miércoles, 30 de octubre de 2019

Un Gobierno de Transición Ciudadano

Por Luis Manuel Aguana

A confesión de parte, relevo de pruebas” es una frase conocida entre los abogados cuando ya no es necesario promover ninguna prueba adicional porque el acusado confesó. Y eso es exactamente lo que ayer hizo la oposición oficial en la Asamblea Nacional al confesar la negociación por elecciones con el régimen de Maduro, declarándose abiertamente en sesión permanente para el nombramiento de los rectores del CNE, decisión que va en un sentido completamente opuesto a la ruta acordada con los venezolanos el 23 de Enero, de cesar primero la usurpación del régimen, oficializando de esa manera la traición que hemos denunciado reiteradamente (ver Asamblea Nacional se declara en sesión permanente para buscar acuerdo por CNE, en https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Asamblea-Nacional-se-declara-en-sesion-permanente-para-buscar-acuerdo-por-CNE-20191029-0054.html).

Como verán, no se declararon en sesión permanente para el “cese de la usurpación” sino para llevar a los venezolanos a unas elecciones CON EL RÉGIMEN DE NICOLÁS MADURO EN FUNCIONES. “A confesión de parte, relevo de pruebas”. A partir de hoy entonces los venezolanos hemos amargamente constatado que el Gobierno Encargado de Juan Guaidó, lejos de ser la solución, ha resultado ser parte del problema. Acaban de decirnos que ellos creen que los delincuentes les entregarán cualquier posición de poder por la vía de negociar el voto de los venezolanos. ¿Hasta cuando? ¿Cómo podemos creer que esto es inocente? Lo que he visto y oído en 20 años me permiten inferir que en Venezuela no hay nadie inocente en política y menos aún con el tamaño de la corrupción que se ha presentado aquí.

La tesis de la periodista Nitu Pérez Osuna en el programa de Patricia Poleo, en el sentido que este retraso criminal de no abordar el “cese de la usurpación” con la urgencia que los venezolanos necesitábamos –y todavía necesitamos- le ha dado suficiente oxigeno al régimen para subvertir los gobiernos de la región y agravar exponencialmente el problema, precisamente para quedarse, siguiendo la cartilla de Foro de Sao Paulo y ahora de Puebla, y los acuerdos firmados en Caracas (ver Agárrate, Guaidó no lo logró, en https://youtu.be/6pq5zwx3PXY). Podríamos concluir entonces que esta oposición incapaz tiene, además de habernos hecho perder un año para salir del régimen, la responsabilidad “culposa” del desastre financiado por Maduro en Chile, Ecuador, Perú, Argentina, Bolivia y por supuesto Colombia. Esta es una crisis monumental que requiere remedios monumentales.

En los círculos, reuniones, programas de opinión, foros públicos, donde hemos presentado la solución de convocar la Soberanía Popular a través del mecanismo de la Consulta Popular administrada por la Sociedad Civil y el mismo pueblo de Venezuela, establecida en la Constitución, lo hemos hecho con la convicción de que esta es la vía para resolver el “Cese de la Usurpación”: convocar a los venezolanos para que decidan su futuro, sin interceptación de su Soberanía.

Lo hemos hecho en la creencia de que una vez estando fuera el régimen y sus criminales, logremos entregarle el poder en un Gobierno de Transición a quien el pueblo designó el 23 de Enero, como su Presidente Encargado Constitucional legítimo y su equipo de trabajo. Pero ahora, ¿cómo puedo promover que sea el pueblo quien le entregue el poder a quienes defraudaron esa confianza el día de ayer en la Asamblea Nacional, al haber modificado en nuestra cara por razones inconfesables la ruta prometida a ese pueblo que se ha pasado un año esperando por un “cese de la usurpación” que no llega porque esta siendo negociado con unos criminales? ¿Donde dejamos los muertos, las enfermedades, el sufrimiento, la hiperinflación, el éxodo inhumano y el hambre de todo un año de inacción? ESO NO ES ACEPTABLE.

Después de ayer Juan Guaidó y los partidos que lo acompañan no están a la altura política de representar en ningún Gobierno de Transición, a este noble pueblo que les dio su confianza y respaldo el 23 de Enero de 2019 para detener esta masacre que está protagonizando Maduro en Venezuela, y que ayer confesó que prefiere negociar con él los votos de los venezolanos, absteniéndose de tomar las decisiones trascendentales que se le han solicitado para expulsar a los criminales de Venezuela. ¿Cómo le confiamos un Gobierno de Transición a esa gente sin esperar que negocien la República y se garanticen la continuidad en el poder después de esa Transición?

Sin cambiar ni un milímetro la ruta que hemos propuesto de convocar al pueblo soberano a una Consulta Popular Plebiscitaria para el “Cese de la Usurpación”, y que ya hemos explicado -y que seguiremos explicando- porque sigue en su esencia la trilogía prometida, será ahora necesaria una modificación para que el pueblo se pronuncie acerca de cómo debe integrarse ese Gobierno de Transición, una vez que el régimen sea expulsado por el mandato del Soberano del pueblo, antes de la convocatoria a unas Elecciones Libres.

A partir de ayer el diseño de la Consulta Popular Plebiscitaria deberá ser tal naturaleza que lleve al pueblo a decidir quien o quienes deberán conducir la República en un Gobierno de Transición y las condiciones en que lo harán, para garantizar que no existirán desviaciones, trampas o traiciones de aquellos que resulten designados por la voluntad del pueblo para detentar el poder en Venezuela durante ese período. Pero eso no se puede hacer con gente que venda las aspiraciones de un pueblo por razones políticas o de corrupción como se acaba de demostrar, sino con personajes de incontestable reconocimiento que presten un concurso ciudadano al bienestar de los venezolanos. Si el Gobierno Encargado de Juan Guaidó tenia esa prerrogativa después del 23E, desde ayer dejó de tenerla por su desempeño. Ahora esa Consulta Popular Plebiscitaria deberá resultar en una solución que no asome parcialidad política alguna en su desarrollo, y de como resultado un Gobierno de Transición Ciudadano, a los fines de restablecer la vigencia de la Constitución, llevando a los venezolanos a unas Elecciones Libres sin ningún ventajismo. Solo así tendrá la credibilidad de todos.

Caracas, 30 de Octubre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

sábado, 26 de octubre de 2019

Consulta Popular Plebiscitaria o cómo resolver la interceptación de la Soberanía

Por Luis Manuel Aguana

Me encantó el término “interceptación” que acuño la Dra. Blanca Rosa Mármol de León al acto de impedir que se exprese la Soberanía Popular por aquellos que más bien deben garantizarla. De acuerdo al DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), Interceptación: “1. f. Acción y efecto de interceptar”. Y eso es lo que hemos sufrido los venezolanos por parte de quienes dicen representarnos de ese cuerpo colegiado denominado Asamblea Nacional: un permanente acto de interceptación de lo que piden los venezolanos. Las tres acepciones del verbo interceptar lo clarifican: “1. tr. Apoderarse de algo antes de que llegue a su destino; 2. tr. Detener algo en su camino; 3. tr. Interrumpir, obstruir una vía de comunicación.”.  Todo eso y mucho más han hecho los Diputados de la Asamblea Nacional con lo que hemos solicitado.

El eterno problema de las diferencias entre lo que hace el representante con lo que pide desesperadamente el representado, y no hace el representante por razones que van desde las ordenes de su partido hasta la más abyecta corrupción. Las democracias se disuelven en la medida que los representantes se alzan con la Soberanía que el pueblo les otorgó. Durante la época de los 40 años de los partidos, realmente hubo una dictadura en relación a la representación que por 5 años asumían por cuenta del pueblo elector, pero había un mínimo de respeto hacia lo que la gente pedía expresado en las urnas.

Si uno elige representantes es para que aboguen por sus intereses, no por los del partido o de quien sea. Sin embargo, ese mal no es solo de los venezolanos, es en realidad del sistema de representación política y que también lo sufren otros países. Por ejemplo en Argentina surgió hace pocos años un partido de acción local en Buenos Aires, fundado por jóvenes que utilizan plataformas tecnológicas para hacer que sus representantes voten obligatoriamente por lo que los ciudadanos desean (ver ¿Qué es el partido de la Red? https://youtu.be/2ylBnaMutuA). En algún momento en el futuro veremos manifestaciones similares en Venezuela. Sin embargo, aunque estemos todavía políticamente lejos de eso, no lo estamos desde el punto de vista de lo que está consagrado en nuestra Constitución.

El Constituyente de 1999 estableció de una manera deliberada y taxativa, que la Soberanía se ejerciera DIRECTAMENTE sin la interceptación de los Poderes Públicos del Estado. De allí que el Artículo 4 de la Constitución de 1961 que indicaba que “La Soberanía reside en el pueblo quien la ejerce, mediante el sufragio, por los órganos del Poder Público”, se transformara en la Constitución de 1999 en el Artículo 5 como “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público”.

Este cambio dio un giro trascendental en lo que podemos hacer los ciudadanos. ¡Y todavía los venezolanos no se han percatado de eso! Ese solo artículo nos liberó de la tiranía ejercida hasta ese entonces exclusivamente por los Poderes Públicos durante 5 años, dándole al pueblo la capacidad de influir en el acontecer político del país, en cualquier momento. Pero también le quitó a la Constitución un mecanismo de seguridad para permitir que el Presidente de la República, manipulando al pueblo pudiera pasarse por encima cualquier previsión de control que la Constitución otorgaba solo a los Poderes Públicos del Estado.

De allí que las leyes del Poder Popular, los Consejos Comunales, o cualquier otra forma asamblearia manipulada por el Poder Ejecutivo, pusiera por encima cualquier manifestación del pueblo por encima de los Poderes Públicos establecidos en la Constitución. Al perder el favor del pueblo, el régimen no pudo recurrir mas a esa manipulación, pero el dispositivo sigue allí. Y sin nosotros darnos prácticamente cuenta de ese poder, nos hemos entregado exclusivamente a la representación que hacen nuestros “representantes”, cuando el sistema que teníamos había pasado de ser, además de representativo a ser participativo a partir de 1999, con todos los mecanismos que la misma Constitución nos dio. Pero recuerden que esa no fue una concesión graciosa del chavismo, fue una trampa de manipulación popular del poder cuando Chávez movía masa popular.

En virtud de todo eso, si no estamos de acuerdo en lo que nuestros representantes hacen podemos ejercer directamente la Soberanía “en la forma prevista en esta Constitución, y en la ley”. Y esas formas están previstas en el Artículo 70, entre las que se encuentra la Consulta Popular. Y mas allá de eso, sin la intervención del Poder Electoral, porque las Consultas Populares no se encuentran en el marco de las atribuciones de ese poder (Artículo 293, Numeral 5).

Los venezolanos no tenemos, en virtud de esta norma Constitucional, que esperar a que a los señores Diputados como representantes del pueblo les de la gana de convocar una Consulta Popular o cualquier otro acto que nos convenga. ESO LO PODEMOS HACER NOSOTROS. De igual manera tampoco tenemos que esperar que ellos aprueben o no el Artículo 187#11 o cualquier otra previsión que consideremos necesaria para resolver el problema político del país en el marco de la crisis humanitaria que nos oprime. Vean el poder que tiene el ciudadano si se sabe conducir de manera adecuada con objetivos precisos.

Entonces, ¿qué es lo que impide que lo hagamos? Organizarnos para hacerlo. Y una de las cosas más difíciles es organizar a la Sociedad Civil para hacer algo coordinado. Desde ANCO hemos propuesto la base sobre la cual sustentar la convocatoria del Soberano a esa Consulta Popular SIN LA NECESIDAD DE RECURRIR A NINGÚN PODER CONSTITUIDO DEL ESTADO y la hemos denominado Estatuto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional y la Restauración Democrática (ver Estatuto Ciudadano en http://ancoficial.blogspot.com/2019/04/estatuto-ciudadano.html).

De acuerdo al Artículo 333, “todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”. El movimiento que impulsamos, netamente desde la Sociedad Civil, argumenta ese principio para el restablecimiento de la vigencia efectiva de la Constitución. En la práctica estamos contraponiendo el Estatuto Ciudadano al Estatuto que rige la Transición de la Asamblea Nacional para imponer una vía consultiva, que de la mano de los ciudadanos provoque el Cese de la Usurpación, informándoles de esta potestad ciudadana a nuestros aliados en el exterior.

Asimismo la Constitución en su Artículo 326 le da a la Sociedad Civil corresponsabilidad directa, conjuntamente con el Estado, en la Seguridad de la Nación “para dar cumplimiento a los principios de independencia, democracia, igualdad, paz, libertad, justicia, solidaridad, promoción y conservación ambiental y afirmación de los derechos humanos...”, principios que han sido violentados por el régimen de Nicolás Maduro Moros. El Estado ha dejado de cumplir su responsabilidad con la Nación en el resguardo de su Seguridad en el territorio por lo que nos corresponde asumirla, ejerciendo nuestro derecho a convocar al Depositario de la Soberanía para restituir el Estado de Derecho en Venezuela.

Como verán, no solo tenemos la responsabilidad sino el deber de intervenir ante este despelote monumental de la clase política utilizando los mecanismos establecidos en la Constitución. Y eso no tiene nada que ver con lo que algunos dan en llamar “anti política”. No. Es la construcción de unas nuevas bases sobre las cuales montar el Estado cuando todas las instituciones están destruidas, incluyendo los mismos partidos políticos. No se trata de reconstruir el país a lo que había “antes” sino de construirlo completamente desde cero sobre bases completamente nuevas, de la mano de los ciudadanos y sin la interceptación de la voluntad de los venezolanos. Es una labor compleja, y este solo sería el primer paso…

Caracas, 26 de Octubre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

domingo, 20 de octubre de 2019

Un arma ciudadana

Por Luis Manuel Aguana

Una de las preguntas y observaciones más recurrentes del publico en la entrevista realizada por José Domingo Blanco, Mingo, en su programa de RCR750 del 15 de Octubre (ver RCR750 – Por todos los medios, martes 15/10/2019, en https://youtu.be/VgYy07LB3_Y) a la Dra. Blanca Rosa Mármol de León y al Ing. Enrique Colmenares Finol, principales Directivos de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, refirieron al hecho que la propuesta que hacemos es ingenua o peor aun irrealizable. Porque, ¿de dónde salen estos ingenuos (por no decirnos idiotas) para proponernos una consulta en el medio de la más feroz tiranía, que ha provocado el éxodo más grande del continente, una consulta a un pueblo muerto de hambre, muriendo por enfermedades? ¿Como la van a hacer? ¡Están locos! Y oyendo a la Dra. Mármol y al Ing. Colmenares con solo breves minutos para responder, creo que llegue a comerme las uñas hasta los codos.

Y lamentablemente esa es la primera impresión. Y como todos sabemos, las primeras impresiones matan. Y esa primera impresión realmente puede matar este retoño que está naciendo como una posibilidad verdadera para la recuperación de la libertad en Venezuela.

Y es que la explicación no es fácil y lo primero que recuerda la gente son las malas experiencias donde los políticos destruyeron con los pies lo que en la sociedad civil construimos con las manos el 16 de Julio de 2017, donde lo primero que hicieron fue decir que nuestra consulta no era vinculante, cuando esa expresión popular está perfectamente contemplada en el Artículo 5 de la Constitución de 1999 como una manifestación de ejercicio directo de la Soberanía Popular. Con esa consulta pudieron remover a Maduro del ejercicio del poder, contando con ese mandato de los votos de los ciudadanos, decidiendo a continuación un Gobierno de Transición, con todo el respaldo de la Comunidad Internacional, manifestado ese mismo día.

En otras palabras lo que sucedió con Juan Guaidó el 23E sin los votos de los venezolanos, se pudo hacer el 16 de julio de 2017 con respaldo de esa consulta popular, con ahorro de mucho sufrimiento de este pueblo en estos últimos dos años. Pero la oposición oficial vendió a su mama por un par de chancletas. En lugar de hacer eso y restearse trancando el domino de una partida ganada, se transaron por unas elecciones de Gobernadores y Alcaldes (Elecciones Regionales el 15 de Octubre de 2017), negociando así la voluntad popular.

Entonces, ¿fue la Consulta Popular la culpable de que quienes debían cobrar lo que el pueblo ordenó, no lo hicieran el 16J? La consulta fue el medio, el instrumento para poner al régimen en el cadalso, pero no hubo la altura política necesaria en la conducción de la oposición oficial para terminar de cerrar la soga alrededor del cuello de los delincuentes del régimen y terminar de ahorcarlos. Quienes nos aducen que "otra consulta no es necesaria" son instrumentos ciegos de quienes no quieren ser puestos de nuevo en esa situación y ahorcados por la voluntad del pueblo.

Pero esa es solo una parte de la historia. Vamos al presente. Nosotros si sabemos que una Consulta Popular pone al régimen en el cadalso de la historia de Venezuela, pero también sabemos que el régimen se ha encargado de destruir al país a tal extremo que permitir lo que pasó el 16J resulta una ilusión. Para ellos eso no puede volver a pasar. Eso pudo suceder porque la oposición oficial negocio la consulta antes del 16J con el pueblo encendido en las calles, con la contraprestación de ir a unas elecciones regionales en Octubre de 2017, solo que el régimen se encontró con un contundente rechazo en votos capaz de removerlo en esa consulta, y la falta de una oposición oficial con la grandeza política necesaria hizo el resto.

Hasta este punto hemos puesto en claro que no es una consulta al soberano en sí misma el problema. Y ahora, en este preciso momento, el problema se centra en dos cosas: 1) que el mandato del Depositario de la Soberanía se exprese, y 2) que se cumpla.

¿Cómo lograría expresarse el pueblo soberano en el medio de una tiranía? Ese sería el primer paso. La respuesta es que debemos primero construir una Consulta Popular, que sabemos que es un instrumento para el ejercicio directo de la Soberanía Popular, y convertirla un arma ciudadana. Los venezolanos estamos en este momento inhabilitados para disparar esa arma ciudadana. Pero podemos construirla. Somos nosotros, nadie más, quienes podemos hacerlo porque solo los venezolanos conocemos que es lo que se puede aplicar en Venezuela. Ningún país puede hacerlo por nosotros. Y eso es lo que hemos hecho en ANCO, construir un arma ciudadana. Pero ¿cómo y quién la dispara?

Hemos llegado a la conclusión lógica que esa arma ciudadana debe apuntarse al régimen desde afuera del país y obligarlo a someterse al juicio de los venezolanos. No creemos que eso sea descabellado si desde afuera nos acompañan todos los países que dieron respaldo al gobierno del Presidente Encargado. Pero contarse en los términos que están definidos en el dispositivo diseñado, y que muy bien explicaron la Dra. Mármol y el Ing. Colmenares en el programa de Mingo. Toda la presión que se ejerza al régimen desde afuera por los países amigos sería con un único propósito, lograr que se exprese el pueblo, no en unas elecciones, sino en una Consulta Popular Plebiscitaria en los términos propuestos.

Deseamos describirles a los países amigos esos términos para que entiendan el alcance de lo que estamos proponiendo, en virtud de que cuando ellos hablan de “elecciones” para resolver el problema venezolano, lo que intentan expresar es que el pueblo se pronuncie de una manera pacífica, constitucional y electoral y eso no se puede hacer en Venezuela dado el estado de destrucción institucional de los poderes públicos del país –incluido el electoral- y hay que explicarles que eso solo se puede hacer recurriendo a la Soberanía Popular en su más pura expresión: que el pueblo se cuente a sí mismo a través de los mecanismos que la propia Constitución establece, siendo este un instrumento mucho más válido que unas elecciones.

Una presión difusa sin objetivo preciso, simplemente para obligar que el régimen abandone el poder, como han venido haciendo los países amigos desde el exterior, lo que ha hecho es atornillarlo aun más, ocasionando un cambio en el comportamiento de los factores económicos en Venezuela. El éxodo continuo y masivo de venezolanos productivos ha producido una distorsión que ayuda a la permanencia de Maduro en el poder: el intercambio del ingreso por petróleo a ingreso por remesas, lo cual hace que la población se haya ido “acomodando” a su nueva condición de país mantenido, no ahora por el Estado por la vía de la renta petrolera, sino mantenido por sus propios familiares directos desde el exterior, lo que ha hecho es lograr que la situación de Venezuela entre en un círculo vicioso, que es aprovechado muy bien a favor de la continuidad de Maduro y sus ladrones en el poder, y también por aquellos sectores económicos que se han beneficiado históricamente de todos los gobiernos del pasado y del presente, que obligan a que la situación persista.

¿Cómo se detiene esta dinámica perversa? Que desde afuera se le imponga al régimen contarse dentro y fuera de Venezuela a través de una Consulta Popular constitucional, con la amenaza creíble de mayores sanciones, incluyendo una intervención militar de carácter humanitario. Los venezolanos no deseamos vivir mendigando la ayuda del mundo, pero de esta situación no podemos salir solos. El arma ciudadana que hemos diseñado solo puede ser impuesta y disparada, si es del caso, por la Comunidad Internacional. Y una vez realizada la Consulta, esto es, después que el régimen haya accedido a la presión sometida de las continuas medidas sancionatorias y amenazas creíbles, los venezolanos en esa Consulta estableceríamos la autorización al mundo para que ese mandato del pueblo soberano se cumpla en caso que el régimen lo ignore. En otras palabras la expresión del pueblo y su cumplimiento irían de la mano.

Necesitamos esa Consulta Popular Plebiscitaria, no solo como una expresión de la autodeterminación de nuestro pueblo de vivir en libertad sino para ordenar por parte del Depositario de la Soberanía lo que debe pasar en Venezuela después de la caída del régimen, brindándole respaldo popular a lo establecido en la Ley que rige la Transición del 5 de Febrero de la Asamblea Nacional. La Consulta Popular Plebiscitaria es un arma ciudadana diseñada no solo para ordenar la expulsión del régimen del poder sino para garantizar el respaldo del pueblo a esa decisión. Eso es lo que la Comunidad Internacional debe entender para ayudarnos a imponerla en el país y hacer que se cumpla. No es solo un sueño de ingenuos, sino una propuesta posible si todos los venezolanos la apoyamos y la hacemos conocer fuera y dentro del país.

Caracas, 20 de Octubre de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana