Por Luis Manuel Aguana
Así como en 1998,
Venezuela está a las puertas de un cambio político de profundas consecuencias.
El cuándo y el cómo se realizará ese cambio dependerá de muchos factores que en
este momento corren como agua subterránea, y más temprano que tarde, sabremos
cual dirección llevará. Lo cierto es que los protagonistas saldrán a la luz y
los conoceremos en ese momento, si es que no están ya a la vista de todos.
En 1998, a las cercanías
de un siguiente proceso electoral, Venezuela se encontraba en una gran desesperanza.
No como la de ahora, que esta matizada con la carestía y los niveles de pobreza
en grado superlativo, pero ciertamente en desesperanza. El llamado puntofijismo
había hecho aguas y los venezolanos corrieron hacia un salvador que resultó
nuestra peor pesadilla. ¿Qué íbamos a pensar en 1998 que extrañaríamos las
cosas más elementales como el jabón para bañarnos, la harina pan o el papel
higiénico? Y lo peor es que los personajes que en la actualidad se dicen
nuestros salvadores no planean nada mejor que regresar a esa desesperanza de
1998, sin plan y sin propuestas mas allá de decir que son mejores que el
chavismo, cuando ellos son los padres de la criatura.
Chávez se dedicó en 1998 a
vender la constituyente como el remedio para todos nuestros males y el
venezolano lo compró sin saber de qué se trataba en realidad. Un tema del cual
nadie de esas generaciones había oído hablar sino en los textos de historia.
Habían pasado 40 años desde 1958 y casi el mismo tiempo de la Constitución de
1961.
Sin embargo, lo que estaba
en realidad intentando era introducir un cambio que tenía que pasar Venezuela
para su reconstrucción, no solo institucional sino política y moral dado lo
“bajo” que se había caído en la conducción política y administrativa de la
República. Y en eso tenía razón. Un país que ya había perdido toda esperanza, con
partidos políticos en su nivel más bajo de credibilidad, le dio a este golpista
la oportunidad de la conducción de su destino ¡Quien se hubiera imaginado que después
de 17 años estaríamos peor!
Pero así son las cosas de
la historia. La promesa electoral se cumplió
a cabalidad a pesar que constitucionalmente “la moribunda” –como así llamara
Chávez a la Constitución de 1961-, no contemplara la figura de convocatoria al Constituyente para redactar una nueva
Constitución, que de acuerdo al golpista, era la madre de todos los males del
país.
Sin embargo, lo logró. El
Presidente cambió el curso de la historia constitucional de Venezuela como ya
había sucedido en el pasado con otros gobiernos, que también cambiaron la
constitución a su antojo. Solo que en este caso el gobierno del nuevo
Presidente utilizó el expediente de manipular las bases comiciales ignorando la
representación proporcional establecida históricamente en nuestro ordenamiento
jurídico, haciéndose con 125 constituyentes de 131 con solo el 52% de los
votos. El 48% restante fue representado solo por 6 constituyentes. Así se trató
en Venezuela el cambio de la Constitución. Sin Pacto Social, y la imposición de
una mayoría sobre una minoría. Y eso no puede durar porque las constituciones
son la resultante del Pacto Social que se formula en el seno de una Constituyente.
Por eso ultimo es que
siempre he afirmado que la Constitución de 1999, “la mejor del mundo”, nació
con un pecado original. Más allá de eso y del hecho de haberse construido una
nueva Carta Magna en 1999, Chávez perfeccionó el Golpe de Estado que no triunfó
en 1992, imponiendo el Poder Originario sobre el Poder Constituido que se
encontraba fundamentado en la Constitución de 1961. Pasó por encima de todos
los poderes, torciendo el brazo de la Corte Suprema de Justicia, que en una
sentencia histórica le dio paso al Poder Originario. Los Magistrados de
entonces, que efectivamente le justificaron a Chávez su Constituyente, nos la
están fundamentando ahora a nosotros.
Algunos piensan que la
Constitución de 1961 aun sigue vigente. Pero de que la Constitución de 1999 se
impuso porque se le dio paso al Poder Originario por encima del Poder
Constituido es un hecho real, legal e histórico en este país. Y Chávez es el
responsable de eso.
Ahora bien, la
Constitución de 1999 dejó la puerta abierta a la convocatoria del Poder
Originario (Art. 347, 348 y 349). Ningún Poder Constituido, desde 1999, puede,
de acuerdo a la lógica que impuso la actual Constitución, estar por encima de
ese Poder Originario que invocó Chávez para realizarla. Ningún chavista podría
estar en desacuerdo con eso.
¿A dónde nos lleva esta
discusión? Al punto fundamental, que en el fondo es el mismo que estableció el
difunto Presidente Chávez: en un país donde la lógica que se impuso
desde 1999 estableció que el Poder Originario estaba sobre el Poder
Constituido, mal podría un CNE, o Poder Electoral Constituido, decirnos como
contar los votos para elegir a los representantes del Poder Originario y menos
aún establecer las bases para su elección. El Poder Originario se impone.
Una convocatoria del
pueblo venezolano, constituida constitucionalmente por al menos 15% de los
electores del Registro Electoral, y que indique cómo se deben contar los votos
de quienes habrán de elegirse como sus representantes, no puede, basado siempre
en la lógica del Poder Originario, ser rebatido por un CNE o Poder Electoral
Constituido. Este no podría decirle, por ejemplo a 3 millones de electores o
pueblo convocante, que sus firmas son planas o que no valen, o que se contarán
los votos de una manera diferente a la dispuesta por la convocatoria del mismo
SOBERANO. En 1999 ese soberano le dio la autorización al Presidente mediante un
Referendo Consultivo para imponer las reglas de convocatoria. En esta
oportunidad el Soberano se reservará esa potestad.
Y si el Poder Constituido
ignora o desobedece, no solo estará ignorando al pueblo que justifica su propia
existencia, sino que estará dejando la puerta abierta a que cualquiera
intente-justificadamente, a mi modo de ver-, restituir por la fuerza el derecho
que les asistiría a esos millones de venezolanos a pedir democráticamente la
convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para reconstruir, no solo
institucional sino política y moralmente al país, por las mismas razones por
las cuales Chávez justificó su Golpe de Estado en 1992, ganó las elecciones en
1998 y cambió la Constitución en 1999.
Estaríamos utilizando
exactamente los mismos argumentos que usó Chávez para convencer a Zelaya para
que cambiara la Constitución de Honduras –cosa que no logró-, pasando por encima
del Poder Constituido, y los mismos razonamientos que él mismo usó para pasar
por encima de ese Poder Constituido en la Venezuela de 1999, haciendo letra
muerta la Constitución de 1961, convocando al Poder Originario. Sin dudas creo
que ese fue su mejor invento y que nuestra oposición oficial no ha querido ver
ni aprovechar.
A través de un Movimiento de Movimientos designado
como Alianza
Nacional Constituyente, cuyo lanzamiento oficial se realizó el pasado
17 de Marzo, un grupo de venezolanos nos hemos constituido en promotores de una
Asamblea Nacional Constituyente, en esos mismos términos que Chávez utilizó,
para hacer lo que no se hizo en 1999 y organizarnos como ciudadanos para
convocarla. ¿Y por qué? Porque los civiles no sabemos hacer otra cosa, en el
entendido que la soberanía reside en el pueblo.
¿Y qué no se hizo en 1999?
Respetar el derecho de las minorías a ser representadas para realizar una
Constitución basada en un Proyecto País viable e incluyente, y que nos
garantizara la calidad de vida que los venezolanos esperábamos en ese entonces.
Este Proyecto lo hemos publicado y está disponible para todo el que lo desee
discutir, con el nombre Proyecto País
Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (ver http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
Hemos propuesto asimismo unas Bases Constituyentes que evitarán la
aberración del Kino de Chávez de 1999 e impedirán que un CNE corrupto nos robe
unas elecciones constituyentes. Esta propuesta esta publicada en el blog de la
Alianza Nacional Constituyente con el nombre de “Bases Constituyentes, Propuesta
de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).
Lo que definirá esta
solución como una opción real será el entendimiento preciso que el tema
constituyente no es un problema jurídico, sino político. Chávez lo entendió
así y con la inercia de su mayoría de diciembre de 1998 le torció el brazo a
todo el mundo en 1999, convocando al Poder Originario a pesar del Poder
Constituido. Y si los venezolanos, como lo han demostrado, no le temen a la
democracia, podremos mejorar significativamente ese resultado. De lo contrario,
Chávez nos ganó la partida después de muerto.
Caracas,
23 de Mayo de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Nota:
Este artículo es una revisión actualizada de la nota titulada “Del Poder
Originario, Constituciones y Constituyentes” publicado el 30 de Junio de 2013
en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/06/del-poder-originario-constituciones-y.html
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