viernes, 14 de febrero de 2020

La formalidad para el uso de la fuerza

Por Luis Manuel Aguana

El atropellado regreso de Juan Guaidó al país y la agresión que sufriera por parte de las autoridades que administran el aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía, y las hordas de delincuentes especialmente convocadas por ellos para vejarlo y golpearlo, a la vista gorda de la Policía y la Guardia Nacional, no es más que otro claro el ejemplo que nos debe indicar a todos, y en especial al agredido, Juan Guaidó, la imposibilidad de convivencia pacífica con el régimen de Nicolás Maduro Moros y de solucionar este problema por la vía electoral.

Pareciera de Perogrullo pero hay que recordárselos una y otra vez a aquellos que insisten en un esquema de cohabitación tolerante a través de la teoría de los “enclaves autoritarios” de Henry Ramos Allup, teoría según la cual este pseudolíder “opositor” trata de imponer la idea de un supuesto gobierno de transición que tolere de manera negociada las estructuras delincuenciales y los protagonistas del régimen. Algo así se nos propuso el 30 de Abril de 2019 pero fracasó por la traición de los mismos delincuentes con quienes se pretendió negociar, razón de más para rechazar categóricamente cualquier esquema que involucre a los protagonistas de esta tragedia en la solución del país.

Quiero suponer que después del secuestro de su tío Juan José Márquez, Juan Guaidó debería estar pensando de una manera diferente, aunque luego de su regreso los venezolanos hemos visto con asombro las imágenes del Presidente Encargado con los principales protagonistas de la política de cohabitación del G4. Eso ya luce contradictorio con lo que el ha afirmado de no ir a elecciones con el régimen en Miraflores. Esperemos ver como se desenvolverán los acontecimientos de los próximos días, sin embargo las señales y los movimientos de los partidos ya se perfilan en todo el país hacia una campaña electoral, como si el país estuviera normal. Y eso es precisamente lo que quiere el régimen que suceda de cara al mundo.

Los venezolanos añoramos tanto esa normalidad que tendemos a autoengañarnos y olvidar todo lo que ha hecho el régimen trampeando todas las elecciones desde el 2004 y a la oposición oficial decir una y otra vez lo mismo, para de nuevo caer. ¿Qué cambió desde el año 2015? Los diputados nos prometieron en esa última campaña parlamentaria que el régimen se iría. Y aun habiendo una mayoría “opositora” en la Asamblea Nacional, ahora hay una Constituyente ilegitima, hiperinflación de 5 dígitos, dolarización forzada de la economía,  diputados perseguidos y exilados, más presos políticos y un Presidente de la Asamblea legitima sesionando en las plazas públicas. ¿Con que cara nos pueden llegar a decir que otra elección parlamentaria resolverá el problema de Maduro y sus delincuentes? ¿Es esa la solución que proponen? Deberían avergonzarse de solo proponernos a los venezolanos esa salida inaceptable.

Pero los partidos viven de elecciones. Al parecer hay un consenso entre ellos que debemos seguir, seguir y seguir bailando ese tango toxico con el régimen hasta que ellos se cansen, con el inútil argumento de los “espacios”, porque “estando en la Asamblea seguimos dando la pelea”. ¿Eso nos ha servido en estos últimos 5 años, los peores que hemos vivido los venezolanos desde la Guerra de Independencia? ¿No creen que ya sea momento de parar eso?

Pero los políticos “opositores” están bien. Los principales encontraron una manera de “convivir” con el régimen y mantenerse. Ya tienen una línea de supervivencia con el exterior. Hay recursos entregados por la Comunidad Internacional. Ya hay un “modus vivendi”. Algunos tienen estipendios permanentes en moneda extranjera. ¿Por qué cambiar esa situación en el corto plazo? Si se puede ir por la vía lenta hasta que se resuelva el país, a ellos les viene perfectamente. Pero mientras tanto la población languidece y muere, y el país es un infierno. Tenemos un serio problema de ética y moralidad en nuestra dirigencia política. Solamente miren las fotos de los protagonistas del “Cucutazo” acompañando a Guaidó en esa gira, gastándose los dólares que le han dado al interino para salir del problema. ¿Podría alguien creer que algo cambió? Aparentemente nada…

Pero todavía seguimos con el problema. Quieren llevar a la población a otra elección con el régimen en funciones, sin el famoso “cese de la usurpación”. Pronto comenzará la campaña masiva con reales del régimen y su oposición entregada. ¿Qué hacer? Es la pregunta que nos hacen una y otra vez. Veamos…

Hay dos posiciones extremas. Por un lado los partidos del “status quo” llevándonos a unas elecciones como si aquí no hubiera pasado nada en 5 años brutales, y por el otro aquellos que deseamos que esto se acabe inmediatamente para comenzar el proceso de reconstrucción. Los que nos acercamos a esta última posición apostamos por una intervención humanitaria en el país por parte de la Comunidad Internacional. Sin embargo esta intervención tiene poca probabilidad de ocurrir solo porque algunos la pidan. La mayoría de los países han reaccionado a esto negativamente.

Ningún país apoyará abiertamente una intervención armada con fines humanitarios en Venezuela aunque sepan que es necesaria por los crímenes de lesa humanidad que a diario se están cometiendo. Las cosas internacionalmente no se resuelven ahora de esa manera. En la actualidad las potencias no envían a sus buques de guerra a cobrar las deudas como ocurrió en Venezuela a principios del siglo pasado.

Como nos convencimos que no existe manera de resolver electoralmente el grave problema que padecemos por la vía pacífica porque lo que tenemos aquí es el secuestro institucional de un país por parte una mafia narcoterrorista, cosa que no había ocurrido nunca antes en el mundo, nosotros mismos tenemos que encontrarle soluciones creativas que no impliquen forzar la posición diplomática e institucional de la Comunidad Internacional.

No puede ser que porque esta situación sea inédita, todo un pueblo sufra como está sufriendo el pueblo venezolano. Entonces, el problema se reduce para nosotros en encontrar un mecanismo que legitime esa decisión que tendrían que tomar fuera del país aquellos países que si cuentan con la fuerza suficiente para cambian la situación. Un mecanismo que pueda convencer a los países que integran en Consejo de Seguridad de la ONU que su injerencia no sería una decisión unilateral de la Comunidad Internacional poseedora de la fuerza suficiente para terminar con esta situación. En oras palabras, un mecanismo que formalice nuestra decisión soberana de cambio y al mismo tiempo le de la autorización a la fuerza para intervenir.

Ahora bien, el mecanismo debe ser constitucional, y electoral en el sentido de recabar el mandato soberano de la población acerca de ese cambio, siendo en consecuencia profundamente democrático. Si los venezolanos decidimos que debe existir un cambio en cualquier momento de aquellos que ejercen el poder en Venezuela, ese mandato debe ser acatado solamente por ese principio fundamental: la autodeterminación de los pueblos. Eso lo entienden afuera en la Comunidad Internacional. Y si quienes deben acatar el mandato popular en el país no lo hacen, entonces los países que nos han acompañado deben intervenir, no ya en auxilio de las autoridades legitimas que puedan solicitarlo, sino por mandato del propio pueblo.

Ese es el principio que mueve la propuesta de ANCO por una Consulta Popular Plebiscitaria, administrada por la misma sociedad civil, sin la intervención de los poderes públicos y con la ayuda de todos los países que han apoyado al Presidente Encargado. Es el mecanismo idóneo, constitucional, pacífico y electoral para solicitarle al pueblo, único que no ha sido tomado en cuenta en todos estos años por los políticos, a que se pronuncie en torno a la permanencia o no de Nicolás Maduro Moros del poder. De allí el apellido plebiscitario.

No somos enemigos de los políticos que llaman a elecciones. Somos enemigos de que engañen a la población indicando que eso será una solución para Venezuela, alargando el sufrimiento de todo un pueblo. La Consulta Popular Plebiscitaria es la formalidad necesaria para que pueda existir el uso de la fuerza. Y remarco el “pueda existir” especialmente. No se aplicaría la fuerza si se cumple el mandato del soberano pueblo de Venezuela. De no acatarse, un Consejo de Seguridad de la ONU puede debatir su uso legítimo en contra de quienes se nieguen a acatar el mandato del pueblo, teniendo en las manos los resultados observados de la Comunidad Internacional, donde nosotros los venezolanos autorizamos su uso. No habría nadie que pueda oponerse si ese es nuestro mandato. Nadie quiere una intervención pero si no se cumple lo que el pueblo decida, todo el país en una sola voz le haría una clara solicitud en la consulta a quienes tienen la fuerza para que la aplique de no acatarse el resultado. Eso no es muy difícil de entender.

La Consulta Popular Plebiscitaria sería entonces el medio para llegar a esa fuerza que muchos están pidiendo y que la Comunidad Internacional no puede ni quiere dar. ¿Y porque si la daría por intermedio de una Consulta Popular Plebiscitaria? Porque ya no sería Juan Guaidó en su condición de Presidente Encargado no electo quien la pida, ni siquiera una Asamblea Nacional que ha olvidado que son nuestros representantes, sino el mismo ciudadano puro y simple doliente y principal protagonista de una crisis humanitaria, en voto directo y en autodeterminación de su destino. De eso se trata el principio de autodeterminación que tanto defienden los países. El tsunami político de esa decisión popular haría obligante su cumplimiento so pena de la violencia que es la última frontera. Nadie del régimen ni de la oposición está por encima de la voluntad popular. Consultémosla, es hora…

Caracas, 14 de Febrero de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

viernes, 7 de febrero de 2020

¡You’re fired!

Por Luis Manuel Aguana

Deseo comenzar esta nota con una pregunta del último párrafo de la anterior (ver Guaidó y el discurso de Trump, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/02/guaido-y-el-discurso-de-trump.html) donde me preguntaba para qué regresaría Guaidó sin tener una respuesta a nuestra crisis. Y tal vez la pregunta estuvo mal formulada. Ya Donald Trump le dijo al mundo en su “State of the Unión” que se ocuparía inmediatamente de nuestro problema. Más oficial que eso imposible. Obviamente no dijo cómo lo haría pero seguramente algo le soltó a Guaidó y a su equipo en la Casa Blanca fuera de cámaras. Y aquí me voy a permitir un ejercicio de inferencia lógica, ya que no estuve allí ni tengo informantes al lado de Guaidó que me puedan indicar que va a pasar después que Guaidó regrese a Venezuela.

Pienso que lógicamente en la Casa Blanca se tuvo que haber abordado el fracaso total hasta la fecha en sacar al régimen debido a las equivocaciones opositoras debido en gran parte a los problemas que confronta el gobierno interino de Guaidó de ser sujeto al arbitrio de 4 partidos, que cual saco de gatos, operan contradictoriamente y dificultan tener una estrategia coherente frente a este régimen de malandros. Todos ellos tienen los más variados intereses de querer mandar antes de haber salido del régimen. Es de hacer notar que Venezuela es el único fracaso no resuelto de la política exterior de Trump luego de los éxitos fulgurantes de China, Corea del Norte y Siria. Y a ese gringo no le gusta perder. ¿Recuerdan el “¡You’re fired!” (¡Estás despedido!) del programa televisivo de Trump? Creo que algo de eso le pasaría por la cabeza…

Sin ser injerencista Trump debe haberle “sugerido” a Guaido y a su gobierno interino una estrategia completamente alineada con lo que el gobierno norteamericano ya ha anunciado: cero elecciones de ningún tipo con Maduro en el poder y cero cohabitación con el régimen. Eso se parece mucho a lo que nosotros desde lo que se ha llamado “oposición radical” hemos gritado hasta el cansancio y línea que coincide con lo que han insistido María Corina Machado en Venezuela, y Antonio Ledezma y Diego Arria en el exterior. En otras palabras, un cambio de 180 grados en lo han venido haciendo y que ha fracasado.

De haber sido esta la “sugerencia” de Trump, no debe haberle agradado a Guaidó, más propenso inicial a la línea de la doctrina de los “enclaves autoritarios” de Henry Ramos Allup, y comprometido hasta los tuétanos con ese partido. ¿Sería esa la razón por la cual AD y UNT no dijeron nada del apoteósico recibimiento de Guaidó en el discurso de Trump en el Congreso norteamericano? La visita de Guaidó a los Estados Unidos al parecer podría estar marcando el comienzo a un reordenamiento de la oposición en Venezuela.

Me preguntaba también que Guaidó no podría regresar para seguir haciendo lo mismo que el 2019 y antes de su partida a esa gira. Como indicaba en mi anterior nota, de seguir en eso y que no pase nada, el resultado sería el mismo que el año pasado: pérdida total de credibilidad y convocatoria. Y eso ya no puede pasar más. Trump no estaría haciendo este esfuerzo de respaldo como el desplegado esta semana sin que haya una contraprestación en resultados concretos en la dirección de la caída del régimen. En consecuencia la estrategia de Guaidó a su regreso a Venezuela tiene que ser distinta so pena de que lo abandone nuestro principal aliado. ¿Y porque afirmo esto? Porque de alguna manera el gobierno norteamericano –inferencia mía- debe haberle hecho saber de alguna manera a Juan Guaidó en su visita oficial que de seguir por la vía que lleva lo abandonaría y buscaría resolver el problema con el o sin él, preferiblemente con él.  Entonces la lógica indica que las cosas tienen que cambiar, y cambiar radicalmente.

Y llevando el ejercicio un poco más allá, Guaidó tendría entonces que acercarse en los hechos a la línea de aquellos que pensamos que no pueden haber más negociaciones ni elecciones con los delincuentes y enfilar hacia estrategias y acciones que complementen en Venezuela la línea norteamericana de “secar” al régimen, porque si algo quedó claro en esa visita es el compromiso de los Estados Unidos con el pueblo venezolano de quebrar y aplastar al régimen de Maduro en el corto plazo.

¿Y cómo se haría eso en la práctica? Separando al gobierno interino del G4, haciendo valer la independencia del Presidente Encargado de sus ataduras partidistas (que no es solo de su partido sino del resto de la coalición) y creando espacios para la presencia seria y oficial de las individualidades políticas que dentro y fuera de Venezuela han tenido la misma línea de Trump, así se disgusten quienes aun creen que yendo a unas elecciones Maduro los dejará “conservar los espacios”. Lo que sucede ahora mismo en la Asamblea Nacional es un claro ejemplo de eso. De esta manera Guaidó al llegar deberá encabezar una “nueva oposición” que excluya los factores cohabitantes y negociadores de elecciones abiertamente, dando espacio seriamente en su gobierno interino a la línea de oposición radical cuyo único objetivo sea expulsar al régimen, apartándose de la gente que dentro de su gobierno le ha hecho mucho daño. Eso depurará la oposición generando credibilidad y confianza a los Estados Unidos.

Lo anterior definirá quien esta y quien no está seriamente con el desalojo de Maduro del poder, enviándole un claro mensaje a la administración de Trump que el gobierno interino si puede garantizar la creación de condiciones objetivas inmediatas en Venezuela para la caída de Maduro. En este punto someteríamos a la consideración de quienes conduzcan esa nueva realidad política opositora, la propuesta de ANCO a favor de una Consulta Popular Plebiscitaria, ya no como una fórmula para lograr el compromiso de la Comunidad Internacional para intervenir, entre otras cosas porque ya este fue expresado oficialmente esta semana de parte de su más poderoso exponente, los Estados Unidos, sino como el detonante político fundamental y de máxima fuerza para que el pueblo venezolano exprese constitucionalmente su respaldo unificado a favor de quienes conducen el proceso para la recuperación de la libertad y su rechazo más categórico a quienes han destruido nuestro país. Ese sería el “¡You’re fired!” definitivo de Maduro, ya no por decisión de Donald Trump sino por la voluntad de todos los venezolanos.

Caracas, 7 de Febrero de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

miércoles, 5 de febrero de 2020

Guaidó y el discurso de Trump

Por Luis Manuel Aguana

"Los Estados Unidos lideran una coalición diplomática de 59 naciones contra el dictador socialista de Venezuela, Nicolás Maduro. Maduro es un gobernante ilegítimo, un tirano que brutaliza a su pueblo. Pero el control de la tiranía de Maduro será aplastado y roto. Aquí esta noche hay un hombre que lleva consigo las esperanzas, sueños y aspiraciones de todos los venezolanos. Acompañándonos en la galería está el verdadero y legítimo Presidente de Venezuela, Juan Guaidó. Sr. Presidente, por favor lleve este mensaje a su patria. ¡Todos los estadounidenses están unidos al pueblo venezolano en su justa lucha por la libertad! El socialismo destruye naciones. Pero recuerde siempre, la libertad unifica el alma" (palabras de Donald Trump en su Mensaje a la Nación -State of the Union- del 4 de febrero de 2020, transcripción de Time, en https://time.com/5777857/state-of-the-union-transcript-2020/).

¡Tremendo compromiso! Esa parte del discurso de Trump removió las fibras de todos los venezolanos y fue como una limonada fría y refrescante en el medio de un verano ardiente que no acaba de terminar, renovando las esperanzas de terminar pronto con esta tragedia. Pero además hace algo que no esperaban en la oposición oficial: COMPROMETE a Juan Guaidó a una solución inmediata del problema de los venezolanos. No mas esperas, no más politiquería de elecciones de largo plazo. En la casa de la democracia más perfecta del mundo se le dijo que la libertad es primero. ¿Habrán entendido el mensaje?

Trump le dijo que representa “las esperanzas, sueños y aspiraciones de todos los venezolanos” y que su pueblo nos acompaña “unidos al pueblo venezolano en su justa lucha por la libertad”. No acompañan al G4-Guaidó, ni a los partidos de la oposición oficial sino al pueblo venezolano. Esa ha sido siempre la posición del gobierno de Trump. Pero echemos un ojo más de cerca a la presencia de Guaidó en Washington en el Congreso norteamericano, en especial en la reunión de la presentación de cuentas del Presidente norteamericano a los representantes de su pueblo.

Lo primero que me llama la atención no son las palabras ni la ovación a Juan Guaidó (que no es a Guaidó, sino a la lucha con sangre en las calles de este sufrido pueblo durante años, reconocimiento al pueblo venezolano que agradezco personalmente al Congreso de los Estados Unidos) sino a la presencia misma del Presidente Encargado allí, luego de haber anunciado en Canadá que no estaba prevista una reunión con Trump (ver 2001, en http://www.2001.com.ve/en-la-agenda/221726/guaido-aprueba-las-reuniones-de-canada-y-cuba-para-resolver-la-crisis-venezolana.html).

Lo que creo que está sucediendo es que Guaidó y sus asesores en la gira nunca tuvieron prevista una reunión en Washington con Trump. Eso fue confesado por Guaidó al hacer esa declaración en Canadá. Pero al ver la matriz de opinión que se formó en Venezuela de que constituía, por decir lo menos, una soberana idiotez no entrar en contacto con las autoridades norteamericanas siendo nuestro mayor aliado en esta lucha, y en su propio patio, después de haber hecho el esfuerzo de salir de Venezuela -opinión que este escribidor suscribe plenamente-, se cambió la gira hacia los Estados Unidos para un encuentro con la mayor colonia venezolana en los Estados Unidos, en el sur de la Florida.

Eso denota el “como vaya viniendo, vamos viendo”, la conocida doctrina de Eudomar Santos, que al parecer es norma en el gobierno interino. De esos contactos con las autoridades norteamericanas, ya en territorio de los Estados Unidos, la especie de una reunión con el Presidente Trump ya no estaba tan lejos, aun cuando hubiera rechazado la oferta del ex Embajador Diego Arria de armarle una Formula Arria en Nueva York para volver a introducir el tema de Venezuela en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pienso que el equipo de Guaidó no debería desestimar esa oferta.

El aumento de las expresiones fuertes en contra de Maduro de los principales voceros de la Administración norteamericana, comenzando por el Presidente Trump (“será aplastado y roto”), denotarían la inminencia de un desenlace inmediato. Pero como esto ha sido así en el pasado, eso no tendría mayor significación ahora de no ser por la presencia de Juan Guaidó en Washington. El tema de Venezuela volvió a tomar significación en la opinión pública norteamericana. El gobierno de Trump debe estar comunicándole a Guaidó en persona de sus planes con respecto al régimen.

Esa es una razón de peso para que Guaidó no vuelva con las manos vacías a Venezuela, ni que la Casa Blanca permita que vuelva sin una solución, porque de ser así, de haber sido llevado a las alturas del Olimpo en el Congreso norteamericano, Guaidó descendería a las profundidades infernales del desprecio de los venezolanos por no haber traído del exterior una solución a nuestro grave problema. ¿Permitirán los norteamericanos que eso ocurra? Si existe una solución inminente que nosotros desconozcamos, ¿por qué dejar que Guaidó pierda la confianza de los venezolanos?

Lo que sí es cierto es el para qué regresaría Guaidó sin una respuesta. ¿Regresaría para seguir haciendo reuniones de la Asamblea Nacional legítima –y no reconocida por el régimen- en las calles? ¿Seguir sesionando en Baruta? ¿Qué sentido tiene eso? Lo que veríamos es la continuación de las negociaciones por elecciones parlamentarias a finales de año como nos lo han anunciado. Esa es la receta de una condena segura de la esperanza de todos los venezolanos. A las pocas semanas ese volver al “business as usual” Guaidó sería polvo cósmico. En consecuencia Guaido tiene que tener una respuesta creíble para los venezolanos que no sean elecciones. Ya nosotros le planteamos una: la Consulta Popular Plebiscitaria restauradora la vigencia de la Constitución y que sea el pueblo el que decida. Sería bueno que respaldara esta solución y se sumara a lo que ya están pidiendo múltiples sectores de la Sociedad Civil venezolana. Ya escuchó a Trump decir en el Congreso norteamericano que respaldan nuestra lucha por la libertad. Entonces seguramente respaldarán nuestra decisión como pueblo de acabar con la tiranía en una Consulta Popular.

Caracas, 5 de Febrero de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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