lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Ganó la MUD o perdió el gobierno?

Por Luis Manuel Aguana

No es la primera vez que la MUD confunde la gimnasia con la magnesia desconociendo  de quien son los votos. Así ocurrió con Henrique Capriles en el 2013 (ver Los votos no son de Henrique en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/04/los-votos-no-son-de-henrique.html). Así que es muy importante que sepamos quien ganó realmente este domingo: la población arrecha con el régimen de Nicolás Maduro.

Fue sorprendente el comportamiento de la población. ¡Ni siquiera los motorizados del régimen actuaron como en otras oportunidades! No se sintió la Diana del régimen a las 5 de la mañana en todo el país. No hubo las acostumbradas colas con gente disfrazada de rojo. ¡Les daba vergüenza apoyar al régimen abiertamente! Hubo una mayor disposición de la población (que no de los partidos) a defender los votos. En La Vega hubo un caso donde la gente de un centro impidió el acceso de autobuses llenos de gente llevadas a votar fuera de la hora del cierre. En Tovar, Estado Mérida, la poblada iba a linchar a unos funcionarios que consiguieron haciendo cedulas y manipulando maquinas electorales para fabricar votos (oír testimonio en  ).

No es mi intención aquí minimizar en modo alguno el triunfo de aquellos sobre quienes ahora descansa la responsabilidad de generar un cambio en positivo para el país desde la Asamblea Nacional. Ellos eran simplemente las personas que estaban allí para endosarles esa URGENCIA de cambio político para el país. La gente ni sabía cómo se llamaban ni de qué partido eran. Simplemente usaron la tarjeta opositora en contra del gobierno. Pero ahora esos diputados tienen una seria responsabilidad que no pueden soslayar, que no es otra cosa que ponerle controles a un régimen que ha monopolizado a la fuerza todos los Poderes Públicos.

Pero lo más difícil será traducir en resultados concretos esa acción legislativa para que pueda verse manifiesta concretamente en la mesa y en los bolsillos de los venezolanos. Eso será un gran reto que deberán alcanzar esos nuevos diputados a partir de enero, corriendo el riesgo de defraudar las expectativas han levantado en los venezolanos. Y eso si es un reto importante.

Sin embargo, también hay otras expectativas no tan superficiales. Y son aquellas que derivan del respaldo al triunfo electoral originado en las Fuerzas Armadas. De acuerdo a la versión del periodista Emili Blasco (ver E.J. Blasco, ABC Internacional, El Alto Mando militar fuerza aceptar la gran victoria de la oposición en Venezuela
http://www.abc.es/internacional/abci-alto-mando-militar-fuerza-aceptar-gran-victoria-oposicion-venezuela-201512070619_noticia.html?ref_m2w) las Fuerzas Armadas impidieron el fraude montado por el régimen (¿será por eso que Jesús Torrealba pidió un aplauso a los militares en su discurso de triunfo?) y planteado por Diosdado Cabello al pretender movilizar grupos paramilitares.

De acuerdo a Blasco: “La tensión comenzó a las 6 de la tarde, cuando de acuerdo con la ley electoral debían cerrar los centros electorales. El CNE anunció que las puertas se mantendrían abiertas durante una hora más (en ciertos lugares llegaron a ser dos). Ese tiempo fue aprovechado por el chavismo para fabricar votos en aquellos distritos donde con ciertos crecimientos podía arrebatar escaños, en centros donde la oposición no podía controlar esa irregularidad. Así, dos testigos opositores de un centro de Cabudare, en el estado de Lara, contaron que militares del Plan República les apartaron de sus posiciones y les mantuvieron incomunicados mientras chavistas traían a personas no pertenecientes a ese centro para votar. La oposición aseguró que eso ocurrió en unos doscientos lugares.”.

Este procedimiento es harto conocido por quienes hemos denunciado el fraude hasta la saciedad y por la oposición oficial, solo que en esta ocasión los militares no lo dejaron pasar. ¿Y si los militares no hubieran intervenido? Simple, se hubiera manifestado el fraude gigantesco que algunos esperábamos, con los militares enfrentándose el lunes en las calles a una población enardecida sabedora de su triunfo, con el consiguiente resultado sangriento por todos conocido.

Entonces, la cuenta pendiente por pagar la tiene la MUD con la población pero también con los militares. Será interesante ver como se moverá ese nuevo equilibrio en los meses por venir, ya que no hay nada más lejano de la realidad como un “triunfo” de la MUD sino de un reposicionamiento de las fuerzas políticas, con los militares actuando como el fiel de esa balanza.

¿Y cuál debería ser ahora la actitud de los venezolanos ante ese hecho? Exigir, exigir y exigir a aquellos que salieron electos el 6D enderezar el rumbo político más allá de controlar a unos comunistas que buscarán hacer lo imposible para destruir la gobernabilidad de Venezuela. Deberán encontrar la solución Constitucional definitiva a la destrucción institucional del país, logrando que el régimen se ajuste a la Constitución de 1999, derogando la Ley del Plan de la Patria. En otras palabras, hacer válidos los acuerdos firmados el 23 de julio donde se comprometieron a solucionar la crisis política de Venezuela en seis meses a partir de enero de 2016.

Tal vez sea demasiado pronto para saber si lo conseguirán pero eso sería el primer paso para el logro de una solución más estable y definitiva, que no es otra cosa que convocar con esa mayoría al Constituyente para rehacer el Pacto Social y reconstruir el sistema político del país, convocando a los venezolanos a una Asamblea Nacional Constituyente para la reconciliación, la reconstrucción y la paz.

Lo que se logró el 6D fue equiparar en poder dos fuerzas telúricas del país, que no son precisamente la MUD y el régimen, sino dos grupos importantes de venezolanos que hoy son irreconciliables. No se trata de que uno le pase por encima al otro como hizo Chávez en 1999, sino de construir el todo que es Venezuela entre todos, discutiendo los caminos que existen para ello. Ojalá que los políticos que hoy creen que “ganaron” lo entiendan así…

Caracas, 7 de Diciembre de 2015

Twitter:@laguana

sábado, 5 de diciembre de 2015

Más allá del 6D

Por Luis Manuel Aguana

No. No voy a adentrarme en las normales disquisiciones de adivinadores que predicen quien saldrá vencedor en la próxima elección, ni analizar en esta oportunidad que podría hacer o no el régimen el 6D, más aún en ésta ocasión en particular donde podrían estarse jugando la supervivencia. Quisiera ir más allá de eso. El 6D se ha convertido, querámoslo o no, en un plebiscito y muchos dicen que de allí devendrá el futuro de Venezuela.

He conversado con algunos amigos que solo esperan el resultado del próximo domingo para, en caso de ser desfavorables a la oposición, hacer maletas y salir definitivamente de Venezuela. Son de respeto esas posiciones si vienen de algún profesional ajeno a la actividad política que lo único que quiere es una mínima estabilidad para poder hacer su trabajo en paz, cosa que se les ha negado. Pero para aquellos que nos hemos tomado el cambio político del país como una causa de vida, la cosa es completamente diferente; seguiremos aquí sin importar que suceda.

El régimen ha sido responsable del mayor éxodo profesional de Venezuela que se haya conocido en nuestra historia (ver Roberto Smith Perera, “De los 1.5 millones de emigrantes venezolanos, 98% tiene estudios de maestría/PhD” en   https://twitter.com/RobertoSmithP/status/619934672869556224) por lo que el 6D luce determinante en la profundización de la crisis o en el comienzo de su recuperación, de acuerdo a la percepción que la población tenga acerca de si las soluciones comenzarían con un triunfo político de la oposición oficial.

Sin embargo, creo que no es tan simple el panorama como lo pintan mis amigos. En Venezuela solemos ver por encima los problemas y creer masivamente en que las cosas son blancas o negras. En este caso que con un triunfo opositor, el día siguiente no habrán colas para comprar comida, o bien que con un fraude del régimen Venezuela se acabará ese día. Es que somos así, y no será ni lo uno ni lo otro.

Después de 17 años de castro-chavismo- madurismo aun el venezolano común no percibe el verdadero fondo el problema sino sus consecuencias. La claque que creó al fenómeno Chávez aun esta allí y sus principales exponentes, al menos la mayoría de ellos, están aun vivitos y coleando y -¡oh sorpresa!- todavía compitiendo por puestos en el Parlamento. Pero como deseamos “salir” de las consecuencias de lo que hicieron en el pasado, que no es otra cosa que la creación de los engendros que surgieron a partir de 1992, hay que votar con el pañuelo en la nariz por ellos. ¿Es esa la Venezuela que queremos? Pues no es la que yo quiero.

Algunos de ustedes me dirán que esa es “la política”, que así funcionan las cosas aquí. Y yo tercamente insisto que tiene que haber algo mejor que eso para nosotros. Tal vez les sorprenderá esto pero debo decir, a riesgo que consideren que  atento en contra de un posible triunfo opositor, que lo importante no es lo que pase el 6D sino lo que pasará después de esa fecha. ¿Por qué digo eso? Porque solo en la actitud de los principales protagonistas del 6D se decidirá la suerte, no la de los venezolanos, sino la suerte de esa gente, la principal responsable de la aparición del fenómeno Chávez en Venezuela. Me explico mejor.

En el escenario triunfador que todos esperan, la dinámica política a la que nos tienen acostumbrados indica que ese resultado generará una suerte de movimiento para “la próxima elección” donde ustedes verán luego de unos meses a aquellos diputados más votados buscando ser Gobernadores para diciembre del 2016, abandonando las curules que ahora les piden a ustedes a gritos. La excusa será la de siempre: hay que “ganar espacios” porque ahora “somos mayoría”. Eso es un espejismo que no apunta a resolver el problema estructural y que denota una clase política bien alejada de comprender la anomia que vive el país.

Y recuerden, aquí de lo que se trata es de que las cosas CAMBIEN. Que exista un compromiso opositor verdaderamente serio de cambio del sistema político, tal y cual ellos firmaron el 23 de julio de 2015, donde hubo un acuerdo de la MUD de encontrar una solución constitucional al problema castro-chavista-madurista durante los primeros seis meses del año que viene, y eso debiera ser la exigencia fundamental de aquellos que estarán votando este domingo en ese plebiscito. Si no se da eso nos habrán engañado una vez más.

Por otro lado, en el escenario de la trampa fraudulenta del régimen y la aceptación de tal cosa por parte de una oposición oficial complaciente (escenario conocido por los venezolanos en más de una elección) no veremos más que la profundización del estado de pobreza y desolación al que ya estamos acostumbrados. De hecho ya el Ilegitimo nos amenazó con eso. Y en ese escenario veo aun mayor la inestabilidad del régimen, no solo por la estruendosamente grave situación económica del país sino porque con eso deciden el 6D su “autosuicido” -CAP dixit- al cortarse toda posibilidad de supervivencia al declararse abiertamente tramposo y paria ante la comunidad internacional.

En ambos escenarios, no se habrán resuelto las cosas y se le habrá mentido de nuevo a la población al decirles a los venezolanos, tanto de la oposición oficial como del régimen, que sus problemas al menos se aliviarán después del 6D. Allí veríamos la realidad de los reyes desnudos del Parlamento. ¿Qué hacer?

Para un importante preso político del régimen, Venezuela no está polarizada sino secuestrada por dos minorías, el gobierno y su oposición oficial. Este razonamiento merece una nota completa, pero no entraremos en eso ahora. Solo veremos que si sumamos a los partidos y esa oposición, la suma es menor que quienes no giramos bajo ninguna orbita. De acuerdo a la Encuesta Nacional Ómnibus de Datanalisis julio-agosto 2015, el 57,2% se declaran independientes versus 17,7% de la oposición y 18,4% del gobierno. Y si sumamos 1,1% los que no saben, más el 3,9% de los que no contestan, estamos hablando de 62,2% de la población que no tiene vinculación partidista alguna.

De allí entonces que seamos el resto de los venezolanos no vinculados políticamente a ningún partido político quienes debemos decidir qué hacer con nuestro país, por una razón muy importante: somos la mayoría. Somos la sociedad civil no partidista. ¿Y cómo se canaliza tal mayoría? Eso estará por verse de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos más allá del 6D.

Si los partidos y su dirigencia insisten en no sintonizarse con el clamor evidente de la población de un cambio de 180 grados en sus ejecutorias, entonces sucumbirán al tsunami que necesariamente deberá llevárselos junto con el régimen. Tal vez eso sea la oportunidad de la extirpación definitiva del cáncer político que se originó mucho antes de 1998, y que produjo esta metástasis castro-chavista-madurista que sufrimos ahora con gravedad extrema, con el consecuente nacimiento de algo nuevo. Si no se extirpa el cáncer primario del organismo político, los venezolanos nunca podremos comenzar a combatir esa metástasis en toda su extensión. Quiera Dios que cualquier cosa que ocurra el 6D nos permita la oportunidad para iniciar eso…

Caracas, 5 de Diciembre de 2015

Twitter:@laguana