Por
Luis Manuel Aguana
Razón tenía Andrés Eloy Blanco en su discurso para declarar
sancionada la Constitución de Venezuela en 1947, al darle el merecido crédito a
la mujer venezolana: “…Y para que tuviera
el tono y el estilo maternal, podréis hallar en ella entre una moción de la
Representante Fermín, un desvelo de la representante Saavedra, un Artículo de la
Representante Lucila Palacios y un esfuerzo de cada una de sus compañeras, la
puntada de amor, el cairel de ternura, la tibia artesanía de conciencia que por
la primera vez en nuestra historia pudo dar la mujer venezolana para que la ley
naciera en las rodillas de la madre…” (ver Discurso del Dr. Andrés Eloy
Blanco, Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, http://constituciones1947-1999.blogspot.com/2008/09/discurso.html).
Y así como tuvo ese crédito antes, lo tiene ahora. Si
Venezuela como madre ha de parir la libertad, solo será de las manos y del
vientre de sus mujeres. Si las dictaduras del siglo pasado venezolano fueron el
escenario para escribir las páginas más estremecedoras de devoción y entrega de
los hombres de este país, el presente siglo lo será pero para escribir la devoción
y la entrega de las mujeres venezolanas.
Los versos, los cantos de nuestros poetas, como los del
mismo Andrés Eloy Blanco en su “Palabreo
de la alegría perdida”, estuvieron principalmente dedicados al sufrimiento
del preso político del tirano y de su maltrato en las mazmorras de las
dictaduras que ha sufrido este país. Sin embargo muy poco se ha reflejado en esos
duros relatos del siglo pasado, el sufrimiento, las vejaciones, el maltrato psicológico,
el dolor de la familia rota, que solo puede sufrir la mujer del preso,
especialmente si tiene hijos pequeños, configurando una suerte de tortura
adicional, no solo al preso sino a toda su familia.
Y ese sufrimiento lo arrastra solo la mujer. Siempre que
escucho al inmortal Tío Simón cantar la historia de Guillermina, me trasmite
ese dolor a pesar del tiempo: “Pusieron
preso a tu marido Guillermina / pusieron preso a tu marido Guillermina / y se
lo llevaron para una fuerte prisión / y como Guillermina quería tanto a su
marido / fue a la cárcel a cantarle una canción // Murió mi madre y yo estaba
ausente / murió mi madre y yo estaba ausente / yo ausente estaba yo no la vi /
pero me dijo mi padre que en su agonía de muerte / alzó su mano y me bendijo a
mi / alzo su mano y me bendijo a mi…” (ver ¡Libertad para los presos políticos!
en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/11/libertad-para-los-presos-politicos.html). No solo es el sufrimiento del preso,
es el de su familia, su esposa, sus hijos, sus padres.
Supe hace poco la historia de la esposa de un importante preso
político de Ramo Verde que llegó pocos minutos tarde con su hija, muy pequeña en
ese entonces, a visitar a su esposo y no la dejaron entrar. Como había venido
en un taxi desde el interior y conductor la había dejado en la puerta con la
niña, les cayó un palo de agua, sin sitio para cubrirse. Por más que suplicó a
los guardias que la dejaran guarecerse de la lluvia adentro con la niña, le
impidieron la entrada.
La niña sufrió una neumonía que casi la mata por el tiempo
bajo la lluvia. Todavía -ahora mayorcita- sufre las consecuencias de ese incidente,
reincidiendo permanentemente en su afección pulmonar. ¿Quién paga por eso? ¿Quién
paga por el sufrimiento de esa mujer al ver casi morir a su hija y
permanentemente vigilar por su estado de salud? No es solo el sufrimiento del
preso. La familia queda marcada de por vida. Y como creo que existe Dios, esa
gente tiene una cuenta pendiente con El.
Es por eso que una tiranía como la que sufrimos en Venezuela
reescribirá todo lo que antes habíamos conocido de la historia de las
dictaduras que han pasado por este país, solo que en esta oportunidad las
mujeres se llevarán el protagonismo principal.
El periplo mundial llevado a cabo por las esposas de los
presos políticos, especialmente protagonizada por Lilian Tintori de López y
Mitzy Capriles de Ledezma configura un caso muy especial que deberá anotarse en
las historias que se cuenten de esta gesta que aun no termina, de la presente
dictadura de Venezuela. Las vejaciones y humillaciones sufridas por la esposa
de Leopoldo López en Ramo Verde y las cientos de puertas que les ha correspondido
tocar a esas mujeres para lograr la liberación de sus esposos van más allá de
lo humanamente concebible.
Pero eso no es lo me lleva a dedicar esta nota especial a
las mujeres que sobrellevan la carga de tener a sus esposos presos. Es que la
mujer venezolana no se queda en el lamento y la declaradera en contra de una injusticia
cometida por un régimen delincuente en contra de sus maridos. ¡Se moviliza y
actúa! Y sin pedirle permiso a nadie, y mucho menos a esta oposición mediocre,
que lo que más bien ha hecho es alargar el sufrimiento de sus familias, ejecutan
las acciones más sorprendentes que hayamos visto nunca.
La acción de encadenarse a las puertas del Vaticano de Lilian
Tintori, Mitzy Capriles de Ledezma y Antonieta Mendoza, madre de Leopoldo López,
me sonó a desembarco en Normandía por lo sorprendente, audaz y contundente (ver
noticia en https://www.lapatilla.com/site/2016/12/04/tintori-maria-antonieta-de-lopez-y-mitzy-se-encadenan-en-el-vaticano-por-los-presos-politicos-video/)
¿Ustedes se imaginan a Henry Ramos Allup, Omar Barboza o Julio Borges planeando
una vaina como esa? ¡Ni en el más delirante de sus sueños opositores, si es que
alguna vez los tuvieron! ¡Es que me imagino al Papa Francisco preguntándose por
el tamaño de los ovarios de esas mujeres, y hasta donde llegaran las
venezolanas en su afán de conseguir la libertad de Venezuela!
Hace unos días Mitzy Capriles de Ledezma escribía en El
Nacional: “A los que califican de
impacientes a los venezolanos, argumentando que “apenas el diálogo lleva
semanas y queremos milagros”, y nos piden que nos avistemos en el espejo de
Colombia donde las conversaciones entre gobierno y las FARC se extendieron por
4 años, les recuerdo que aquí llevamos más de 13 años en este jaleo, desde
cuando por primera vez vinieron a Venezuela los expresidentes Jimmy Carter y
César Gaviria en nombre de la OEA.”.( ver Mitzy Capriles de Ledezma, Un
diálogo imperfecto. ¿Por qué cedimos tanto?, en http://www.el-nacional.com/mitzy_capriles_de_ledezma/dialogo-imperfecto-cedimos_0_966503439.html).
Lo importante que hay que precisar aquí es que esa “impaciencia” venezolana por
salir de este infierno, no es paja. Está respaldada por unas cadenas en Roma.
Ese discurso de Ramos Allup del 5 de enero dándole seis meses al régimen se
hubiera hecho efectivo de haber sido dado por una mujer.
Señores de la MUD, entréguenle la conducción opositora a
esas mujeres y dejen de pasar vergüenza. Se los llevan por los cachos en valor,
audacia y creatividad. Estoy seguro que las encadenadas de Roma resolverían el
problema de Maduro y sus delincuentes en horas, sin más experiencia política
que el deseo legítimo que la libertad nazca en “las rodillas de la madre”, parafraseando el reconocimiento que ya diera
el poeta del pueblo a las mujeres de este país. ¡Libertad para los presos políticos!
Caracas, 6
de Diciembre
de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana