viernes, 8 de enero de 2016

Beneficio de la duda

Por Luis Manuel Aguana

“En estos tiempos de ansiedad necesitamos de toda nuestra generosidad para anular nuestro egoísmo, de toda nuestra voluntad para congregarnos y combatir nuestro aislamiento, de toda nuestra fe en las grandes ideas para erradicar nuestro escepticismo, de toda nuestra sinceridad para dominar ese miedo a afrontar la verdad”
Armando Zuloaga
Expedición del Falke,
París, Julio de 1929

“1. m. El que aprovecha a alguien contra quien hay ciertos indicios de culpabilidad.” (DRAE http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=yaTtYDFCNDXX2FH0hlAR). Y tenemos todos los indicios de culpabilidad pasados de quienes se han aprovechado de la palabra empeñada al pueblo venezolano y no han cumplido. Sin embargo, al escuchar el discurso del nuevo Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, los venezolanos le dimos a la MUD el “beneficio de la duda” de que efectivamente en seis meses “habrá cambio constitucional del gobierno” (ver El Nacional “en seis meses habrá cambio constitucional del gobierno” en http://www.el-nacional.com/politica/meses-cambio-constitucional-gobierno_0_769723188.html).

Pero el tema no es sólo cambiar al gobierno, sino a todo el sistema que lo originó, reestructurando las bases constitucionales del país con un nuevo ordenamiento. Pero esa es una vieja discusión que ya hemos dado en este blog y que no repetiré por ahora. Lo que sí deseo en esta oportunidad es destacar algunos aspectos importantes que creo que nacen del amplio respaldo popular que recibió la nueva Asamblea Nacional y que es muy pronto para saber si administrarán atinadamente. De allí el beneficio de la duda que deberán darle los venezolanos a los nuevos diputados.

En primer lugar Ramos tiene razón en intentar cumplir la promesa del 23 de julio: hay que cambiar constitucionalmente al gobierno. No habrá forma de mantener al país en paz con un enfrentamiento de poderes que solo mostró su punta del iceberg el 5E. Ya los colectivos armados del régimen se han dedicado a hostigar a los diputados a las afueras de la Asamblea Nacional y Diosdado Cabello amenazó con cortarle los recursos ni dejarle publicar nada en la Gaceta Oficial (http://versionfinal.com.ve/politica-dinero/diosdado-cabello-esta-asamblea-no-podra-mandar-nada-a-gaceta-oficial/),  oficializando de esta manera la obstrucción de las funciones de un Poder Público electo con el respaldo de cerca del 60% del electorado.

Sin embargo ese cambio anunciado por el Presidente de la Asamblea Nacional en un término no mayor a seis meses es necesario pero no suficiente. Las formas constitucionales de abordar el tema del cambio constitucional del gobierno partiendo de la Asamblea Nacional pasan por muchos obstáculos, y creo que se está dejando de lado el fondo real del problema, que no es otro que se ha llegado a un nivel de no retorno y de inviabilidad pura y simple de cualquier gobierno. Esto es, que aun cuando se lograra sacar al Ilegitimo de la Presidencia de la Republica, el nivel de ingobernabilidad de lo que quedaría sería de tal magnitud que lo único que le pondría orden al caos sería la intervención de los militares. Tal es el grado de destrucción institucional al que ha llegado el régimen castro-chavista-madurista.

Por otro lado una convocatoria constituyente por parte de la Asamblea conllevaría una serie de pasos previos en relación al rescate de la institucionalidad del CNE, el actual Registro Electoral y el sistema automatizado (ver Constituyente desde la Asamblea http://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/constituyente-desde-la-asamblea.html), que harían que esa forma de abordar el problema pueda agravar aún más la urgencia de resolver la grave crisis de los venezolanos.

Son muy pocas entonces las soluciones a este gravísimo problema. Algunos creemos que la respuesta podría hallarse en la pura y simple convocatoria al Depositario de la Soberanía, al Poder Originario, al pueblo de Venezuela, que es la fuente de todos los poderes del Estado, a convocar por su propia iniciativa al Constituyente para reparar lo que se ha destruido con tanta saña en estos últimos 17 años y volver a construir el Pacto Social que nos asegura una convivencia reconciliados y en paz. Nótese que no digo “reconstruir”, sino construir uno nuevo que nos asegure una nueva Venezuela para los próximos 200 años.

A diferencia de lo que muchos piensan, el problema económico de Venezuela no es más que la consecuencia de su grave problema político, por lo que no nos podemos quedar solamente en sustituir al régimen castro-chavista-madurista, sino ir a la sustancia misma y estructural del cambio del sistema político del país. Esa es una grave confusión en la que lamentablemente están cayendo políticos y economistas, a pesar de que tienen razón en sus argumentaciones relacionadas con las desviaciones en las políticas económicas del régimen. Es por eso que hemos hablado de la primacía de las Libertades Políticas frente a los asuntos económicos, siendo estos últimos la consecuencia de un accionar político distorsionado: si no resolvemos lo primero, nunca se resolverá lo segundo (ver La Primacía de las Libertades Políticas en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/07/la-primacia-de-las-libertades-politicas.html).

No me cabe duda que Venezuela más temprano que tarde necesitará pasar por un proceso Constituyente, pero no deberá ser CUALQUIER PROCESO CONSTITUYENTE sino aquel conducido por la iniciativa de una sociedad consciente de una realidad política que ya no aguanta más. No puede plantearse una constituyente en el país sin corregir a fondo el rumbo que se perdió y que originó la grave desviación que creó el fenómeno devastador de Hugo Chávez. No puede ser para un “quítate tu para ponerme yo” y seguir en lo mismo que nos llevó a 1998. Sería imperdonable para las nuevas generaciones.

La iniciativa constituyente desde la Asamblea Nacional, como vimos arriba, pasa por la corrección del rumbo institucional del Poder Electoral desde la Asamblea Nacional, cosa que difícilmente el régimen aceptará, profundizando aun mas las distorsiones que ya existen. Sin embargo, es necesario que se intenten a la luz de los recientes resultados electorales, pero que requerirá de la urgencia que el caso tiene, aunque la norma no escrita indique que hay que esperar para darles a quienes tienen esa responsabilidad desde el 5E, el “beneficio de la duda” para que se accionen los cambios urgentes que necesita Venezuela.

Esperemos pues por la respuesta de la MUD al electorado venezolano. Pero esa espera tiene un tiempo muy limitado, porque tanto los sectores políticos de la oposición como los factores del régimen han llegado a un punto muerto de no retorno y de grave  enfrentamiento, y cualquier cosa que inicien desde sus respectivas aceras para tratar sacar al país de su grave situación, lo hundirá más porque ambos se encuentran entrampados en una suerte de pozo de arenas movedizas, hundiéndose al menor movimiento del otro, y nosotros con ellos. La dinámica que se ha planteado desde el 5E entre ambos extremos, independientemente que estemos de un lado o de otro, es la del juego trancado. Si ambos poderes no actúan coordinadamente la consecuencia es el caos. Ninguno puede estar sobre el otro, y ambos deben sumar a favor del país.

Si no aprovechamos la coyuntura que se nos presenta de convocar al Poder Constituyente Originario y realizar una Asamblea Nacional Constituyente en los términos que ese mismo Soberano indique, para construir un nuevo modelo de Estado descentralizado y moderno, económica y políticamente viable, de las cenizas de este que está en estado terminal, y nos enfocamos solamente en cambiar constitucionalmente al gobierno, no habremos exterminado la raíz el veneno de la mala hierba que está matando la institucionalidad, y problema persistirá y nacerá de nuevo en los próximos años, como maleza indestructible. Entender eso requiere más que el beneficio de la duda que les estamos dando, requiere en estos tiempos de ansiedad, de toda nuestra generosidad, de toda nuestra voluntad, de toda nuestra fe y de toda nuestra sinceridad,  como bien decía Armando Zuloaga en 1929, para afrontar la verdad de que se muere lo viejo para darle paso a lo nuevo. Por Venezuela bien vale la pena hacer ese esfuerzo…

Caracas, 8 de Enero de 2016

Twitter:@laguana

sábado, 2 de enero de 2016

Indisoluble como el café con leche

Por Luis Manuel Aguana

Empezamos el 2016 temprano, después del trasnocho del 31. El país no espera. Ese es el problema de quienes no tenemos vacaciones en fecha alguna sino cuando podemos. La paga o recompensa aquí es un mejor país, y eso amigos no tiene precio, MasterCard dixit. Los acontecimientos no paran aunque intentemos descansar.

Resulta que antes del 3 de enero se están cocinando los procedimientos para la elección de la Directiva de la Asamblea Nacional, y ahora resulta que hay fuertes diferencias en relación con la elección de quien la presidirá, no solo por la importancia de quien estará al frente de esa responsabilidad sino porque es el sucesor inmediato del Ilegitimo en caso de falta del Presidente y su Vicepresidente.

La Asamblea Nacional es el órgano político del Estado por excelencia en Venezuela. Al parecer hay desacuerdo en la unión de partidos de la MUD por la conformación de la Directiva y lo van a dirimir por votos. Y allí hay un primer error que podría reflejarse en una contradicción de fondo por la forma en que salieron electos esos diputados. Cuando los nuevos diputados se plantean resolver cuál será la directiva por votos de facción política, dejan de lado la razón misma de su propia existencia. Veamos.

No se puede hablar de partidos opositores oficiales en la Asamblea Nacional. Hay uno solo y se llama MUD. La gente no voto por los candidatos de los partidos de la unión sino por los candidatos de la unidad establecida en la MUD. Y hay allí una diferencia sustancial entre una cosa y la otra.

En la primera si cada partido hubiera conservado su tarjeta, probablemente ni Ramos ni Borges hubieran salido electos Diputados, así como un montón de especímenes por los cuales la gente votó con un pañuelo en la nariz por salir del régimen. Y probablemente el partido de Leopoldo López hubiera sacado más diputados que los que le otorgó la “unidad” al ser el único líder preso por defender lo que la MUD nunca ha defendido.

Pero ellos decidieron subrogar su representación a una sola oferta política, representada por la MUD; y sin importar cual fuera el partido del candidato, este iría, ya bien por lista o nominal, a conformarse en tal o cual circunscripción de acuerdo al pacto que internamente ellos realizaron. Ese pacto obedeció a un criterio y negociación política en cada Estado del país, dejando en las listas o nominales a aquellos candidatos producto de ese acuerdo. Y eso tiene como veremos, un costo.

En la segunda van todos sin identidad política y por esa suerte de “unidad” tantas veces vendida como una panacea paradigmática, no se pueden despegar y deberán seguir pegados indisolublemente como el café con leche. Si se comienzan a tomar decisiones como el café y como la leche, despegados, y no como la unión por la que la gente votó, entonces empezará a distorsionarse la razón por la cual el pueblo les dio en primer lugar la confianza para actuar como una sola entidad única, el café con leche.

El haber ido unidos les funcionó porque a nadie le importó cual fuera el partido del candidato, o el candidato mismo, para canalizar su voto-castigo a favor de la oposición. De eso estuvo consciente el pueblo de Venezuela no al votar por ellos, sino en contra del régimen.

Pero si por cualquier razón ya empiezan desde ahora a intentar despegar el café de la leche de un todo como el café con leche, se deja de ser la entidad nueva creada, distorsionando la razón del porqué fueron unidos. ¿Y porque eso es tóxico? Porque la minoría mayor de esa Asamblea es el Gran Polo Patriótico y que obedece a una sola voz: el régimen. Ninguno de los partidos de la MUD sacó más votos por separado que el gobierno, y si ahora el comportamiento a lo interno apunta a decisiones tomadas por separado perderán las propiedades que ganaron precisamente por ir unidos.

Al comenzar a tomar decisiones basadas en las preferencias de cada una de las partes que componen el todo, como por ejemplo a quien se favorece en la nueva Directiva, no solo se habrá roto la razón misma del porque todos llegaron allí, sino que se abre la Caja de Pandora de posibles negociaciones en el futuro con el pedazo mayor que es el régimen mismo, por parte de aquellos que no salgan favorecidos en esa Directiva y que se sentirán apartados de la “unidad”. ¿Les parece eso descabellado? Solo esperen un poco y verán.

En consecuencia lo que se impone no es una medición de fuerzas a lo interno de la MUD sino un gran consenso unitario y verdadero –no de la boca para afuera- de esos 112 diputados opositores para conducir ese proceso juntos. Espero equivocarme pero tengo muy poca confianza que esa “unidad” pueda durar mucho, solamente por las primeras muestras que han dado al someter a votación quien será el próximo Presidente de la Asamblea Nacional entre las diversas facciones de la “unidad”.

Si eso no lo tienen claro y tienen que llevar a votación de las partes algo que solo puede hacer el todo, a consecuencia de los apetitos personales y políticos de alguno de esos partidos, desoyendo el clamor de cambio que el pueblo de Venezuela le endosó a esa “unidad” el 6D, no me cabe la menor duda que alguna de esas facciones “opositoras” negociará posiciones en algún momento futuro CON el régimen, desnaturalizando la esencia de esa unidad indisoluble como el café con leche, por la que voto el pueblo venezolano. Les pido por favor que vayan anotando quien es la primera, porque esa será la que desea continuar cohabitando con el régimen, negociando para mantener a Leopoldo López preso hasta el 2019 por conveniencia política.

De ser ese el caso, deberemos como venezolanos darle a esa facción una lección, no solo de humanidad sino de decencia y ética en el manejo de los asuntos políticos, retirándoles absolutamente todo el capital político entregado a sus militantes el 6D para futuros encuentros electorales. Venezuela debe cambiar, no solo de forma de gobierno y de sistema político a través de una nueva Constitución, nacida de un nuevo Pacto Social entre los venezolanos, sino también en la forma de conducir la política; y eso no se podrá lograr sin que nuestra dirigencia política comprenda que el mandato de sus electores no es dinero para traficar poder. Y los ciudadanos deben ser garantes con su voto de ese estricto cumplimiento.

Los partidos de la oposición oficial inventaron esa “unidad” que les vendieron a los venezolanos, y ellos la compraron completa, dándoles un mandato claro de cambio político inmediato. Ya es hora que asuman el costo de ir juntos y las consecuencias de ese hecho aunque no les guste, no tratando de separar lo que es indisoluble como el café con leche, so pena de agotar lo que ya de por si está absolutamente agotado, que no es precisamente la comida y las medicinas, sino la paciencia de los venezolanos.

Caracas, 2 de Enero de 2016

Twitter:@laguana