Por Luis Manuel Aguana
Desde mucho antes que Don Rafael Grooscors Caballero reeditara la
frase “La Rebelión de las Regiones” para la propuesta del Proyecto País
Venezuela, en su crucial artículo del mismo nombre en el año 2013 (ver La
Rebelión de las Regiones en http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2013/10/rafael-grooscors-caballero-la-rebelion.html)
y su insistencia en el año 2014 (ver Insistiendo en la Rebelión de las Regiones
en http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/2014/12/insistiendo-en-la-rebelion-de-las.html),
no hemos dejado de escribir desde el Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
acerca de la necesidad de un reordenamiento completo del sistema político del
país (ver mi nota acerca del tema en http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/2014/05/la-rebelion-de-las-regiones.html),
que permita el empoderamiento del municipio como la unidad político-territorial
fundamental para el desarrollo y la profundización de la descentralización, no
solo política sino institucional, con la reingeniería completa de la actual
forma del Estado, como base fundamental para aprovechar las potencialidades de
cada una de las regiones del país.
Creemos que esa es la verdadera solución de largo plazo para los
desequilibrios políticos y económicos que ha sufrido el país en su tránsito
accidentado desde su fundación. Sin embargo no es fácil convencer a la gran
cantidad de actores que se mueven en el escenario político, habida cuenta de lo
intrincado de la madeja de intereses que se conectan de la manera más
inverosímil. Partidos-viejos y nuevos-, políticos, empresarios, instituciones completas, tienen
intereses que se remontan a décadas para no permitir que el poder se deslice
hacia las regiones.
Hay demasiado en juego y eso es a lo que nos enfrentamos. El petróleo
administrado en manos de pocos ha creado ricos en varias generaciones,
solamente con poseer el control de los contratos de un Estado
mega-centralizado. La presente generación, la llamada boliburguesía es la última y más completa versión
de esta enfermedad que hace que el vicio se enraíce y las élites del pasado
traten infructuosamente de retomar el control centralizado del poder.
Prácticamente han mudado al país a los bancos de la corrupción y el
narcotráfico.
Mientras tanto, un grupo de “soñadores pendejos” de la sociedad civil
regional pretenden que eso cambie, proponiendo un resurgimiento del federalismo,
que le daría el control del país a los ciudadanos de todas las regiones, y cuya
cristalización acabaría con esas expectativas, que de hacerse realidad
ubicarían al país de nuevo en cero para comenzar de nuevo ese círculo vicioso
de riqueza rápida y corrupción, pero esta vez en manos de la “oposición”.
Reclamamos, desde la perspectiva ciudadana de la sociedad civil, comenzar un
nuevo círculo, pero esta vez virtuoso, con un enfoque completamente diferente.
De allí nuestra diferencia principal con aquellos que piensan que cambiando al
gobierno se acabarán nuestros problemas.
Deberemos no solo cambiar a este gobierno por las vías
constitucionales, sino también cambiar al sistema político que lo hizo posible,
y eso no se hará por la vía expedita de esperar o provocar la renuncia del
Presidente, o la revocatoria de su mandato el 2016.
Y esto, en consecuencia, nos pone en una situación singular, ya que
como quiera que se vea hay que realizar mucho trabajo previo para construir la
arquitectura que soporte nuestra propuesta de un nuevo Estado Federal
Descentralizado. Se ha descrito el “qué”, contenido en el Proyecto País
Venezuela Reconciliada, incluso parte del “cómo” -la vía Constituyente-, pero con
todo y ese adelanto, todavía la gente no ve a esta propuesta lo suficientemente
viable como para sustituir largos años de sojuzgamiento centralizado.
Y tienen razón. En el proceso de construcción de una Venezuela Federal
es necesario definir al menos los lineamientos Federales, Estadales y
Municipales de ese posible nuevo estado de cosas, comenzando por explicarle a
la gente como se operaría y lo que se obtendría desde los niveles regionales,
que son los que tocan al ciudadano común. Si estamos hablando de que una región
se haga cargo de su propio destino, es necesario que esta región y sus
liderazgos tengan bien claro una visión de su desarrollo y los problemas que
habrán de afrontar para conseguirlo. Y nadie más que ellos para realizar esa
tarea. Ese es el verdadero reto de esta Rebelión.
No es fácil cambiar siglos de pedirle a un centro que atienda
necesidades. Y más difícil aun modificar la mentalidad de los ciudadanos que
consideran que con solo cambiar a un Presidente de la República su calidad de
vida mejorará. Años de populismo centralizado y desenfrenado serán ciertamente
un obstáculo para poner a pensar a la gente de una manera productiva. Sin
embargo, la situación económica será un buen incentivo, y aún mejor catalizador
para ese cambio.
Entonces las verdaderas proposiciones a la población deberán salir de
los Estados a sus propios ciudadanos. Los equipos de trabajo constituyentes de
los Estados deberán generar las propuestas institucionales necesarias para
operar de una manera autónoma, porque nadie de fuera vendrá a hacerlo por
ellos. Son quienes conocen bien sus territorios, su cultura, su idiosincrasia,
y cuáles son sus fortalezas. En otras palabras cual sería su propuesta para
sobrevivir y generar riqueza, si tuvieran la autonomía para eso. En la planeación
de una propuesta federal para el país, cada Estado debe adelantar su propio
modelo de desarrollo regional y como se implementaría dentro de un marco
federal.
No es un trabajo trivial, pero solamente el acometerlo pone a sus
promotores a pensar en la región posible y el mundo infinito de posibilidades
que se abrirían si sumáramos todas las potencialidades de todas las regiones
del país, y las interrelacionáramos. De eso se trata precisamente la Rebelión
de las Regiones, de construir ese marco institucional para el desarrollo, que
parte precisamente de todas las regiones del país, el corazón vivo de la
República que produce, y contraponerlo a la estructura carcomida de corrupción
y centralismo que tenemos ahora. Es una extraordinaria manera de pensar que
Venezuela si tiene un futuro que esta por construir.
Caracas,
14 de Agosto de 2015
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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