viernes, 22 de febrero de 2019

Acelerando el cese de la usurpación

Por Luis Manuel Aguana

Comienzo citando a Luis Almagro, Secretario General de la OEA y principal artífice de nuestro solido posicionamiento internacional actual en contra de la dictadura: “La salida de Maduro es la principal ayuda humanitaria que podamos dar a Venezuela” (ver mensaje de Almagro en https://www.diariolasamericas.com/america-latina/almagro-la-salida-maduro-es-la-principal-ayuda-humanitaria-que-podemos-dar-venezuela-n4172048). Sin desmedro a los esfuerzos opositores de llevar al régimen a una situación política de demostrar que se niegan a ayudar al pueblo venezolano impidiendo a toda costa el ingreso de alimentos y medicinas que tanto necesita nuestro país, todos sabemos que cualquier cosa que pueda ingresar no sería suficiente para aliviar, al menos en una medida razonable, el hambre y las enfermedades que han generado estos delincuentes en 20 años de desgobierno y tiranía.

En otras palabras Almagro puso las cosas en el lugar correspondiente: No es la ayuda humanitaria. Maduro tiene que irse para que Venezuela pueda continuar. Pero ¿qué es lo que falta para que eso suceda? Hasta lo impensable ha ocurrido ya, como ese histórico discurso del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump en Miami, dándole el respaldo a Juan Guaidó como Presidente Encargado de Venezuela, reconociendo la lucha de este pueblo indomable y un ultimátum al usurpador y los militares que le acompañan. Eso jamás había pasado antes con un Presidente norteamericano con ningún otro país. Esto debió haber sido más que suficiente para que Maduro recogiera sus macundales y saliera huyendo del país. Pero eso no pasó.

Y eso me lleva a los militares venezolanos. No existe manera que haya un nuevo gobierno en Venezuela sin que se resuelva la cuestión militar. Y los militares aun insisten en respaldar al régimen. ¿Por qué? De hecho este es un régimen donde todo el sector publico está controlado por militares donde la expresión civil es mínima. Lo único que le falta a la tiranía es que Maduro sea militar. De existir una intervención armada de una fuerza exterior para poner orden a esta locura que pasa en Venezuela, el control final de la seguridad del país se le tiene que entregar luego a una Fuerza Armada venezolana. Y si esta no existe tal y como la conocíamos, habrá entonces que volverla a hacer.

Y tenemos que abordar ese tema militar querámoslo o no desde la perspectiva civil. Hugo Chávez se dedicó a destruir la institución militar después del 11 de Abril de 2002 para evitar que le volviera a pasar lo de ese día cuando lo depusieron desde el Alto Mando Militar. En lo personal no creo que los militares se hayan vuelto locos al sostener permanentemente a este títere de los Castro, como llamo Trump al usurpador Maduro, aceptando de buenas a primeras que todos los que están arriba de esa institución son corruptos y es por eso que “no entregan” a Maduro terminando de una buena vez con la pesadilla. Tiene que haber algo más.

Las amenazas que se ciernen sobre los oficiales que aun sostienen el régimen están en algunos casos dando resultados y los ofrecimientos de amnistía futura hecha por el Presidente Encargado han producido deserciones importantes pero no han sido determinantes para la caída del régimen. ¿Qué pasa allí? ¿Qué cosa hay que hacer adicionalmente para que el efecto se acelere?

Poco a poco ya existe la percepción general incluyendo la misma institución armada de la inviabilidad del régimen. Esta cercado por todos lados internacionalmente y es muy posible que algunos de estos altos oficiales estén negociando su situación de cara a una nueva situación en el país. Pero aun así, no acaba de caer.

Buscando razones, me tope con una nota reciente publicada en el Washington Post firmada por el General (R)(Ej) Antonio Rivero (ver “Exiled general: Why the Venezuelan military hasn’t turned against Maduro” - General Exiliado: Porqué el Ejercito venezolano no se ha vuelto contra Maduro, https://www.washingtonpost.com/news/theworldpost/wp/2019/02/07/venezuela-military/?noredirect=on&utm_term=.9267077887bc) donde Rivero esgrime tres razones: 1) “…dentro del alto mando militar, hay un compromiso filial profundamente impregnado con el difunto presidente Hugo Chávez y su ideología”; 2) “…las fuerzas armadas reciben privilegios en los niveles más altos, como ascensos, bonificaciones y sobornos”; y 3) “…muchos de los militares están involucrados en actividades ilícitas como el tráfico de drogas”. (Traducción propia)

Las razones 2 y 3 son históricas en Venezuela. Los militares siempre han recibido esas prebendas de todos los gobiernos y siempre ha habido delincuentes en esos niveles. Con lo cual con el hecho de pasarse de bando no veo porque dejarían de hacerlo, pragmáticamente hablando. Pero lo primero es determinante. ¿Un compromiso con el chavismo? Eso si esta difícil. Cualquier nuevo gobierno no podría comenzar en un nuevo estado de cosas militar con una Fuerza Armada cuyos principales oficiales estén inoculados precisamente por el virus que acabó en la práctica con su institución. Y eso es materia de fondo.

Recuerdo que en vida el desaparecido General de División (Ej) Jacobo Yépez Daza (ver Jacobo Yépez Daza, Réquiem por un General civilista, en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/jacobo-yepez-daza-requiem-por-un.html) me indicaba que uno de los mayores errores cometidos con la Fuerza Armada fue el haber reinstalado en la institución a los responsables del golpe del 4F-1992, en aras de una supuesta reunificación institucional, y lo que se logró fue todo lo contrario al reventarse las escalas internas de mérito y antigüedad, rompiendo con “los tres pilares fundamentales en que descansan la organización, administración, operatividad y unidad de mando de la Fuerza Armada, como lo son la DISCIPLINA, LA OBEDIENCIA Y LA SUBORDINACION”, Yepez dixit.

Si esto es así, Juan Guaidó jamás podrá hacer cambiar la mente de esos oficiales para que cambien de bando, eso sin contar con todo el trabajo de ideologización que en estos últimos 17 años, después del 2002, han recibido esos oficiales, con cursos y misiones oficiales permanentes a Cuba y otros países comunistas. Entonces la vaina no es un simple “pásate a la democracia” que está haciendo la Asamblea Nacional y la Ley del Estatuto para la Transición a los militares. La cosa es más compleja. Si nos quedamos con ese análisis superficial podremos tener Maduro para rato salvo que se derrote al comunismo que hay en esos militares que comandan la Fuerza Armada por la fuerza. Y creo que Trump lo tiene clarísimo y va en esa dirección. Lo que me lleva al siguiente nivel de actuación.

Si lo que tenemos entonces es una Fuerza Armada altamente ideologizada que no escucha las razones de hambre, muerte y miseria de su pueblo, entonces ya es hora de ir pensando en rehacer esa institución con lo que sea rescatable de ella. Y eso solo lo pueden hacer los antiguos oficiales que están disponibles y que han demostrado conocimiento y devoción institucional por la recuperación de la institución armada.

Entonces lo primero que deberían estar pensando los políticos, comenzando por el Presidente Encargado Juan Guaidó, que están manejando este barco de la transición, es comenzar por arriba –como efectivamente piensan los militares- designando un Alto Mando Militar inmediatamente –Ministro de la Defensa incluido- que se encarguen de esa reestructuración institucional y al que los oficiales recuperables puedan mirar y respetar en una línea directa de mando claramente establecida con “disciplina, obediencia y subordinación”, para que vean y toquen una nueva situación de la Fuerza Armada y del país. Esos oficiales abandonarían las estructuras comunistas del régimen, debilitándolas para abonar una nueva organización que debe comenzar a construirse antes de la salida de Maduro de Miraflores. Eso si pudiera efectivamente acelerar el cese de la usurpación. Comiencen ya que para mañana es tarde…

Caracas, 22 de Febrero de 2019

Twitter:@laguana

1 comentario:

  1. Estimado Sr. Aguana: Su análisis acerca de la necesidad de crear una fuerza armada diferente da en el clavo; sin embargo, luce difícil.... Mantener Fuerzas Armadas no parece conveniente. El país estaría corriendo el riesgo de repetir la historia... ¿Se ha evaluado la factibilidad de imitar a Costa Rica: no hay Fuerzas Armadas, sino Policía?
    Le saluda,
    Iris Herrera de Milano

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