Existe un principio asociado a la mecánica cuántica, denominado “El efecto del observador”, que tiene implicaciones prácticas profundas, que van mucho más allá de las ciencias naturales, que fue donde se originó. Este principio indica que el hecho mismo de observar un fenómeno lo cambia en su esencia. En otras palabras, el observador no es neutro. Al observar, interviene en el fenómeno mismo y lo cambia.
Me vino a la mente todo esto al observar lo que sucedió en Oslo, con la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado (MCM). Cuando el Comité del Nobel decidió entregarle el premio a MCM, produjo un fenómeno observable, que luego el resto del mundo –en especial los venezolanos- lo cambiamos cuando efectivamente nos abocamos a reaccionar ante eso.
Escribía en una nota reciente dedicada a la decisión del Nobel para MCM (ver Nobel de la Paz en el borde de una guerra, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/10/nobel-de-la-paz-en-el-borde-una-guerra.html) que ese Premio Nobel la había colocado en otro nivel de competencia –en otro lote-, haciéndola imbatible en cualquier circunstancia de confrontación política futura.
Pero me quedé corto. Los venezolanos y el grave problema que padecemos estuvimos en el ombligo del mundo el día de la premiación del Nobel de la Paz del 10 de diciembre. Presidentes y figuras de talla mundial estuvieron presentes el día de la premiación, convirtiendo el acto en uno de los eventos históricos más importantes de los últimos tiempos a escala planetaria. Eso cambió la esencia misma de la significación de la protagonista.
A partir de ese momento, MCM dejó de ser una figura de importancia relativa en Venezuela, para convertirse en una figura de escala mundial. Y aunque eso ayuda en positivo a la recuperación del país del secuestro al que está sometido, distorsiona la realidad política interna. Y algunos me preguntarán: ¿y eso es malo? Sí y no. Todos los factores políticos, buenos, malos y peores que por una u otra razón están fuera de Venezuela, estuvieron presentes en el besamanos de Oslo, buscando revalidación, con un abrazo o una fotografía con MCM. Todos, incluso aquellos considerados traidores al esfuerzo realizado por ella. Su bendición a partir de hoy es ahora esencial.
Si antes era importante que la líder opositora opinara acerca de la dirección que debe tener la lucha en contra del régimen, como consecuencia de su esfuerzo para llegar al triunfo electoral del 28 de julio de 2024, a partir de hoy se hace indiscutible. Se vería muy mal si a alguien se le ocurriera decir algo en contrario. ¿Y eso es bueno? Definitivamente no. No creo que sea bueno que sobre un ser humano recaiga a partir de ahora la responsabilidad de algo tan complejo como el problema que tiene Venezuela.
A partir de hoy, a ninguno de esos líderes –incluso los que hicieron cola para la fotografía de Oslo- y que antes le disputaban una posible presidencia a MCM, se les ocurriría pensar ahora que podrían estar antes que ella. Y yo creo que eso no estaría mal dada la calidad que han demostrado esos pretendientes.
MCM, a partir de este momento estelar de su vida está condenada a conducir el destino político de Venezuela. Y eso para nada estaría mal si la extraemos del contexto político tóxico en el que se encuentra la oposición venezolana, que para sobrevivir después de 1998 se abrazaron al régimen de Hugo Chávez Frías y luego al de Nicolás Maduro Moros. Muchos de ellos estuvieron “felicitándola” en Oslo por su logro, pero con la idea detrás de continuar con su supervivencia, metiéndose como sea por las costuras de su vestido. De nuevo, sobre una sola persona recaerán ahora las decisiones finales del problema venezolano.
Esa definición política previa de la situación que presenta MCM mucho antes de que sea efectiva la libertad de Venezuela, podría ser una gran ventaja, pero también una tremenda desventaja, si ella permite que quienes se le acerquen vayan con intenciones escondidas. Esa es la maldición de los liderazgos absolutos, no saber en quién confiar. Y esa condición es de una soledad aterradora. Habrá en su cercanía quienes le digan que la solución está por un lado y otros en la dirección contraria por puro interés particular. Pero la equivocación será solo de ella.
Aquellos que nos encontramos lejos de eso y vemos solo los resultados de las decisiones que se están tomando ahora, solo podemos especular de acuerdo a lo que vemos desde afuera. Y mi preocupación ahora se centra en todo lo que ha sucedido después del 28 de julio de 2024 y que se hagan efectivos esos resultados una vez que el régimen de Nicolás Maduro Moros ya no exista en Venezuela.
MCM ha insistido de manera reiterada en que la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU) debe ser en Venezuela. Y muchos juristas han apoyado esa posición, sustentándose en que el gobierno de los EEUU se hará cargo del régimen de Maduro a la brevedad. Pero muchos creemos que eso es un error. Los EEUU se harán cargo del régimen CUANDO ELLOS LO CONSIDEREN CONVENIENTE a sus intereses, internos y externos. Incluso, podrían no hacerlo. Es algo que escapa al control de la oposición venezolana, incluso de la premiada con el Nobel de la Paz.
Si algo nos ha enseñado la historia de este país, es que lo jurídico siempre se ha subrogado a lo político cuando hace falta y es de la conveniencia del poder. Mi preocupación se centra en que no fue a MCM a quien eligieron los venezolanos el 28J-2024, sino a EGU, y ella todavía no ha sido empoderada como la vicepresidente que puede continuar como tal con la lucha si hace falta. Les pregunto: ¿qué pasaría si EGU –Dios no lo permita- desapareciera mañana, por enfermedad o porque el régimen se encargó con sus socios? ¿Les parece loca o extraña esa preocupación? A mí no, a la luz de lo que han hecho en el pasado.
Si EGU desaparece antes de ser juramentado y no empodera a MCM, todo lo que se ha hecho desde el 2023, incluido el 28J-2024, se perdería de manera irremediable. Pero no solo el esfuerzo de MCM y su Nobel, sino lo más grave, habrían sido inútiles los muertos, desaparecidos y presos por hacer respetar la soberanía popular.
Todo eso refuerza la teoría expuesta en mi nota de enero (ver Hay que juramentar a Edmundo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/01/hay-que-juramentar-edmundo.html) del dinero que administra la MUD y la pérdida de su control. Si EGU se juramenta, y la MUD pierde el control administrativo del dinero de la OFAC, pasaría todo a EGU-MCM por la legitimidad de su mandato.
La MUD no estaría de acuerdo en perder el control del dinero de su supervivencia por juramentar a EGU sin negociar el “cómo quedo yo allí”. Y eso es lo preocupante de quienes ahora se acercan a la Premio Nobel buscando reconciliar el pasado, aconsejando al oído esperar interesadamente “a que se recupere Venezuela”. Y en el medio de eso todos podemos perder porque sabemos cuál ha sido el comportamiento histórico de esos partidos cuando se trata de la conservación de su influencia política.
La juramentación de EGU no es solo la pequeñez de si se hace o no en el país o ante quién lo hace. Eso lo puede resolver cualquier buen jurista si hay la voluntad política de hacerlo. Ese será el menor de los problemas para la nueva laureada del Nobel de la Paz si el Presidente Electo desaparece esperando a que se acomode Venezuela. Será la preservación del esfuerzo de todo un pueblo que la acompañó hasta Oslo y lo hizo posible.
El problema de fondo es quién sería el verdadero gobernante legítimo del país ante la presencia de un vacío de poder en Venezuela. Ahora lo sería EGU, pero no se le ha transferido oficialmente el poder ante una autoridad legítima, y por consiguiente tampoco a MCM. Hay gente poderosa que no está interesada en que eso ocurra. Quedará para la historia si quienes tuvieron la oportunidad de salvaguardar ese esfuerzo ante cualquier cosa que pase, no lo hicieron por conveniencia política. Ese sería el primer trabajo que le corresponderá resolver a la nueva jefe del futuro político previsible de Venezuela…
Caracas, 13 de diciembre de 2025
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