Por Luis Manuel Aguana
Quise esperar varios días para que se aclarara un poco el panorama en relación a la propuesta realizada por ESDATA y Voto Limpio al Grupo La Colina el sábado 21 Julio, esperando la reacción de los principales actores. Lamenté la respuesta del Grupo La Colina, no solo porque no se atendió a un llamado de Unidad Técnica hecho con extraordinaria buena fe, sino porque la respuesta no fue técnica sino política. No creo que valga la pena discutir aquí las diferencias técnicas que se han dado a conocer públicamente entre las posiciones de ambos grupos, las cuales fueron expresadas en los Foros realizados el 23 de Mayo y 6 de Junio respectivamente en la sede del diario El Nacional.
Sin embargo, más que las diferencias, lo que quiero resaltar aquí son las coincidencias. Y ustedes dirán, ¿Cuáles coincidencias, si no se logró discutir nada? Pues sí, tenemos coincidencias. Y desde ellas podríamos construir, aunque nuestros amigos del Grupo La Colina difieran del planteamiento realizado, una propuesta en la que todos los técnicos opositores tengamos un sustento común. Difícil pero no imposible.
Durante el Foro del 21 de Julio del Grupo La Colina, se destacaron tres aspectos sobre los cuales TODOS los técnicos coincidimos: Las captahuellas, a) No garantizan el principio “una persona un voto”, b) son un arma intimidatoria y c) generarán retrasos peligrosos para una elección masiva y muy polarizada (tomado de la presentación del Ing. Mario Torre, Grupo La Colina, 21 de Julio de 2012).
Analicemos esto con detalle. ¿Porque el CNE insiste que se garantiza el principio de un elector un voto? Sobre la campaña publicitaria del CNE el Rector Vicente Diaz señaló en entrevista reciente en el diario Últimas Noticias (ver http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/tuvoto/candidatos/-malandrines-arrojan-dudas-sobre-secreto-del-voto-.aspx) “es mentirosa, porque dice que con el dispositivo nuevo que es el SAI se va a preservar el principio de un elector un voto, si eso es verdad, el CNE desde 1936 para acá no ha garantizado ese principio, porque ese dispositivo no lo habíamos tenido, y sin embargo hemos hechos elecciones en las que ha ganado el que tiene los votos y siempre se ha preservado ese secreto del voto. De manera que ese principio no es el que garantiza un elector un voto, sino un conjunto de medidas que son parte del protocolo electoral”.
Por otro lado el CNE, al segmentar la base de datos de huellas en las 39.922 maquinas de votación, debe garantizar que ninguna huella este duplicada en una o varias máquinas con diferentes números de cédula de identidad y la oposición debe constatarlo así. Esto, por razones de tiempo será imposible realizarlo en una base de datos de huellas de 18.9 millones de electores y a la oposición le será a su vez imposible verificarlo en TODAS y cada una de las huellas a través de un proceso limpio de auditoría de huellas dactilares.
Entonces, por un lado un Rector insiste públicamente que el principio “un elector un voto” se ha garantizado desde 1936 y por otro lado la razón técnica indica que aunque ese dispositivo éste en la herradura de la mesa de votación, el principio no se garantizará igualmente por esa sola razón. ¿Que indica esto? Que al siempre haber sido garantizado el principio desde 1936, como indica el Rector Díaz, la captahuella no agregará ningún valor al proceso y que no está allí para ese propósito, sino para uno mucho mas macabro. Y allí pasamos a la segunda coincidencia: son un arma intimidatoria.
En una población poco educada, dependiente de la Administración Pública en sus diferentes versiones, y susceptible a pensar por el estomago y el hambre, el gobierno intimida, no solo diciendo de manera subliminal en su cuña que sabremos por quien votaste, sino que le dice abiertamente que el dispositivo que lo identifica antecede al voto que emitirá. ¡Menuda percepción! Todos los estudios de la Ciencia del Comportamiento Aplicada indican que en cualquier evento o servicio, desde la entrega de una pizza hasta una consultoría de ingeniería de largo plazo, LA PERCEPCION ES LA REALIDAD. No importará si les demostramos matemáticamente y con los algoritmos de las máquinas a los 18.9 millones de electores, uno por uno, que técnicamente el voto es secreto. Ellos DEBEN PERCIBIR QUE REALMENTE ESO ES ASI. Y eso no se está cumpliendo. El SAI logra que se perciba a la captahuella como un elemento descubridor del voto.
Consecuentemente el jefe de una familia que dependa de un miserable sueldo en una Alcaldía chavista del municipio más recóndito del país, no se creerá que una captahuella pegada a la maquina le va a garantizar el secreto de su voto. Tal vez usted que lee esto por Internet no tenga ese problema. Pero alguien que vive de su sueldito en una prefectura del interior y que ve las computadoras como gallina que ve sal, seguramente no se lo creerá. Tal vez nosotros, opositores furibundos, pensemos que ya la gente está obstinada de este gobierno, pero…¿ese nivel de obstinación estará por encima de correr ese riesgo? Sería estúpido que pensáramos eso. Y esto nos lleva a la tercera coincidencia: los retrasos peligrosos para una elección masiva y muy polarizada.
La captahuella no solo cumplirá su cometido como intimidatoria del voto, que ya es bastante decir, sino que introduce un elemento nunca antes probado en una elección del pasado, estando dentro de la mesa electoral. El CNE y la oposición NO SABEN, porque no se ha probado masivamente nunca, cual será la carga de retraso real que introducirá ese nuevo elemento. La experiencia más cercana y traumática la vivimos los venezolanos al introducirse por vez primera este dispositivo en el Referéndum Revocatorio del año 2004.
En esa ocasión las captahuellas estaban fuera de la mesa con lo cual las colas eran concurrentes y no secuenciales, y con todo, el desastre fue monumental. ¿Qué logra el CNE con eso? Lo menos, el desanimo de la gente de ir a votar ya que la abstención le favorece al gobierno, aliado fundamental del CNE parcializado. Pero lo más importante es la movilización de su gente. Los centros donde existen mayor número de electores registrados son “opositores”.
La creación de nuevos centros en sitios poco convencionales y de pocas mesas, tienen mayor concentración de votos oficialistas porque fueron creados precisamente en sitios donde el gobierno tiene sus números altos. Eso es del conocimiento de los técnicos del Comando Venezuela. Ellos votarán, en general, más fácilmente que nosotros. Y al salir rápidamente de las colas, los protagonistas del RE inflado, denunciados mil veces por ESDATA y Voto Limpio, repetirán su voto por estar registrados con huellas iguales en mesas diferentes, con una tinta indeleble chimba y no precintada. Ellos votaran de nuevo, y adivinen por quien.
Entonces, si tenemos coincidencias en estos tres aspectos fundamentales ¿porqué no acordar? De la explicación técnica del sábado 21 de julio, este proceso electoral es inédito en sus auditorías con lo cual hay que experimentarlas. Todo el proceso es nuevo y en esa nueva experiencia quien gana es el gobierno. Sin embargo, como conocimos de la exposición, ya el Grupo La Colina tiene muchísima experiencia en la auditoría de todos los procesos desde el año 2005 hasta el último del año 2010, donde salimos victoriosos. Esta experiencia iba a repetirse sin mayores cambios para este proceso electoral hasta que el CNE nos sorprendió con el SAI. ¿Por qué ocurrió eso? ¿Qué hay detrás de toda esta jugada? De no haber salido este sistema por parte del CNE no creo que siquiera se hubiera planteado esta discusión más allá del Registro Electoral.
En este sentido, nuestra representación técnica podría plantear el mismo esquema electoral del año 2010, tanto en maquinas, software, auditorias y procedimientos de seguridad, dado en que el supuesto básico que introducía a la captahuella no se está cumpliendo-un elector un voto- y el CNE no tiene argumento para dejarla. Si sacamos fuera de la herradura la captahuella, el proceso, con cambios muy leves, sería exactamente el mismo que el del año 2010. Incluso mucho más simple ya que estaríamos eligiendo un solo candidato entre pocos, no el montón de Diputados de la Asamblea Nacional.
El Grupo Técnico de La Colina debe coincidir en este punto de que si se repite el mismo proceso del 2010 estaríamos más que cubiertos técnicamente. No habría auditorías de huellas y estaríamos lidiando con el mismo RE sin auditar del año 2010, obviamente con su actualización. La gente iría a votar con la misma confianza con la que votó en las Elecciones Parlamentarias y tendríamos los mismos procesos de auditoría, con el mismo CNE. ¿Cuál sería entonces nuestra diferencia fundamental? El estado del Registro Electoral. Pero asumiendo como cierto el argumento de que ya fuimos con ese RE y vencimos el 2010, creo que nuestras diferencias serían mucho menores y se iría con más seguridad del triunfo opositor sobre la base que se acuerde sacar las captahuellas de la mesa. Pienso que esto no comprometería el cronograma ya que esas auditorias y pruebas técnicas ya han sido realizadas en pasados procesos electorales y han demostrado ser confiables, de acuerdo al equipo técnico del Comando Venezuela..
Creo que la lucha de corto plazo debe ser insistir y poner toda nuestra energía en la presión de la sociedad civil para sacar a la captahuella de la mesa de votación, basado en los puntos en los que si coincidimos en toda esa presentación técnica mostrada en el Foro del Grupo La Colina. Ojalá que los partidos políticos a quienes corresponda tomar esa decisión, como dice la respuesta que se le dio a una propuesta técnica formulada de buena fe, acuerden solicitar el retiro de las captahuellas de la mesa de votación al CNE al ver que todos los técnicos ya estamos de acuerdo en lo fundamental. Así, al no haber controversia técnica, el tema ya deja de ser técnico para convertirse en político y sus solicitantes ya no seríamos nosotros sino nuestro candidato, Henrique Capriles Radonski. Será de él la última palabra…
Caracas, 28 de Julio de 2012
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