Dra. Blanca Rosa Mármol de León y el analista político Víctor Maldonado (ver Desplazamiento, transición y refundación / ARRÍMATE AL MINGO / Miércoles 10 de septiembre de 2025, en https://www.youtube.com/live/qqxbi6_69TE?si=rjVUZZJQFwDeUQdw).

El constructo conceptual Desplazamiento-Transición-Refundación que expuse en la pasada nota (ver Venezuela: Desplazamiento, Transición y Refundación, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/09/venezuela-desplazamiento-transicion-y.html) era muy necesario para ubicarnos en el análisis de la situación política del país, donde cada fase representa un estado que debe atravesarse obligatoriamente antes de poder afirmar que nos encontramos fuera de la grave crisis que padece Venezuela.

Se desprende de las explicaciones de las notas pasadas, y del excelente programa en referencia conducido por Mingo y Erika Mendoza, la fase de Transición viene posterior a la fase de Desplazamiento del régimen. Esto es, que solo una vez concluida la fase anterior de Desplazamiento y el régimen no se encuentre en el poder, es posible pensar en un gobierno de Transición.

Sin embargo, las fases de Transición y Refundación dependen del tipo de Desplazamiento que se haya hecho del régimen. En otras palabras, las fases son interdependientes. No se puede esperar una Transición pacífica si el Desplazamiento fue violento, y mucho menos esperar una Refundación sin un consenso general de los factores y una estabilidad política en el país. Lo anterior hace que la fase de Desplazamiento sea crucial para el desenvolvimiento de todo el proceso.

Deseo tomar como ejemplo el caso del Desplazamiento y posterior Transición, del último dictador del siglo XX en Venezuela, Marcos Pérez Jiménez. Las Fuerzas Armadas se ocuparon completamente de la fase de Desplazamiento. Pérez Jiménez sale del país e inmediatamente se instaura una Junta de Gobierno: “…(Wolfgang) Larrazábal se establece como el primer presidente de la Junta de Gobierno. La Junta estaría conformada inicialmente exclusivamente por militares entre los que se encontraban Roberto Casanova, Abel Romero Villate, Carlos Luis Araque y Pedro José Quevedo. Sin embargo, debido a protestas en contra de la composición militar de la junta y al compromiso de los coroneles Casanova y Romero con el perezjimenismo, estos últimos dos son sustituidos por los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, representantes de importantes grupos económicos del país. Asimismo, se incorpora al civil Édgar Sanabria como secretario de la junta” (ver Wolfgang Larrazabal, Wikipedia, en https://share.google/IKvs561r2DjLqLx5l).

Al ser la fuerza militar la responsable del Desplazamiento del dictador, no era posible pensar que el mando posterior estuviese en manos civiles. De hecho, en la Junta de Gobierno inicialmente se encontraban militares afines al perezjimenismo, y debido a  protestas internas, fueron posteriormente sustituidos por civiles.

Ese periodo entre el 23 de enero de 1958, pasando por las elecciones generales del 7 de diciembre (Presidente y Congreso), hasta la entrega del poder al Presidente Rómulo Betancourt el 13 de febrero de 1959, fue el período de Transición posterior a la dictadura. Durante el período de la Junta de Gobierno “…se legalizaron los partidos políticos proscritos durante la dictadura de Pérez Jiménez, se designa un gabinete con representación de diversos sectores de la sociedad, se designa un comité para la crear un estatuto electoral que permitiera elecciones libres inmediatamente, además de revisión de las finanzas públicas y la declaración de confiscación de los bienes de los principales dirigentes de la dictadura” (ver Wolfgang Larrazabal en la referencia anterior) (resaltado nuestro).

Debo hacer un énfasis especial en el cuidado que tuvo la Transición de crear un estatuto electoral que garantizara al país la transparencia de las elecciones generales, fuera del ámbito de las instituciones anteriores creadas por el régimen depuesto. Esto debería ser seguido ahora como una lección aprendida de la experiencia.

Podríamos decir que el proceso fue claro desde la primera fase, los militares desplazan al dictador y toman el poder, para luego imponer, en la siguiente fase, la línea de legalizar los partidos y llamar a elecciones generales. Una vez finalizada esa Transición en febrero de 1959, los 3 partidos principales, Acción Democrática, AD, Unión Republicana Democrática, URD y COPEI, terminaron de sellar el Pacto político que habían firmado en octubre de 1958, el Pacto de Punto Fijo, realizando lo conducente para producir una nueva Constitución para refundar el país, comenzando así la fase de Refundación que produciría la Constitución de 1961, y que nos garantizó 40 años de democracia continua.

“El Pacto de Punto Fijo, puede decirse, tuvo como producto fundamental, el texto de la Constitución de 1961, y ello resulta del hecho de que la primera tarea que se imponen los Senadores y Diputados electos en diciembre de 1958 fue la elaboración del texto constitucional. En efecto, como se dijo, el Pacto de Punto Fijo se suscribió en octubre de 1958; las elecciones se realizaron en diciembre de 1958; el 23 de -enero de 1959 se celebra el primer aniversario de la Revolución de 1958, y el 2 de febrero de 1959 se instala la Comisión de Reforma Constitucional, como Comisión Bicameral en el Congreso electo” (ver Allan R. Brewer-Carías, Constitución de 1961, Enmiendas No 1 y 2, Pág. 20, en https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2007/08/47.-CONSTITUC-1961-ENMIENTS-1-y-2.pdf).

Ahora bien, las fases de Desplazamiento y de Transición en 1958 fueron absolutamente militares, aun sin tener el grave cuadro actual de un país contaminado de efectivos militares extranjeros (ELN, FARC, cubanos, etc.) controlando extensas partes del territorio nacional, en especial los Estados fronterizos, con anuencia del régimen.

En atención a nuestra propia historia, cualquier cambio político que se pretenda realizar en Venezuela, no solo debe contar con el protagonismo militar en la primera y segunda fase, sino con un acuerdo básico de todas las fuerzas políticas del país para producir con éxito una posterior fase de Refundación.

Téngase en cuenta que cualquier fase de Desplazamiento puntual o equivocada, esto es, sin ir más allá de un simple cambio de quienes están a la cabeza del régimen, producirá una sucesión DENTRO del mismo sistema. Pero si de lo que se trata es de un cambio total como ocurrió en 1958, la Transición deberá tener la responsabilidad de asumir todos los Poderes Públicos, para renovarlos posteriormente, tal y como ocurrió en la Transición pasada, generando de la misma manera el piso necesario para la Refundación que operará después.

Lo anterior se dice fácil, pero es aterradoramente más complicado de lo que la historia cuenta. Cada fase de la Transición política de 1958 debió ser cuidadosamente diseñada y ejecutada por políticos con P mayúscula, con todas las amenazas de que cualquier fase saliera mal. En esta oportunidad, apartando el hecho de que ya no contamos con el tipo de políticos que nos dieron la democracia de los 40 años, la situación y el contexto son infinitamente más complejos, y requerirán del mejor aporte de todos, así como de una oposición verdaderamente abierta a escuchar y lograr consensos. De no ser así, no habrá fases de Transición y Refundación, ni mucho menos democracia con libertad…

Caracas, 12 de Septiembre de 2025

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