Por Luis Manuel Aguana
Como en cualquier tiranía que se precie de
tal, el régimen de Nicolás Maduro Moros nos aplica a cuenta del COVID-19 un
toque de queda y una suspensión de nuestras garantías constitucionales a través
del Decreto 4.160 por Estado Excepción, en su modalidad de Estado de Alarma,
publicado en la Gaceta Oficial 6.519 Extraordinario del 13 de Marzo de 2020
(ver Decreto 4.160, en https://pandectasdigital.blogspot.com/2020/03/decreto-n-4160-mediante-el-cual-se_17.html).
Sin embargo, al juzgar por el comportamiento de los actores políticos del
régimen y su oposición oficial, lo que hay en Venezuela no es un Estado de Excepción
sino confusión. No necesita Maduro poner en blanco y negro en un Decreto que
puede llevarse a la gente, mantenerla en toque de queda o reprimirla como y
cuando le de la gana, ya lo está haciendo. De hecho nadie está en lo que le
corresponde hacer, aun a pesar que en régimen ese comportamiento ha sido su
estado natural por su condición autoritaria.
Para agravar las cosas, el régimen está
utilizando la pandemia ocasionada por el COVID-19 para mantener contenida a la
población por el agotamiento de los recursos de los que cada vez dispone menos para
sostener la estabilidad de su gobierno. Los reportes de todo el país apuntan a
una gravísima escasez de combustible, al punto de que lo que queda lo están
utilizando para los cuerpos de seguridad dedicados a reprimir a un pueblo que
lo que pide es agua y comida, sin decir de los servicios más elementales como
electricidad, transporte público y salud. Ya el régimen no está en capacidad
técnica de proveerlos.
Y cada vez habrá menos capacidad logística
para transportar alimentos a los mercados populares de Caracas. La capital del
país no produce nada. Toda la comida viene del interior, en particular de los
Estados occidentales. A los proveedores las autoridades no les permiten el
acceso al combustible para traer los alimentos que se requieren en la capital, a
pesar que ese Decreto dice expresamente lo contrario en su Artículo 20: “Se establecerán las coordinaciones
adecuadas para garantizar pleno abastecimiento esencial a la población de
bienes y servicios”.
A esto se añade que estos proveedores cada
vez más se nieguen a hacer viajes a la capital porque se ven obligados a dejar
gran parte de su mercancía a la voracidad de los cuerpos de seguridad en las
decenas de alcabalas que han puesto, donde martillan inclementemente a quienes
traen los alimentos. Bajo ese panorama es muy difícil que el régimen mantenga a
una población indigente encerrada bajo un toque de queda inhumano, sin los
servicios más elementales, y de paso exigiendo que no salgan de sus casas
mediante un Decreto que suprime las garantías constitucionales.
En otros países se puede sostener ese estado
de cosas por la presencia del COVID-19 porque disponen de los recursos para
mantener a la población en sus casas. En Venezuela eso es inaplicable en las
condiciones que vive el país desde antes de la aparición de la pandemia. ¿Qué debería
hacer el régimen si impone un Estado de Alarma como el descrito en el Decreto
4.160? En primer lugar garantizarle a toda la población que habrá agua y
alimentos en la puerta de sus casas a todos los venezolanos, en particular a la
población más desvalida. ¿Está en capacidad este régimen de hacer eso? Es claro
que no, como no lo ha podido hacer hasta ahora sin COVID-19, lo que convierte
ese Decreto en una bomba de tiempo de inestabilidad social, y conspira en
contra de su estabilidad política. Si existieran políticos y no delincuentes
manejando el país, hace rato que la situación sería otra. En consecuencia en
esta crisis del COVID-19 el lado del régimen no está haciendo lo que debería
estar haciendo, tal vez no porque no quieran sino porque no pueden al haber
destruído a Venezuela.
Si bien es cierto que se puede entender ese
comportamiento del régimen en esta crisis porque todo lo que hacen obedece a
una conducta castradora de libertades, en el caso de la oposición oficial la
confusión no es tolerable. El 10 de Enero de 2019 le correspondió
constitucionalmente a Juan Guaidó Márquez convertirse en Presidente Encargado
de la República, con UNA SOLA Y UNICA MISIÓN: lograr el cese de la usurpación
de Nicolás Maduro Moros, constituir un gobierno de transición para realizar
elecciones libres del castro-chavismo-madurismo. Todo cuanto haga o deje de
hacer el Presidente Encargado debe tener solo que ver con eso. De allí que ver
a Guaidó intentando “gobernar” no tiene ningún sentido. En primer lugar porque
sus acciones no tienen absolutamente ningún efecto sobre el bienestar de los
venezolanos, y cualquier cosa que haga tiene que estar relacionado con salir
del régimen de Maduro porque ese es el trabajo que le toca hacer. Y la lucha en
contra del COVID-19 no es parte de eso, aunque decirlo pueda resultar odioso para
mucha gente.
Guaidó aparte de estar fustigando a Maduro
por tener el país en ruinas y en las peores condiciones para sobrellevar la
crisis del COVID-19, debería estar realizando acciones concretas para lograr que
Maduro salga del poder, entre otras que la Comunidad Internacional nos preste la
ayuda de fuerza necesaria, PRECISAMENTE porque la única manera de resolver la
crisis del COVID-19 y evitar que se expanda ocasionando una mortandad que se
riegue por toda la región. Si eso no los convence, nada los convencerá. Y si no
nos ayudan, entonces deberá estar tomando decisiones drásticas y visibles para
lograr de inmediato su única misión porque la vida de los venezolanos está en
juego en cuestión de días.
El trabajo de Guaidó no es asumir labores ni
dar recomendaciones para detener la expansión de COVID-19 en el país. Ese es un
trabajo que le corresponde a quien ejerza el poder en Venezuela, no a él que
aun no lo ha asumido. Su trabajo es convertirse A LA BREVEDAD en quien ejerza
ese poder para resolver esta crisis, entre otras razones porque lo hará en
muchísimas mejores condiciones que el régimen porque contará de manera inmediata
con toda la ayuda que el mundo pueda brindarle. Mientras eso no ocurra deberá
exigírselo al usurpador, aun a sabiendas de que no resolverá absolutamente nada.
Debemos repetirnos como un mantra: La solución del COVID-19 es que Maduro y
su régimen se vayan. Ya en ANCO le sugerimos una manera pero si el y su
gobierno interino están en desacuerdo su deber es conseguir otra y aplicarla de
forma inmediata. Aun estamos esperando. Si Guaidó si no llega a tomar las
decisiones que corresponden ante la gravedad de la crisis, la misma situación
que se presente en el país cono consecuencia de no tomar esas decisiones,
encontrará en su camino el liderazgo necesario para hacerle frente a lo que
suceda.
Es sorprendente como la crisis nos ha llevado
a no darnos cuenta de esta gigantesca confusión de roles, creando en la
población un estado de indefensión y confusión generalizado donde las personas
amanecen apoyando las acciones de quienes no saben lo que se debe hacer ni cómo
hacerlo. Es frustrante ver a Guaidó intentando hacer en vano el trabajo de
Maduro, porque es Maduro quien ejerce el poder, y a Maduro intentando hacer un
trabajo que no puede hacer porque destruyó el país. Esa locura ocasiona en la
gente incertidumbre y sensación de estar perdidos en el medio de una pavorosa
oscuridad. ¡Por eso es que precisamente se requiere de un liderazgo responsable
y comprometido! Fue por eso mismo que un liderazgo como el de Winston Churchill
pudo sacar a los ingleses del terror de una invasión alemana, creando confianza
y fe en el futuro, sacando de ellos mismos la suficiente fuerza para oponerse.
Cada día que pasa la pandemia se expande por
el mundo, y no sabemos hasta donde ha llegado en Venezuela a esta fecha porque
han destruido todo el sistema de salud. A nuestro país no llegará ayuda alguna
si NOSOTROS no resolvemos antes el problema de Maduro y su régimen. Estoy por
pensar que Dios nos mando esa plaga adicional del COVID-19 para forzarnos a
tomar las decisiones que tenemos que tomar. El tiempo se agota y Maduro y sus
ladrones prefieren aferrarse al poder, permitiendo que el pueblo se muera de
mengua por un virus chino. Espero que sus acompañantes no estén dispuestos a
“autosuicidarse” con él, haciendo que ese virus chino sea el detonante
definitivo…
Caracas, 21 de Marzo de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Excelente planteamiento. El panorama está, lamentablemente, tan claro y muchos no quieren verlo. Prefieren seguir en su "zona de confort" aunque de "confort" ya tiene muy poco
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