Por Luis Manuel
Aguana
Es asombroso ver las diferencias entre lo que piensa el
burro y quien lo monta. La comunidad internacional está montada en una de que
no nos matemos, sin importar que el régimen nos tenga sometidos y pasando
hambre; y por otro lado la población haciendo malabarismos para sobrevivir a la
debacle económica, precisamente porque estos delincuentes están gobernando, y a
la vez tratando de salir de ellos sin que la sangre llegue al rio. Eso es como
mantener a la mujer borracha y el barril lleno de vino al mismo tiempo: no se
puede.
Son dos cosas enteramente diferentes. Ahora con la mal
llamada mesa de Diálogo se está tratando de imponer lo que algunos han
denominado "idea trampa" según la cual el gobierno debe primero
estabilizarse económicamente para luego de eso ir a un proceso electoral en
condiciones de paz. ¡Dios mío! ¡Si ellos son la negación de la estabilidad
económica! ¡Por eso es que precisamente necesitamos salir de ellos!
Ese fue el libreto en el que nos metió el Centro Carter,
Gaviria y la OEA con la mesa de Diálogo de Chávez en el 2004. Toda la comunidad
internacional se fue tranquila a dormir para su casa, Chávez ganó tiempo para
dar con las famosas Misiones, y los venezolanos terminamos jodidos con 12 años
más de un régimen comunista. Es verdad, no hubo guerra civil abierta, pero si
soterrada con 25.000 muertos al año por el pranato y la inseguridad auspiciados
desde el Poder. En otras palabras, una estrategia comunista bien lograda a
expensas del pueblo venezolano. Es de esperar que en esta ocasión no volvamos a
caer en el mismo hueco porque tal vez no haya otra oportunidad.
El juego entonces de los factores internacionales está
claro. Obama no quiere líos en Venezuela a horas de una elección donde se juega
por escasos puntos el tercer periodo en el poder del partido demócrata; el Papa
tratando de evitar un derramamiento de sangre a cualquier costa; los Castro y
Santos en Colombia tratando de evitar que Venezuela le cierre las puertas a las
FARC en una jugada combinada donde ambos salen ganando, los cubanos con
petróleo y los colombianos con desaguaderos para terroristas narcotraficantes.
Y el único perdedor en todo este complejo ajedrez somos los venezolanos
pendejos.
Todo el mundo está buscando su beneficio. La gente afuera,
el gobierno y la oposición entregada. ¿Y nosotros qué? Creo que ya la situación
insostenible en la que han puesto al país no aguanta más esperas. Ya este juego
geopolítico abierto y descubierto no es aceptable y si eso nos cuesta la paz,
que así sea. La paz no puede ser convertida en el chantaje a un pueblo que se
muere de mengua y de hambre.
Si los factores políticos opositores no entienden que esa
"idea trampa" no puede volver a ser vendida a la población, no solo
por inviable sino porque traiciona el fundamento mismo de la democracia que se
ejerció con el voto el 6D-2015, entonces es mejor que renuncien todos porque
dejaron de ser legítimos ante los ojos del pueblo venezolano.
Nunca he estado tan convencido como ahora de la necesidad de
cristalizar en el país un proceso Constituyente para evitar una confrontación
violenta. Pero eso pasa por convencer a los venezolanos de ese camino. Y
pecaría de ingenuo si creo que eso vaya a salir de un diálogo cantado
previamente para darle tiempo al régimen comunista de Nicolás Maduro, como se
le dio al de Chávez en el 2004, para arreglar lo que es muy difícil de arreglar
con la emergencia que el caso tiene, dada la orientación comunista y
depredadora del régimen.
Ya el asunto dejó de ser sacar a Maduro. El tema está en
arrancar de raíz un régimen tóxico que nos hace muchísimo daño. Y eso es lo que
deben entender los mediadores que nos visitan, muy especialmente el que viene
del Vaticano.
En esta oportunidad el compás de espera que está logrando el
régimen no dará el mismo resultado que en el 2004, donde un Chávez repotenciado
logro imponerse en un Referendo retrasado al límite, en una negociación que a
la luz de lo que ha pasado en Venezuela, no resolvió al final nuestra crisis de
fondo que no era otra que el primer intento de imponer un régimen
castrocomunista en Venezuela, y que todavía nos lo estamos tratando de sacudir.
Ese fracaso del primer Dialogo del año 2004, nos lo están
intentando de imponer de nuevo, siguiendo la misma "idea trampa" del
pasado. ¿Estarán los venezolanos dispuestos a permitirlo? No lo creo. Espero
que quienes nos visitan para el Diálogo, o mejor aún, quienes de esa mesa vivieron la trastada del
2004, recuerden el conocido dicho venezolano: al perro macho lo capan una sola vez...
Caracas, 7 de Noviembre de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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