Por Luis Manuel Aguana
Luego de las medidas económicas
anunciadas, el régimen de Maduro volvió por sus fueros a intentar amarrar los
precios de la comida. Después de quitarle 5 ceros a los montos de todas las
cuentas bancarias de la población económicamente activa, en lugar de tomar
medidas que incidieran directamente sobre las causas que ocasionan la
abrasadora hiperinflación que nos azota, el régimen se fue a controlar precios.
En otras palabras, vuelta al comienzo del ciclo. Pretenden que después de 90
días el sector privado pague un salario mínimo impagable que el régimen dice
que cancelará al comienzo, pero que las empresas no pueden pagar porque carecen
de la maquinita de fabricar billetes.
Me hizo acordar del famoso chiste
que cuenta la reacción de un capitalista, un fascista y un comunista ante la
infidelidad de sus esposas. El primero la golpea, el segundo la mata pero el
tercero se va a protestar ante la embajada de los Estados Unidos. Y eso es lo
que están haciendo los comunistas que manejan la economía de Nicolás Maduro, siguen
culpando a la “guerra económica” del imperio. Quieren hacerle creer a la
población que poniendo presos a los gerentes de supermercados u obligando a los
empresarios de la producción a colocar un precio obligado, eso controlará la
inflación.
Mientras tanto por 90 días los
venezolanos tendrán la ilusión de haber “incrementado” su salario mínimo de un
solo golpe a 30 dólares, cortesía de los payasos del circo de magia económica
del régimen de Maduro. Ya comenzaron mal diciendo que pagarán las pensiones en
tres partes a partir de septiembre y que las empresas deberán registrar sus
nóminas para que la diferencia del salario mínimo del actual al nuevo (180
millones de Bolívares fuertes o 1800 Bolívares soberanos) fuera pagada por el
régimen a través del Carnet de la Patria durante los primeros 90 días. Es claro
que en ese lapso los empresarios estarán sacando las cuentas para deshacerse de
los empleados o cerrar sus empresas. De no hacerse algo diferente no pasara
mucho tiempo para que esos ceros vuelvan de nuevo a crecer.
“En la mayoría de las mesas de trabajo entabladas entre el Gobierno
nacional y empresarios, para la discusión de precios de 25 productos de la
canasta básica, no se alcanzaron acuerdos, según indicó el presidente de
Fedecámaras, Carlos Larrazábal.”
(ver Panorama, El Presidente de Fedecámaras aseguró que la mayoría de precios
de productos no fueron acordados, en https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Presidente-Fedecamaras-aseguro-que-la-mayoria-de-precios-de-productos-no-fueron-acordados-20180823-0026.html).
Pero los precios aun sin acordar
fueron publicados en la resolución N° VSE-001-2018 de la Gaceta Oficial
Extraordinaria N° 6.397 con fecha del martes 21 de agosto (ver Contrapunto, Se
acabo la espera: los 25 productos con precios acordados en bolívares soberanos,
en
De acuerdo a esa nota, empresas
muy importantes como Arroz Cristal, La Lucha, Industrias Diana, Coposa, Central
Azucarero El Palmar, Pastas Capri, Pastas Sindoni, la Corporación Venezolana de
Café, Cargill de Venezuela y Alimentos Polar acordaron con el régimen, aun en
contra de la estructura de sus costos, como lo dio a entender el Presidente de
Fedecámaras. ¿A qué se está jugando aquí? ¿Están estos importantes empresarios
aceptando la imposición del régimen asumiendo en su estructura de costos una
diferencia que destruiría a sus empresas, o están haciéndole el juego a Maduro
aceptando un subsidio inflacionario para la producción alimentaria? En
cualquiera de los dos casos la situación es perversa y muy peligrosa.
Esto nos pone aquí en una
discusión compleja y a la vez muy delicada: ¿Hasta que punto los empresarios
están sosteniendo al régimen? ¿Cuál es el límite al que se puede llegar para
darle continuidad a una situación imposible de sostener? Nadie como los empresarios
para saber que en un régimen comunista no existe la posibilidad de
supervivencia de la empresa. La propiedad privada no tiene cabida en esta forma
de visualizar las relaciones económicas entre las personas. Entonces, ¿Por qué darle
oxigeno al régimen para seguir alargando el sufrimiento de la gente? Han
expropiado, humillado y arruinado al sector privado, y destruido más de la
mitad del PIB de este país en 5 años. Seguir produciendo con lo que queda para
que esta gente se siga enriqueciendo a costillas de los alimentos de la
población, porque son ellos los que han encarecido brutalmente la cadena de
distribución alimentaria a través de sus mafias bachaqueras, es poco menos que
suicida.
Algunos de ellos podrán argumentar
amenazas como expropiaciones o cárcel para los empresarios o que es necesario
seguir produciendo porque hay mucha necesidad en Venezuela. Todo eso es verdad,
pero todas esas razones pudieron ser validas al comienzo de esta tragedia que
ha llegado en la actualidad a niveles insostenibles. Hoy por hoy ya estamos en
una disyuntiva de vida en la que se debe decidir si o son ellos o somos
nosotros. En esto hay una extraordinaria componente ética y moral que cada
empresario debe sopesar muy al interior de su propia situación. Si no lo pierde
hoy, con seguridad lo perderá dentro de muy poco mañana.
Franklin Brito hizo una
indeclinable huelga de hambre que le costó la vida porque le expropiaron su
finca y no se doblegó con los sobornos que le ofreció el régimen (ver El
Estímulo, Franklin Brito, la inmortalidad cumple 7 años
http://elestimulo.com/climax/franklin-brito-la-inmortalidad-cumple-siete-anos/).
De la misma manera, en una faceta poco conocida de empresario, le fue
expropiada igualmente al ex Embajador Diego Arria su hacienda productora “Las
Carolinas” por su abierta oposición al régimen. Este lugar producía “2,500 litros diarios de
leche, cuenta con unas 250 cabezas de ganado, tiene unas 80 hectáreas de
sembradíos y genera 30 empleos directos” (ver Confiscan hacienda a crítico de Chávez, en https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article2004973.html).
Y así, las más de 200 mil empresas que se han esfumado en los últimos 20 años
son un cementerio demasiado escandaloso para que los empresarios miren para
otro lado. Todos hemos llegado al llegadero, y de eso no se pueden escapar los
empresarios que todavía quedan, quienes tarde o temprano se verán obligados a
enfrentar la situación.
No es la primera vez que los
empresarios creen que a través de una dictadura pueden sobrevivir. En un
excelente trabajo que relata la situación empresarial de España en la época de
Franco se destaca: “Aquellos que pensaban
que la dictadura traería el ansiado orden para los negocios, se encontraron con
un Estado autoritario, protector, de partido único, intervencionista y
dispuesto a sacrificar el desarrollo y el bienestar de la población en aras de
su consolidación. La política económica fue diseñada por un gobierno militar,
que se reservó una capacidad de intervención superior a la de etapas
anteriores, transformando la tradicional vinculación entre el mundo de los
negocios y el de la política…” (ver Empresarios y política en la dictadura
de Franco
https://www.jstor.org/stable/41325087,
Dictadura y Empresarios, pág. 149). En Venezuela no está ocurriendo nada
diferente con esta dictadura, incluso peor, ya que en un sistema comunista el
sector privado tiene los días contados.
Pero no será hasta que los
empresarios “aprendan la lección de la dictadura” cuando las cosas comiencen a cambiar,
como efectivamente cambiaron en 1958. Así lo afirmó el Ex Presidente Don Rómulo
Betancourt en una histórica entrevista realizada por Carlos Rangel y Sofía
Imber en su extraordinario programa de las mañanas, “Buenos Días”, en 1978.
Decía Don Rómulo: “…Y además algo muy
importante: además de las fuerzas obreras que siempre habían estado dentro de
su sindicato militantemente luchando por la democracia, el 58 hubo una toma de conciencia del sector empresarial. Entonces
el sector empresarial que ya había aprendido también la ruda lección de los 10
años de dictadura, entonces cooperó en la formación de ese gran frente
democrático. Las Fuerzas Armadas también habían aprendido la lección de
la dictadura. Una dictadura que hablaba en nombre de las Fuerzas Armadas pero
de la cual se beneficiaban el dictador, una pequeña camarilla de
incondicionales suyos en uniforme y una vasta cauda de civiles, de
contratistas, de abogados, de ingenieros, y el tal gobierno de las Fuerzas
Armadas era un gobierno del dictador y de una camarilla de aprovechadores…”
(ver Sofia Imber y Carlos Rangel entrevistan a Rómulo Betancourt, en https://youtu.be/_ZlZm5Uxg00 min 10:30).
Cuando los verdaderos empresarios,
aquellos que anteponen los principios sobre los bolsillos, aprendan esa
“lección de la dictadura”, al separar la paja del trigo, diferenciándose
plenamente de esa “vasta cauda de civiles, de contratistas” y “camarilla de
aprovechadores” del régimen que mencionaba Betancourt, podrán dar un paso
adelante en la recuperación definitiva de la libertad en Venezuela. Sin el
concurso de ellos, el régimen nunca podrá subsistir…
Caracas,
23 de Agosto de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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