Por Luis Manuel Aguana
Tomo prestado el sugestivo título de un artículo mi estimado
amigo Diego Arria, publicado en la prensa nacional, donde invitaba a los
venezolanos, a avalar su propuesta de cambio estructural del sistema político de
Venezuela, a una semana de producirse las elecciones primarias de comienzos de
2012, para elegir al candidato presidencial de la oposición que enfrentaría a
Hugo Chávez en diciembre de ese año (ver Bienvenidos a la transición, en https://twitter.com/laguana/status/792533503787368448).
Luego de más de 4 años de ese llamado los venezolanos deberíamos, en su
conjunto, al menos convenir que la escogencia realizada ese año no fue la más
afortunada.
Ciertamente Diego, como bien indicaba en su nota, era –y sigue
siendo- la opción de mayor “experiencia acumulada y capacidad demostrada en
acciones reales en los ámbitos público y privado, nacional e internacional” en el
manejo de conflictos de las magnitudes que presentaba y presenta todavía
Venezuela. Si usted se va a someter a una operación quirúrgica de corazón abierto,
no busca a un cirujano recién graduado, busca el que mayor experiencia tiene. No
busca al más simpático o al más juvenil, busca al más experimentado, que haya
hecho lo mismo muchas veces y con éxito. ¡Es su vida la que está en riesgo! Y si
la República en el año 2012 estaba en condiciones precarias, cualquiera puede
constatar el estado de coma en el que está ahora, a más de 4 años de esa desafortunada
escogencia.
Pero los partidos metieron al país en el tubo de la
escogencia electoralista, sin tomar en cuenta que el grave estado en que se encontraba
el país requería algo más allá que “un candidato” que derrotara a Chávez.
Venezuela necesitaba a un cirujano de muchísima experiencia en conflictos. Como
bien decía Diego en su nota, era un serio riesgo: “nos estamos jugando el país,
no una candidatura”. Y realmente resultó así. Nos jugamos el país con una
candidatura y lo perdimos. Y lo más grave de todo es que todavía los partidos
de la MUD no aprenden esa lección, e insisten en el error. Todavía piensan que
el problema es de candidaturas, del “quítate tú para ponerme yo”, de la próxima
elección.
De allí que su próxima negociación, después que el régimen les
quitara el Referendo Revocatorio como un caramelo a un niño, se basará exactamente
en lo mismo que en el 2012: otra elección. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuando los
venezolanos serán conducidos al matadero cual rebaño sin raciocinio por una
dirigencia irresponsable? Difiero en el Diego Arria del 2012 que decía en ese
artículo que “el país maduró”. Obviamente no lo había hecho al escoger un
candidato que posteriormente no supo defender los votos que le dimos los
venezolanos. Pero tal vez pueda ser que luego del agravamiento de la situación
humanitaria, del hambre, las muertes, la violencia criminal del régimen y el
resto de las penurias que estamos pasando ahora, mucha gente este despertando.
Tal vez ahora si estemos madurando. Madurando a golpes y con carburo, como decían
los viejos de antes.
La improvisación demostrada en la tarima opositora de
Caracas el 26 de Octubre no pasó desapercibida por la gente que pedía a gritos
ir a Miraflores, mientras su dirigencia le anunciaba esa marcha con una semana
de anticipación al régimen. Tengo el íntimo convencimiento de que lo anunciaron
así adrede precisamente para no ir a Miraflores, sino para negociar con el régimen.
¿Y por qué harían eso? Porque se les acabó la política. Se les acabaron las
excusas. Ya no hay Referendo Revocatorio. Y necesitan embarcarse de nuevo –ellos
y el régimen- en otra vorágine electoral para llegar ambos, unidos, al 2019.
Entonces le dirán a la masa el chantaje de siempre: “¡tenemos
que ganar espacios!”. Por alguna oscura razón olvidaron la convocatoria a una
Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, como lo habían
anunciado al publicar la ruta que seguirían cuando anunciaron la vía del
Referendo Revocatorio. Y mientras tanto los venezolanos sin medicinas y sin
comida, con una moneda que se devalúa 30 a 50% todos los meses, con un Plan
comunista en plena ejecución. Eso es una estrategia suicida y criminal por no
perder “espacios” políticos a costillas del hambre y la muerte de los
venezolanos.
Diego Arria decía en su nota del 2012: “No he querido
contribuir en el montaje de una comedia que podría devenir en drama si no relegitiman
los poderes, que solo podrá ser posible con una Asamblea Constituyente. El país
amerita seriedad y firmeza. También esperanza…”. Pues más allá de eso, premonitoriamente devino
en tragedia. Recuerdo que en esa campaña Arria indicaba que su gobierno, de
ganar las primarias y la elección de diciembre, sería de una transición de tres
años, dejándoles a los jóvenes, luego de reordenar el país con una Asamblea Constituyente,
una Venezuela institucionalizada y libre para las nuevas generaciones políticas.
¡Menuda promesa electoral! Eso no lo entendió el país en ese entonces. Pero creo
que ahora si está en capacidad de entenderlo.
Da lástima contemplar que el país se debate entre el mensaje
de un individuo que tiene secuestrado su propio partido, ignorando su democracia
interna, y un muchacho que no acaba de entender que no puede seguir siendo
candidato presidencial. Pareciera que hemos perdido la brújula. Y ahora esos
mismos líderes con sus respectivos partidos nos están conduciendo a una
negociación con el régimen para seguir en la parranda electorera para llevarnos,
no al 2019 sino al dos mil siempre. Pues entonces tenemos que poner las cosas
en estos términos: o es esa dirigencia política con su agenda electorera particular
o es Venezuela. ¿Qué será al final? Eso lo decidimos nosotros, los venezolanos.
Un grupo de venezolanos apostamos por Venezuela. La Alianza
Nacional Constituyente acaba de publicar un mensaje a esa dirigencia y a los
venezolanos (ver LA ALIANZA NACIONAL
CONSTITUYENTE A LA MESA DE LA UNIDAD
DEMOCRATICA MUD Y A LOS VENEZOLANOS, en http://ancoficial.blogspot.com/2016/10/la-alianza-nacional-constituyente-la.html) donde se indica “Diálogo Si, pero entre los venezolanos”. Más claro imposible. El
dialogo debe y tiene que ser entre los venezolanos reunidos en una Asamblea Nacional
Constituyente de carácter Originario. Entre más personas nos sumemos a la idea,
será menos posible que el régimen ejecute su plan de supervivencia a costillas
de una población que respalda ciegas los planes electoralistas de una oposición
extraviada. Hay que exigirle a la dirigencia de la MUD que respete su propia
ruta y se sume a la convocatoria del Poder Constituyente Originario.
Cuando Diego Arria escribió su artículo y lo tituló tan
sugestivamente dándole la bienvenida a los venezolanos a una transición evidentemente
necesaria, lo hizo bajo la premisa equivocada de una supuesta maduración del
país a una idea que no había sido realmente entendida en su profundidad en la Venezuela
del 2012. Pues bien Diego, ahora sí creo que puedes dar esa bienvenida, pero ya
no a una transición de gobierno sino de modo de pensar el país después de más
de 4 años de duro aprendizaje. Estuviste, como generalmente le ocurre a la
gente fuera de su tiempo, haciendo anuncios adelantados. Y espero que así como
está ocurriendo esa transición de pensamiento, los venezolanos también corrijan
contigo en un futuro cercano, el error de esa desafortunada escogencia de las
primarias del 2012. Y a propósito de bienvenidas, bienvenido a la Alianza Nacional
Constituyente, donde al parecer siempre estuviste…
Caracas, 30 de Octubre de 2016
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