Por Luis Manuel Aguana
Dicen por allí que “el que se pica es porque ají come”. Y
como yo me considero un guerrero, no solo del teclado, sino de la prensa, de la
radio cuando me invitan y la televisión cuando la teníamos-y ahora también de
los videos de EUTV o YouTube-, obviamente me siento picado y absolutamente aludido.
Hay una cosa terrible que se ha manifestado en nuestros
dirigentes políticos opositores, en especial los de la nueva generación, y que
precisamente lo son porque su existencia es producto de esos medios que
critican, que nosotros-porque me incluyo-, somos los responsables de esa
“matriz de opinión” según la cual la oposición tiene una alta responsabilidad
en esto que nos está pasando.
Y yo me pregunto, ¿y es que esa manifestación antes de la
existencia del “teclado” no se daba en los artículos en la prensa, o en los
programas de radio y televisión? En su caso no recuerdo que los llamaran, por
ejemplo, “los guerreros de la prensa” o “guerreros de tal o cual programa”.
¿Por qué nosotros sí, los llamados “guerreros del teclado”, tenemos ahora más
responsabilidad que otros en épocas pasadas porque “criticamos a los partidos”
sin “hacer nada”, a estos abnegados lideres que “lo han puesto todo para luchar
por la democracia”, y no antes cuando los medios eran menos bidireccionales?
Es tan interesante esto que merece una reflexión acerca de
esa crítica, porque revela un fondo muy profundo de cómo se hace la política en
Venezuela y porque debe cambiar.
Desde la aparición de las redes sociales las comunicaciones
entre las personas se dispararon exponencialmente. Un nuevo paradigma
comunicacional entro a funcionar en el mundo al punto que ahora está cambiando
la manera en que los seres humanos se relacionan y se toman decisiones en
sociedad. ¡Se mueven y se convocan personas a través de las redes sociales!
Cualquiera en el mundo que tenga un teléfono celular le
puede mandar un mensaje por twitter al mismísimo Presidente de los Estados
Unidos. Ni hablar de mandárselo a cualquiera, independientemente de su posición
o grupo social en cualquier parte del mundo. Basta que se tenga una cuenta en las
redes sociales. Tal cual. Y lo mejor de todo es que, ¡llega instantáneamente!
Y si por la importancia del tema tratado los mensajes se
hacen masivos, se pueden crear tendencias de opinión pública. Pero lo más
importante, a mi modo de ver, es que ahora CUALQUIER persona puede provocar
eso. Nada puede ser más democrático ni más terrible para aquellos que dicen
representar algo-en especial los políticos-, porque las redes lo descubren. Una
percepción acerca de un suceso puede cambiar completamente la realidad por ese
solo hecho.
Por otro lado, y lo que hace más interesante el fenómeno, es
la BIDIRECCIONALIDAD. Usted dice algo y alguien le contesta. Usted discute y si
no tiene con qué responder pierde credibilidad. Y eso es muy malo para quienes
viven de engañar gente. ¿Ustedes no se han dado cuenta que hay muy pocos políticos
que contestan un mensaje de twitter? Incluso hay quienes creen que es buena
idea desentenderse de eso poniendo a otros a contestarlos por ellos. No hay
nada peor porque se descubre más rápido que no tienen nada en la bola que
ofrecer y eso se evidencia muy concretamente a la vista de todos.
Por supuesto que también deben existir las reglas de
urbanidad que rigen en las relaciones humanas. Nadie tiene que soportar
insultos u ofensas electrónicas tanto como si fueran cara a cara, aunque en el
lenguaje de las redes es lo mismo. Se debe discutir y argumentar con la altura
debida, como en la vida misma. Hay gente que todavía no entiende eso.
Entonces, cuando escucho decir a alguien que por culpa de
los “guerreros del teclado” se establece públicamente tal o cual opinión me
sonrío de la ignorancia de fondo que conlleva esa crítica. Que si los partidos
opositores son el blanco permanente de esos guerreros que critican “sin hacer
nada”, no refleja más que la angustia de alguien que no entiende que esa crítica
feroz no tiene nada que ver con la tecnología sino con el efecto que ésta tiene
de demostrar a la velocidad de la luz lo que realmente piensa la gente y que
anteriormente no se podía manifestar a través de ningún otro medio.
Y además ese “sin hacer nada” es cuestionable. El hecho de
que la gente opine acerca de un tema del interés de todos es ALGO muy valioso y
muy útil para todos. La gente está haciendo algo, opinando, ejerciendo su
derecho humano democrático a expresar su pensamiento, como nunca antes había
pasado. Y si esa opinión es tonta, estúpida, o inválida a los ojos de alguien
eso será aceptado o rechazado por los demás de la manera correspondiente. Es
exactamente el mismo efecto de alguien que se para en una asamblea y da su
opinión acerca de un asunto. La gente lo toma o no lo toma. ¡De eso
precisamente se trata la democracia! Y me llama mucho la atención que sea
desestimado precisamente por quienes deben respetar eso.
En el pasado los políticos se preocupaban por la “línea editorial”
de tal o cual medio, que no reflejaba más que lo que pensaban un puñado de
analistas y/o periodistas que publicaban cosas de manera UNIDIRECCIONAL
(prensa, radio o televisión). Ahora cualquier cristiano puede opinar y también
ser rebatido “en línea” y en tiempo muy real. Y eso es peligroso para mucha
gente. De hecho la naturaleza del medio actual es profundamente subversiva…para
todo el mundo.
Con la aparición de este fenómeno tecnológico en Venezuela los
dirigentes políticos deberían cambiar su modo de concebir y respetar a sus
electores. Ya no es suficiente con pararse en un mitin y gritar bonito. Ahora
hay que razonar con gente que contesta. Y eso es lo extraordinario de este fenómeno
democratizador y es lo que no les gusta a nuestra dirigencia calificando de una
forma que creen peyorativa a ese ser humano que se para en una red y dice cosas
que no les agradan.
Lamento que no todo el mundo en Venezuela tenga acceso a
estas herramientas por aquello de la penetración digital (de eso hablaremos en algún
momento). Pero aquellas que participan en la creación de la opinión pública si
tienen acceso, así como quienes toman las decisiones. Es responsabilidad entonces
de quienes en algún momento están en el poder hacer que estas herramientas lleguen
a todos en un futuro cercano, democratizando no solo la opinión sino la
contraloría de lo que se hace bien y se hace mal en un gobierno y su oposición.
Y si aquellos que no entienden que ese es el mundo en donde
vivimos ahora, mala suerte para ellos. Esos guerreros no son más que las
personas empoderadas de un medio democrático y extremadamente eficiente y rápido
para mover opinión pública y crear política. En otras palabras, estamos ante la
verdadera presencia del ciudadano consciente de su poder frente a sus
representantes. Ojalá que algún día todos los habitantes del país seamos “guerreros
del teclado” porque cuando ese momento llegue tengan la seguridad que tendremos
una mejor democracia.
Caracas, 30
de Abril de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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