Por Luis Manuel Aguana
Hubo un momento en la práctica
gerencial del siglo pasado en el cual los ejecutivos y consultores de negocios,
ante la duda de qué camino y estrategia seguir por la situación de
incertidumbre que presentaba el entorno donde se desenvolvía la empresa, se
hacían a sí mismos la siguiente pregunta: ¿en qué negocio estamos?
Pienso que esa misma pregunta, por
supuesto hecha desde una perspectiva diferente, debemos hacérnosla ante la incertidumbre que
le ha generado a los venezolanos la decisión de la MUD de ir al RR “a como de
lugar” a sabiendas de cuál puede ser el probable resultado de recoger el 20% de
las manifestaciones de voluntad en las condiciones inconstitucionales y
perversas del régimen.
Lo primero que debo señalar es que
la MUD y la Alianza Nacional Constituyente estamos en “negocios” diferentes. En
la ANC no estamos en el “negocio” de “sacar” a Maduro o a quien sea del
gobierno. ¿Les parece sorprendente? En la ANC estamos en el “negocio” de
transformar el sistema político venezolano, con la consiguiente discusión
profunda del sistema que debería tener Venezuela para encarar los retos actuales
y futuros de las próximas generaciones, aunque
eso –y es necesario remarcar el “aunque”- signifique la remoción de los Poderes
Públicos, incluyendo a Maduro al momento de instalarse una Asamblea Nacional
Constituyente. Esto es, inmediatamente…
¿Ven la diferencia? Bastante apreciable.
Se entiende entonces que la MUD
como grupo de partidos políticos pretenda seguir en el juego, aplicando mecanismos
que nosotros podamos considerar descabellados y poco ortodoxos, generando dudas
e incertidumbre en quienes nos siguen. Y la aclaratoria es que ambos estamos en
“negocios” diferentes.
Desde la perspectiva de un grupo de
partidos políticos que no se pasean por la idea de cambiar la forma en que se
ha hecho política en Venezuela desde los últimos casi 60 años, puedo entender
que se pretenda llevar a la población a ese RR en un acto de “heroísmo” como el
de la película “300”, que relata el acto épico trascendental de la Batalla de
las Termópilas. Valiente, épico, heroico, pero igualmente suicida.
En la dinámica que lleva el tema,
la MUD tal vez esté obligada hacerlo, porque de acuerdo a esa visión del mundo,
su “negocio” es sacar a Maduro (pero con nuestro sacrificio), para luego
continuar en el ejercicio político “as usual”, tal y como lo han llevado quienes
manejan los partidos políticos desde que Venezuela inauguró la era democrática.
Están en su negocio. Pero ese no es nuestro negocio. Y es precisamente lo que
no queremos para Venezuela: volver a esa política “as usual” que tanto daño le
causó al país y que trajo como lluvia estos lodos en los que perecemos ahora.
Nuestro “negocio” o mejor dicho, el
“negocio” del movimiento Constituyente que impulsamos un grupo de venezolanos
en todo el país, es llevar de principio a fin la convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente de carácter Originario. Eso conlleva a explicar a mucha gente,
convencer, buscar aliados de nuestra tesis en comunidades, gremios,
universidades, academias, estudiantes, partidos políticos (grandes y pequeños),
y en general a todos los venezolanos que deseen oír, para que nos ayuden en
esta cruzada de divulgación de nuestro Proyecto Constituyente y cómo lo llevaríamos
a cabo.
Eso comienza por entender que los
problemas de Venezuela no terminan con la finalización del régimen de Nicolás
Maduro –absolutamente necesario- y que hay que discutir cómo recomponer el país
con una nueva propuesta que le de esperanza a millones de venezolanos, de que
si es posible una Venezuela diferente. Esta propuesta fue presentada a la consideración del país desde
hace más de 12 años, y fue denominada
Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (pueden descargar la
versión digital en http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
Recientemente, y a raíz de la
profundización de la crisis política en Venezuela, fundamos la Alianza Nacional
Constituyente, un movimiento de movimientos, para hacer efectiva esta propuesta
de discusión del Proyecto País Venezuela, que le diera una organización a nivel
nacional, una metodología y una hoja de ruta que efectivamente nos lleve a la
convocatoria del Poder Constituyente Originario (ver http://ancoficial.blogspot.com/).
De manera pues que al estar en “negocios”
diferentes, mal se pudiera concluir que estamos “dividiendo a la oposición” con
una propuesta como esta. Al contrario, las propuestas serían complementarias en
el entendido de que es absolutamente necesaria la salida del régimen con la
convocatoria del Poder Constituyente Originario, exista o no un Referendo
Revocatorio exitoso en Venezuela. Y los factores opositores deberían entender
que la propuesta no les afecta negativamente, salvo a aquellos que entienden la
política como una manera de vivir del Estado y de aprovechar la chequera de la
Nación cuando ejercen funciones de gobierno.
Nuestro planteamiento entonces se
basa en que la sustitución del régimen de Nicolás Maduro sea por una decisión
del pueblo legítimamente representado en una Asamblea Nacional Constituyente,
que le de piso político a un Gobierno de Transición acordado en su seno
constitucionalmente, y a la vez reordenar el sistema político para refundar con
reconciliación y entre todos a este país roto por una dictadura. Ese es nuestro
“negocio”. El otro “negocio” luce “más fácil” pero tiene un costo escondido para
el venezolano sumamente alto. Tanto, que podríamos repetir la experiencia de
Maduro a la vuelta de la esquina.
Habiendo dicho lo anterior, es lógico
pensar que este Proyecto tenga enemigos –abiertos y encubiertos- que no desean
bajo ningún concepto un cambio estructural en la manera de concebir la política
en Venezuela. Ningún Jefe de Partido que entienda la política de la manera
tradicional aceptaría no poder controlar a los jueces del Tribunal Supremo de
Justicia, o no tener decisión sobre enviarle o no los recursos a un Gobernador
que no siga las líneas del partido, o que los Alcaldes manejen su propio
presupuesto de una manera autónoma, percibiendo por derecho y por construcción
constitucional el 100% de los recursos que necesita para darle calidad de vida
a sus comunidades a lo largo y ancho de Venezuela.
No puede caerle bien a un Alcalde
de Caracas, formado en la manera tradicional de hacer política, y que ha manejado
toda la vida el presupuesto de 2 millones de habitantes, que su Alcaldía se
dividirá en 22 Municipios autónomos porque sus Parroquias se convertirán en
Municipios por decisión de una Constituyente.
No podría caerle bien a un nuevo
Presidente de la República, formado en la manera tradicional de hacer política,
que ahora no manejará los ascensos militares ni tendrá el poder de regalar
nuestro dinero a quien le de la gana, sin pasar por una Cámara del Senado,
compuesta por los representantes legítimos de los Estados. No podría caerle
bien a ningún Jefe de Partido no decidir a “quien poner” de candidatos a
diputados para el Congreso en cualquiera de los Estados, porque ahora eso
saldría, en una autonomía federal ganada en una Constituyente, de la decisión
del pueblo de esos mismos Estados.
Entonces, nuestro “negocio” no es
sacar a Maduro, es cortar la manera de fabricar “Maduros” o tiranos para el
futuro. ¿Menuda diferencia, no? Ojalá que el pueblo de Venezuela se meta pronto
en nuestro “negocio”, porque así no tendríamos que estar discutiendo si vamos o
no a firmar por un RR, defendiendo el “negocio” de la MUD, por culpa de la
decisión inconstitucional de unas funcionarias que defienden un régimen. Si
todo el mundo se metiera en nuestro “negocio”, ya tuviéramos las firmas necesarias
para lograr inmediatamente que eso no pase nunca más…
Caracas, 28 de Septiembre de 2016
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