lunes, 30 de junio de 2025

Venezuela, entre política y realidad

 

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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Es público, notorio y comunicacional que la base principal de la estrategia opositora venezolana frente al régimen de Nicolás Maduro Moros sea presentarlo frente al mundo como un gobierno de criminales y violadores de los derechos humanos, y últimamente como una amenaza cierta a la seguridad de los EEUU, debido a la asociación del régimen venezolano con Irán desde el principio de la era castro-chavista-madurista, y especialmente ahora cuando los EEUU se han involucrado directamente en la guerra en el Medio Oriente entre Irán e Israel.

De acuerdo a la lógica de esa línea estratégica de actuación, se le vende a los venezolanos que la ayuda externa, en especial de los EEUU, estaría muy cerca de llegar para liberar al país de los criminales que la gobiernan, dado que Venezuela puede y será utilizada para los fines ulteriores de Irán en esa guerra –si no se hace nada al respecto- donde los venezolanos estamos ya participando –y sufriendo mundialmente las consecuencias- sin tener nada que ver con ella, por obra y gracia del régimen.

Estaría muy lejos de lo que yo quisiera que pasara si no concuerdo con la mencionada  estrategia, pero como lo veremos más adelante, deberíamos ser más realistas en poner todos los huevos en esa sola canasta. Por supuesto que Venezuela constituye, en manos del sistema de relaciones criminales transnacional que la gobierna, y que se ha construido en 26 años, un peligro actual y potencial no solo para los EEUU, sino para toda la región, que debería ameritar que la crisis venezolana se encuentre en todos los planes y preocupaciones de todos los gobiernos y líderes políticos del continente.

Pero una cosa es lo que uno quisiera que pasara y otra muy diferente lo que pasa en la realidad. Una cosa es el ES y otra el debería ser. Tuvieron los EEUU, en palabras del vicesecretario de Estado Christopher Landau, en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, OEA, que amenazar con retirarse de la OEA, y dejarla de financiar para que los miembros entendieran su papel en el hemisferio (aunque aún no sabemos si tuvo éxito), tomando como pivote principal el caso venezolano:

“…El año pasado, el mundo entero fue testigo de una elección robada descaradamente en Venezuela. La oposición no solo ganó abrumadoramente, sino que tenía las pruebas para demostrarlo: las “actas”. El régimen ni siquiera se molestó en disputar seriamente la validez de las “actas” o el fraude electoral. En respuesta a ese descarado fraude electoral, ¿qué ha hecho esta organización? Por lo que podemos ver, nada sustancial. El régimen de Chávez/Maduro ha llevado a Venezuela de ser una de las naciones más prósperas de nuestro hemisferio a una de las más desdichadas, sometiendo a su pueblo a una pobreza lamentable y represión política, y dejando a millones con poca opción más que huir. Muchos, si no la mayoría de los países representados en esta mesa son hogar de cientos, miles, decenas de miles, cientos de miles o incluso millones de refugiados venezolanos. Tan recientemente como el mes pasado, el régimen venezolano llevó a cabo otra elección legislativa y regional falsa que careció de transparencia y legitimidad, e incluyó un controvertido voto que pretendía elegir representantes venezolanos para gobernar el estado de Esequibo en Guyana. Si esta organización no está dispuesta o no puede responder o remediar esta situación, donde un régimen desafía abiertamente las normas internacionales y amenaza la integridad territorial de su país vecino, entonces debemos preguntarnos cuál es el propósito de la organización…”.

Más adelante añadió algo que seguramente les dolió en los bolsillos a esos países: “El secretario Rubio y yo debemos poder decirle a nuestro Presidente y a nuestro pueblo que nuestra inversión sustancial en esta organización beneficia a nuestro país. No estoy seguro de que estemos en posición de hacer eso en este momento, y les pido de buena fe que me ayuden a presentar este argumento”, finalizando con un cierre que puede ser considerado histórico, en apoyo a lo que debería estar haciendo la OEA: “Colegas, este no es un momento para meras palabras y consignas sobre solidaridad hemisférica. Es hora de que la OEA muestre resultados. Apoyemos a los pueblos de Venezuela y Haití no solo con palabras, sino con hechos. Rechacemos los regímenes autoritarios y antidemocráticos y a aquellos que buscan perseguir venganzas políticas a través del proceso judicial. Afirmemos nuestro derecho soberano a asegurar nuestras fronteras, a defender normas democráticas y a fortalecer esta organización mediante la acción, no la retórica (ver Discurso del vicesecretario de Estado Christopher Landau en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, en https://www.state.gov/translations/spanish/discurso-del-vicesecretario-de-estado-christopher-landau-en-la-asamblea-general-de-la-organizacion-de-los-estados-americanos/) (resaltado nuestro).

El vicesecretario de Estado Christopher Landau y el Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, saben perfectamente que la nueva política de los EEUU bajo la administración de Trump NO ES DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS DE NADIE (salvo por supuesto los de los nacionales norteamericanos), y en ese escenario les ha solicitado directamente a los miembros de la OEA que asuman ese compromiso a cambio de su presupuesto, so pena de abandonarlos. Es duro decirlo, pero es así.

Y como ya lo señalé en una nota anterior (ver Venezuela y el giro estratégico de EEUU, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/04/venezuela-y-el-giro-estrategico-de-eeuu.html)  esta posición ya es un hecho reseñado internacionalmente por analistas relevantes de política exterior en los EEUU: “La política de "América Primero" de la administración Trump representa, posiblemente, un cambio estratégico significativo que se aleja de la búsqueda de los intereses estratégicos de Estados Unidos mediante el fomento del apoyo global a la democracia, los derechos universales y las instituciones. En cambio, Washington está adoptando un enfoque mucho más transaccional, buscando beneficios más concretos mediante una combinación de incentivos y castigos. Los expertos en relaciones internacionales debatirán durante mucho tiempo el impacto estratégico, la eficacia y la moralidad de este cambio” (ver R. Evan Ellis, La política exterior de Trump podría acelerar el avance de China en América Latina, en https://revanellis.com/trumps-foreign-policy-could-accelerate-chinas-advance-in-latin-america) (resaltado nuestro).

En sectores opositores de Venezuela fue aplaudida la posición de los EEUU expresada por el embajador Landau en la OEA, que nos recuerda a la antigua línea de política exterior  norteamericana previa al “America Primero” de Trump, pero la realidad nos indica que  terminará prevaleciendo la “realpolitik”, con la posición de la mayoría de los países que votan por sus posiciones ideológicas y presiones económicas: “La última Asamblea General de la OEA comenzó con el pie izquierdo y controlada por la izquierda. El nuevo Secretario General, Albert Ramdin, lo dijo claro: No va a llamar dictador a Nicolás Maduro aunque la propia CIDH reconoce que es responsable de terrorismo de Estado.”… “ Lo más triste de la OEA es que ya han determinado no llamar dictador a Maduro y por lo tanto no se atreven a exigir la liberación inmediata de casi mil presos políticos. No mencionan sus nombres, sus días de cárcel y tortura porque para la OEA no existe la tortura”… “La nueva OEA vive un verdadero terremoto. China ha entrado con más fuerza y quiere imponer su agenda, mientras, Estados Unidos, está a punto de patear la mesa y retirarse de una organización buena para nada. La democracia se cotiza a la baja y Pekín compra acciones  (ver PanamPost, La nueva OEA no quiere llamar dictadores a los criminales de Cuba, Nicaragua y Venezuela, en https://panampost.com/arturo-mcgields/2025/06/28/la-nueva-oea-no-quiere-llamar-dictadores-a-los-criminales-de-cuba-nicaragua-y-venezuela/) (resaltado nuestro).

Entonces, vista esta lamentable realidad donde los venezolanos estamos abandonados a nuestra suerte hemisférica, insistir en una sola estrategia que nos presente frente a los EEUU y el mundo solamente como un caso criminal y humanitario que debe ser resuelto por otro, tendrá necesariamente que cambiar y ser modificada por una menos pasiva y más proactiva, y que genere la atención, no solo de una OEA en manos de la izquierda y de actores extra hemisféricos como China, sino de los propios venezolanos que esperan de su oposición el cumplimiento de su promesa fundamental de llegar “hasta el final”. Y esto nunca se logrará si lo que esperamos que pase en Venezuela no depende de los venezolanos. Ya es hora de aterrizar la política a la realidad. Es momento de comenzar a pensar fuera de la caja…

Caracas, 30 de Junio de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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martes, 24 de junio de 2025

Un mundo en guerra y el declive de EEUU

Por Luis Manuel Aguana (*)

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Documento base de la intervención en la Cátedra Pío Tamayo de la UCV del 23 de junio de 2025 - Tema: ¿Hacia dónde va este mundo muerto?

Buenas tardes,

Antes que nada, de nuevo mi agradecimiento a la Cátedra Pío Tamayo y al Profesor Agustín Blanco Muñoz por la invitación a reflexionar temas que son parte del sentido crítico de una universidad como la nuestra. Echaba mucho de menos encontrarme aquí, en la Sala E, donde nació esta Cátedra que es un orgullo para nuestra Universidad y el país.

De nuevo, la interrogante planteada para hoy es retadora. A la pregunta ¿Hacia dónde va este mundo muerto?, yo me conformaría solo con poder contestar para dónde va nuestro propio país. De hecho, creo que es pesimista decir que ya el mundo está “muerto” a pesar de todos los esfuerzos de fuerzas que día a día no descansan en su interés de llevarlo a la guerra, habida cuenta de que ese es el mejor negocio del mundo, históricamente hablando. Se han forjado fortunas en muchos países para aprovisionar a los participantes de las guerras de la humanidad. Pero si ahora se trata de una guerra de aniquilación total, veo difícil que tengan la oportunidad de disfrutar los beneficios que puedan lograr.

Pero más allá de la discusión de la guerra como negocio y de los intereses enfrentados que giran en torno a ella, ya sean políticos, culturales o económicos, creo que la situación actual de confrontación mundial de la que somos testigos, no es el simple choque entre la civilización judeo-cristiana de occidente y la civilización oriental, del cual nos inundan en las redes sociales. Es la resultante de muchos procesos y variables que están coincidiendo y que nadie creyó que podrían combinarse para provocar lo que está sucediendo hoy. Trataré en estos pocos minutos de esbozar algunos que creo pueden ser las claves principales.

EEUU dejo de ser lo que era

EEUU fue el único país que no quedó arrasado después de la II Guerra Mundial. Japón y toda Europa estaban destruidos y China no era más que un país pobre con una economía rural. Después del conflicto en 1945, EEUU emergió como la principal potencia económica mundial, con una economía fuerte y estable. La guerra impulsó la producción industrial y tecnológica, y muchas industrias se expandieron para satisfacer la demanda bélica, lo que dejó una base sólida para la economía de paz que siguió.

Además, EEUU experimentó un período de prosperidad conocido como el "Milagro Económico de los años 50", caracterizado por un aumento en el consumo, la creación de empleos y el crecimiento de la clase media. Aunque el país también enfrentó desafíos como la transición de una economía de guerra a una economía civil, finalmente la recuperación fue rápida y exitosa, y EEUU se consolidó como una potencia económica global.

Esa situación no hizo más que mejorar para la segunda mitad del siglo XX, provocando rivalidades ideológicas entre EEUU y la otra potencia que sobrevivió de la II Guerra Mundial y que luchaba por la supremacía, la antigua Unión Soviética. Ese conflicto de baja intensidad se dio en llamar la Guerra Fría, que enfrentó ideologías, política, economía y poder. La diferencia entre el capitalismo, que defendía EEUU, y el comunismo, que promovía la Unión Soviética, generó tensiones y desconfianza durante muchos años. Cada uno buscaba expandir su influencia en diferentes partes del mundo, lo que llevó a una carrera armamentista, alianzas militares como la OTAN y el Pacto de Varsovia, y varias crisis internacionales. La Guerra Fría ocurrió por la lucha por la hegemonía global y las diferencias ideológicas entre estas dos potencias.

La caída del Muro de Berlín en 1989, junto con el desmembramiento de la Unión Soviética en 1991, le dio a los EEUU un sitial tecnológico, económico y militar indiscutible para la última parte del siglo XX. Pero los años no pasaron en vano y ese mismo crecimiento de los EEUU les jugó en contra en el largo plazo.

Pocos somos testigos de esa transformación, A principios de la década de los 80, los EEUU se dieron cuenta de que su economía se estaba transformando inusitadamente, debido a un sinfín de razones en el campo tecnológico producto de su mismo crecimiento, en una economía de servicios y dieron un paso inesperado en el marco del GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio, sustituida posteriormente por la Organización Mundial del Comercio, OMC) para que se incluyera a los servicios, en las negociaciones de comercio de bienes, cosa que nunca había sido estudiada en profundidad en las economías de los países en desarrollo.

Después los países se enteraron del porqué de ese paso. EEUU estaba moviéndose a pasos agigantados hacia una economía basada en la producción de servicios, soportada cada vez más en la aplicación de las nuevas tecnologías de información y comunicaciones (TICs), dejándole a los países de más bajo índice de desarrollo (como China), la producción de bienes en un futuro previsible. Las empresas de alcance mundial comenzaron a relocalizar su producción industrial a países como China y Taiwan, en especial las empresas de tecnología.

EEUU, consecuencias de una tendencia natural

Lo anterior no fue más que el producto natural de las tendencias del momento y el aprovechamiento político y práctico de lo que dictaba la teoría clásica, que indica que: “…respecto a la función de los servicios en la economía ha tendido a sugerir que el crecimiento del sector de los servicios ha sido consecuencia del proceso de desarrollo. Según esta opinión, en los países industrializados el proceso de desarrollo ha supuesto tres etapas principales; a) la etapa “preindustrial”, en la que la economía es fundamentalmente extractiva; b) la atapa “industrial”, en la que las manufacturas tienen una función dominante; y c) la etapa “postindustrial” en la que la economía se convierte fundamentalmente en una economía de servicios” (ver UNCTAD, TD/B/1008/Rev.1, Los servicios y el proceso de desarrollo, Naciones Unidas, Pag. viii).

Después de medio siglo, se demostró que los EEUU no estaban equivocados en su apreciación de crecimiento. Sacaron el mayor provecho y ventajas derivadas de la acción de la política económica llevada a cabo por la administración del entonces Presidente Ronald Reagan, después de firmar la Ley sobre Tarifas y Comercio de 1984 que le daba al Presidente de los EEUU amplios poderes para “…estimular la expansión de: i) el comercio internacional de servicios a través de la negociación de acuerdos (tanto bilaterales como multilaterales) que reduzcan o eliminen las barreras al comercio internacional de servicios; y ii) las empresas internacionales de servicios en el comercio externo” (ver Acuerdo de Cartagena, JUN/SEM.SERV/VE/di 107, de julio de 1986, “La internacionalización del sector servicios: Opciones y riesgos para América Latina y el Caribe, Pág. 4).

Debido a lo anterior, los EEUU son hoy por hoy la mayor potencia del mundo en el sector terciario de la economía: De acuerdo a un informe reciente del Grupo Santander, “La economía estadounidense se basa esencialmente en los servicios: el sector terciario representa más de tres cuartas partes del PIB (76,4%) y emplea al 79% de la mano de obra del país (Banco Mundial). Estados Unidos alberga los mercados financieros más grandes y líquidos del mundo. En 2023, el sector de las finanzas y los seguros representaba el 7,3% del PIB (U.S. Trade Dept.). Al final del mismo periodo, el sistema bancario estadounidense contaba con 23,7 billones de dólares en activos y unos ingresos netos trimestrales de 38.400 millones de dólares” (ver Santander Trade Markets, Estados Unidos: Política y economía, en https://santandertrade.com/es/portal/analizar-mercados/estados-unidos/politica-y-economia).

Sin embargo, esa política desindustrializó a los EEUU durante medio siglo, fortaleciendo especialmente a China quien localizó la producción de bienes en su territorio, y creciendo económicamente con ayuda las empresas y del mercado norteamericano y su tecnología, generando un polo de indiscutible desarrollo, inesperado para los EEUU como potencia. El resto mundo ha hecho uso en más 80 años de todo el “know-how” de universidades y empresas norteamericanas para competirle en todos los sectores a los EEUU en sus propios mercados e irle paso a paso quitando hegemonía en áreas consideradas clave que representan el sustento de su poderío económico y militar.

La administración de Trump ha detonado la realidad del declive de los EEUU

EEUU ha ido pagando las cuentas de los bienes que dejaron de producir desde hace 50 años con deuda pública, al punto que los acreedores principales de los EEUU son Japón y la República Popular China (ver Statista Major foreign holders of United States treasury securities as of December 2024, in billion U.S. dollars, en https://www.statista.com/statistics/246420/major-foreign-holders-of-us-treasury-debt/).

El monto de la deuda pública nacional de los EEUU proyectada a 2029 es del 133,88% del PIB (ver Statista National debt in the United States in relation to gross domestic product (GDP) from 2019 to 2022, with a forecast to 2029, en https://www.statista.com/statistics/269960/national-debt-in-the-us-in-relation-to-gross-domestic-product-gdp/). Esta situación ha hecho que los EEUU se conviertan en un gigante económico con los pies de barro, pero todavía manteniendo la supremacía militar.

La nueva política económica y arancelaria de la Administración Trump no podrá revertir la política iniciada en los años 80 porque el resto del mundo ha avanzado precisamente a la globalización iniciada por los EEUU, haciendo que la RPC y Japón, las dos economías industriales productoras de bienes más importantes del mundo, le saquen el piso a los EEUU, vendiendo en retaliación sus papeles de deuda estadounidense, provocando la caída del dólar norteamericano.

Y aunque el dólar siga siendo la moneda de reserva de la mayoría de los países del mundo, la tendencia es a dejar de serlo, ya que el mundo está tomando posiciones en otras monedas y activos ante su probable devaluación. En todos los aspectos, el mundo está provocando que para prevalecer, el gigante norteamericano utilice lo único en lo que es más poderoso que el resto de los países, para responder al desafío de su hegemonía: su poderío militar. ¿Y qué mejor oportunidad para hacerlo que la guerra interminable entre Israel y el mundo árabe?

Este es el mejor momento para iniciar una guerra mundial

Para aquellos interesados en que se produzca otra guerra mundial, este es el mejor momento. Unos EEUU con graves problemas de desunión social interna debido a la grave crisis económica y política,  desempleo y deuda,  no podrán encontrar solución de corto plazo a esa situación. Si a eso se le suma un Presidente con perfil autoritario, se comienza a justificar la intervención de su poderío militar para crear una economía para la guerra, como ocurriera en el pasado. Con esa confluencia de factores, no es de extrañar que la orden de atacar a Irán la hubiera tomado, no solo Trump, sino cualquier Presidente norteamericano en funciones, más temprano que tarde.

Aquí no se trata de si alguien está a favor de Israel o de Irán por la razón que sea. El tema no es tan simple. Se trata de que las condiciones políticas y económicas del mundo y de sus principales actores, especialmente los EEUU, están llevando al mundo a una conflagración planetaria para el reordenamiento de las posiciones de poder político, económico y militar después de ese conflicto.

A la pregunta final de la Cátedra de si ¿Seremos capaces de sembrar huellas en un porvenir de la verdadera vida y no de la muerte, o seguiremos en las sendas que nos impusieron los mecanismos del capital, sus ganancias y valores?”. Creo que ni lo uno ni lo otro, en principio porque esas decisiones no dependen de una persona en particular o ni siquiera de un grupo de ellas, sino de todo un devenir histórico de procesos que ya nos están llevando a una guerra como un hecho inevitable, en la que será imposible no tomar partido…

Muchísimas gracias….

Caracas, 23 de Junio de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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(*) El autor es Analista político, MSc en Economía Internacional y Doctor en Estudios en Desarrollo

viernes, 20 de junio de 2025

Buscadores de la legitimidad perdida

Por Luis Manuel Aguana

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A cualquier seguidor atento de la realidad venezolana, tal vez lo primero que le venga a la mente cuando se hable de un cambio político en nuestro país sea, ¿sobre cuál legitimidad se puede montar cualquier nuevo gobierno que venga en Venezuela? Porque si a ver vamos, si mañana se derrumba por cualquier motivo el régimen ilegítimo que actualmente gobierna en Venezuela, lo primero que debe aparecer, por algún lado, es la base legítima sobre la cual fundamentar cualquier próximo gobierno.

Y cualquiera de ustedes me dirá, bueno, las elecciones del 28 de julio de 2024 le dieron a Edmundo González Urrutia (EGU) la victoria, con actas en mano, con lo cual él podría entonces venir a Venezuela y sin problemas  juramentarse para ejercer su gobierno, con base a los votos expresados ese día, y cuyas pruebas se encuentran en las actas resguardadas en una bóveda en Panamá . Eso asumiendo que aún pueda hacerlo, si no lo hizo el día 10 de enero de 2025, fecha en que le correspondía constitucionalmente, a pesar del debate que hay respecto a una posible ausencia constitucional. Pero asumamos por ahora que todavía puede.

Ese acto de juramentación claramente civil, deberá obviamente contar con el respaldo de las FFAA (cosa que todavía no pasa y busca incesantemente la oposición, y que aunque es requisito fundamental para que ocurra, no es el tema de esta nota) y realizarse frente a una Asamblea Nacional legítimamente electa, cosa que no existe en Venezuela.

Algunos dirán que la Asamblea Nacional de 2015, última que gozó de la condición de legitimidad necesaria, aún sigue en funciones. Lamentablemente y pese a que la llamada Asamblea de 2015 se “autoproclamó” en funciones luego de culminar su periodo constitucional de 5 años, difícilmente puede considerarse legítima por nadie fuera del país, considerando que esa condición en el contexto de nuestro sistema republicano, solo proviene de los votos emanados del pueblo venezolano en elecciones libres y transparentes. Y léase aquí que estamos estirando el concepto de que las elecciones presidenciales de 2024 revisten tal condición, considerando así que EGU es Presidente Electo legítimo de Venezuela. Pero sigamos buscando la legitimidad perdida.

En ausencia de una Asamblea Nacional legítima, la Constitución de 1999 vigente prevé que el Presidente Electo puede juramentarse también ante el Tribunal Supremo de Justicia: Artículo 231: El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia”.

Como ya indicamos, en este punto EGU incumplió el artículo 231 al no juramentarse en la fecha indicada en la Constitución, aunque fuera por motivos que escaparan de su control. A eso le sumamos que en Venezuela no existe un Tribunal Supremo de Justicia legítimo, porque todos los Magistrados de ese máximo Tribunal renunciaron en masa ante la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente convocada por Nicolás Maduro Moros el 1ro de mayo de 2017 y fueron juramentados ante esa instancia ilegítima.

Este evento les dio oportunidad a los Magistrados del TSJ designados ese año por la Asamblea Nacional legítima de ese entonces, exiliados y perseguidos por el régimen, a constituirse en la sede de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Washington, en lo que se dio en llamar el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) legítimo en el exilio.

Sin embargo, la Asamblea Nacional electa en el 2015, durante todo su período constitucional de 5 años, nunca les dio el reconocimiento formal como Alto Tribunal legítimo del país, así como tampoco lo hizo el Gobierno Interino de Juan Guaidó, ni las autoridades de los EEUU, quedando relegados solo como Magistrados del TSJ exiliados y sin ningún apoyo institucional, ni siquiera económico, a pesar de los grandes esfuerzos realizados por ellos en dictar fuera de Venezuela sentencias únicas e importantes para todos.

Algunos insistieron en su oportunidad en que el Presidente Electo pudo haberse juramentado ante este Tribunal en el exilio, pero lamentablemente este también fue desconocido y despreciado en esa condición por la oposición política de MCM y el mismo Presidente Electo. No es de extrañar que esto último fuera así, dado que fue de la MUD/PU la tarjeta de la que salió el Presidente Electo, y quienes en primer lugar los desconocieron como TSJ legítimo en el exilio.

Si la misma Asamblea Nacional de 2015 ni siquiera los consideró, no como Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, sino en su propia condición de Magistrados designados por ellos mismos y perseguidos por el régimen, poco podríamos esperar el resto de los venezolanos que otras naciones puedan considerarlos válidos para legitimar la juramentación de un nuevo Presidente de la República que pueda ser reconocido por la Comunidad Internacional.

Como se verá, entonces existe un hueco institucional mayúsculo que todavía no se cierra al no existir ningún poder público en Venezuela que legitime a un Presidente Electo dando vueltas por el mundo. Y lo que queda claro para todos es que este hueco debe resolverse en términos legítimos para todo el mundo, dentro y fuera de Venezuela, para que se pueda considerar como válida para las contrapartes internacionales una transición legítima en nuestro país. Al menos el 11 de abril de 2002, todas las instituciones eran legítimas y Hugo Chávez Frías podía salir del gobierno con una sucesión constitucional legítima que no pudo ser efectiva por las razones que todos conocemos.

Lamentablemente, quienes condujeron ese evento histórico no estuvieron a la altura de las circunstancias políticas de ese tiempo, y en su infinita torpeza desperdiciaron no solo la mayor manifestación de rechazo a un gobierno en toda la historia de Venezuela –y quizás del mundo-, sino peor todavía, la sangre derramada de todos los venezolanos que se han sacrificado por la libertad de nuestro país desde ese día.

Aquellos que hemos abogado por la convocatoria de un proceso constituyente de carácter originario en Venezuela, no lo hacemos solo por la necesidad de la restructuración del Pacto Social que rige la infame relación actual entre gobernantes y gobernados, y que se materializa en una nueva Constitución, sino que como buscadores de la legitimidad perdida del país, consideramos que en este punto la única manera de hallar esa legitimidad a cualquier cosa que venga ante ese hueco inmenso de la falta grave de instituciones legítimas sobre las cuales hacer descansar cualquier gobierno después de esta tragedia, es reuniendo al Constituyente y refundando la Nación.

Estamos hablando de volver a la base misma de la construcción de un Estado moderno, convocando a los representantes del Poder Originario –de absolutamente todas las tendencias políticas hoy enfrentadas- para que decidan, no solo un gobierno de transición que se ocupe del día a día de una Venezuela destruida, sino también del modelo de desarrollo que se aplique para un nuevo Pacto Social en el futuro, controlando a la vez el curso de los acontecimientos que sobrevendrán después. No es fácil lo que estamos planteándole al país, porque esto amerita que los principales protagonistas políticos revisen las posiciones mineralizadas y enfrentadas, cediendo, en algunos casos, promesas imposibles de hacer realidad en el actual contexto internacional, si en realidad están pensando en el bienestar del pueblo que dicen defender. 

Ojalá que a los buscadores de la legitimidad perdida no les pase lo que les ocurrió a los buscadores del arca perdida de la famosa película, que, aun habiéndola encontrado, terminó en un sótano, como si jamás hubiera existido. La diferencia en nuestro caso está en que requerimos con urgencia encontrar esa legitimidad para lograr que alguien de verdad nos tienda una mano de una vez para salir del hueco donde nos encontramos. Y eso será imposible si ni siquiera quienes luchan hoy por un cambio en el estado de cosas del país todavía creen que es innecesario encontrarla. Aunque suene presuntuoso decirlo, tal vez el primer paso sea que lo entiendan primero…

Caracas, 20 de Junio de 2025

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jueves, 12 de junio de 2025

Venezuela, percepciones y realidades

Por Luis Manuel Aguana

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Cada vez que un líder opositor dice que el régimen “está más débil que nunca”, que “está caído”, cuando la realidad parece demostrar todo lo contrario, me pregunto: ¿sobre cuáles hechos sustentan esa afirmación? ¿O es que hay realidades que solo ellos conocen, que les permiten hacer esas aseveraciones? O más bien será que piensan que al resto de los mortales solo nos queda creer para no perder de alguna manera la esperanza de que todavía las cosas pueden cambiar, basándose en una confianza depositada en las dos fechas clave de la oposición, el 22 de octubre de 2023 y el 28 de julio de 2024.

Pero la inevitable siguiente pregunta sería: ¿y hasta cuándo puede durar eso? Pero hasta esa confianza no es ilimitada, por más alta que esta haya demostrado ser hasta ahora. De allí que se necesita estar abonándola con pequeñas victorias, hasta conseguir la victoria final. Pero si estas pequeñas victorias son difíciles también, se requiere de algo más para mantener las pelotas de la confianza de la gente en el aire, tal como lo haría un malabarista.

La “pequeña victoria” del escape de los rehenes de la embajada argentina –que bien puede considerarse como gran victoria desde la perspectiva de los Derechos Humanos y la lucha valiente de los venezolanos- fue de mucha ayuda a la oposición para levantarle el ánimo y la moral a los ciudadanos, de que todavía se pueden realizar acciones frente al régimen, para mantener la confianza de que si se puede llegar “hasta el final”.

Sin embargo, en la medida en que las “pequeñas victorias” se distancian entre sí, se erosiona naturalmente la confianza, requiriéndose de una estrategia que vaya más allá que decir todos los días que el régimen “está débil” y se “caerá mañana”, solo porque la oposición lo afirma (a menos, claro está, que se demuestre con hechos).

El régimen no está quieto, esperando que lo desplacen, se reafirma y se atornilla cada día con cada decisión que toma. Mi estimado amigo, el Dr. José María Rodríguez, autor de la Tesis del 1% (ver La tesis del 1% y Constituyente, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/05/la-tesis-del-1-y-constituyente.html) indica, no sin razón, que con las próximas elecciones locales, se reafirma su tesis de la incorporación a ese 1% de auténticos líderes opositores locales, que aun no estando a favor del régimen y sabiendo que van a perder, prefieren hacerle el juego participando en esas elecciones, en una suerte de estrategia propia de supervivencia hasta que las cosas cambien.

Este fenómeno no es algo que pueda considerarse puntual, es absolutamente estructural. Y va en la dirección de que es una respuesta natural de la política ante la percepción de  ausencia de algo que realmente sea una línea cierta de oposición clara y con resultados frente al país.

Tal vez suenen duras estas palabras, e incluso injustas. Pero no estamos frente a cualquier oponente, y considero que todos los venezolanos somos dolientes de esta situación, por lo que tenga o no razón en mis afirmaciones, desde esta pequeña tribuna me siento en la obligación de hacerlas, a fin de llevarlas a la discusión de quien sea que maneje el barco opositor, que a este punto comienzo a dudar que sea el que todos creemos y a que intereses responda.

Existe un principio perteneciente a la Ciencia del Comportamiento Aplicada que indica  que la realidad y la percepción de la realidad son dos cosas completamente diferentes (ver La percepción sigue siendo realidad, en https://ticsddhh.blogspot.com/2024/11/la-percepcion-sigue-siendo-realidad.html). Y reafirmo aquí que eso es especialmente cierto cuando se trata de política, área que es completamente de la esfera del comportamiento humano.

¿Por qué saco a colación este principio ahora? Porque puede ser visto desde la perspectiva del ejercicio de la política, a fin de que estemos preparados para identificar cuando las personas están convencidas de “realidades”, cuando en verdad lo que están convencidas es de las “percepciones” que tienen de esas realidades, algunas veces distorsionadas por la información que recibimos del régimen y de la oposición. Y eso nos está haciendo muchísimo daño, en especial cuando estamos enfrentando a un oponente que maneja las percepciones de la realidad a su antojo.

Pero si efectivamente el régimen se está cayendo como grita todos los días la oposición, es claro para todos que esa oposición no está haciendo absolutamente nada para demostrar que es una realidad (si en verdad lo es), porque en Venezuela la percepción es completamente la contraria.

En términos de la Ciencia del Comportamiento, hay un principio fundamental: La gente estará más feliz y más cómoda cuando cree que tiene algún control sobre un proceso en el que está directamente involucrada, particularmente si es uno desagradable. Si estamos al frente de una lucha desigual y sin cuartel frente a alguien que saben que nos está haciendo daño, siempre preferirán estar en control de alguna parte de ese proceso que no estarlo.

Esperar pasivamente a que el líder resuelva y “libere al país” es definitivamente mucho más angustiante y contraproducente, en especial si este se equivoca, porque la percepción de su culpa será mucho más abrumadora que la que tendría si todos estamos participando de alguna forma y en  alguna parte concreta de ese proceso. De allí que la estrategia opositora debe establecer fórmulas de participación ciudadana para esa lucha, que por obvias razones ya no podrán ser electorales.

¿Cómo haría la oposición para enfrentar la percepción de la realidad que el régimen expone? Solo hay dos maneras: o demostrando que la percepción de la realidad que indica el régimen es falsa (demostrando que efectivamente está cayendo), o imponiendo su propia percepción de la realidad, fundamentada con demostraciones palpables de avances en la lucha, cosa que lamentablemente no existe más allá de los hitos conocidos, siendo el último ya hace casi un año.

El reto no es fácil, pero tampoco imposible. Tal vez si la oposición se abre a la creatividad del resto de los venezolanos, puedan encontrarse fórmulas que hagan cambiar la percepción de la realidad del país a una más optimista, y más acorde con lo que todos deseamos. Por lo pronto, ojalá que este planteamiento solo sea parte de una percepción equivocada de este escribidor acerca la oposición, y la realidad sea otra. No creo que esperemos mucho para conocer cuál es en verdad la realidad…

Caracas, 12 de Junio de 2025

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martes, 3 de junio de 2025

Cambio constitucional, desafío y oportunidad

Por Luis Manuel Aguana

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En su más reciente comunicado la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, le sale al paso a la intención de algunos grupos interesados en preservar la constitución vigente bajo la consigna “no la reformes, cúmplela”. La pretensión de oponerse a la Reforma Constitucional del régimen, retrasada hasta la instalación de la nueva Asamblea Nacional en enero de 2026, manteniendo la actual constitución, es a juicio de ANCO, indefendible (ver Comunicado ANCO, LA CONSTITUCIÓN DE 1999 ES INDEFENDIBLE. HAY QUE CONVOCAR AL PODER CONSTITUYENTE ORIGINARIO - 01-06-2025, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/06/comunicado-anco-la-constitucion-de-1999.html).

En este nuevo comunicado, ANCO reafirma la necesidad de contraponer a esa constituyente disfrazada de reforma la prerrogativa constitucional de convocar una Asamblea Nacional Constituyente Originaria mediante los mecanismos establecidos en la Constitución de 1999, dado que el régimen pretende transferir a las comunas lo que es un derecho inalienable del pueblo venezolano: el ejercicio de su soberanía a través del voto directo y secreto. Esto ya es conocido en todo el mundo, hasta el punto de que es noticia en los portales de los principales centros de análisis político. Crisis Group, una organización internacional independiente especializada en el análisis de conflictos a escala mundial, informa de lo siguiente sobre Venezuela y la propuesta de reforma de Maduro:

“Con el  objetivo explícito de desmantelar la democracia burguesa, la reforma transferiría el poder de los gobiernos estatales y municipales a asambleas populares dependientes del ejecutivo, creando una estructura paralela que desfinanciaría los ayuntamientos y reduciría drásticamente sus funciones. Aunque los detalles aún no son públicos, analistas consultados por Crisis Group afirmaron que es probable que el gobierno esté dando un paso hacia la sustitución de la democracia representativa por un modelo de gobernanza basado en la participación ciudadana directa, eliminando así el sufragio universal y el voto secreto. Los venezolanos rechazaron por un estrecho margen una propuesta de reforma constitucional similar en el auge de la popularidad de Chávez en 2007, y Maduro podría enfrentarse a críticas incluso dentro de sus propias filas” (ver Crisis Group, Venezuela: ¿Últimas exequias para una salida electoral al conflicto? 02-06-2025, en https://www.crisisgroup.org/latin-america-caribbean/andes/venezuela/venezuela-last-rites-electoral-route-out-conflict) (resaltado nuestro).

Tal y como lo menciona Crisis Group, tanto Maria Corina Machado (MCM) como el régimen se atribuyeron la victoria en los resultados de las elecciones regionales del 25 de mayo. Pero lo cierto fue que nadie ganó. No ganamos quienes hemos dicho en un sinfín de oportunidades que el sistema electoral del régimen es una estafa, como se demostró el 28 de julio de 2024, ni tampoco gano el régimen, a pesar de haber pintado el mapa de Venezuela en rojo, aunque los resultados que presentaron representan una participación electoral del 13,59%, lo que da lugar a decir con propiedad que esos Gobernadores, Alcaldes y Diputados de la Asamblea Nacional y Consejos Legislativos, no representan a nadie, esto es, a la mayoría de la población venezolana restante, estimada en la diferencia del 86,41% (ver Meganalisis, Boletín Final, Participación del 25 de mayo, en https://x.com/Meganalisis/status/1926778960790122863).

En otras palabras, aunque el resultado señale al régimen como un gigante con los pies de barro después del 25 de mayo, el juego sigue siendo suma cero. Ni la oposición ha tenido la fuerza suficiente para desplazar al régimen, ni el régimen tiene un respaldo suficiente para desplazar a la oposición, demostrado con las cifras del 25 de mayo, dejando por lo pronto el resultado en “tablas”, pero en conteo descendiente para la oposición, si a esto le sumamos que mucha de la estrategia opositora se basa en el apoyo que finalmente termine saliendo de los EEUU.

Siendo lo más objetivo posible, “el apoyo de los EEUU” desde la óptica de MCM refiere al apoyo demostrado Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio y la fracción latina del Estado de la Florida de los EEUU. Sin embargo son publicas, notorias y comunicacionales las diferencias en la política exterior hacia Venezuela entre Ricard Grenell, muy cercano al Presidente de los EEUU, y Marco Rubio. Crisis Group las señala de la siguiente manera:

“Con la oposición de línea dura y moderada aparentemente desprovista de una estrategia viable, la ruta hacia el cambio político en Venezuela parece haberse vuelto más dependiente del apoyo externo. Pero allí también, las divisiones son marcadas. La "máxima presión", como propugnan Machado y Rubio, equivale a una repetición de la política que fracasó hace cinco años, aunque aún cuenta con un ferviente apoyo a la estrategia en algunos sectores republicanos. Si la facción de Grenell prevalece en Washington, es probable que el resultado sea la consolidación del gobierno de Maduro, liberado de las condiciones externas en materia de democracia y derechos humanos. Grenell, quien actuó inmediatamente después de la investidura de Trump en enero para alcanzar un acuerdo con Maduro,  indicó al mes siguiente que el presidente estadounidense "no quiere un cambio de régimen”” (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Difícilmente podría decirse que funcionarios como Rubio o Grenell sean lo que se pueda llamar estables en un gobierno como el de Donald Trump, dada la volátil situación en que se encuentra esa administración hacia lo interno y externo, por lo que colocar “todos los huevos” en esa sola canasta no luce en absoluto seguro. Si la postura de Grenell prevalece y resulta cierto que Trump “no quiere un cambio de régimen” como lo afirmó, esto es, si prevalece la postura de las compañías petroleras que lograron no irse del todo de Venezuela, la de los tenedores de bonos venezolanos, y la posibilidad real de una reactivación de la industria petrolera venezolana a manos de la República Popular China, será necesaria una estrategia opositora completamente diferente frente a Maduro, alejada de los EEUU y enfocada hacia lo interno.

La propuesta constituyente es una solución política realista, constitucional y enfocada a lo interno, que debería estudiarse en detalle, no solo la oposición sino también por Marco Rubio y Richard Grenell, por extraño que parezca; porque aun estando enfrentados por la salida final de Venezuela, no creo que ambos en el fondo deseen, ni que se quede el régimen, ni que las cosas terminen en una salida que pueda perjudicar a Trump en estos momentos delicados de la política exterior norteamericana.

Pero lo más importante del análisis mencionado, es que concluye en que la propuesta de Reforma Constitucional del régimen “representa tanto un desafío como una oportunidad” para los opositores venezolanos, indicando al final que “Con su descarada captura del recuento de votos en 2024, el gobierno de Maduro, en la práctica, cerró la vía electoral hacia el cambio político. Desde entonces, la oposición ha quedado atrapada en un debate, en gran medida estéril, sobre si seguir buscando votos o depositar sus esperanzas en la intervención extranjera o un golpe militar. Cuando todas las decisiones estratégicas las toman los políticos, las elecciones adquieren una importancia descomunal. Sin embargo, no toda la política es electoral, y el desafío que enfrentan los venezolanos hoy es abordar el clamor público por una vida mejor y forjar un nuevo vehículo para lograrla. (ver Crisis Group, en la nota anteriormente señalada) (resaltado nuestro).

Pero el verdadero desafío que presenta la Reforma Constitucional, es en realidad la oportunidad de poner en el escenario de la opinión pública nacional e internacional, la necesidad urgente del cambio constitucional que requiere el país y que es descrita con detalle en el comunicado de ANCO, que señala que no es dejando intacta la Constitución de 1999 la manera en que resolveremos la crisis política estructural que padecemos en Venezuela.

Fue en el medio de ese debate estéril señalado por Crisis Group, que el régimen aprovechó para renovarse el 25 de mayo y amenazarnos con una Reforma Constitucional. Ciertamente como dicen, no toda política es electoral ni proviene tampoco de los partidos; también existen propuestas de la sociedad civil. Queda todavía hasta fin de año para aprovechar la oportunidad de forjar ese nuevo vehículo que logre abordar el clamor popular para una vida mejor. Y yo no me podría imaginar mejor vehículo a considerar que un proceso Constituyente...

Caracas, 3 de Junio de 2025

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