domingo, 6 de julio de 2025

Principios de independencia

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

English versión

En Venezuela nos hemos acostumbrado a conmemorar la fecha de la Declaración de Independencia solo como el momento a partir del cual nos declaramos libres como nación independiente de España. Sin embargo, quisiera aproximarme a esa Declaración de Independencia de Venezuela, más allá de la justificación política que esgrimió un grupo privilegiado de ciudadanos, a pronunciarse a favor de la separación de la unidad político-territorial del país de su matriz original, España, sino de los principios que sustentaron para fundamentar tal separación, y que necesariamente debe y tiene que ser atemporal, debido a que esos principios tenían que ser examinados en cualquier momento futuro, por lo que deberían al menos ser inmutables en el tiempo.

Luego de leer –de nuevo- la Declaración solemne de la Independencia por el Congreso de Venezuela, o Acta de la Independencia del 5 de julio de 1811, notamos primero la justificación política de su tiempo, esto es, la mención de los derechos recuperados el 19 de abril de 1810 como “…consecuencia de la Jornada de Bayona y la ocupación del Trono español por la conquista y sucesión de otra nueva dinastía constituida sin nuestro consentimiento…”. Pero esta justificación no era todavía suficiente.

Tal vez si no hubieran ocurrido estos sucesos políticos en España y no se hubiera profundizado, a juicio de los declarantes, el desorden en las colonias españolas de América, producto precisamente de esos sucesos argumentados en la Declaración, difícilmente se hubiera sostenido una separación político-territorial de la Madre Patria.

Pero nuestra Declaración tuvo que ir más allá para poder justificar para la posteridad el inicio de una vida independiente. Después de dar las razones de la política de su propio tiempo tuvieron que aterrizar el fondo:

“En atención a todas estas sólidas, públicas e incontestables razones de política, que tanto persuaden la necesidad de recobrar la dignidad natural, que el orden de los sucesos nos ha restituido, en uso de los imprescriptibles derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos, creemos que no podemos ni debemos conservar los lazos que nos ligaban al gobierno de España, y que, como todos los pueblos del mundo, estamos libres y autorizados, para no depender de otra autoridad que la nuestra, y tomar entre las potencias de la tierra, el puesto igual que el Ser Supremo y la naturaleza nos asignan y a que nos llama la sucesión de los acontecimientos humanos y nuestro propio bien y utilidad (ver Acta de la Independencia del 5 de julio de 1811, Venezuela, Congreso Constituyente 1811, https://tinyurl.com/pcuzuerj)  (resaltado nuestro).

La Declaración esgrimió el derecho que tiene todo pueblo para “destruir todo pacto, convenio o asociación que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos” con la creencia de que ”estamos libres y autorizados, para no depender de otra autoridad que la nuestra”. Este fue el mismo principio esgrimido por Thomas Jefferson (1743-1826) en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, acerca de la razón de la existencia de un gobierno, que no es otra que la de garantizar la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad de su pueblo.

En efecto la Declaración de Independencia de los EEUU, indica: "Consideramos evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos se encuentran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres gobiernos que derivan sus legítimos poderes del consentimiento de los gobernados; que cuando cualquier forma de gobierno se vuelva destructiva de estos fines, es derecho del pueblo modificarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno, fundamentándose en los principios y organizando sus poderes de la forma que considere más adecuada para su seguridad y felicidad"  (ver Documentos fundacionales de Estados Unidos, Declaración de Independencia: Una transcripción, en https://tinyurl.com/bdhrkt3e) (resaltado nuestro).

¿Es acaso muy diferente cualquier motivo de rompimiento de un pueblo con su gobierno en cualquier época, si este considera que no garantiza los principios básicos por los cuales fue constituido, en primer lugar? Ese principio es inalterable en el tiempo.

Las Declaraciones de Independencia no se tratan solo de un mero documento histórico que se lee en un acto solemne, o se festeja con desfiles militares y luces en el cielo, una vez al año. No. Se trata que los ciudadanos recuerden siempre que son ellos los que están primero y la razón fundamental por la cual existen los gobiernos. Ese principio básico está tan cada vez más olvidado, que en la nación del mundo donde por primera vez se escribieron estas verdades evidentes para independizarse, los Estados Unidos, están persiguiendo y extraditando personas por querer lo que dice su propia Declaración de Independencia: vida, libertad, y búsqueda de la felicidad.

La Declaración de Independencia de Venezuela es históricamente hija de los principios esbozados en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, aunque muchos, por razones ideológicas, no deseen aceptarlo. Porque no es un problema de ideologías, ni de derechas, ni de izquierdas. Es una declaración de los derechos de la existencia misma del ser humano. De los derechos del hombre, y del porqué los ciudadanos se organizan en sociedad, y se instituyen gobiernos para garantizar esos derechos.

Y siendo así, nuestra propia Declaración de Independencia nos recuerda que “en uso de los imprescriptibles derechos que tienen los pueblos para destruir todo pacto, convenio o asociación que no llena los fines para que fueron instituidos los gobiernos”, tenemos el derecho de rebelarnos si consideramos que nuestro “pacto, convenio o asociación” con el gobierno que dirige el país, no llena los fines para los cuales fue instituido. Y no porque este escrito en ninguna Constitución, sino en la misma Acta fundacional de la Nación.

Tal es el poder de los principios de independencia sobre los cuales se basaron los Padres Fundadores de nuestra nacionalidad para separarse de España, y constituir el país que todos conocemos como República de Venezuela, así le hayan cambiado el nombre oficial.

Entonces esta nota no se trata de ninguna manifestación pública de rebeldía en contra de ningún gobierno o régimen, sino de un recordatorio de los principios fundamentales sobre los cuales se construyó nuestro país y que deberían estar de forma permanente en la mente de quienes se consideran dirigentes políticos, para no perderse en la ruta de garantizarnos la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, que una vez extraviaron  en este angustioso océano de errores e imbecilidades.

Caracas, 6 de Julio de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana



lunes, 30 de junio de 2025

Venezuela, entre política y realidad

 

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Es público, notorio y comunicacional que la base principal de la estrategia opositora venezolana frente al régimen de Nicolás Maduro Moros sea presentarlo frente al mundo como un gobierno de criminales y violadores de los derechos humanos, y últimamente como una amenaza cierta a la seguridad de los EEUU, debido a la asociación del régimen venezolano con Irán desde el principio de la era castro-chavista-madurista, y especialmente ahora cuando los EEUU se han involucrado directamente en la guerra en el Medio Oriente entre Irán e Israel.

De acuerdo a la lógica de esa línea estratégica de actuación, se le vende a los venezolanos que la ayuda externa, en especial de los EEUU, estaría muy cerca de llegar para liberar al país de los criminales que la gobiernan, dado que Venezuela puede y será utilizada para los fines ulteriores de Irán en esa guerra –si no se hace nada al respecto- donde los venezolanos estamos ya participando –y sufriendo mundialmente las consecuencias- sin tener nada que ver con ella, por obra y gracia del régimen.

Estaría muy lejos de lo que yo quisiera que pasara si no concuerdo con la mencionada  estrategia, pero como lo veremos más adelante, deberíamos ser más realistas en poner todos los huevos en esa sola canasta. Por supuesto que Venezuela constituye, en manos del sistema de relaciones criminales transnacional que la gobierna, y que se ha construido en 26 años, un peligro actual y potencial no solo para los EEUU, sino para toda la región, que debería ameritar que la crisis venezolana se encuentre en todos los planes y preocupaciones de todos los gobiernos y líderes políticos del continente.

Pero una cosa es lo que uno quisiera que pasara y otra muy diferente lo que pasa en la realidad. Una cosa es el ES y otra el debería ser. Tuvieron los EEUU, en palabras del vicesecretario de Estado Christopher Landau, en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, OEA, que amenazar con retirarse de la OEA, y dejarla de financiar para que los miembros entendieran su papel en el hemisferio (aunque aún no sabemos si tuvo éxito), tomando como pivote principal el caso venezolano:

“…El año pasado, el mundo entero fue testigo de una elección robada descaradamente en Venezuela. La oposición no solo ganó abrumadoramente, sino que tenía las pruebas para demostrarlo: las “actas”. El régimen ni siquiera se molestó en disputar seriamente la validez de las “actas” o el fraude electoral. En respuesta a ese descarado fraude electoral, ¿qué ha hecho esta organización? Por lo que podemos ver, nada sustancial. El régimen de Chávez/Maduro ha llevado a Venezuela de ser una de las naciones más prósperas de nuestro hemisferio a una de las más desdichadas, sometiendo a su pueblo a una pobreza lamentable y represión política, y dejando a millones con poca opción más que huir. Muchos, si no la mayoría de los países representados en esta mesa son hogar de cientos, miles, decenas de miles, cientos de miles o incluso millones de refugiados venezolanos. Tan recientemente como el mes pasado, el régimen venezolano llevó a cabo otra elección legislativa y regional falsa que careció de transparencia y legitimidad, e incluyó un controvertido voto que pretendía elegir representantes venezolanos para gobernar el estado de Esequibo en Guyana. Si esta organización no está dispuesta o no puede responder o remediar esta situación, donde un régimen desafía abiertamente las normas internacionales y amenaza la integridad territorial de su país vecino, entonces debemos preguntarnos cuál es el propósito de la organización…”.

Más adelante añadió algo que seguramente les dolió en los bolsillos a esos países: “El secretario Rubio y yo debemos poder decirle a nuestro Presidente y a nuestro pueblo que nuestra inversión sustancial en esta organización beneficia a nuestro país. No estoy seguro de que estemos en posición de hacer eso en este momento, y les pido de buena fe que me ayuden a presentar este argumento”, finalizando con un cierre que puede ser considerado histórico, en apoyo a lo que debería estar haciendo la OEA: “Colegas, este no es un momento para meras palabras y consignas sobre solidaridad hemisférica. Es hora de que la OEA muestre resultados. Apoyemos a los pueblos de Venezuela y Haití no solo con palabras, sino con hechos. Rechacemos los regímenes autoritarios y antidemocráticos y a aquellos que buscan perseguir venganzas políticas a través del proceso judicial. Afirmemos nuestro derecho soberano a asegurar nuestras fronteras, a defender normas democráticas y a fortalecer esta organización mediante la acción, no la retórica (ver Discurso del vicesecretario de Estado Christopher Landau en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, en https://www.state.gov/translations/spanish/discurso-del-vicesecretario-de-estado-christopher-landau-en-la-asamblea-general-de-la-organizacion-de-los-estados-americanos/) (resaltado nuestro).

El vicesecretario de Estado Christopher Landau y el Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, saben perfectamente que la nueva política de los EEUU bajo la administración de Trump NO ES DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS DE NADIE (salvo por supuesto los de los nacionales norteamericanos), y en ese escenario les ha solicitado directamente a los miembros de la OEA que asuman ese compromiso a cambio de su presupuesto, so pena de abandonarlos. Es duro decirlo, pero es así.

Y como ya lo señalé en una nota anterior (ver Venezuela y el giro estratégico de EEUU, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/04/venezuela-y-el-giro-estrategico-de-eeuu.html)  esta posición ya es un hecho reseñado internacionalmente por analistas relevantes de política exterior en los EEUU: “La política de "América Primero" de la administración Trump representa, posiblemente, un cambio estratégico significativo que se aleja de la búsqueda de los intereses estratégicos de Estados Unidos mediante el fomento del apoyo global a la democracia, los derechos universales y las instituciones. En cambio, Washington está adoptando un enfoque mucho más transaccional, buscando beneficios más concretos mediante una combinación de incentivos y castigos. Los expertos en relaciones internacionales debatirán durante mucho tiempo el impacto estratégico, la eficacia y la moralidad de este cambio” (ver R. Evan Ellis, La política exterior de Trump podría acelerar el avance de China en América Latina, en https://revanellis.com/trumps-foreign-policy-could-accelerate-chinas-advance-in-latin-america) (resaltado nuestro).

En sectores opositores de Venezuela fue aplaudida la posición de los EEUU expresada por el embajador Landau en la OEA, que nos recuerda a la antigua línea de política exterior  norteamericana previa al “America Primero” de Trump, pero la realidad nos indica que  terminará prevaleciendo la “realpolitik”, con la posición de la mayoría de los países que votan por sus posiciones ideológicas y presiones económicas: “La última Asamblea General de la OEA comenzó con el pie izquierdo y controlada por la izquierda. El nuevo Secretario General, Albert Ramdin, lo dijo claro: No va a llamar dictador a Nicolás Maduro aunque la propia CIDH reconoce que es responsable de terrorismo de Estado.”… “ Lo más triste de la OEA es que ya han determinado no llamar dictador a Maduro y por lo tanto no se atreven a exigir la liberación inmediata de casi mil presos políticos. No mencionan sus nombres, sus días de cárcel y tortura porque para la OEA no existe la tortura”… “La nueva OEA vive un verdadero terremoto. China ha entrado con más fuerza y quiere imponer su agenda, mientras, Estados Unidos, está a punto de patear la mesa y retirarse de una organización buena para nada. La democracia se cotiza a la baja y Pekín compra acciones  (ver PanamPost, La nueva OEA no quiere llamar dictadores a los criminales de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en https://panampost.com/arturo-mcgields/2025/06/28/la-nueva-oea-no-quiere-llamar-dictadores-a-los-criminales-de-cuba-nicaragua-y-venezuela/) (resaltado nuestro).

Entonces, vista esta lamentable realidad donde los venezolanos estamos abandonados a nuestra suerte hemisférica, insistir en una sola estrategia que nos presente frente a los EEUU y el mundo solamente como un caso criminal y humanitario que debe ser resuelto por otro, tendrá necesariamente que cambiar y ser modificada por una menos pasiva y más proactiva, y que genere la atención, no solo de una OEA en manos de la izquierda y de actores extra hemisféricos como China, sino de los propios venezolanos que esperan de su oposición el cumplimiento de su promesa fundamental de llegar “hasta el final”. Y esto nunca se logrará si lo que esperamos que pase en Venezuela no depende de los venezolanos. Ya es hora de aterrizar la política a la realidad. Es momento de comenzar a pensar fuera de la caja…

Caracas, 30 de Junio de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana