miércoles, 25 de marzo de 2020

Una muerte honorable

Por Luis Manuel Aguana

A mi juicio creo que no hemos dado suficientemente el mensaje de que la mejor manera de luchar en contra del COVID-19 en Venezuela es salir de Maduro. Pero si ahora le añadimos que factores internacionales como la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, solicitando que se levanten las sanciones al régimen de Maduro (ver Bachelet pide que se atenúen las sanciones económicas a Cuba y Venezuela para poder enfrentar el coronavirus, en https://news.un.org/es/audio/2020/03/1471662), nos están aplicando a los venezolanos un chantaje inaceptable: que hay que dejar de lado las sanciones para abordar esta crisis. Y ESO ES INACEPTABLE.

¿Porque ese virus iba a ser distinto de la mortandad que ya ocurría y sigue ocurriendo todos los días en Venezuela como consecuencia de una tiranía que no ha aceptado la ayuda internacional humanitaria? ¿Qué hace diferente la muerte de un niño por septicemia porque no pueda ser operado en un hospital público de una simple apendicitis porque no hay anestesia ni anestesiologos y su muerte por ese nuevo virus? ¡Absolutamente nada! De hecho puedo decir que tal y como se encontraba Venezuela antes de aparecer esta pandemia, el COVID-19 es la menor de nuestras preocupaciones. Así de grave debe entenderse la pandemia de Maduro y sus delincuentes. Eso lo debería ya haber entendido la socialista Michelle Bachelet.

Entonces a los militares de Maduro y quienes lo sostienen en el poder les tocará lidiar con la cantidad de muertes que deberán comenzar a salir de un momento a otro, y donde estarán sus familiares también. Y deberán decidir entre ellos mismos y tener alguna oportunidad de luchar mejor en contra de la pandemia por ayuda internacional, o morir sosteniendo al régimen. Ese virus no hará ninguna diferencia para el resto de los que vivimos aquí. Si un venezolano se enferma DE CUALQUIER COSA tiene la muerte segura con y sin COVID-19 en cualquier hospital, porque nadie en Venezuela cuenta con un seguro medico para ir a una clínica privada. Los seguros privados para la salud desaparecieron de los presupuestos de la mayoría de los venezolanos. Simplemente no los podemos pagar.

Entonces, ¿que venga el coronavirus? ¿Que diferencia hay? Pero ahora Bachelet le pide al mundo que suspenda las sanciones para que Maduro siga haciendo lo que mejor sabe hacer: sojuzgar a la población para enriquecerse con lo que queda de Venezuela. No puedo hablar por el resto de los venezolanos, pero prefiero entonces que los sigan ahorcando, porque ninguna ayuda administrada por esos delincuentes se reflejará en cambios en los sistemas de salud.

Pero lo mas lamentable no es que Bachelet, redomada comunista infiltrada en los Derechos Humanos del mundo en la ONU, pida por el régimen, sino que lo haga un “opositor” como Henrique Capriles que ahora propone “algún tipo de acuerdo” “para lograr superar la pandemia con las fuerzas que ambas partes tienen para ofrecer” (ver Capriles también llama a un acuerdo nacional ante el COVID-19, en https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Capriles-tambien-llama-a-un-acuerdo-nacional-ante-el-Covid-19-20200324-0065.html). De la misma manera lo hace Henry Falcon, otro pseudo opositor: “Es la hora de la unidad de la nación, porque es lo correcto. Hay que apartar: el odio, la división y los intereses grupales, para asumir los nacionales”. De verdad no se lo que es peor, si un comunista afuera tratando de aliviar las sanciones impuestas a estos delincuentes, o unos colaboracionistas dentro tratando de trabajar con el régimen para lograrlo.

Supongo que Capriles debe haber entendido a estas alturas que el costo de no haberse arriesgado el 15 Abril de 2013, cuando alegó de “las posibles muertes” que ocasionaría marchar al CNE a cobrar una victoria electoral, mandando a todos a “bailar salsa y tocar cacerolas”, resultó ser al hoy, luego de todas las muerte provocadas y por provocar por Maduro, infinitamente menor a no haberlo hecho. Ese fue el momento que no perdieron los dirigentes bolivianos con el fraude electoral de Evo Morales. Esos son los liderazgos tóxicos de los cuales los venezolanos debemos alejarnos mas allá que de la peste del coronavirus.

Algunos de ustedes a estas alturas estarán diciendo “este lo que quiere entonces que el virus nos mate”, dándoles la razón por desesperación a Bachelet y Capriles. A ellos les diré: mucho cuidado con confundir la gimnasia con la magnesia. La desesperación es la peor consejera. Desmontar unas sanciones que nunca estuvieron dirigidas a impedir la entrada de alimentos y medicinas al país, no solucionará la crisis sanitaria del país. La ayuda asistencial para ayudar a los hospitales públicos aun esta en pie y Maduro la ha impedido y todavía la impide en plena pandemia del COVID-19. Esa ayuda no la está pagando el régimen sino la Comunidad Internacional, y está plenamente disponible. ¿Porque no ha entrado aun? Pregúntenselo al régimen Maduro. ¿Quien está violando entonces los Derechos Humanos de los venezolanos? ¿A favor de quien habla Bachelet, a favor del régimen o a favor de los venezolanos?

Capriles presenta una situación de polarización política que no existe sino en su mente. AQUÍ NO HAY UNA DIRIGENCIA POLÍTICA GOBERNANDO EL PAÍS con quien agarrarse de las manos para trabajar juntos. Capriles no a acabado de entender (¿o no ha querido?) que del otro lado lo que hay es una mafia de peligrosos criminales, incursos en delitos de lesa humanidad, capaces de cualquier cosa para sostenerse en el poder, incluyendo el asesinato. No es que podamos hacer una “tregua” entre fuerzas iguales. NO. Aquí hay una mafia narcocriminal que está sojuzgando los derechos humanos de una población indefensa, con hambre y enferma. Esa es la situación. Y si todavía no lo ha comprendido como dirigente político, entonces que salga de una buena vez la escena política venezolana, porque quien no ayuda estorba. Ya hizo el suficiente daño para una generación en el 2013.

Los venezolanos no podemos caer en esa falsa disyuntiva de “o es el régimen o es la pandemia”. El régimen es una cosa y la pandemia es otra. No estamos en la mejor posición de combatirla porque el régimen acabó con la salud del venezolano. Pero no es fortaleciéndolo, “uniéndonos” con él o pedir quitarles lo único que los ha disminuido en todos estos años que lograremos vencerla. Las sanciones son una suerte de quimioterapia para un cuerpo con cáncer. No es quitando el tratamiento que lograremos eliminar las células cancerígenas. El régimen debe irse para que podamos tener mejores oportunidades para vencer el virus.

Pero si aun así el cuerpo no aguanta, prefiero tener una muerte honorable luchando hasta el final en contra del cáncer que permitir que por temor morir acepte convivir con él. Diré entonces como El Libertador en su carta al Gral. Urdaneta antes de morir en Santa Marta: “prefiero la muerte a las medicinas”. Y aun así nunca antes una muerte fue tan honorable como la suya...

Caracas, 25 de Marzo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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sábado, 21 de marzo de 2020

Estado de confusión

Por Luis Manuel Aguana

Como en cualquier tiranía que se precie de tal, el régimen de Nicolás Maduro Moros nos aplica a cuenta del COVID-19 un toque de queda y una suspensión de nuestras garantías constitucionales a través del Decreto 4.160 por Estado Excepción, en su modalidad de Estado de Alarma, publicado en la Gaceta Oficial 6.519 Extraordinario del 13 de Marzo de 2020 (ver Decreto 4.160, en https://pandectasdigital.blogspot.com/2020/03/decreto-n-4160-mediante-el-cual-se_17.html). Sin embargo, al juzgar por el comportamiento de los actores políticos del régimen y su oposición oficial, lo que hay en Venezuela no es un Estado de Excepción sino confusión. No necesita Maduro poner en blanco y negro en un Decreto que puede llevarse a la gente, mantenerla en toque de queda o reprimirla como y cuando le de la gana, ya lo está haciendo. De hecho nadie está en lo que le corresponde hacer, aun a pesar que en régimen ese comportamiento ha sido su estado natural por su condición autoritaria.

Para agravar las cosas, el régimen está utilizando la pandemia ocasionada por el COVID-19 para mantener contenida a la población por el agotamiento de los recursos de los que cada vez dispone menos para sostener la estabilidad de su gobierno. Los reportes de todo el país apuntan a una gravísima escasez de combustible, al punto de que lo que queda lo están utilizando para los cuerpos de seguridad dedicados a reprimir a un pueblo que lo que pide es agua y comida, sin decir de los servicios más elementales como electricidad, transporte público y salud. Ya el régimen no está en capacidad técnica de proveerlos.

Y cada vez habrá menos capacidad logística para transportar alimentos a los mercados populares de Caracas. La capital del país no produce nada. Toda la comida viene del interior, en particular de los Estados occidentales. A los proveedores las autoridades no les permiten el acceso al combustible para traer los alimentos que se requieren en la capital, a pesar que ese Decreto dice expresamente lo contrario en su Artículo 20: “Se establecerán las coordinaciones adecuadas para garantizar pleno abastecimiento esencial a la población de bienes y servicios”.

A esto se añade que estos proveedores cada vez más se nieguen a hacer viajes a la capital porque se ven obligados a dejar gran parte de su mercancía a la voracidad de los cuerpos de seguridad en las decenas de alcabalas que han puesto, donde martillan inclementemente a quienes traen los alimentos. Bajo ese panorama es muy difícil que el régimen mantenga a una población indigente encerrada bajo un toque de queda inhumano, sin los servicios más elementales, y de paso exigiendo que no salgan de sus casas mediante un Decreto que suprime las garantías constitucionales.

En otros países se puede sostener ese estado de cosas por la presencia del COVID-19 porque disponen de los recursos para mantener a la población en sus casas. En Venezuela eso es inaplicable en las condiciones que vive el país desde antes de la aparición de la pandemia. ¿Qué debería hacer el régimen si impone un Estado de Alarma como el descrito en el Decreto 4.160? En primer lugar garantizarle a toda la población que habrá agua y alimentos en la puerta de sus casas a todos los venezolanos, en particular a la población más desvalida. ¿Está en capacidad este régimen de hacer eso? Es claro que no, como no lo ha podido hacer hasta ahora sin COVID-19, lo que convierte ese Decreto en una bomba de tiempo de inestabilidad social, y conspira en contra de su estabilidad política. Si existieran políticos y no delincuentes manejando el país, hace rato que la situación sería otra. En consecuencia en esta crisis del COVID-19 el lado del régimen no está haciendo lo que debería estar haciendo, tal vez no porque no quieran sino porque no pueden al haber destruído a Venezuela.

Si bien es cierto que se puede entender ese comportamiento del régimen en esta crisis porque todo lo que hacen obedece a una conducta castradora de libertades, en el caso de la oposición oficial la confusión no es tolerable. El 10 de Enero de 2019 le correspondió constitucionalmente a Juan Guaidó Márquez convertirse en Presidente Encargado de la República, con UNA SOLA Y UNICA MISIÓN: lograr el cese de la usurpación de Nicolás Maduro Moros, constituir un gobierno de transición para realizar elecciones libres del castro-chavismo-madurismo. Todo cuanto haga o deje de hacer el Presidente Encargado debe tener solo que ver con eso. De allí que ver a Guaidó intentando “gobernar” no tiene ningún sentido. En primer lugar porque sus acciones no tienen absolutamente ningún efecto sobre el bienestar de los venezolanos, y cualquier cosa que haga tiene que estar relacionado con salir del régimen de Maduro porque ese es el trabajo que le toca hacer. Y la lucha en contra del COVID-19 no es parte de eso, aunque decirlo pueda resultar odioso para mucha gente.

Guaidó aparte de estar fustigando a Maduro por tener el país en ruinas y en las peores condiciones para sobrellevar la crisis del COVID-19, debería estar realizando acciones concretas para lograr que Maduro salga del poder, entre otras que la Comunidad Internacional nos preste la ayuda de fuerza necesaria, PRECISAMENTE porque la única manera de resolver la crisis del COVID-19 y evitar que se expanda ocasionando una mortandad que se riegue por toda la región. Si eso no los convence, nada los convencerá. Y si no nos ayudan, entonces deberá estar tomando decisiones drásticas y visibles para lograr de inmediato su única misión porque la vida de los venezolanos está en juego en cuestión de días.

El trabajo de Guaidó no es asumir labores ni dar recomendaciones para detener la expansión de COVID-19 en el país. Ese es un trabajo que le corresponde a quien ejerza el poder en Venezuela, no a él que aun no lo ha asumido. Su trabajo es convertirse A LA BREVEDAD en quien ejerza ese poder para resolver esta crisis, entre otras razones porque lo hará en muchísimas mejores condiciones que el régimen porque contará de manera inmediata con toda la ayuda que el mundo pueda brindarle. Mientras eso no ocurra deberá exigírselo al usurpador, aun a sabiendas de que no resolverá absolutamente nada.

Debemos repetirnos como un mantra: La solución del COVID-19 es que Maduro y su régimen se vayan. Ya en ANCO le sugerimos una manera pero si el y su gobierno interino están en desacuerdo su deber es conseguir otra y aplicarla de forma inmediata. Aun estamos esperando. Si Guaidó si no llega a tomar las decisiones que corresponden ante la gravedad de la crisis, la misma situación que se presente en el país cono consecuencia de no tomar esas decisiones, encontrará en su camino el liderazgo necesario para hacerle frente a lo que suceda.

Es sorprendente como la crisis nos ha llevado a no darnos cuenta de esta gigantesca confusión de roles, creando en la población un estado de indefensión y confusión generalizado donde las personas amanecen apoyando las acciones de quienes no saben lo que se debe hacer ni cómo hacerlo. Es frustrante ver a Guaidó intentando hacer en vano el trabajo de Maduro, porque es Maduro quien ejerce el poder, y a Maduro intentando hacer un trabajo que no puede hacer porque destruyó el país. Esa locura ocasiona en la gente incertidumbre y sensación de estar perdidos en el medio de una pavorosa oscuridad. ¡Por eso es que precisamente se requiere de un liderazgo responsable y comprometido! Fue por eso mismo que un liderazgo como el de Winston Churchill pudo sacar a los ingleses del terror de una invasión alemana, creando confianza y fe en el futuro, sacando de ellos mismos la suficiente fuerza para oponerse.

Cada día que pasa la pandemia se expande por el mundo, y no sabemos hasta donde ha llegado en Venezuela a esta fecha porque han destruido todo el sistema de salud. A nuestro país no llegará ayuda alguna si NOSOTROS no resolvemos antes el problema de Maduro y su régimen. Estoy por pensar que Dios nos mando esa plaga adicional del COVID-19 para forzarnos a tomar las decisiones que tenemos que tomar. El tiempo se agota y Maduro y sus ladrones prefieren aferrarse al poder, permitiendo que el pueblo se muera de mengua por un virus chino. Espero que sus acompañantes no estén dispuestos a “autosuicidarse” con él, haciendo que ese virus chino sea el detonante definitivo…

Caracas, 21 de Marzo de 2020

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miércoles, 18 de marzo de 2020

Cuarentena genocida

Por Luis Manuel Aguana

Mucho me ha llamado la atención que en un país con un sistema de estadísticas epidemiológicas completamente destruido intencionalmente, aparezcan de la noche a la mañana los principales voceros del régimen de Nicolás Maduro Moros a decirle al mundo que en Venezuela hay X, Y, Z o W casos comprobados de contagio del virus COVID-19, ¡y les crean! ¿En base a qué? ¿Cómo el mundo – y nosotros – podríamos creer que eso sea cierto? Y es claro que no lo es. En Venezuela al régimen no se le puede creer absolutamente nada de manera objetiva y menos en el sensible caso de las estadísticas sanitarias. Se han dedicado a perseguir a los médicos que digan o insinúen algo relativo al tema desde que comenzó la crisis del COVID-19 mundialmente.

Y efectivamente en un país donde desconocemos los casos reales de muertes por malaria (paludismo), porque el régimen esconde las cifras y le miente a las organizaciones internacionales de salud, siendo ésta una endemia muy conocida por nuestros países desde hace décadas, de la noche a la mañana ¿cómo salen los usurpadores a decir con toda propiedad que hay X casos comprobados de COVID-19 en todo el país, una enfermedad completamente nueva, teniendo una red de información epidemiológica destruida, sin médicos, sin hospitales dotados, sin nada? La respuesta es que simplemente no lo saben, ni nunca lo sabrán. Imagino que todas las mañanas se levanta Jorge Rodríguez y se inventa un numero para elaborar el parte médico para consumo de los pendejos.

Pero aunque no sepan las cifras reales, allí está la gente muriendo, ya no por la nueva enfermedad sino por la destrucción que ellos mismos han ocasionado al sistema de salud venezolano que nos ha puesto en la situación, no ahora sino desde hace años, de crisis humanitaria que estamos padeciendo antes de que apareciera ese virus chino solo-mata-gente, sin que el régimen todavía lo reconozca, impidiendo criminalmente la ayuda humanitaria. Entonces nos aplican sin más las mismas medidas de aislamiento que están aplicando el resto de los países a sus ciudadanos, sin tener en cuenta en la mas mínima consideración las particularidades de nuestra grandísima situación indigente producto de nuestra crisis humanitaria. Esto es, el régimen de Nicolás Maduro Moros nos está aplicando una cuarentena genocida, que en nuestro caso será peor que la enfermedad.

Sin agua ni electricidad en todo el país, sin combustible, sin comida que adquirir con el sueldo mínimo mas bajo del planeta, el régimen pretende que los venezolanos nos quedemos en nuestras casas a esperar que el COVID-19 no se propague. Los venezolanos medio sobreviven con dos y tres trabajos solo para poder comer, y para ello se ven forzados a salir a las calles. Eso no tiene color político. Es una situación que nos a afectado a todos los que vivimos en Venezuela. Y aunque el régimen ha manipulado la entrega de la comida políticamente con su Carnet de la Patria, el venezolano medio ha sobrevivido los seis dígitos inflacionarios provocados por ellos debido a su vocación trabajadora. Ahora esto no se podrá hacer después de las medidas que el régimen ha tomado. Y yo me pregunto, ¿será posible que el régimen haya resuelto la vieja paradoja de mantener la mujer borracha y el barril lleno de vino al mismo tiempo?

Esto lo digo porque si hasta el socialista Pedro Sánchez entendió que para mantener viva la economía de España había que inyectarle mas de 200 mil millones de Euros “para salvar el país de la crisis económica y social derivada de la emergencia sanitaria del coronavirus”, (ver Rescate económico: el gobierno quiere sortear la crisis del COVID-2019 con 200.000 millones”, en
https://www.lavozdelsur.es/rescate-economico-el-gobierno-quiere-sortear-la-crisis-del-covid-2019-con-200-000-millones/), entonces ¿qué podremos esperar nosotros con este régimen que nos hambrea con un salario mínimo de 3 dólares mensuales?

El régimen de Nicolás Maduro Moros, por obra del COVID-19 se encuentra entonces en una disyuntiva sumamente grave si pretende conservar su estabilidad: o deja que los venezolanos se sigan resolviendo como lo están haciendo hasta ahora, lo cual significa que tengan la movilidad necesaria para hacerlo, creando en consecuencia las condiciones para que se propague con voracidad el COVID-19, que solo Dios sabe hasta donde ha llegado en Venezuela, o pone los reales para que continúen en sus casas, como lo esta haciendo el socialista Pedro Sánchez. Como creo que no pueden hacer ni lo uno ni lo otro, tendrán que comenzar a lidiar con la desobediencia a esa cuarentena genocida porque nadie se suicida solo porque el régimen se lo ordene, por mas seguidor del régimen que sea. Y ese es el escenario que comenzaremos a ver en los próximos días, si no es que ya comenzó.

¿Que harán Padrino y el resto de sus matones armados? ¿Ordenarán disparar en contra de un pueblo hambriento y enfermo? Posiblemente, ya lo han hecho antes. Pero ¿podrán hacerlo de una manera consistente y simultánea en todo el país, y en especial en contra de SU PROPIA GENTE? Buena pregunta. Y ya no estamos hablando solo de opositores, sino de cualquier persona que desee simplemente alimentar a su familia. Allí se incluye el pueblo que todavía se llama a si mismo “chavista”. Porque, o los matan de hambre en sus casas, sin agua y sin luz, o los mata el virus o el régimen afuera en las calles intentando ganarse la vida. Esa decisión solo será de ellos, y no creo que los venezolanos tengan vocación suicida y se dejen matar pasivamente.

Por obra de una condición externa, una pandemia, el rebaño de corderos en que se han convertido los venezolanos se estarán ahora preguntando si deciden ir a un matadero por mantener una cuarentena genocida, quedándose en sus casas sin tener como sostenerse allí, o deciden si vale la pena arriesgar la vida enfrentando al virus y al régimen. Creo que un pueblo llevado a ese extremo no dudará en preferir arriesgarse. Es cuestión de vida o muerte, y las probabilidades van a favor de ese riesgo porque si logran sobrevivir al COVID-19, le sobrará energía para llevarse al régimen por delante...Es hora que los pilares que aun sostienen al régimen recapaciten, o los agarra el chingo o los agarra el sin nariz. No hay forma de escapar de la disyuntiva. Si me lo permiten, Maduro no vale esa pena….

Caracas, 18 de Marzo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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lunes, 16 de marzo de 2020

Hasta que los corderos se conviertan en leones

Por Luis Manuel Aguana

Se suscitó una interesante discusión en la Cátedra Pío Tamayo del 9 de Marzo, ante mi afirmación, sustentada por estudios académicos realizados por investigadores de una institución académica reconocida, que una característica que define al venezolano es que incapaz de confrontar, de allí que concluía que por esa condición se encuentra bajo el arbitrio de los delincuentes que gobiernan el país y bajo el control de quienes todavía afirman representarlos como su oposición (ver El Silencio de los corderos, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/03/el-silencio-de-los-corderos.html). Busca en consecuencia salir del grave problema que tenemos en el país por la vía pacífica, intentando utilizar medios que solo pueden tener validez y éxito con interlocutores civilizados, y que definitivamente no funcionan con una mafia narco-criminal. Y los liderazgos opositores, evitando la confrontación por una u otra razón, la mayoría de ellas asociadas con corrupción, negocian con el régimen salidas que lo perpetúan en el poder, en detrimento de aquellos que comparé con corderos listos para un matadero, reciclándose en cada elección.

Efectivamente, hasta el sol de hoy los venezolanos NO HEMOS CONFRONTADO a este régimen, en los términos conocidos internacionalmente, esto es, de manera violenta. Lo digo con toda responsabilidad. Una confrontación de este tipo sucede cuando dos bandos se confrontan de la manera tradicional: con efectivos armados. Aquí lo que ha ocurrido es que cientos de venezolanos han salido a las calles a protestar, siendo masacrados por las fuerzas de seguridad del régimen y sus bandas de colectivos paramilitares. Esto ha ocurrido desde el 2002 con la masacre del 11 de abril en la Av. Baralt, y no ha parado hasta ahora.

Verdaderas confrontaciones armadas se han dado y se siguen dando en Latinoamérica. Ocurrió a finales del siglo pasado con el movimiento de los “contras” de Nicaragua, y la hasta ahora guerrilla colombiana de las FARC, ELN, etc., financiadas por el narcotráfico. Todas ellas hacen vida en Venezuela porque el socialismo del Siglo XXI ha sido su refugio desde que comenzó nuestra tragedia con Hugo Chávez en la Presidencia de la República. Esos movimientos guerrilleros, que en su mejor momento llegaron a tener más 60.000 efectivos armados, confrontó y siguen confrontando a las Fuerzas Armadas del legítimo gobierno colombiano para sacarlo del poder por la vía violenta, sin éxito alguno.

La pregunta que con razón nos estamos haciendo en Venezuela, es porqué con la gravedad de lo ocurrido en el país, con los niveles de destrucción de nuestra institucionalidad e infraestructura, sumado a unos niveles de corrupción jamás antes vistos en el planeta, los venezolanos aun siguen comportándose como corderos listos para un matadero. De aquel venezolano que aguerridamente salió de las fronteras a libertar 4 naciones aparte de la suya, nos hemos convertido un rebaño fácilmente manipulable por quienes en mala hora nos representan. ¿Qué fue lo que nos pasó? Incluso, podría decir que de aquellos legendarios partidos que asumieron una clandestinidad activa de verdad en contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, con lideres de la talla de Alberto Carnevali, lo que queda es una marioneta triste que se presta a continuar la narco-tiranía. Vuelvo a preguntarme, ¿qué pasó allí?

Quiero aclarar que mi pregunta es meramente teórica. No la estoy planteando con la intención aviesa que pudiera imaginarse un lector descuidado de pretender que Venezuela se convierta en un polvorín sangriento. La hago precisamente porque lo que podría estar ocurriendo es que ese nivel de tolerancia mansa puede estar llegando a su límite. No puede ser que ante tanta iniquidad no comience de un momento a otro a existir una respuesta que sea cónsona con la violencia que se nos está aplicando.

Los venezolanos hemos vivido una época de paz de más de 100 años. Nuestras últimas confrontaciones armadas las terminó el General Juan Vicente Gómez al unificar el país ya hace más de un siglo. Antes de eso nuestras diferencias políticas se resolvían a tiros, y quien tenía mayor fuerza de las armas tenia la razón. Años de paz forzada, al principio por 27 años de una dictadura férrea como fue la de Gómez, y luego de un breve periodo democrático, otra dictadura, la de Pérez Jiménez, nos obligó a cambiar nuestra manera de plantearnos la lucha, trocando las armas por la confrontación política pacífica.

Ni siquiera en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez nadie se planteó en Venezuela armar un ejército para acceder al poder. Hubo si movimientos clandestinos armados de partidos proscritos cuya militancia se negó a aceptar las imposiciones del régimen. Sin embargo, durante la dictadura de Gómez, los movimientos si iban en esa dirección. El caso de la invasión del Falke fue uno de ellos. Nótese que con el tiempo se ha ido perdiendo esa inclinación.

Ya después de 1958, definitivamente se consagró en Venezuela otro nivel de confrontación, y a pesar del interés del castrocomunismo de llevarnos por ese camino violento convenciendo a algunos jóvenes venezolanos de la posibilidad asaltar el poder por la vía de las armas, la extraordinaria calidad y capacidad del liderazgo político con que contaba nuestro país se impuso. No le temblaron las manos a Rómulo Betancourt para aplicarle toda la violencia que un Estado puede tener a las incursiones armadas que se atrevieron a realizar los cubanos de Fidel Castro en tierra venezolana.

Tal vez muy pocos venezolanos conozcan de la existencia del Monumento de Pantano de Vargas, en Boyacá, Colombia, levantado en conmemoración de la batalla que selló la victoria del ejército libertador para la independencia de la Nueva Granada, actual Colombia. Ese monumento fue levantado en gratitud del pueblo colombiano a los 15 lanceros, encabezados por un llanero venezolano del Estado Guárico, llamado Juan José Rondón, responsable de quebrar las líneas de batalla españolas ¡solo con 15 hombres!, poniendo en retirada al enemigo. Esta oportunidad la aprovecha hábilmente el Libertador para consolidar la victoria de su ejército. Eran solamente gente del pueblo que estuvo a la altura del momento histórico. ¿Ustedes creen que un pueblo como el venezolano, que atravesó el Páramo de Pisba a pié, mal vestidos, y en un altiplano a mas de 2.600 metros, realiza la proeza de enfrentar un ejército estructurado como lo era el ejército español de esa época, y salir vencedores, no sean capaces de enfrentar con la respuesta debida a esta mafia de narco delincuentes? ¿Cuál es la diferencia? Estoy convencido que la diferencia se encuentra en los conductores.

Antes fueron nuestros libertadores como en el ejemplo del Pantano de Vargas, y luego, nuestra mejor clase política en democracia. Ambos condujeron a los venezolanos a la victoria sobre lo que siempre intento imponerse sobre la libertad de nuestro país. Con el mismo material dos artistas, uno mediocre y otro excelente, son capaces de realizar, el primero una obra mala y sin calidad y el segundo una extraordinaria e imperecedera. ¡El material no tiene nada que ver! En el artista está la diferencia. Quienes conducen los pueblos tienen la responsabilidad de hacer con ellos la diferencia entre la libertad y la esclavitud.

Y así como recordé en una nota anterior la película “El silencio de los corderos”, ahora recuerdo el ·”Robin Hood” de Ridley Scott, protagonizada por Rusell Crowe. Al protagonista le cae en suerte una espada que tiene la siguiente inscripción: Rise and rise again until lambs become lions" (“Álzate y vuelve a alzarte, hasta que los corderos se conviertan en leones"). No entiende su significado hasta que le recuerdan que de niño su padre es el responsable del acta de compromiso de los gobernantes para con su pueblo, estando este en la obligación de alzarse y alzarse hasta convertirse en leones para que estos cumplan con ese compromiso. Eso le cuesta la vida. ¡Qué interesante! ¡Los corderos convertidos en leones! Pero esa conversión no sale sola, requiere de una conducción política de primera.

Tenemos entonces unos corderos que una dirigencia mediocre quiere llevar de nuevo a un matadero, y no solo electoral. De ese rebaño de corderos tiene entonces que salir una nueva dirigencia que se imponga, de nuevos conductores capaces de alzarse y alzarse hasta convertir, cuales artistas extraordinarios, a ese rebaño de corderos en leones. No digo que sea fácil pero si definitiva y absolutamente necesario si deseamos salir de este infierno.

Caracas, 16 de Marzo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
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