Por Luis Manuel Aguana
Años de concurrir a las urnas electorales han conseguido que el pueblo venezolano sea esencialmente democrático, y no proclive a otra solución que no sea la racional y pacífica escogencia de nuestros gobernantes a través de los votos. Ese es un legado y uno de los activos intangibles más importantes conseguidos en 40 años continuos de ventana democrática que tuvo Venezuela de 1958 a 1998. Sin embargo, eso fue utilizado de una manera artera por quienes a partir del año 2004 envenenaron el pozo de donde salía el agua que regaba una democracia sana. Lo pudrieron a tal extremo de usarlo una y otra vez en contra de la voluntad popular, y desnaturalizar el sentido natural del voto, utilizando el consentimiento de una población crédula.
De allí que cuando ocurriera la primera violación, nadie en Venezuela tomara en serio la advertencia técnica que señalaba que los delincuentes que conducían -y aún conducen- el casino llamado Consejo Nacional Electoral, habían cambiado el sistema de contar votos, poniéndolo a favor de los candidatos del régimen. Pero Dios existe y estas denuncias fueron posteriormente comprobadas por la confesión de los representantes de la empresa Smartmatic, contratista electoral del régimen, de que existió una “diferencia entre la cantidad anunciada (por el CNE) y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores” (ver Declaración de Smartmatic sobre la reciente elección de la Asamblea Constituyente en Venezuela, en https://youtu.be/Bhqnn0lM2IM).
Y aun así, lamentablemente muchos venezolanos todavía siguen creyendo que no se pueden vulnerar los sistemas automatizados y ponerlos al servicio de quien controla el Poder Electoral, y piensan que es posible ganarle a una ruleta arreglada solo con continuar jugando con más intensidad, en una conducta instigada por quienes desde la oposición partidista manejan intereses con el régimen para que las cosas sigan como están.
Las incesantes campañas comunicacionales, tanto del régimen como de su oposición, para hacerle creer a la población de que los resultados electorales no son susceptibles de manipulación si la gente va en masa a votar, han dado resultados, a pesar de lo indicado por los autores del sistema y que fueron socios del régimen hasta que, como delincuentes al fin, tuvieron diferencias en el botín. La mejor prueba de que si pueden manipular resultados y lo han hecho impunemente, fue precisamente esa declaración pública de Smartmatic.
Una lógica sana indicaría dejar de insistir en cambiar el gobierno de facto del país por la vía electoral, haciendo caso a la definición de locura de Einstein, y buscando otra alternativa. Pero la dirección política opositora, con todos sus recursos, y en especial su maquinaria comunicacional, ha satanizado cualquier otra salida que se le presente al país, en especial aquellas que podrían hacerlos desaparecer de la conducción política, razón por la cual aún seguimos en el mismo hueco desde hace más de 20 años, insistiendo en convencer a los venezolanos de ir por una ruta que está perdida antes de comenzar.
Sin embargo, los afectados seguimos siendo todos los venezolanos por una decisión en la que no tenemos injerencia, y menos aún en la escogencia de los “representantes” opositores que han decidido ir a elecciones y están negociando con el régimen una ruta electoral donde Maduro controla las máquinas de contar votos. Si lo permitimos, seremos nosotros, quienes con nuestra asistencia a ese evento, validaremos en el 2024 o cuando al régimen le de la gana, a la persona que señale ese ilegítimo CNE como “ganadora” en la elección presidencial. ¿Creen ustedes que será de la “oposición”? Si la mayoría de los venezolanos quiere eso, a sabiendas de lo expuesto anteriormente, deberé convencerme de la locura que anunció Einstein, aceptando que el régimen volvió a violarnos, al comportarnos colectiva e individualmente tal cual, tanto ellos como su oposición, esperan.
Pero creo que los venezolanos son mejor que eso. Estoy convencido de que cada uno de nosotros desea terminar con la pesadilla de este régimen y no colaborar activamente con lo que seguramente ocurrirá de seguir el curso electoral que los factores políticos están forzando en Venezuela.
Hace 10 años, finalizando el año 2012, intenté convencer desde esta minúscula tribuna a todo el que quisiera leerme, que una cosa era el abstencionismo en democracia y otra muy diferente, el abstencionismo en dictadura (o tiranía como llamo ahora al fenómeno) (ver Abstencionismo en dictadura, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html). Y es particularmente en este último método de lucha, en el que aún creo que tenemos que centrar nuestro énfasis, ya que representa una forma de resistencia civil no-violenta de la población frente a quienes le han pasado por encima a dos mandatos populares, en el 2017 y 2020.
Gene Sharp, en su conocida obra “De la Dictadura a la Democracia, un sistema conceptual para la liberación” cataloga en su lista de 198 métodos de protesta y persuasión no-violentas, al “Boicot de Elecciones”, como el método No. 124, dentro de los “Métodos de No Cooperación Política, No Cooperación de los ciudadanos con el gobierno” (ver Gene Sharp, De la Dictadura a la Democracia, en https://www.aeinstein.org/wp-content/uploads/2013/09/DelaDict.pdf).
¿Y por qué No Cooperación? Porque ya el problema no puede seguir en manos de quienes nos han traicionado, debiendo nosotros mismos tomar el asunto directa y colectivamente, sin la intermediación de nadie, no cooperando con sus intenciones. De acuerdo a la definición más actualizada de CAPEL (Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral), Programa especializado del Instituto Interamericano de los Derechos Humanos, el abstencionismo electoral tiene, en su definición, diferentes modos de interpretarse según el régimen donde se produce:
“El abstencionismo electoral se plantea desde perspectivas distintas en los regímenes autoritarios y en los democráticos. En los primeros, la decisión de no votar es generalmente la expresión pública de la oposición política y suele configurarse como una infracción e incluso como un delito”… “… cabe mencionar la abstención política o racional, actitud consciente de silencio o pasividad individual en el acto electoral que es la expresión de una determinada voluntad política, bien de rechazo del sistema político, de la convocatoria electoral en concreto, de no identificación con ninguno de los líderes o programas políticos en competencia electoral, o bien por la consideración de que todas las opciones son coincidentes (“todos los políticos son iguales”). La abstención reflexiva racionalizada la podríamos definir como activa y, en sí misma, puede constituir una suerte de objeción de conciencia política o un acto de desobediencia cívica o derivada de la insatisfacción política. Es la denominada opción por la “salida” en vez de por la “voz”. Cuando trasvasa los límites de la decisión individual para convertirse en un movimiento que promueve la inhibición participativa con el objeto de hacer pública la oposición al régimen político o al sistema de partidos, toma la forma de abstencionismo de lucha o beligerante…” (ver CAPEL, Diccionario Electoral, Tercera edición: IIDH/CAPEL y TEPJF, Costa Rica/México, 2017, en https://www2.iidh.ed.cr/capel/diccionario/index.html).
Hacemos un llamado a la población a aplicar el Método No. 124 de No Cooperación política o Boicot Electoral, como la define Sharp, en contra de la deliberada y criminal intención, tanto del régimen como de su oposición, de continuar haciéndole daño al pueblo venezolano, alargando su tragedia. En consecuencia, lo que le queda al ciudadano común es protestar masiva y conscientemente en contra de lo que están haciendo para repartirse el poder en Venezuela.
Un llamado a un Boicot Electoral, o como lo llamamos en Venezuela en el año 2018, una Huelga Electoral Indefinida, constituye “una suerte de objeción de conciencia política o un acto de desobediencia cívica o derivada de la insatisfacción política”. Léase bien, INSATISFACCIÓN POLÍTICA. Eso define perfectamente nuestro malestar frente a lo que nos están vendiendo. NO ES UNA ABSTENCIÓN ELECTORAL PURA Y SIMPLE, como se pretende hacer ver, constituyéndose en un acto de objeción pura a toda la basura electoral que se nos está metiendo por los ojos, INCLUYENDO LAS PRIMARIAS OPOSITORAS, antesala para medirse posteriormente con el CNE de Maduro y su régimen.
A los argumentos maniqueos de los partidos que normalmente vienen después de una declaración como esta, de que si no votamos perdemos “espacios”, o que “presentemos candidatos”, les responderé claramente lo siguiente: no pueden existir elecciones libres PORQUE ESTAMOS EN UNA TIRANÍA, ¡entiéndanlo de una vez! ¡Despierta y Reacciona!, como dijo en Venezuela Juan Pablo II, liquidador del comunismo de su tiempo. ¡No existen espacios en una tiranía y menos aún en una narco tiranía militarizada!
Lo que se logrará con ese boicot mientras encontramos la manera correcta de enfrentar con éxito la tiranía, es NO LEGITIMARLA CON NUESTROS VOTOS, y continuar la lucha para que el mundo de una vez entienda que no pueden cocinar soluciones para Venezuela sin nosotros, SIN LA PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO VENEZOLANO. Y la participación establecida en la Constitución, después de todo lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Venezuela, es una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario para Refundar la Nación. Debemos hallar entre todos la manera de convocarla…
Caracas, 4 de Diciembre de 2022
Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Pienso que aun por esa vía no será posible vencer a la tiranía. que no tiene límites en su maldad.
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