domingo, 21 de julio de 2019

Plebiscito: que el pueblo decida el cese de la usurpación

Por Luis Manuel Aguana

Intervención en el Foro-Conversatorio: “Venezuela derrota al régimen e inicia la reconstrucción, Que el pueblo decida el camino al cese de la usurpación”, Maturín, 20 de Julio de 2019

Comienzo por agradecer a la sociedad civil de oriente por esta nueva oportunidad para debatir propuestas dirigidas a resolver la grave crisis por la que atraviesa el país. Y esta crisis no solo es económica, política y social, sino también de ciudadanía, de valores y de propuestas. El país se muere en las calles, sin agua, sin luz, sin seguridad, sin comida y los ciudadanos solo contemplan al liderazgo político disputarse posiciones públicas como lo hacen los borrachos al pelearse por una botella vacía. No se debaten propuestas.

Pretenden que aceptemos sin más la misma solución electoral cuyo fracaso hemos vivido y padecido con el régimen sin resultados concretos para la Nación. Pretenden que esperemos un año a que hagan elecciones para entonces comenzar a resolverles la vida a los venezolanos. ¡Mayor cinismo imposible! Y aunque se hicieran elecciones, de qué serviría hacerlas si cualquiera que resulte electo no podría resolver los problemas de la población a causa de un sistema de país inviable, que prescribe constitucionalmente que a las regiones solo se les da una migaja de la Hacienda Pública. Entonces, ¿qué solución es esa para la gente?

En ANCO hicimos un alto de difundir activamente nuestra propuesta Constituyente de impulsar un Proyecto de País -proyecto a través del cual ustedes nos conocieron- desde el 1ro de Mayo de 2017 cuando el ilegitimo que ocupa Miraflores convocó ilegalmente a una Constituyente sin contar con la aprobación del pueblo de Venezuela. Comenzamos desde el mismo 3 de Mayo de ese año a impulsar activamente y proponer institucionalmente una consulta popular para detener esa convocatoria inconstitucional. Y nuestra propuesta se convirtió en política de la oposición al convocarse el pueblo venezolano a la histórica Consulta Popular del 16 de Julio de 2017.

La historia nos ha convocado de nuevo a salir al país, esta vez para plantear una variante de nuestro desiderátum principista, que señala que el destino de Venezuela tiene que pasar irrevocablemente por una decisión del pueblo soberano. Y lo que proponemos ahora es un Plebiscito para que el pueblo decida.

Porque no es Juan Guaidó, ni la Asamblea Nacional sino el pueblo venezolano el que debe decidir la solución que habrá de aplicarse en Venezuela si el régimen insiste en usurpar el poder. Estamos promoviendo un Plebiscito para que la fuerza que solo reside en el Depositario de la Soberanía se pronuncie ante el mundo ordenándole a quienes usurpan el poder que solo confiere la voluntad del pueblo, que lo entreguen a favor de quien ha sido constitucionalmente designado como Presidente Encargado de la República el 23 de Enero de 2019, Juan Guaidó. Ese es el procedimiento que estamos promoviendo, NO unas elecciones con quienes hemos desconocido como poder.

En ANCO, de nuevo, somos los proponentes de la misma iniciativa de consulta al pueblo venezolano como mecanismo para garantizar el "cese de la usurpación" de Nicolás Maduro Moros en el poder, y en caso de que este ignore ese mandato sea el pueblo quien autorice la intervención de carácter humanitario con respaldo militar internacional en Venezuela. Es importante enfatizar aquí que solo proponemos el instrumento para el “cese de la usurpación”. El Gobierno de Transición deberá continuarlo Juan Guaidó como se estableció el 23 de Enero al haber asumido la Presidencia Encargada de la República hasta el llamado a unas Elecciones Libres.

Los partidos políticos que ahora están negociando con el régimen en Oslo y ahora en Barbados han comenzado a utilizar su maquinaria comunicacional para hacerles creer a los venezolanos que solo nos queda la vía electoral para resolver la crisis. Y esa solución, lejos de resolverla, la profundiza. Y la profundiza porque no se ha resuelto todavía uno de los pilares fundamentales que sostienen al régimen, y que siempre ha sido ignorado por quienes han cohabitado por años: el sistema electoral.

Lo he afirmado antes muchas veces, y lo afirmaré hoy de nuevo: NO SE PUEDE SEGUIR UTILIZANDO EL SISTEMA AUTOMATIZADO DEL CNE DEL REGIMEN PARA CONTAR LOS VOTOS DE LOS VENEZOLANOS. Que no es suficiente cambiar los Rectores del CNE y actualizar el Registro Electoral. ¡Que hay que hacer una reingeniería completa del sistema electoral ANTES DE HACER OTRA ELECCION EN VENEZUELA! ¡Y eso no se puede hacer con el régimen en Miraflores! El solo leer la Sentencia Expediente No. SE-2018-001 de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio de fecha 13 de Junio de 2018, del cual tuve el honor de ser convocado como técnico experto (leer Sentencia en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html) da cuenta de la gravedad de la situación del Poder Electoral venezolano al punto que ese Alto Tribunal declaró NULO el uso del Sistema de Voto Automatizado para elecciones en Venezuela, lo que amerita una completa reingeniería del Poder Electoral venezolano.

En consecuencia, cualquier solución electoral en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial no constituye una salida a la crisis. Se debe entonces recurrir a la fuente misma de donde nace la institucionalidad, que no es otra que la Soberanía Popular, donde se excluya totalmente ese cáncer institucional llamado CNE con todas sus maquinas y procedimientos, y volver al principio mismo de contar los votos uno por uno…

Si la Comunidad Internacional insiste en una solución electoral es porque reconoce sin lugar a dudas que hay que recurrir a la Soberanía Popular y contar los votos para resolver nuestras diferencias. Pero debemos entonces convencerlos que nosotros desde la Sociedad Civil también creemos en esa vía pero no en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial. Convencerlos que un Plebiscito es también un mecanismo electoral pero con la diferencia de que puede poner en manos del pueblo la decisión trascendental de decidir la continuidad del régimen, pero por la vía de los votos, de una manera pacífica y constitucional, pero supervisada y sin la intervención de las instituciones secuestradas por Maduro.

Ir a unas elecciones con el régimen y su sistema implica que toleramos su existencia después de haberlo desconocido y le damos beligerancia política al aceptar los resultados electorales que salgan de esos comicios, con un sistema que de antemano sabemos está corrompido. Con un Plebiscito en los términos enunciados aquí no sería así. ¿Y por qué no? Porque de lo que se trata precisamente es de someter a la consideración de la Soberanía Popular Originaria la decisión trascendental acerca de la existencia misma del régimen –si lo queremos o no lo queremos-, con todo lo que ello implica, incluida su expulsión de la vida política del país. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Pero ustedes se preguntarán, ¿cómo llevar al régimen a ese juicio de la Soberanía del pueblo? Obviamente no es de ninguna manera fácil. Es claro que no deseará contarse voto a voto y de una manera abierta y supervisada por la Comunidad Internacional, a sabiendas que perderá el juicio popular. Es allí donde la presión externa de todos los países amigos, en especial la del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, del gobierno de los Estados Unidos, de los gobiernos de Colombia y Brasil, que deben comenzar a ejercerse con mayor profundidad para obligarlo a contarse en esos términos y no en otros. La Comunidad Internacional debe ser la primera convencida de esta solución, aumentando y profundizando las sanciones ya aplicadas, hasta que el régimen acepte ir a un Plebiscito.

En este momento los países que nos apoyan hacen presión con las sanciones pero solo para que el régimen regrese por su cuenta al respeto de la Constitución, cosa que no ha pasado ni pasará, pero que indudablemente les ha afectado, con su consiguiente debilitamiento, sin el quiebre de la dictadura. Con la solución plebiscitaria la presión de la Comunidad Internacional se concentraría en un único y solo propósito: que el régimen acepte contarse en un Plebiscito. Esto aumentaría la presión de manera determinante porque sería una presión focalizada y dirigida a un solo único y claro objetivo, y no a uno difuso y general como ocurre ahora, dando una dirección unificada a las protestas que ocurran en Venezuela con una exigencia clara al régimen: que se cuenten en términos plebiscitarios.

El Plebiscito se haría con la colaboración de la sociedad civil y los partidos políticos que así lo decidan, sin la intervención del CNE, no solo por estar corrompido hasta los cimientos sino porque además este instrumento no es de su competencia constitucional (Art. 70), por lo que su realización resultaría además mucho más ágil e inmediata que una elección –como se demostró el 16J-2017-, contando siempre con el apoyo y supervisión de organismos internacionales (OEA y UE). Al aumentar la presión ejercida desde afuera hacia adentro, y desde las mismas entrañas del país, el régimen comenzará a solicitar “negociar” los términos de su sometimiento a la voluntad del pueblo. Es allí donde comenzaría la única negociación posible con ellos: la de los términos de su salida.

Pero, ¿cómo se haría para que el régimen cumpla con el resultado de ese Plebiscito? La respuesta a esa pregunta va de la mano con la aceptación del instrumento: de no cumplir el mandato popular emanado de las urnas de ese Plebiscito, el pueblo le estaría dando la base legal necesaria al mundo para una intervención humanitaria que haga cumplir la decisión del Soberano, no teniendo la Comunidad Internacional manera alguna de evitar el cumplimento de la Responsabilidad de Proteger (R2P) a Venezuela de acuerdo a los términos concebidos en la Asamblea General de la ONU del año 2005. Y para lograrlo de la manera más expedita y con la colaboración del único poder legítimo en Venezuela, la Asamblea Nacional no tendría más excusas para negarse a aprobar la presencia de fuerzas extranjeras dentro del país para apoyar lo decidido por el pueblo en el plebiscito, a través de su atribución establecida en la Constitución en el Artículo 187, numeral 11.

Un Plebiscito es una solución que se contrapone a las negociaciones con el régimen por parte de una oposición decidida a cohabitar para asegurar por la vía electoral su permanencia en las estructuras del poder. Daría continuidad a la promesa hecha a los venezolanos el 23E de terminar inmediatamente con la usurpación.

Sin embargo la solución plebiscitaria no es mágica. Conlleva trabajo y esfuerzo tanto nacional como internacionalmente, para convencer a mucha gente. El Plebiscito propuesto es intrínsecamente mucho más que una mera consulta popular como se ha pretendido hacer ver para descalificarlo. Es el mecanismo más expedito para terminar inmediatamente con el sufrimiento de la gente, que expresa políticamente la mejor fortaleza que tenemos frente al régimen y a la que teme, que no son las armas ni los soldados sino la Soberanía Popular que solo reside en ustedes. No es el gobierno interino de Juan Guaidó el que tiene el apoyo del mundo. Quien tiene ese apoyo es el pueblo de Venezuela, y así lo ha repetido infinidad de veces la Comunidad Internacional. Lo único que nos queda es convocar a ese pueblo para que se pronuncie. Espero haberlos convencido para comenzar a hacerlo…

Muchísimas gracias…

Maturín, 20 de Julio de 2019

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miércoles, 17 de julio de 2019

Las tres fases del Plebiscito

Por Luis Manuel Aguana

En este asunto del Plebiscito que hemos planteado al país, a mi juicio hay tres fases que tenemos que cubrir. La primera de ellas es convencer a los venezolanos que esa es la opción mas recomendable para el momento político que vive Venezuela por encima de la solución "electoral" que propone la oposición oficial. La segunda, una vez concluida la primera fase, es decidir cómo llevarlo a cabo. Y la tercera es hacer que se cumpla lo decidido por el pueblo en ese Plebiscito.

Es por eso que si entramos a discutir el cómo lo haremos sin haber convencido primero a la gente de la necesidad de hacerlo resulta en un ejercicio de discusión inútil. Es por eso que cuando me preguntan "¿y como van a hacer ese Plebiscito si ustedes no son partido y la oposición oficial esta en contra?". Y es verdad. Nosotros, los proponentes, no tenemos la capacidad organizativa, ni el dinero, ni los medios, para llevar a cabo una tarea de esa magnitud. Pero eso no significa que no tengamos razón en que eso es lo que hay que hacer en Venezuela, o llevarlo a un debate público para discutirlo como alternativa frente a la barbaridad electoral que proponen. Pero también es IMPOSIBLE realizar eso sin el concurso de todos los venezolanos, INCLUYENDO A LA OPOSICIÓN OFICIAL.

En mi opinión -como todas las que emito en este blog- desechamos a priori una solución electoral negociada de cualquier forma con Nicolás Maduro Moros, porque en Venezuela el régimen contaminó y destruyó todas las instituciones, especialmente la electoral. No existe la institución militar y policial, quedando allí solo una milicia castrocomunista a las órdenes de Maduro que persigue, secuestra encarcela, tortura y asesina venezolanos. No existe una institución judicial. Lo que queda allí es una mafia de jueces mandaderos y otros funcionarios que hacen "legal" el encarcelamiento de quienes se opongan al régimen, encabezados por un ex convicto por asesinato. ¿Como podemos "negociar" así un proceso electoral transparente? Nos queda solo esgrimir la Soberanía Popular ejercida por nosotros mismos a tenor de los Artículos 5, 70, 333 y 350 Constitucionales. Eso es poco entendido fuera de Venezuela y hay que hacérselo entender a los países amigos: NO SE PUEDE NEGOCIAR ELECCIONES CON EL RÉGIMEN DE NICOLÁS MADURO MOROS.

La Alianza Nacional Constituyente no fue la organizadora de la Consulta Popular del 16J-2017 pero definitivamente si fuimos los únicos proponentes que  exigimos pública y oficialmente a la Asamblea Nacional y a la Fiscalía General de la República para que se  procediera a consultar al Soberano sobre esa materia de trascendencia nacional, porque Maduro había convocado a una Constituyente sin autorización del Depositario de la Soberanía Popular (ver Carta a Julio Borges, Presidente de la Asamblea Nacional, en http://tinyurl.com/u9fjbeu y solicitud  oficial de pronunciamiento público a la Fiscal General de la República, en http://tinyurl.com/yacrgs9p, ambas del 25 de Mayo de 2017).

Posteriormente, por presiones de múltiples sectores de la sociedad civil y a regañadientes, porque no lo querían hacer, ni era de su interés estratégico, los sectores políticos opositores accedieron a consultar al Soberano, aprobando en la Asamblea Nacional la petición manifestada el 4 de Julio en el Teatro Chacao por la representación de la sociedad civil, mediante un histórico Acuerdo el 5 de Julio de 2017 que convocó a la Consulta Popular el 16 de Julio de 2017, 11 DÍAS DESPUÉS. Esa es la verdadera historia.

Entonces,  ¿se puede o no se puede consultar al Soberano en 15 días sin la injerencia de Poderes Públicos podridos y dar un veredicto ciudadano a esta gravísima situación si todo el mundo está de acuerdo? No es ANCO solamente quien debería estar interesada sino todo el mundo. Solo así es posible, no solo realizar ese Plebiscito, sino hacerlo en un plazo muy breve.

Todos los partidos y la sociedad civil UNIDOS se organizaron para contar los votos de esa consulta UNO POR UNO, lográndose el evento cívico más grande de Latinoamérica y del mundo, que movilizo a mas de 7,5 millones de venezolanos en nuestro país y en el exterior por cuenta propia. Todavía los venezolanos no nos hemos percatado a cabalidad de lo que hicimos ese día. Fue a partir del 16J-2017 que el mundo se dio cuenta de la dimensión del problema venezolano y de nuestra vocación democrática comprobada. Es por eso que cuando me dicen "¿y otra consulta mas?" yo digo SI, y todas las que sean necesarias, porque no se trata de "otra consulta más" sino de lograr la manifestación política de la poderosísima fuerza única que solo posee quien tiene el Poder Originario, el Pueblo de Venezuela, que es el que respetan los pueblos civilizados del planeta.

Si bien es cierto que la Asamblea Nacional como cuerpo colegiado traicionó la voluntad popular, cumpliendo de manera mínima el mandato del 16J-2017, eso de ninguna manera invalida el instrumento consultivo que se puede seguir utilizando y dirigiendo en beneficio del pueblo venezolano, en cualquier momento político que se requiera porque se encuentra establecido en la Constitución.

Me extraña que personalidades políticas de importancia desdeñen la aplicación de este instrumento porque en una oportunidad quien tenia la responsabilidad de hacer valer la decisión del pueblo no lo hizo. No solo es estúpido sino criminal. Si hubieran cumplido nos hubiéramos ahorrado dos años de lucha política (y también muchos muertos) en contra del régimen, si la Asamblea Nacional hubiera juramentado al Presidente de la Asamblea Nacional de ese entonces como Presidente Encargado de la República, el siguiente día de la Consulta del 16J-2017 por mandato expreso del pueblo venezolano. Ningún país nos hubiera negado el reconocimiento. Así de magna fue esa consulta.

Fue el peso específico del Soberano el 16J-2017, articulado con el pueblo en la calle lo que dio origen al fenómeno político de Juan Guaidó el 23 de Enero y es la fuerza telúrica que representó la Soberanía Popular expresada, cuando se canaliza y se aplica de manera adecuada, la que da la contundencia y la fuerza necesaria para mover lo inamovible.

En ANCO, de nuevo, somos los proponentes de la misma iniciativa de consulta al pueblo venezolano como mecanismo para garantizar el "cese de la usurpación" de Nicolás Maduro Moros en el poder, y en caso de que este ignore ese mandato sea el pueblo quien autorice la intervención de carácter humanitario con respaldo militar internacional en Venezuela. Nótese aquí que solo proponemos el instrumento para el “cese de la usurpación”. El Gobierno de Transición deberá continuarlo Juan Guaidó como se estableció el 23 de Enero al haber asumido la Presidencia Encargada de la República hasta el llamado a unas Elecciones Libres.

Me parece inconcebible que las fuerzas políticas de la oposición oficial pretendan convencer a los venezolanos de ir a un proceso electoral bajo las mismas condiciones del 20 de Mayo de 2018. El rechazo será de nuevo contundente, pero en esta ocasión es inadmisible seguir perdiendo tiempo y vidas venezolanas. ¿Y con que nos quedaremos nosotros después de ese rechazo ? ¿Con la esperanza de un pronunciamiento militar imposible de realizar al haberse destruido esa institución, cuando tenemos de nuestro lado la fuerza mas grande que es la expresión de la voluntad ciudadana, respaldada ahora por mas de medio centenar de países, que no teníamos de nuestro lado el 16J-2017? ¿Porque no la convocamos? ¿Porque no la convoca Juan Guaidó? ¿Porque insistir en un dialogo envenenado con el régimen?

Conjuntamente con un grupo de ciudadanos comprometidos que estuvo de acuerdo con la iniciativa de consulta, se realizó un ensayo hace pocos meses a través de las redes sociales, haciendo públicas las razones y el texto de la consulta, en los términos expresados en la petición "Cese de la Usurpación y cumplimiento del deber y la Responsabilidad de Proteger (R2P)" (ver petición de firma en https://www.change.org/p/comunidad-internacional-cese-de-la-usurpaci%C3%B3n-y-cumplimiento-del-deber-y-la-responsabilidad-de-proteger-r2p).

Lo que se encuentra en esa petición sería el texto aproximado de lo que se consultaría a los venezolanos, manteniendo el principio fundamental de que quien decide solicitar la intervención humanitaria con apoyo militar internacional es el soberano pueblo de Venezuela. Si la Comunidad Internacional no viene en nuestro auxilio en respuesta al SOS de los venezolanos, entonces serán tan responsables como nosotros de lo que suceda en Venezuela y en la región, quedando claramente establecida la vocación democrática de nuestro pueblo de haber tratado de salir de nuestras diferencias en paz, a través de una solución constitucional, pacifica y electoral, antes de que se desate la violencia...

Caracas, 17 de Julio de 2019

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lunes, 15 de julio de 2019

Amenaza creíble

Por Luis Manuel Aguana

Dedicado a los venezolanos que se pronunciaron el 16 de Julio de 2017

Siempre comparé, sin ser especialista en el tema policial, el caso venezolano con una situación de rehenes. Tenía que escapar el Comisario Iván Simonovis de la cárcel impuesta por el régimen para darme la razón, al afirmar en una entrevista al periodis Javier Mayorca lo siguiente: "A mi manera de ver, lo de Venezuela es como una situación de rehenes. Maduro y un grupo de militares tienen secuestrado a 27 millones de personas" (ver Iván Simonovis: Se puede negociar si hay una amenaza creíble, en http://www.noticierodigital.com/2019/07/simonovis-se-puede-negociar-una-amenaza-creible/).

A la pregunta de Mayorca: "Hay dos soluciones, una negociada, y la otra es la intervención. ¿Cuál se usa?" la respuesta del especialista es muy clara: "La que sea necesaria. Pero una no excluye a la otra. Muchos me conocen por el caso de Cúa. Entonces, el comisario Víctor Amram negoció hasta el momento en que se ordenó la intervención. La negociación siempre estará allí, pero tiene que existir una preparación, porque en un momento las negociaciones fallan y ya no son necesarias… El delincuente tiene que darse cuenta de que existe una amenaza creíble, que es capaz de hacerse lo que sea para salvaguardar la vida de los inocentes….".

Pero, ¿es eso lo que están haciendo en Barbados? Todo indica que no. Simonovis con su amplia experiencia policial les está diciendo que la negociación tiene un fin diferente. No es que se negocie soltar a los rehenes para luego quedarse trabajando con los secuestradores. No creo que esa sea la tónica de esa opinión calificada. Es más bien "o se entregan pacíficamente o los sacamos a la fuerza", teniendo afuera del sitio del secuestro todo el poder de fuego necesario para expulsarlos y que los delincuentes sepan que de verdad se va a utilizar ese poder si no ceden, con unos negociadores amenazando todo el tiempo que deben irse a la brevedad, so pena de salir muertos de allí.

El planteamiento del Plebiscito pone los términos de esa negociación en el sentido correcto. Los venezolanos decidimos si se van o no, con la policía lista para actuar de acuerdo con ese mandato. Punto. No es tan difícil de entender.

No se trata de que les demos "medio gobierno" para que se vayan y suelten a los rehenes. Eso es inconcebible. Ni siquiera tienes que conversar con ellos porque en soberana práctica constitucional no son los dueños del país. Los dueños del país somos todos los venezolanos como Depositarios de la Soberanía nacional. ¿Cuál es la razón entonces de siquiera pensar negociar cuando quienes tienen ese poder de decisión –todos los venezolanos-, en su inmensa mayoría, desean que se vayan? De allí que exijamos un Plebiscito. No es ningún favor el que estamos pidiendo, es un Derecho Constitucional.

El Plebiscito no sería sino el trámite administrativo y legal para solicitarle formalmente a las fuerzas policiales del mundo que nosotros los autorizamos a proceder a sacarlos por la fuerza si no cumplen con el mandato del pueblo. De eso se trata.

La negociación de los términos de salida vendría luego de que se tenga ese trámite concluido. Por lo tanto ir a negociar antes de eso con esos delincuentes solo se puede entender de una manera: darle margen a los secuestradores para que continúen con el secuestro y salvaguarden sus intereses, y los intereses de quienes están implicados del lado de la oposición "negociadora".

¿Cuál es la "amenaza creíble" que le están mostrando al régimen estos negociadores en Barbados? ¿Que activarán el 187, numeral 11 en la Asamblea Nacional? ¿O que Juan Guaidó pedirá una intervención armada a la Comunidad Internacional? El régimen esta muerto de la risa con eso. Guaidó puede decir misa y régimen se orinará sobre lo que diga. No es creíble. Y más aún cuando fueron a Barbados a mendigar elecciones y aceptan ir a "negociar un CNE" poniendo el régimen sus condiciones. Es que con el solo hecho de ceder a una negociación ya la oposición oficial fue en desventaja.

¿Donde se pone creíble la amenaza? Cuando la fuerza que solo tiene el Depositario y dueño de la Soberanía se pronuncia. Cuando es el pueblo el que decide -no Juan Guaidó- que ocurra una intervención humanitaria con respaldo militar, basada en la Responsabilidad de Proteger (R2P) de la ONU, solicitada en un Plebiscito si el régimen no abandona el poder en el caso de que el pronunciamiento del soberano sea claro y preciso para su salida. ¿Cual país de todos los que han reconocido a Guaidó se negaría a ayudarnos con ese mandato claro del pueblo?

Entonces tiene mucha razón el Comisario Simonovis en el sentido que se requiere una amenaza creíble para que los delincuentes cedan para irse en paz. Pero esa no es la negociación que se está llevando a cabo en Barbados. Allí se pretende la coexistencia con el régimen. Y esa coexistencia es incompatible con la mejora de la situación general de los venezolanos. ¿Y por qué? Porque están enfrentadas dos maneras y concepciones opuestas de ver al mundo.

Por ejemplo, ¿es compatible la destrucción del aparato productivo que ha ocurrido hasta ahora, basada en una doctrina que estatiza la producción, con la inversión de capitales foráneos necesaria, porque los socialistas del siglo XXI se robaron hasta la limosna de las iglesias, destruyéndolo todo? ¿Son compatibles las milicias armadas del régimen con la reconstrucción de unas Fuerzas Armadas institucionales y democráticas, teniendo la injerencia de cubanos, rusos, chinos, iraníes, y el terrorismo internacional de las FARC y el ELN? En ambos ejemplos, o es una cosa, o es la otra. No hay términos medios. Entonces, ¿qué clase de minestrón pretenden negociar con esos delincuentes? Esto solo nos dice que es imposible tener un gobierno estable posterior si el animal socialista continúa metido dentro de la casa.

En un panorama como el descrito, un Plebiscito donde sea el pueblo el que decida es mandatorio. No esperemos más.

Caracas, 15 de Julio de 2019

sábado, 13 de julio de 2019

Los seis puntos del diálogo

Por Luis Manuel Aguana

El ataque que comienza a arreciar en contra de aquellos que rechazamos cualquier forma de dialogo con el régimen, parte del supuesto que quienes lo hacemos no proponemos nada. Esa mentira repetida millones de veces termina convirtiéndose en verdad. La Alianza Nacional Constituyente ha puesto sobre la mesa política del país el debate de un Plebiscito para que ocurra el "cese de la usurpación", inicio de la trilogía de la oposición oficial encabezada por el Presidente Encargado Juan Guaidó (ver Comunicado ANCO: Que el Soberano Decida el futuro de Venezuela PLEBISCITO SI, DIALOGO NO, https://ancoficial.blogspot.com/2019/06/comunicado-anco-que-el-soberano-decida.html)

Ningún demócrata es enemigo del dialogo. Se dialoga entre aquellos que tienen la misma condición. Dialogan los Estados en guerra. Dialogan los partidos políticos como iguales en una democracia. Pero se le quiere vender al pueblo venezolano que somos enemigos de la figura que se utiliza –el dialogo- cuando en realidad somos enemigos de que se produzca tal dialogo entre la oposición oficial y aquellos que no califican para dialogar porque dejaron de tener la misma condición.

¿Cómo puede dialogar la oposición oficial con una banda de delincuentes que han cometido delitos demostrados de Lesa Humanidad? No dicho por nosotros, sino por un informe de la de la Organización de Naciones Unidas-ONU. ¿Cómo siquiera se puede considerar ir a un proceso electoral con quienes han destruido material e institucionalmente el país? Pero nos quieren satanizar como saboteadores de ese dialogo con la excusa maniquea de que no hay otra manera de salir del problema, siendo esto mentira. La gran pregunta que debemos hacernos los venezolanos es porque la insistencia de cohabitar con el régimen buscando convivir con quienes le han hecho tanto daño al país. Y eso definitivamente divide al país opositor.

Y tanto nos divide que ahora nos comparan con movimientos que se dieron en el pasado –Los Notables- que de acuerdo a esas interpretaciones terminaron con la defenestración del Presidente Carlos Andrés Pérez, dando paso a la llegada de Hugo Chávez al poder (ver Editorial de Analitica.com del 8 de Julio, Insólita reacción, https://www.analitica.com/el-editorial/insolita-reaccion/). Esta interpretación deja de lado el pequeñísimo detalle que quienes reventaron a CAP no fueron Los Notables como indica el editorial, sino que fueron desde adentro sus mismísimos compañeros de partido encabezados por Henry Ramos Allup y Luis Alfaro Ucero. Es importante que las nuevas generaciones se enteren de la historia contemporánea de Venezuela, que sigue siendo manipulada por los mismos protagonistas que crearon el fenómeno de Chávez y que ahora pretenden cohabitar con sus herederos.  

¿Estaba Arturo Uslar Pietri, figura principalísima de ese movimiento de Los Notables, equivocado al decir que Venezuela llevaba un rumbo equivocado y que si no se cambiaba iríamos al despeñadero, como en efecto ocurrió? La historia le dio la razón a Uslar Pietri. Pero ahora resulta que quienes de nuevo advertimos al país el rumbo equivocado de los partidos opositores somos los enjuiciados en esta trama, solo que ahora quienes no tenían voz en la época de Los Notables nos expresamos directamente a través de las redes sociales. En ese entonces si no eras "Notable" no merecías la atención de una línea en la prensa escrita, ni tampoco un segundo en la radio o la televisión.

Ahora estamos en el mismo despeñadero. ¿Qué negocia la oposición oficial en Barbados? De acuerdo al mismo Maduro, quien al parecer es el único que habla, existen seis puntos sobre la mesa (ver Debaten seis puntos en el dialogo venezolano, en https://www.elheraldo.co/mundo/debaten-seis-puntos-en-el-dialogo-venezolano-648507). Sin embargo Maduro fue parco en revelar la naturaleza de la discusión de esos puntos más allá de decir que "Si se trabaja de buena voluntad y no hay intervencionismo gringo (...), estoy seguro de que van a ir saliendo acuerdos". Sin embargo como en Venezuela todo se sabe, de una u otra manera, podemos revelarles cuáles son esos puntos con un margen de error despreciable, como dicen los científicos. Veamos:

1.- Institucionalización de la Asamblea Nacional, que comprende:
a) Salir del desacato de la Asamblea Nacional.
b) Incorporar a los Diputados del Estado Amazonas.
c) Revocar los allanamientos de las inmunidades parlamentarias.
d) Revocar autos de detención, liberar a los Diputados presos y cesar las persecuciones.
e) Regularizar la asignación de recursos presupuestarios a la Asamblea Nacional.
f) Incorporar a la Fracción del PSUV a la Asamblea Nacional.

2.- Elecciones libres, que comprende:
a) Decidir si Maduro participa o no como candidato presidencial.
b) Designación de nuevos Rectores para el CNE y fijar el cronograma para elecciones generales.

3.- Designar un nuevo TSJ bajo acuerdo, logrando el respeto para esa instancia.
4.- Levantar sanciones impuestas por comunidad al Estado venezolano y personas.
5.- Plan común para la entrada de ayuda humanitaria.
6.- Disolución de la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima.

Aun cuando con el primer punto la Asamblea Nacional recuperaría todas sus facultades, el gobierno no tendría más obligación que ir a unas elecciones con unos nuevos Rectores del CNE, con el mismo sistema de maquinitas que dio a Maduro "ganador" en 2013 con una diferencia de poco mas de 200.000 votos y en el 2018 con más de 8 Millones de "votos Smartmatic", y solo les quedaría negociar con la oposición oficial si Maduro se presenta o no a esas elecciones. ¿Qué clase de negocio es ese?

De acuerdo a Diosdado Cabello esas elecciones negociadas no son aceptadas (ver El Nacional: Diosdado Cabello: "Aquí no habrá elecciones presidenciales", http://www.el-nacional.com/noticias/politica/diosdado-cabello-aqui-habra-elecciones-presidenciales_288174), lo que revela que aun cuando lleguen a una negociación, a menos que metan a Diosdado, el acuerdo no se cumplirá.

La designación de un TSJ "negociado" llevaría a la basura la sentencia condenatoria por ladrón y legitimador de capitales de Nicolás Maduro en Bogotá y todas las decisiones del TSJ legítimo en el exilio, como la sentencia de la Sala Electoral del 13 de Junio de 2018. Ceder en la negociación de eso no le costaría nada a la oposición oficial porque nunca reconocieron a los Magistrados en el exilio como Tribunal Supremo de Justicia y siempre ignoraron sus sentencias, aunque fueran a favor de los venezolanos.

¿Y todo eso a cambio de qué? Que se le levanten las sanciones a los corruptos del régimen por dejar entrar la Ayuda Humanitaria en un Plan conjunto acordado entre las partes. Para el régimen ya no sería necesaria la Asamblea Constituyente de Cabello (razón por la cual Diosdado rechaza el acuerdo) por lo que la desmontarían. 

En términos generales, en el fondo ¿qué negocia la oposición oficial? Un "status quo" de convivencia que SOLO LE CONVIENE A LA CLASE POLITICA DEL REGIMEN Y SU OPOSICIÓN, NO A LOS VENEZOLANOS. No se habla allí del desastre económico, del desarme de los colectivos, de la presencia cubana, rusa, china e iraní, de las FARC y el ELN, del éxodo espeluznante, ni del colapso de los servicios públicos, de la paralización de la producción nacional, de la  hiperinflación, el destrozo de PDVSA y de nuestro ambiente en el Arco Minero, etc, etc, etc..

En esa agenda solo se nota descarnadamente un "déjennos vivir", a cambio de dejar al régimen hacer lo que les venga en gana con Venezuela. Dense cuenta que en esos puntos lo UNICO que queda para los venezolanos es la limosna de la Ayuda Humanitaria y la permanencia del régimen indefinidamente. ¿Estará de acuerdo la Comunidad Internacional con eso? ¿Esa agenda destranca la bomba atómica regional que representa Venezuela para la seguridad regional y sobre la que están sentados Colombia, Brasil y los Estados Unidos? Lo dudo mucho, por lo que les recomendamos a esos países que se lean nuestra propuesta plebiscitaria detenidamente...

Si esos de verdad son los seis puntos del dialogo de la oposición oficial -y si no lo son desmiéntanlo, informando cuales son oficialmente- el ultimo que salga de Venezuela que apague la luz…

Caracas, 13 de Julio de 2019

jueves, 11 de julio de 2019

Porque un Plebiscito SI y unas Elecciones NO en Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Intervención en el Foro “Plebiscito, camino al cese de la usurpación”, Valencia, 11 de Julio de 2019

Agradezco a la sociedad civil valenciana esta importante oportunidad para compartir en sus espacios el debate de nuevas propuestas dirigidas a resolver la grave crisis por la que atraviesa Venezuela. En ANCO no hemos parado de hacerlo, y en esta oportunidad lo planteamos con una variante de nuestro desiderátum principista, que señala que el destino de Venezuela tiene que pasar irrevocablemente por una decisión del pueblo soberano. Esta variante es un Plebiscito para que el pueblo decida.

De un reciente informe publicado por el portal Primer Informe, firmado por James Dobbins, ex asesor para el Hemisferio Occidental del ex Presidente norteamericano Bill Clinton, y socio principal de la Corporación Rand, extraigo las siguientes palabras: “Si la administración Trump se toma en serio la preparación para una intervención militar… tendrían que generar apoyo regional, e idealmente, participación de otros países en la intervención; posicionar sus fuerzas para mostrar que va en serio; y crear una base legal para el uso de la fuerza, como una solicitud formal del gobierno internacionalmente reconocido de Juan Guaidó” (ver RAND Corporation: Estos son los escenarios de Trump para salir de Maduro y reconstruir a Venezuela, en https://primerinforme.com/index.php/2019/06/27/rand-corporation-estos-son-los-escenarios-de-trump-para-salir-de-maduro-y-reconstruir-venezuela/).

En ANCO pensamos que la creación de la base legal a la que se refiere el experto norteamericano para el uso de la fuerza exterior, solo debe nacer del Depositario de la Soberanía Popular. No es Juan Guaidó sino el pueblo venezolano el que debe decidir si autoriza o no el uso de la fuerza en nuestro país; ni siquiera el Parlamento, que se ha negado reiteradamente a autorizar la aplicación del Artículo 187, numeral 11, y cuyos diputados nunca estuvieron dispuestos a sacar a Maduro sino negociar con su régimen, como se demostró el 30 de Abril, por lo que es necesario concluir que la secuencia  que nos vendieron desde el principio no tuvo nunca validez alguna, y que lo que privó siempre fue un acuerdo negociado por elecciones, que es lo que históricamente han deseado los partidos opositores desde que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de Enero de 2016.

A todos nos luce que los errores cometidos el 23F y 30A le han restado una importante credibilidad internacional al gobierno interino de Juan Guaidó, y en especial con el aliado que más nos ha respaldado, los Estados Unidos, por lo que los venezolanos no tendríamos otra alternativa que plegarnos a una negociación con el régimen y su oposición, que desean elecciones en los términos harto conocidos por los venezolanos, con una Comunidad Internacional que no desea intervenir militarmente en el país.

Está pues servida la mesa para que nos hagan creer que solo nos queda la vía electoral para resolver la crisis. Y esa solución, lejos de resolverla, la profundiza. Y la profundiza porque no se ha resuelto todavía uno de los pilares fundamentales del sostenimiento del régimen, y que siempre ha sido ignorado por quienes han cohabitado por años: el sistema electoral. Lo he afirmado antes muchas veces, y lo afirmaré hoy de nuevo: NO SE PUEDE SEGUIR UTILIZANDO EL SISTEMA AUTOMATIZADO DEL CNE DEL REGIMEN PARA CONTAR LOS VOTOS DE LOS VENEZOLANOS. Que no es suficiente cambiar los Rectores del CNE y actualizar el Registro Electoral. ¡Que hay que hacer una reingeniería completa del sistema electoral ANTES DE HACER OTRA ELECCION EN VENEZUELA! ¡Y eso no se puede hacer con ellos en Miraflores! El solo leer la Sentencia Expediente No. SE-2018-001 de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio de fecha 13 de Junio de 2018, del cual tuve el honor de ser convocado como testigo técnico  (leer Sentencia en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html) da cuenta de la gravedad de la situación del Poder Electoral venezolano al punto que ese Alto Tribunal declaró NULO el uso del Sistema de Voto Automatizado para elecciones en Venezuela, lo que amerita una completa reingeniería del Poder Electoral venezolano.

Solamente con esa sentencia del TSJ legítimo del 13 de Junio de 2018, cualquier solución electoral en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial no constituye una salida a la crisis. Se debe entonces recurrir a la fuente misma de donde nacen las instituciones, que no es otra que la Soberanía Popular, donde se excluya totalmente ese cáncer institucional llamado CNE con todas sus maquinas y procedimientos, y volver al principio mismo de contar los votos uno por uno…

Si la Comunidad Internacional insiste en una solución electoral es porque reconoce sin lugar a dudas que hay que recurrir a la Soberanía Popular y contar los votos para resolver nuestras diferencias. Pero debemos entonces convencerlos que nosotros desde la Sociedad Civil también creemos en esa vía pero no en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial. Convencerlos que un Plebiscito es también un mecanismo electoral pero con la diferencia de que puede poner en manos del pueblo la decisión trascendental de decidir la continuidad del régimen, pero por la vía de los votos, de una manera pacífica y constitucional, pero supervisada y sin la intervención de las instituciones secuestradas por Maduro.

Ir a unas elecciones con el régimen y su sistema implica que toleramos su existencia después de haberlo desconocido y le damos beligerancia política al aceptar los resultados electorales que salgan de esos comicios, con un sistema que de antemano sabemos está corrompido. Con un Plebiscito en los términos enunciados aquí no sería así. ¿Y por qué no? Porque de lo que se trata precisamente es de someter a la consideración de la Soberanía Popular Originaria la decisión trascendental acerca de la existencia misma del régimen –si lo queremos o no lo queremos-, con todo lo que ello implica, incluida su expulsión de la vida política del país. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Pero ustedes se preguntarán, ¿cómo llevar al régimen a ese juicio de la Soberanía del pueblo? Obviamente no es de ninguna manera fácil. Es claro que no deseará contarse voto a voto y de una manera abierta y supervisada por la Comunidad Internacional, a sabiendas que perderá el juicio popular. Es allí donde la presión externa de todos los países amigos, en especial la del Secretario General de la OEA Luis Almagro, del gobierno de los Estados Unidos, de los gobiernos de Colombia y Brasil, que deben comenzar a ejercerse con mayor profundidad para obligarlo a contarse en esos términos y no en otros. La Comunidad Internacional debe ser la primera convencida de esta solución, aumentando y profundizando las sanciones ya aplicadas, hasta que el régimen acepte ir a un Plebiscito.

En este momento los países que nos apoyan hacen presión con las sanciones pero solo para que el régimen regrese por su cuenta al respeto de la Constitución, cosa que no ha pasado, pero que indudablemente les ha afectado, con su consiguiente debilitamiento, mas no el quiebre de la dictadura. Con la solución plebiscitaria la presión de la Comunidad Internacional se concentraría en un único y solo propósito: que el régimen acepte contarse en un Plebiscito. Esto aumentaría la presión de manera determinante porque sería una presión focalizada y dirigida a un solo único y claro objetivo, y no a uno difuso y general como ocurre ahora, dando una dirección unificada a las protestas que ocurran en Venezuela con una exigencia clara al régimen: que se cuenten en términos plebiscitarios.

El Plebiscito se haría con la colaboración de la sociedad civil y los partidos políticos que así lo decidan, sin la intervención del CNE, no solo por estar corrompido hasta los cimientos sino porque además este instrumento no es de su competencia constitucional (Art. 70), por lo que su realización resultaría además mucho más ágil e inmediata que una elección –como se demostró el 16J-2017-, contando siempre con el apoyo y supervisión de organismos internacionales (OEA y UE). Al aumentar la presión ejercida desde afuera hacia adentro, y desde las mismas entrañas del país, el régimen comenzará a solicitar “negociar” los términos de su sometimiento a la voluntad del pueblo. Es allí donde comenzaría la única negociación posible con ellos: la de los términos de su salida.

Pero, ¿cómo se haría para que el régimen cumpla con el resultado de ese Plebiscito? La respuesta a esa pregunta va de la mano con la aceptación del instrumento: de no cumplir el mandato popular emanado de las urnas de ese Plebiscito, el pueblo le estaría dando la base legal necesaria al mundo para una intervención humanitaria que haga cumplir la decisión del Soberano, no teniendo la Comunidad Internacional manera alguna de evitar el cumplimento de la Responsabilidad de Proteger (R2P) a Venezuela de acuerdo a los términos concebidos en la Asamblea General de la ONU del año 2005. Y para lograrlo de la manera más expedita y con la colaboración del único poder legítimo en Venezuela, la Asamblea Nacional no tendría más excusas para negarse a aprobar la presencia de fuerzas extranjeras dentro del país para apoyar lo decidido por el pueblo en el plebiscito, a través de su atribución establecida en la Constitución en el Artículo 187, numeral 11.

Un Plebiscito es una solución que se contrapone a las negociaciones encubiertas con el régimen por parte de una oposición decidida a cohabitar para asegurar por la vía electoral su permanencia en las estructuras del poder. Daría continuidad a la promesa hecha a los venezolanos el 23E de terminar inmediatamente con la usurpación.

Sin embargo la solución plebiscitaria no es mágica. Conlleva trabajo y esfuerzo tanto nacional como internacionalmente, para convencer a mucha gente. Pero el Plebiscito propuesto es intrínsecamente mucho más que una mera consulta popular como se ha pretendido hacer ver para descalificarlo. Podría considerarse que es, en palabras de Luis Almagro, un “proceso de acumulación política” (ver entrevista a Luis Almagro, en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2019/06/25/luis-almagro-los-dialogos-en-noruega-fortalecieron-a-maduro-y-debilitaron-a-guaido/), porque estaríamos planteando UN PROCEDIMIENTO claro, que al irse ejecutando por etapas reuniría todas las piezas de un complejo rompecabezas político que daría como resultado la recuperación de nuestra libertad. Les invitamos a acompañarnos a convencer al país para que decida armarlo…

Muchísimas gracias…

Valencia, 11 de Julio de 2019

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domingo, 30 de junio de 2019

Dos tipos de negociación

Por Luis Manuel Aguana

Siempre se termina uno enterando de las cosas en Venezuela. Desde que se iniciaron esos encuentros en Oslo, nadie nos ha dicho claramente que se ha dialogado allí (aunque ellos digan que no lo están haciendo) hasta que el Padre Ugalde nos lo informó (recuerden su cercanía a la MUD-FA) en su última entrega: “En el prediálogo de Noruega (no ha habido diálogo) ocurrió algo muy importante, los representantes de Guaidó expresaron de manera clara y firme que la salida de Maduro es condición irrenunciable para que se inicie la negociación, pues su permanencia usurpadora significa más muerte y violación de derechos humanos. Me imagino que del lado del  régimen se defendió como indispensable la permanencia de Maduro en el poder hasta el 2025.” (ver Ni quiere ni puede, en http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/quiere-puede_286728). La expresión “me imagino” de Ugalde es su manera de indicar que fue lo que dijo el régimen sin exponerse directamente (cuidado y si estaba allí cuando lo dijeron).

Es claro que el uso de la semántica de que como “no se vieron” (de acuerdo a ellos), luego entonces “no ha habido dialogo” no es más que un eufemismo necio para engañar pendejos. ¿Qué vaina es esa de un “prediálogo”? Eso existe tanto como un “pre-embarazo”. O está preñada o no está preñada. Pregúntenle a cualquier diplomático serio cuales son los métodos para realizar diálogos, encuentros y negociaciones entre dos partes en conflicto y encontrarán que lo que hicieron en Noruega es uno de los tantos métodos que existen para dialogar.

El régimen les dijo claramente en Oslo que Maduro se queda hasta el 2025. ¿Qué parte de ese NO, no entendió la oposición oficial? En consecuencia Ugalde-MUD-FA nos pretende ahora vender que debemos presionar “la salida negociada de Maduro” con un  “Gobierno (¿Junta de Gobierno?) de transición con claras y definidas líneas para el cambio inmediato del suicida modelo económico social y la inmediata preparación de las condiciones para unas elecciones libres y justas”. ¿Y que será para el Padre Ugalde “la salida negociada de Maduro”? Maduro dijo que no se iba, punto.

Entonces esa salida no puede de ninguna manera ser negociada sino obligada por factores que están fuera de la esfera de control de la oposición oficial. Porque “una salida negociada” implica que Maduro estaría de acuerdo en irse si se dan ciertas condiciones establecidas en una negociación entre las partes, como por ejemplo un gobierno de transición con enclaves del régimen. Pero eso no pasó en Oslo. Ese es un tipo de negociación, llamémosla negociación Tipo A. La otra negociación, llamémosla Tipo B, es cuando a Maduro no le queda otra alternativa que irse porque la fuerza para su salida es tan contundente que lo que le restaría es pedir por su vida (como lo que le ocurrió a Chávez en el 2002). La negociación Tipo B debería ser la negociación que busque la oposición oficial y los venezolanos en general. ¿De cuál de los dos tipos de negociación estamos hablando aquí?

Al irse corriendo a Oslo con el régimen la oposición oficial demostró clara desventaja. Se había fallado en el intento del 30 de Abril, por lo que era lógico esperar del régimen esa posición de negativa contundente a ceder un milímetro ante unos perdedores. ¿Entonces que fueron a hacer allá? La respuesta obvia es que fueron a negociar en Tipo A lo que no se logró el 30 de Abril con Padrino y Moreno, pero con tanta desventaja que el régimen los mando al carajo (perdonen mi mal ingles pero no cabe otra expresión).

Que Ugalde diga “una salida negociada de Maduro” debe encendernos a todos las alarmas porque lo que nos está diciendo la MUD-FA a través de uno de sus voceros mas autorizados es que como el régimen ganó en esa primera ronda de negociaciones en Oslo, nosotros debemos generar la suficiente “presión para la salida negociada de Maduro” en una negociación Tipo A con unos criminales, porque hay algunos “…“políticos” tan ingenuos que crean que Trump va a enviar sus marines para salvarnos o que la ONU va a enviar a su Comisionado de Derechos Humanos para plantarse ante Maduro, llamarle usurpador y criminal y exigir su renuncia inmediata. Lamentablemente hay quienes parecen apostar a este imposible y tachan de vendido al presidente encargado Guaidó si no entra en ese juego.”. Mayor manipulación imposible.

¿Y cómo será esa presión? ¿Más jóvenes muertos en las calles? ¿Mas llamados a los militares para un quiebre imposible de las Fuerzas Armadas? Pareciera que no bastan las muertes y las torturas de los militares serios que imposibilitados de poder hacer algo por su país al haber hecho un juramento que no pueden cumplir, se están inmolando al conspirar contra un régimen cuyo sistema paga por sapearlos y matarlos. Miren solamente el último caso, el Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo. Después de eso nadie puede llamar cobardes a quienes como él han dado su vida por cumplir su juramento. No existe forma de conspirar en Venezuela porque hay un sapo potencial en cada nivel de las Fuerzas Armadas que cobra duro en dólares por sapear. Eso es eminentemente cubano. La solución entonces esta por arriba. ¿Qué parte de eso no entienden Ugalde-MUD-FA?

Y cuando un grupo de venezolanos insistimos que la solución no está dentro del país porque las condiciones reales no están dadas para ella, entonces la MUD-FA nos hace llegar el epíteto de “ingenuos” apostando “a este imposible” de solicitar la Responsabilidad de Proteger (R2P) a los venezolanos que tienen las naciones del planeta porque el régimen nos está masacrando. Me gustaría que los venezolanos evaluaran quienes son realmente los “ingenuos”, si quienes han conducido la oposición con errores que han costado vidas, o quienes persistentemente hemos sostenido que es esa oposición la que con sus errores, colaboracionismo y negociaciones, lo han mantenido hasta el presente.

Hay que negociar, si, pero en una situación de negociación Tipo B. Y para eso no hay Noruega, ni Suecia que valga. Y la manera de hacerlo ya la he expuesto y se llama Plebiscito (ver Plebiscito versus Elecciones, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/06/plebiscito-versus-elecciones.html). La solución es que sea el pueblo el que decida…

Caracas, 30 de Junio de 2019

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martes, 25 de junio de 2019

Venezuela sin dolientes

Por Luis Manuel Aguana

Una cosa es elecciones con el régimen de Nicolás Maduro Moros en el poder y otra muy diferente es con un Gobierno de Transición mandando en Miraflores que organice unas elecciones libres luego de una reingeniería absolutamente necesaria del Poder Electoral. Si eso lo comprende hasta el último de los venezolanos, ¿por qué entonces quienes nos representan como oposición oficial no lo hacen? Esta reflexión la hago en ocasión de las palabras del ex Presidente del Gobierno español, Felipe González, durante el XII Foro Atlántico “Iberoamérica de cara al futuro”, que le recuerdan a la dirigencia política opositora oficial algo que hemos repetido en Venezuela desde la sociedad civil hasta el cansancio: con delincuentes no se negocia.

Mucha vergüenza debería darle a esta dirigencia, que sea Felipe González una aquilatada voz de experiencia política iberoamericana, diga cosas como estas: “Si algo está claro es que allí no va a haber elecciones democráticas si la transición la dirige Maduro” (ver “La Asamblea Nacional “Prostituyente” de Maduro no debería tener ningún tipo de legitimidad”, en https://www.libertaddigital.com/internacional/latinoamerica/2019-06-24/felipe-gonzalez-mario-vargas-llosa-xii-foro-atlantico-iberoamerica-de-cara-al-futuro-maduro-venezuela-1276640822/). Pero, ¡por favor! ¿Es que tendría que haberlo dicho Felipe González para que esta gente entienda que NO SE PUEDE HACER NINGUNA ELECCIÓN MAS EN VENEZUELA CON EL REGIMEN MANDANDO EN MIRAFLORES? Que han repetido infinidad de veces que ellos no perderían ninguna elección? Pues bien, se los dijo Felipe González, para la dolorosa pena ajena de los venezolanos.

Pero para asombro de todos, así se los dijera el mismísimo Libertador si pudiera regresar de su sepulcro al cual todavía no ha podido bajar tranquilo porque aun no se ha consolidado la Unión, seguirán por la ruta para ellos inmodificable de pactar elecciones con el régimen. Lo que no alcanzan a entender González ni el mundo, es que tal barbaridad solo es posible si consideras a quienes negocian no como una verdadera oposición al régimen, sino como una extensión de él. Lo que pone al problema en una dimensión completamente diferente.

En una nota anterior indicábamos que vistos los descubrimientos del 23F y del 30A, la oposición oficial nunca estuvo dispuesta a sacar a Maduro sino negociar con su régimen, por lo que era necesario concluir que el mantra que nos vendieron desde el principio no tuvo nunca validez alguna, y lo que privó siempre fue un acuerdo negociado por elecciones con el régimen, que es lo que históricamente desearon los partidos del G4 desde que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de Enero de 2016 (ver La muerte de un mantra, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/06/la-muerte-de-un-mantra.html).

Si se parte de ese hecho que considero fundamental para este análisis, mal podríamos esperar que vayan a rectificar esa ruta por más que personajes de la talla de Felipe González les enmienden la plana. De allí que digamos que el problema es mucho más grave de lo que los venezolanos piensan, que son “errores” que deben ser corregidos porque este problema tiene más de estructural que de coyuntural.

Entender las razones por las cuales la oposición oficial insiste en ese camino suicida para Venezuela como país, para este momento lo considero irrelevante. Puede ser por una mezcla de afinidades ideológicas –son socialistas todos en mayor o menor radicalidad-, corrupción conjunta, cuidar el botín de lo que ambos se han robado en 20 años de desmantelamiento del país, o por la imposición de la cubazuela de los Castro con la ayuda de sus aliados internacionales, o una mezcla de todo ese minestrone tóxico. El resultado es el mismo: el régimen se queda, mutando en el cuero por la vía electoral usando la ruleta cargada del CNE. Pueden cambiar a Maduro y poner otro, o incluso alguien “conveniente” como sus candidatos tanto de la oposición oficial como del régimen que mantenga vivo el “status quo”. Todo eso puede ser parte de un plan que nos están preparando y que todavía no dan a conocer.

El problema mis queridos amigos, es que Venezuela se quedó sin dolientes. Que nos traicionaron quienes dijeron que nos defenderían y que en este momento limbo en que nada está sucediendo, como no sea el agravamiento de las condiciones de vida de los venezolanos, lo que se está preparando en Noruega y Suecia es el brebaje que nos intentarán vender, para convencernos de que “ahora sí”, que el régimen se irá y habrá “cese de la usurpación” porque hicieron un cambio cosmético de Rectores en el CNE y el régimen “soltará” algunos presos políticos, aún sabiendo que en Venezuela existe la famosa puerta giratoria en las mazmorras del régimen, donde salen unos y entran otros. Confían en que los venezolanos estamos hastiados de la situación y que compraremos cualquier “solución” porque no hay otra cosa que hacer. Y eso no es verdad.

¿Y porque no es verdad? Porque esa solución no es sustentable en el tiempo por el simple hecho que la libertad no se encuentra en ninguna ecuación donde esté incluido un régimen como el de Nicolás Maduro Moros y sus asociados. Que el Estado de Derecho y el restablecimiento de la vigencia constitucional contemplada en el Artículo 333 no se ven por ningún lado, así como el desmantelamiento de la inconstitucional Asamblea Constituyente de Maduro. ¿Qué nos están ofreciendo entonces? Otro engaño disfrazado de elecciones. Y no solamente un engaño a los venezolanos, es a toda la Comunidad Internacional.

¿Quiénes entonces son los dolientes del país? Solo quedó la Sociedad Civil que de una u otra forma ha demostrado en los hechos y con sangre, su verdadero deseo de acabar con esta pesadilla, no desde ahora sino desde los tiempos de la masacre de la Av. Baralt en el 2002. Esto es, todos los que todavía vivimos en este país –y que no nos iremos- y aquellos que por una u otra causa lo han abandonado, y aún permanecen dispuestos a recuperarlo. De allí deberá salir la nueva dirigencia política que sustituya a quienes oficialmente se les entregó la responsabilidad de representarnos y que ahora negocian con Nicolás Maduro Moros. Me pregunto si los diputados que armaron el tinglado de Noruega creerán que sus electores les dieron el mandato el 6D-2015 para eso.

En este sentido la sociedad civil en sus diferentes manifestaciones deberá prepararse para asumir responsabilidades que nunca pensaron el 6D-2015 y participar en una renovación completa de los cuadros políticos del país, ya bien sea si la solución de esta pesadilla se encuentra a la vuelta de la esquina o no. Ya no es una cuestión de pensar que otro resolverá por usted. Las propuestas y las alternativas deben y tienen que salir de los ciudadanos.

Y no es que estemos hablando aquí de “anti política”. Todo lo contrario. Tan hacen falta los políticos y la política seria, que estamos sufriendo esta tragedia por su carencia en este momento crítico de la vida del país. La descomposición ética, moral y política llegó desde hace rato hasta esa clase y ya se hace urgente e indispensable una nueva dirigencia surgida de las entrañas mismas de Venezuela en todos los órdenes, sin importar la edad o género. Solo así, dejaremos de pasar el bochorno de escuchar de verdaderos políticos en el exterior lo que cualquier político principiante en Venezuela debería saber.

Caracas, 25 de Junio de 2019

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