Por Luis Manuel Aguana
“La
gente no se da cuenta de sus capacidades. El problema es una sociedad que se ve
enfrentada, para mí, a la siguiente pregunta: ¿cuánto estoy dispuesto a pagar
para rescatar mi libertad? Las sociedades se rescatan asumiendo el riesgo……Hay
un problema de inspiración. Recuérdate, la palabra inspiración es fundamental.
Entonces digo, si la palabra libertad no es suficiente para ti, no sé que será.
Fíjate, la Constitución americana, que fue la primera de América, no habla de
democracia, sino de libertad. Libertad, libertad, libertad. Nosotros nos la
pasamos hablando de la Constitución… Evadimos el problema. Te sacan la
constitución, ¡igualito que como lo hacía Chávez, por cierto! Entonces la
sacan, y no te hablan libertad, porque la libertad es una ambición mayor…
…Y acarrea un riesgo mayor también…
…Exacto.
Acarrea un riesgo mayor. Entonces es mejor hablar de la Constitución. Pero la
libertad sí tiene un costo, que fue lo que pasó en Yugoslavia. Los jóvenes se
dieron cuenta de que si querían libertad tenían que sacar a Milosevic. Y lo
forzaron a salir. Pero no fue con bailoterapia. Y en Ucrania, y
en Egipto fue igual…”.
Lo anterior es un breve extracto de la entrevista que le hiciera el
portal PanamPost al Embajador Diego Arria hace pocos días y que creo que no ha
circulado lo suficiente por las redes (ver “La Oposición venezolana es chavista
light” en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2017/03/01/diego-arria-la-oposicion-venezolana-chavista-light/).
Y digo que no ha circulado lo suficiente porque si los venezolanos
desean conocer el porque aun nos encontramos entrampados en esta arena movediza
que es la Venezuela actual tiene la obligación de leer esa entrevista. Siempre
he coincidido con el Dr. Arria en algo que es fundamental para cualquier análisis
político de Venezuela: la calidad de nuestra oposición es el principal
obstáculo que existe para alcanzar nuestra libertad. En otras palabras, con lo
que tenemos actualmente como oposición no saldremos de esta tragedia.
Pero en esta oportunidad dejaré en paz a la oposición oficial. Ya el
Dr. Arria se encargó de describir con detalle esa historia de desaciertos mejor
que nadie. Deseo concentrarme en algo sumamente importante que Arria expresó en
relación con la Libertad y que me tome la licencia de copiar de su entrevista.
¿Estarán los venezolanos entendiendo a cabalidad la naturaleza del
problema que tenemos? Si alguien no entiende un problema difícilmente podrá encontrarle
una solución. Aquí no estamos hablando que el régimen “no le deja hacer
elecciones a la oposición” sino a la violación del derecho que tenemos los
venezolanos de elegir libremente
(resaltado) a quienes deben conducir los destinos de la nación. No es una
diferencia sutil. Es la negación de una libertad fundamental reseñada en todos
los tratados internacionales de Derechos Humanos, comenzando por la Declaración
Universal (Articulo 21).
Y aquí no estamos hablando que el régimen haya centralizado la comida
y decida a su real saber y entender quien debe y quien no debe recibir
alimentos en todo el país, es la negación de la libertad de tener “…un nivel de vida adecuado que le asegure,
así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación,
el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios…” como reza el Artículo 25.1 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. El régimen nos ha quitado la libertad de conseguir ese nivel
de vida adecuado a todos los venezolanos.
Cuando el régimen cierra una estación de radio o televisión, o suprime
la señal de un canal internacional de noticias, haciendo algo que llaman “hegemonía
comunicacional”, no solo esta atropellando los derechos de esas personas
jurídicas, está negando nuestra libertad de decidir que es verdad o es mentira,
atribuyéndose un derecho que solo les corresponde a los ciudadanos de este
país. El valor primario aquí es la libertad de los venezolanos. La lucha es
entonces por recuperar nuestra libertad.
La libertad es un valor fundamental del hombre. De allí parten todas
las luchas que la humanidad ha tenido desde que existe la civilización. Los
venezolanos somos herederos de una gesta libertadora de 5 naciones sin
precedentes en el mundo. Con la frase “Libertad,
igualdad, fraternidad” nació la Revolución Francesa, y en el “siglo XIX se convirtió en el grito de los
republicanos y liberales a favor de la democracia y del derrocamiento de
gobiernos opresores y tiránicos de todo tipo” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Libert%C3%A9,_%C3%A9galit%C3%A9,_fraternit%C3%A9).
Entonces el problema venezolano se resume en una sola palabra:
libertad. Y la solución pasa por responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo la
recuperamos? Cuando a una persona la persiguen y la encierran, el castigo es
quitarle la libertad. Cuando el régimen nos quiere tutelar e indicarnos que
hacer y que dejar de hacer, como por ejemplo aquella reciente barbaridad de los
billetes de 100 bolívares, se arroga una libertad que no le corresponde, que es
nuestra y nos la ha secuestrado.
La democracia es una consecuencia de vivir en
libertad. Tiene que haber la segunda para que exista la primera. Pero vivir en
libertad tiene un costo. O mejor dicho, quien ha perdido su libertad no sabe lo
que ha tenido hasta que la pierde. Eso es lo que nos está pasando a todos en
mayor o menor grado. Y recuperarla implica riesgos, riesgos que no todos están
dispuestos a correr. Y allí precisamente está la clave de todo este enredo.
Tenemos que identificar quienes están
dispuestos a correr riesgos por la libertad de Venezuela. De entrada
identificamos a Leopoldo López, el resto de los presos políticos y aquellos que
estando en el exilio elevan la fortaleza de sus convicciones por la libertad de
Venezuela. Pero lamentablemente ellos continúan presos y exiliados. ¿Quiénes siguen?
Basados en ese criterio, los venezolanos deberán hacer su propio ejercicio y
ponderar con quienes podrán contar, desechando figurones de la política que han
sido el principal obstáculo para recuperar
la libertad. Basándonos en ese criterio no será difícil hacer el ejercicio,
separando la paja del trigo.
Pero no basta con identificar personajes, hay
que medirlos en su oferta al país y en la inspiración que demuestren al
presentarla, como indica Arria. Los jóvenes de Yugoslavia, Ucrania y Egipto se
organizaron asumiendo los riesgos y tuvieron éxito. Fueron inspiradores de una
gesta que condujo a la libertad. Pero es condición necesaria desear la libertad
y trabajar por ella. No es un regalo, hay que ganárselo.
¿Estará Venezuela condenada a ser una “República
aérea”, como sentenció el Libertador en 1812 en el Manifiesto de Cartagena? ¿Será como indicó Bolívar, que “el pueblo venezolano no está preparado para
el bien supremo de la libertad”? Eso pareciera corroborarlo el rosario de
fracasos y traiciones opositoras, muchos de ellas producto del abierto
colaboracionismo y torpezas combinadas.
Pero esos son fracasos de la dirigencia política,
no del pueblo. Nosotros somos las victimas de todos esos desaciertos. El pueblo
venezolano ha demostrado con muertos estar ya preparado para ese bien supremo. Creemos
que Venezuela no está condenada a vivir sin libertad y por eso hay que dejar
que crezca y se desarrolle ese deseo y sus hijos se hagan ciudadanos. De eso se
trata precisamente el Proceso Constituyente de carácter Originario, del
empoderamiento del pueblo en su Soberanía para recuperar su libertad y la
respuesta a la pregunta del cómo hacerlo. Pero nadie podrá hacerlo por nosotros.
Solo nosotros podremos asumir cabalmente el riesgo que conlleva disfrutar de un
país en libertad.
Caracas,
8 de Marzo de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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