Por Luis Manuel Aguana
De no existir ese borrador de “paz política” propuesto por el Presidente Gustavo Petro, cuya existencia informara El País América de España, a través de una nota firmada por Juan Diego Quesada y Florantonia Singer el pasado 27 de mayo, tal vez deberían estar trabajando en uno, porque a estas alturas no existe ningún venezolano que se crea que el régimen ganará las elecciones y menos aún que entregará el poder a la oposición (ver El País, Petro ya tiene en su poder el borrador de “paz política” en Venezuela tras las elecciones presidenciales, en https://elpais.com/america/2024-05-27/petro-ya-tiene-en-su-poder-el-borrador-de-paz-politica-en-venezuela-tras-las-elecciones-presidenciales.html). Tanto es así, que hasta los gobiernos de Colombia, Brasil y Chile temen recibir gran parte de las consecuencias de que el régimen insista en quedarse en el poder a través de un fraude del CNE en los resultados electorales.
¿Qué quedaría entonces? Que tanto la oposición como el régimen se sienten previo a las elecciones y “negocien” una salida que garantice, no solo lo toda elección democrática debe garantizar, que el que ganó no persiga al que perdió, sino que efectivamente se reconozcan pacíficamente los verdaderos resultados electorales. Y recalco la palabra VERDADEROS porque eso es lo que el régimen de Maduro ya mismo está tratando de distorsionar, comenzando por “inhabilitar” y perseguir a la verdadera representante de la oposición, María Corina Machado (MCM) y a su comando de campaña, sino por una descarada ingeniería perversa y manipulada de los centros electorales, e impidiendo la presencia de los observadores de la Unión Europea. Esto no es más que la evidencia de lo que pretenden fraguar el 28J.
Pero eso no sería nada extraño. Es lo que hemos visto desde el año 2004 pero a una escala exponencial nunca antes conocida, debido la desesperación que sienten al ver que la oposición hoy contabiliza 6,24 veces más la intención de voto frente al régimen, en una participación proyectada del 76,74% y subiendo (61.1% Edmundo González Urrutia versus 9,8% Nicolás Maduro Moros) (ver Encuesta CATI Venezuela Mayo 2024, ¿Por cuál de estos candidatos votaría usted en las elecciones presidenciales de 2024, en https://twitter.com/Meganalisis/status/1795296356036452411/photo/2).
Razón tienen entonces los presidentes de Colombia, Brasil y Chile, como indica la nota del El Pais América, cuando Petro le dice a Maduro que si “quería su apoyo, el de Lula da Silva y Gabriel Boric debía emitir una señal de normalidad democrática”. Y hasta allí todo está muy bien. Desde la perspectiva internacional, se deben sentar “oposición y gobierno” y evaluar la situación con claras vistas al resultado del 28J. Los presidentes se están adelantando al obvio resultado de la elección y la respuesta esperada que saben que tendrá el régimen. Los presidentes latinoamericanos le están diciendo claramente a Maduro que no van a cohonestar un fraude descarado.
Pero –siempre el bendito pero- nosotros nos preguntamos por el detalle en Venezuela, ¿y qué oposición se debe sentar a negociar allí y que cosa se debe negociar? ¿Se sentará la “oposición” de la MUD-PU, esa que perdió de manera aplastante las primarias por un 93% frente a MCM, debido a los votos de los opositores obstinados de que se negocie a espaldas de los venezolanos? ¿O quién se siente allí con el régimen sea una representación legítima de la oposición encabezada MCM? Eso lo tendríamos que resolver nosotros, sin la intervención de nadie. Y esto sería solo para comenzar…
El régimen y la oposición de la MUD-PU tienen la mala costumbre de considerarse la representación de los venezolanos de ambos bandos sin tener el respaldo de la voluntad popular. Tanto el régimen como la MUD-PU dejaron de representar a nadie en Venezuela, y tal vez eso deba ser reconocido por los gobiernos que impulsan ese acuerdo de “paz política”.
Claramente, la existencia de Edmundo González Urrutia (EGU) en el panorama político electoral venezolano como candidato presidencial se debe precisamente a que el régimen ha atropellado los derechos de participación política de MCM y de todos los venezolanos que votamos por ella, imponiendo una situación inédita, nunca antes vista en el mundo, de una persona haciendo de “sustituto” de otra a quien le violaron sus derechos políticos, en una candidatura presidencial.
Pero aun así y por su lamentable historial, los dueños de la tarjeta de la unidad, la MUD-PU, estarían más que dispuestos a negociar un derecho que solo le correspondería a la ganadora de las primarias opositoras, si es que Maduro acepta ese borrador de “paz política” propuesto por el presidente colombiano.
Pero para garantizar que no existan sorpresas desagradables, como nos tiene acostumbrados la MUD-PU, cualquier acuerdo que se haga entre la oposición y el régimen para asegurar los resultados del 28J, debe hacerse frente a los venezolanos, de manera 100% transparente, y con los representantes legítimos al frente de esa negociación, y no los que negociaron en Barbados, porque aquí nos estamos jugando el futuro de Venezuela. Y esto no es un invento de este escribidor: el 81,4% de los venezolanos cree que las próximas elecciones son “La última oportunidad para producir cambios en el país” (ver Meganalisis, CATI Venezuela Mayo 2024, en https://twitter.com/Meganalisis/status/1795296382053654851/photo/1).
Estoy convencido de que es necesario un acuerdo previo al 28J entre la oposición y el régimen, como lo plantean los presidentes Petro, Lula Da Silva y Boric, a la luz de los resultados previsibles de la elección, para preservar la paz entre los venezolanos, pero no cualquier acuerdo, ni al cualquier precio. Deberá ser un acuerdo ajustado a la realidad opositora venezolana, cuya legitimidad ha sido ignorada por el régimen al dejar fuera de las elecciones a MCM con la complacencia de la oposición oficial.
Si esta realidad sigue siendo ignorada, por ambas partes, el régimen y la MUD-PU actuando como oposición oficial, solo porque tienen la franquicia del régimen para actuar como tales, y más aún cuando vemos al país nacional volcarse entero a las calles al paso de la que debió ser la candidata, veo muy difícil que un acuerdo de paz política prospere, y menos aún si este se lleva a cabo sin la conducción de la verdadera representación opositora encabezada por MCM y de frente a los venezolanos.
Si en realidad los presidentes de esas naciones desean que exista paz política en Venezuela, un acuerdo con el régimen en las presentes circunstancias debe pasar por convertir la presidencia de EGU en una transición política que, por un lado, reconozca el deseo genuino de cambio de la población, a todas luces demostrado en las calles por la presencia de MCM, y, por otro lado, que garantice que en un corto periodo de tiempo existirán condiciones políticas equitativas de coexistencia pacífica para todos. En otras palabras, la paz política no viene sola. Viene con una transición o no viene…
Caracas, 30 de Mayo de 2024
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