Por Luis Manuel Aguana
Se atribuye al ex Presidente venezolano
Raimundo Andueza Palacios (1846-1900) la lamentable frase que la historia ha
probado como cierta: "El Tesoro Nacional es como el río Guaire, todo el
mundo tiene derecho a meter su pichagua, lo que se discute es el tamaño".
A mi juicio algunos articulistas de la red le han dado a esta frase una
interpretación errónea. Pienso que Andueza no se refería a meter al agua alguna
parte del cuerpo, sino un recipiente para tomarla (recuérdese que en ese tiempo
el río Guaire era limpio). La palabra “pichagua”, muy venezolana, es un
derivado de la famosa “totuma” o “tapara” indígena utilizada para recoger agua
o plato para comer.
Todos los venezolanos teníamos el derecho,
según Andueza, a meterle la mano a los dineros públicos. Lo que se discutía era
el tamaño del recipiente, porque el río daba agua suficiente para todos. La
pregunta era quien tenía más derecho que otro para beber más. La respuesta: el
que tuviera la pichagua más grande. Y ese generalmente es el que tiene el
poder. Así se interpreta eso en Venezuela. Lamentablemente esa frase se quedó
estructurada en el ADN político de quienes han gobernado Venezuela desde ese
momento.
Los venezolanos hemos sido testigos de lo más
insólito. Andueza nunca pudo imaginarse que el tamaño de la pichagua de los que
le sucedieron secaría el río completo de ese Tesoro Nacional que comparó
asertivamente con el río Guaire. Ni nadie tampoco se imaginó que la discusión
del tamaño de la pichagua le afectara mas allá de los chismes de ladrones que
se endilgaban entre sí quienes se peleaban por el poder. El río era demasiado
grande hasta que lo secaron y ya nadie pudo beber más.
Las naciones que se consideran hoy
desarrolladas tienen un código cultural que limita de manera estructural la
corrupción. Ese ha sido un mal de la humanidad, y los venezolanos no somos los
únicos en padecerlo. La corrupción, aparte de los aspectos éticos y morales
involucrados, le quita eficiencia a la distribución de lo que es de todos. Y
creo sin quedarme corto, que lo que ha sucedido en Venezuela es el mejor
ejemplo mundial de lo catastrófico que pueden llegar a ser las consecuencias
cuando hay una total ausencia de controles para ese mal. Consecuencias que no
solo son económicas, sino políticas, y como nos hemos podido dar cuenta con la
tragedia que nos consume, profundamente sociales.
De esto claramente se puede deducir que
cualquier cosa que venga en el futuro, después de salir de esta banda de ladrones
que conducen el poder en Venezuela, tienen que ser muchísimo mejor en ese
departamento. Y no solo tienen que serlo, sino también parecerlo, como la mujer
del César. De allí que notas como las recientemente publicadas que apuntan a la
corrupción que se está destapando del lado de la oposición oficial (ver ¿Donde
están los reales Guaidó? en https://prensaamerica.com/2019/11/periodista-manuel-isidro-molina-donde-estan-los-reales-guaido/)
indican que las cosas no cambiarían sustantivamente en el futuro. Pero también
nos dice mucho del porqué las cosas no se han cambiado todavía a favor de los
venezolanos después del 23 de Enero de 2019, siendo por el contrario, que han
empeorado mucho más.
La denuncia del
periodista Molina, era un secreto a voces. Y el problema no apunta a que pueda
existir corrupción en las filas opositoras. ¡Eso es lo de menos! Lo grave es
que el Gobierno del Presidente Encargado no esté actuando con la transparencia
debida al manejar a su discreción y sin absolutamente ningún control de
contraloría, los fondos que ha recibido del exterior y aquellos que se han ido recuperando
del régimen. ¿Quién está llevando el control administrativo y dando cuenta de
esos fondos a los venezolanos? Eso es lo que debe responder el Presidente
Encargado y el gobierno colegiado de la Asamblea Nacional. No puede ser que
haya una moral para el régimen y otra muy diferente para la oposición. En eso
coincidimos con la nota del periodista Molina.
Pero lo que no
se puede tragar es que se pretenda sugerir que sea la ilegitima Asamblea
Nacional Constituyente de los ladrones del régimen la que le venga poner
control a eso. Esto es, la propuesta de Molina es que una banda de malandros le
ponga control a otra pero de la oposición. ¡Acabazón de mundo! La corrupción ha
logrado que todo se salga de control. No hay instituciones creíbles porque ya
no hay gente creíble. Los dirigentes creíbles se han ido muriendo y los nuevos
están enredados en escándalos como el que denuncia la nota del periodista
Molina.
Un país sin
instituciones como lo ha sido históricamente Venezuela, solo se ha sostenido
con la credibilidad moral de los pocos venezolanos que en buena hora prestaron sus
servicios para una Venezuela de futuro. Personajes como Arnoldo Gabaldón
Carrillo y Luis Razetti en la medicina, Juan Pablo Pérez Alfonzo en petróleo, Vicente
Emilio Sojo y Teresa Carreño, en la música, José González Lander en ingeniería,
son solo algunos pocos ejemplos de que independientemente de la situación
institucional del país, existieron venezolanos que dedicaron sus vidas a una
labor al servicio de otros, sin esperar nada a cambio, más allá de la labor
cumplida. ¿Se acabaron ese tipo de venezolanos? No me lo creo. Me atrevo a
decir que incluso los puede haber mejores ahora mismo. Pero debe existir el
ambiente apropiado para que eso pueda florecer y multiplicarse. Y quienes son los
responsables de construir ese ecosistema, al parecer pujan todavía por salir.
Será imposible
reconstruir a Venezuela si la dirigencia que pretende sustituir a la que hay es
exactamente igual o peor que ella. Es una matemática muy sencilla y una norma
básica de gerencia ejecutiva: no compondrás lo que se rompió utilizando a
quienes lo rompieron. Y si a los que llamas para hacerlo son socios de negocio
de los que estaban, el resultado será el mismo o peor. Y eso es lo que estamos
contemplando en la actualidad con la administración del Presidente Encargado.
De allí el
llamado de muchas voces de conciencia que le han solicitado al Presidente
Encargado de que se separe de toda militancia partidista, así como del grupo de
partidos de la Asamblea Nacional, y forme un Gobierno de Unidad Nacional con
todos los factores representativos de la sociedad, incluso aquellos que desde
la oposición le han adversado, muy en especial con aquellas personas que los
venezolanos consideran ahora mismo de indudable e irrefutable condición ética y
moral. ¡Eso es fundamental! Los hay en todos los terrenos, en el económico, en
el político, y en el social.
Esa decisión trascendental
fortalecería su presidencia, le daría dirección y firmeza a esta loquera que ya
pasa de 11 meses sin resultados, sin contar con el mensaje positivo de un golpe
de timón y cambio de rumbo a la Comunidad Internacional, dando una muestra a
los venezolanos de querer resolver nuestro problema, y cerrándole el paso a
quienes quieren usar su presidencia para la corrupción. Un Gabinete de lujo
unificado encontraría en horas (si no minutos) una solución y una acción
contundente al problema de la usurpación de Maduro. ¿Difícil? Más difícil lo
estamos pasando los venezolanos. Ya la “pichagua” se rompió y la corrupción no
le deja otro camino a Juan Guaidó…
Caracas, 28 de Noviembre de 2019
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana