sábado, 13 de diciembre de 2025

Nobel, Poder y Juramentación

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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Existe un principio asociado a la mecánica cuántica, denominado “El efecto del observador”, que tiene implicaciones prácticas profundas, que van mucho más allá de las ciencias naturales, que fue donde se originó. Este principio indica que el hecho mismo de observar un fenómeno lo cambia en su esencia. En otras palabras, el observador no es neutro. Al observar, interviene en el fenómeno mismo y lo cambia.

Me vino a la mente todo esto al observar lo que sucedió en Oslo, con la entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado (MCM). Cuando el Comité del Nobel decidió entregarle el premio a MCM, produjo un fenómeno observable, que luego el resto del mundo –en especial los venezolanos- lo cambiamos cuando efectivamente nos abocamos a reaccionar ante eso.

Escribía en una nota reciente dedicada a la decisión del Nobel para MCM (ver Nobel de la Paz en el borde de una guerra, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/10/nobel-de-la-paz-en-el-borde-una-guerra.html)  que ese Premio Nobel la había colocado en otro nivel de competencia –en otro lote-, haciéndola imbatible en cualquier circunstancia de confrontación política futura.

Pero me quedé corto. Los venezolanos y el grave problema que padecemos estuvimos en el ombligo del mundo el día de la premiación del Nobel de la Paz del 10 de diciembre. Presidentes y figuras de talla mundial estuvieron presentes el día de la premiación, convirtiendo el acto en uno de los eventos históricos más importantes de los últimos tiempos a escala planetaria. Eso cambió la esencia misma de la significación de la protagonista.

A partir de ese momento, MCM dejó de ser una figura de importancia relativa en Venezuela, para convertirse en una figura de escala mundial. Y aunque eso ayuda en positivo a la recuperación del país del secuestro al que está sometido, distorsiona la realidad política interna. Y algunos me preguntarán: ¿y eso es malo? Sí y no. Todos los factores políticos, buenos, malos y peores que por una u otra razón están fuera de Venezuela, estuvieron presentes en el besamanos de Oslo, buscando revalidación, con un abrazo o una fotografía con MCM. Todos, incluso aquellos considerados traidores al esfuerzo realizado por ella. Su bendición a partir de hoy es ahora esencial.

Si antes era importante que la líder opositora opinara acerca de la dirección que debe tener la lucha en contra del régimen, como consecuencia de su esfuerzo para llegar al triunfo electoral del 28 de julio de 2024, a partir de hoy se hace indiscutible. Se vería muy mal si a alguien se le ocurriera decir algo en contrario. ¿Y eso es bueno? Definitivamente no. No creo que sea bueno que sobre un ser humano recaiga a partir de ahora la responsabilidad de algo tan complejo como el problema que tiene Venezuela.

A partir de hoy, a ninguno de esos líderes –incluso los que hicieron cola para la fotografía de Oslo- y que antes le disputaban una posible presidencia a MCM, se les ocurriría pensar ahora que podrían estar antes que ella. Y yo creo que eso no estaría mal dada la calidad que han demostrado esos pretendientes.

MCM, a partir de este momento estelar de su vida está condenada a conducir el destino político de Venezuela. Y eso para nada estaría mal si la extraemos del contexto político tóxico en el que se encuentra la oposición venezolana, que para sobrevivir después de 1998 se abrazaron al régimen de Hugo Chávez Frías y luego al de Nicolás Maduro Moros. Muchos de ellos estuvieron “felicitándola” en Oslo por su logro, pero con la idea detrás de continuar con su supervivencia, metiéndose como sea por las costuras de su vestido. De nuevo, sobre una sola persona recaerán ahora las decisiones finales del problema venezolano.

Esa definición política previa de la situación que presenta MCM mucho antes de que sea efectiva la libertad de Venezuela, podría ser una gran ventaja, pero también una tremenda desventaja, si ella permite que quienes se le acerquen vayan con intenciones escondidas. Esa es la maldición de los liderazgos absolutos, no saber en quién confiar. Y esa condición es de una soledad aterradora. Habrá en su cercanía quienes le digan que la solución está por un lado y otros en la dirección contraria por puro interés particular. Pero la equivocación será solo de ella.

Aquellos que nos encontramos lejos de eso y vemos solo los resultados de las decisiones que se están tomando ahora, solo podemos especular de acuerdo a lo que vemos desde afuera. Y mi preocupación ahora se centra en todo lo que ha sucedido después del 28 de julio de 2024 y que se hagan efectivos esos resultados una vez que el régimen de Nicolás Maduro Moros ya no exista en Venezuela.

MCM ha insistido de manera reiterada en que la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU) debe ser en Venezuela. Y muchos juristas han apoyado esa posición, sustentándose en que el gobierno de los EEUU se hará cargo del régimen de Maduro a la brevedad. Pero muchos creemos que eso es un error. Los EEUU se harán cargo del régimen CUANDO ELLOS LO CONSIDEREN CONVENIENTE a sus intereses, internos y externos. Incluso, podrían no hacerlo. Es algo que escapa al control de la oposición venezolana, incluso de la premiada con el Nobel de la Paz.

Si algo nos ha enseñado la historia de este país, es que lo jurídico siempre se ha subrogado a lo político cuando hace falta y es de la conveniencia del poder. Mi preocupación se centra en que no fue a MCM a quien eligieron los venezolanos el 28J-2024, sino a EGU, y ella todavía no ha sido empoderada como la vicepresidente que puede continuar como tal con la lucha si hace falta. Les pregunto: ¿qué pasaría si EGU –Dios no lo permita- desapareciera mañana, por enfermedad o porque el régimen se encargó con sus socios? ¿Les parece loca o extraña esa preocupación? A mí no, a la luz de lo que han hecho en el pasado.

Si EGU desaparece antes de ser juramentado y no empodera a MCM, todo lo que se ha hecho desde el 2023, incluido el 28J-2024, se perdería de manera irremediable. Pero no solo el esfuerzo de MCM y su Nobel, sino lo más grave, habrían sido inútiles los muertos, desaparecidos y presos por hacer respetar la soberanía popular.

Todo eso refuerza la teoría expuesta en mi nota de enero (ver Hay que juramentar a Edmundo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/01/hay-que-juramentar-edmundo.html) del dinero que administra la MUD y la pérdida de su control. Si EGU se juramenta, y la MUD pierde el control administrativo del dinero de la OFAC, pasaría  todo a EGU-MCM por la legitimidad de su mandato.

La MUD no estaría de acuerdo en perder el control del dinero de su supervivencia por juramentar a EGU sin negociar el “cómo quedo yo allí”. Y eso es lo preocupante de quienes ahora se acercan a la Premio Nobel buscando reconciliar el pasado, aconsejando al oído esperar interesadamente “a que se recupere Venezuela”. Y en el medio de eso todos podemos perder porque sabemos cuál ha sido el comportamiento histórico de esos partidos cuando se trata de la conservación de su influencia política.

La juramentación de EGU no es solo la pequeñez de si se hace o no en el país o ante quién lo hace. Eso lo puede resolver cualquier buen jurista si hay la voluntad política de hacerlo. Ese será el menor de los problemas para la nueva laureada del Nobel de la Paz si el Presidente Electo desaparece esperando a que se acomode Venezuela.  Será la preservación del esfuerzo de todo un pueblo que la acompañó hasta Oslo y lo hizo posible.

El problema de fondo es quién sería el verdadero gobernante legítimo del país ante la presencia de un vacío de poder en Venezuela. Ahora lo sería EGU, pero no se le ha transferido oficialmente el poder ante una autoridad legítima, y por consiguiente tampoco a MCM. Hay gente poderosa que no está interesada en que eso ocurra. Quedará para la historia si quienes tuvieron la oportunidad de salvaguardar ese esfuerzo ante cualquier cosa que pase, no lo hicieron  por conveniencia política. Ese sería el primer trabajo que le corresponderá resolver a la nueva jefe del futuro político previsible de Venezuela…

Caracas, 13 de diciembre de 2025

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domingo, 7 de diciembre de 2025

Un Nuevo Pacto para Venezuela

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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Intervención en el foro Aniversarios del chat “Crecimiento Personal” y Alianza Bravo Pueblo, ABP, del Estado Apure, 7 de diciembre de 2025

Buenas tardes,

Antes que nada, mi agradecimiento a Rafael Polanía y demás organizadores de este foro por la cordial invitación y, por supuesto, mis felicitaciones por los aniversarios del chat de “Crecimiento Personal” y de Alianza Bravo Pueblo, ABP, en el Estado Apure. Siempre es bienvenida para mí una oportunidad para conversar acerca del proyecto El Gran Cambio de ANCO, y que en estos momentos aciagos del país se hace  cada vez más necesario.

No es para nadie un secreto que desde hace varios años ANCO le ha planteado al país un nuevo modelo de desarrollo, fundamentado en las raíces históricas de la fundación de la República. Hemos explicado una y otra vez que nuestra primera Constitución de 1811, origen de nuestra nacionalidad, estableció un modelo federal de Estado en el que se apuntaron las 7 provincias de la Capitanía General de Venezuela, que estuvieron de acuerdo con cortar lazos independientes del imperio español. Toda nuestra historia republicana comenzó a partir de  ese momento. Y ese modelo federal de Estado fue inspirado en los aires de libertad de los Padres Fundadores de los EEUU, y que se plasmó en su primera y única Constitución sancionada el 17 de septiembre de 1787, poco más de 23 años antes de la nuestra.

Uno de los aportes fundamentales para la humanidad de los Padres Fundadores de los EEUU, y específicamente de Thomas Jefferson (1743-1826), fue la Declaración de Independencia de los EEUU, redactada en 1776. En ella está la mejor definición del principio básico sobre el cual se sustenta toda democracia:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados…” (ver Declaración de Independencia de los EEUU en español, en https://www.archives.gov/espanol/la-declaracion-de-independencia.html).

En este sentido, Jefferson define qué es lo que debe defender y garantizar un gobierno: el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; y que los hombres se organizan en gobiernos para proteger estos derechos. Léase bien: los poderes de los gobiernos derivan del consentimiento de SUS CIUDADANOS. De nosotros. Ese principio fundamental está contenido en el Artículo 347 de la Constitución venezolana de 1999. Porque ese  principio es la razón de la existencia de un gobierno. De allí debemos partir.

Quise aclarar este punto al comienzo de esta presentación porque si lográramos convencer a los venezolanos de este principio fundamental que fue enunciado hace 238 años en los Estados Unidos, y que ya es un principio universal para el todo el mundo, de que la razón por la cual existen gobiernos es para garantizarnos a NOSOTROS, EL PUEBLO (“WE, the People” como comienza la Constitución de los EEUU) el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y que somos la razón por la cual ellos detentan el poder, entonces estaremos garantizando que cualquier gobierno que venga después de este o cualquier otro, se subrogue a los ciudadanos y tengamos un país verdaderamente democrático, en paz y con libertad para siempre.

Ahora bien, ¿de qué se trata en el fondo nuestra propuesta, El Gran Cambio? ¿Cuál es el concepto que está detrás de todo el planteamiento, que asumo que ustedes ya habrán leído o visto en la presentación que les hice llegar? De llevar al poder lo más cerca posible al ciudadano y que podamos verdaderamente garantizar el principio anteriormente enunciado.

Que todo el entramado de representación popular que se ha distorsionado con los años desde nuestra Guerra de Independencia, por la exigencia del Libertador de centralizar el Estado para pelear una guerra, y que se profundizó después de la separación de Venezuela de la Gran Colombia hasta nuestros días, se revierta de una manera tal que haga regresar a los venezolanos al concepto que prevaleció en los orígenes de nuestra nacionalidad: somos los ciudadanos los que decidimos cómo deberá construirse el Estado para lograr el máximo bienestar posible.

Esta es otra manera de plantear el concepto de la inversión de la pirámide del poder en Venezuela que les expliqué en la presentación que les envié: Primero los municipios, luego los Estados y luego el país reunido en una federación de Estados autónomos, fuertes e independientes, a través de un Nuevo Pacto Constitucional que nos garantice la aplicación de todos estos principios.

Esto es a lo que nosotros llamamos REFUNDACIÓN de Venezuela. Como verán, no he hablado hasta ahora ni la primera vez de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. ¿Y por qué? Porque si no se entiende este concepto antes, lo que he llamado el “para qué” de una Constituyente, no le puede hacer sentido a nadie porque la necesitamos como la herramienta indispensable para poder hacerlo.

Es por eso que no podemos plantearle a nadie una Asamblea Nacional Constituyente si no explicamos para qué la queremos. Y eso es precisamente El Gran Cambio. Pero voy más allá: ¿para qué la queremos en cada Estado del país? El proyecto general que hemos escrito explica cambios en la estructura general del Estado, para de nuevo llegar al Estado federal de una forma actualizada, como, por ejemplo, el regreso a la representación federal de los Estados en un Congreso de dos Cámaras, como ha existido desde los tiempos de la victoria federalista en la Guerra Federal y de la Constitución de 1864, donde el texto constitucional vuelve a llamarse federal de un modo formal.

A ese respecto, la Dra. Irene Loreto González, en un extraordinario trabajo sobre el federalismo, indica: “Esta Constitución (la de 1864), sancionada por la Asamblea Constituyente y promulgada por el general en jefe y presidente de la República, Juan Crisóstomo Falcón, es una de las principales constituciones de Venezuela, porque genera una transformación del sistema constitucional venezolano al establecer la forma federal del Estado y acentuar la descentralización político-territorial contenida en la Carta de 1858” (ver Irene Loreto González, Federalismo como sistema político, en http://historiaconstitucionalvenezuela.blogspot.com/2010/06/federalismo-como-sistema-politico.html).

En nuestro proyecto le asignamos una importancia categórica a una nueva división político-territorial del país, desde la perspectiva municipal en cada Estado, introduciendo un concepto reformulado de provincia. Cada Estado deberá, luego de promulgada una nueva Constitución Federal para la República de Venezuela, establecer una Constituyente para sus propios ciudadanos, que defina su propia identidad y modelo de desarrollo económico de acuerdo con sus propias potencialidades para generar desarrollo y crecimiento económico. Solo ustedes saben las suyas en el Estado Apure.

Eso amerita la definición previa de un proyecto El Gran Cambio para cada Estado, donde se formulen prioridades y organización para cada entidad federal, así como los mecanismos de representación política de cada Estado en la federación. Ese es el siguiente paso de nuestra cruzada, donde ustedes son los protagonistas principales. Nadie puede desde ningún lugar definir qué es lo mejor para ustedes en su propio Estado, solo ustedes lo saben, como dije antes. Quisiéramos trabajar con ustedes para definir el proyecto El Gran Cambio de ANCO en el Estado Apure. 

Como podrán notar, lo que planteamos con el Gran Cambio NO ES de ninguna manera un programa de gobierno para una estructura del Estado predefinida. Es una nueva estructura sobre la cual descansará un nuevo modelo de desarrollo político, económico y social, basado en la independencia regional y que representaría un Nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados que se  materializaría en una nueva Constitución Política para Venezuela.

Y esto no es de ninguna manera cualquier cosa, y de allí la importancia de esta discusión desde la base misma de la sociedad: el ciudadano. Y más importante aún: una vez definido ese proyecto en cada Estado, es por eso por lo que se lucharía políticamente, y los liderazgos que salgan serán precisamente por defender ese cambio, no la posición de algún dirigente político, ni el liderazgo de nadie, sino la mejora de la calidad de vida de las personas, fundamentados en un proyecto de cambio concreto.

El Gran Cambio es, respetando la debida distancia histórica, un proyecto político de magnitud, como lo fue en su oportunidad el Plan de Barranquilla, pero sin el corte ideológico de la izquierda revolucionaria de quienes lo impulsaron.  El último punto del Programa de ejecución del Plan de Barranquilla establecía “Convocatoria dentro de un plazo no mayor de un año de una Asamblea Constituyente, que elija gobierno provisional, reforme la constitución, revise las leyes que con mayor urgencia lo reclamen y expida las necesarias para resolver los problemas políticos, sociales y económicos que pondrá a la orden del día la revolución…” (ver Rómulo Betancourt, Plan de Barranquilla, 22 de marzo de 1931, en  https://es.wikisource.org/wiki/Plan_de_Barranquilla). No estamos inventando nada que no haya ocurrido en el pasado en Venezuela. La Constitución de 1961 salió de ese Plan.

Los impulsores del Plan de Barranquilla tardaron 30 años en cristalizar ese proyecto que se materializó con la Constitución de 1961 y con 40 años de democracia continua. Lamentablemente, ese modelo se extinguió cuando sus principales protagonistas traicionaron los valores que hicieron posible la democracia pactada en 1958 con el Pacto de Punto Fijo, dándole paso a la nada de un proyecto castro-comunista fracasado. No se puede regresar al mismo sistema anterior so pena de cometer los mismos errores que hicieron colapsar las bases del país en 1992, con el intento de golpe de Estado de Hugo Chávez Frías, y su materialización posterior al llegar al poder en 1998. Debemos comenzar algo completamente nuevo.

Solamente el pueblo puede cambiar la ecuación del poder y revertirla a favor del ciudadano. De allí mi referencia al comienzo a las ideas de libertad que prevalecieron en el mundo a finales del siglo XVIII y que desafortunadamente en Venezuela no se desarrollaron de la misma manera. Es tiempo de entenderlo y reflexionarlo para el futuro. Y este es quizá el mejor momento para esa discusión cuando todo está destruido en Venezuela. Espero haber sumado con ustedes más voluntades para esa noble causa…

Muchísimas gracias…

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sábado, 29 de noviembre de 2025

Venezuela: Transición, riesgos y escenarios futuros

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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Intervención inicial del conversatorio titulado “Análisis político de la situación actual de Venezuela y posibles escenarios en el corto y mediano plazo”, sostenido con el Dr. José María Rodríguez y el Dr. Jesús Domingo Ortiz, el 28 de noviembre de 2025

(ver video completo en https://youtu.be/g7CisD11eP8?si=jRryKO3GOBiCd8Ac)

Buenos días todos. Gracias por la invitación José María y Jesús Domingo.

Durante los últimos años, Venezuela ha entrado en una fase crítica de su historia política y social. Diversos análisis, tanto nacionales como internacionales, coinciden en que el país atraviesa un punto de inflexión en el que las decisiones que se tomen —o que se impongan— definirán las próximas décadas. Las notas que he publicado recientemente en mi blog, “El dilema de la transición venezolana”  (ver nota en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/09/el-dilema-de-la-transicion-venezolana.html) y “Venezuela ante su encrucijada final” (ver nota en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/11/venezuela-ante-su-encrucijada-final.html) exploran, desde distintas perspectivas, los desafíos, peligros y posibilidades que acompañan un eventual cambio de poder en el país.

He expuesto públicamente la misma preocupación fundamental: la extrema fragilidad institucional de Venezuela. Desde hace años, el país opera sin contrapesos reales, sin poderes públicos legítimos y con una estructura estatal penetrada por redes criminales, intereses externos y grupos armados que ejercen influencia territorial. Cualquier transición, incluso aquella respaldada internacionalmente, enfrentaría un ambiente donde coexisten facciones militares enfrentadas, estructuras de seguridad politizadas, organizaciones criminales y actores externos con intereses propios.

Este contexto se hace aún más complejo ante la posibilidad de una intervención internacional o de un desplazamiento abrupto del régimen. Estudios elaborados por centros de análisis como Crisis Group, simulaciones del gobierno de Estados Unidos y evaluaciones de publicaciones como Foreign Affairs y el New York Times coinciden en advertir un escenario de alta inestabilidad posterior a la salida de Nicolás Maduro Moros. En dichos ejercicios se describe un país donde, de producirse un cambio forzado, distintas facciones competirían por ocupar el espacio de poder dejado por el régimen. Esa disputa podría desembocar en enfrentamientos armados, descontrol territorial y un incremento significativo de la violencia.

Uno de los elementos más citados es la fragmentación interna dentro de las Fuerzas Armadas venezolanas. Aunque sectores podrían respaldar un nuevo gobierno, otros se opondrían o intentarían preservar sus estructuras de poder. Los análisis señalan que esta fractura haría difícil sostener una transición sin un respaldo militar unificado o sin la presencia de fuerzas externas capaces de estabilizar el país durante el proceso. Sin embargo, Estados Unidos ha insistido en que, aunque posee la capacidad de ejecutar operaciones de precisión, no tiene la intención de mantener tropas en territorio venezolano para sostener un gobierno de transición. Esto deja un vacío significativo en la ecuación de seguridad.

A este panorama se suma la presencia de múltiples grupos armados con influencia regional —desde colectivos urbanos hasta guerrillas transnacionales— que podrían aprovechar un vacío de poder para expandir su control. La desinstitucionalización prolongada ha permitido la formación de redes complejas de economía ilícita y control social, lo que convierte a cualquier intento de restablecer el orden en una labor extremadamente delicada.

En este contexto, surge la pregunta sobre cómo legitimar un proceso de transición que permita reconstruir el país sobre bases firmes. Es aquí donde desde ANCO hemos planteado en dos comunicados, uno el 6 de octubre (ver Comunicado ANCO 06-10-2025 en https://ancoficial.blogspot.com/2025/10/comunicado-la-alianza-nacional.html) y otro el 17 de noviembre (ver Comunicado ANCO 17-11-2025, en
 https://ancoficial.blogspot.com/2025/11/comunicado-anco-propuesta-para-una.html), la necesidad de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria como mecanismo para devolver el poder al ciudadano y establecer nuevas reglas institucionales. Esta propuesta parte del reconocimiento de que ninguna institución actual posee legitimidad suficiente para dirigir o supervisar un proceso de transformación profunda. Sin embargo, incluso esta vía requeriría condiciones mínimas de seguridad, acuerdos políticos y un entorno pacificado que hoy no existe.

Más allá de los análisis técnicos, existe un elemento humano que ya he hecho del conocimiento público: el cansancio colectivo del pueblo venezolano. Tras más de dos décadas de deterioro económico, social y político, una parte significativa de la población percibe cualquier desenlace como preferible al estancamiento actual. Este sentimiento, aunque comprensible, contrasta con las advertencias de los expertos sobre los riesgos de un colapso abrupto.

Mi conclusión: ¿hacia dónde puede dirigirse Venezuela?

El futuro inmediato de Venezuela depende de factores que trascienden la política tradicional. Si el cambio político ocurre sin planificación, sin acuerdos y sin presencia de estructuras capaces de garantizar la seguridad en el corto plazo, es posible que el país enfrente una fase de violencia y competencia entre actores armados, poniendo en riesgo cualquier intento de consolidar un gobierno democrático. El mediano y largo plazo depende de eso.

Sin embargo, si los distintos actores —internos y externos— logran coordinar esfuerzos, establecer garantías de seguridad y abrir un camino hacia una reconstrucción institucional basada en la legitimidad constituyente, Venezuela podría iniciar un proceso de recuperación. No sería inmediato ni sencillo, pero permitiría sentar las bases para un Estado funcional y orientado al bienestar ciudadano.

Los próximos años serán decisivos. Lo único claro es que Venezuela ha llegado a un momento que exige definiciones. El desenlace no está determinado, pero dependerá de la capacidad colectiva para evitar un colapso violento y construir un proceso de transición que responda a la complejidad real del país. Pero por sobre todo, aun sabiendo todo esto, estoy seguro que los venezolanos seremos capaces de correr el riesgo de un país inestable. Ya lo hemos hecho por más de 25 años…

Muchísimas gracias…

Caracas, 29 de Noviembre de 2025

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domingo, 23 de noviembre de 2025

Venezuela ante su encrucijada final

Imagen resumen de la nota cortesía de AI ChatGPT

Por Luis Manuel Aguana

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Al parecer es ahora cuando importantes publicaciones que influencian la conducta política en los EEUU les está “cayendo la locha” (antigua expresión muy venezolana que indica que se están dando cuenta) de lo que sucedería en Venezuela al minuto siguiente de que el Presidente Donald Trump tome la decisión de remover por cualquier vía al régimen de Nicolás Maduro Moros.

Hace menos de una semana, el 20 de noviembre, el New York Times, NYT, publicó un artículo del periodista Michael Crowley, reportando desde Washington, según el cual simulaciones de guerra realizadas por el gobierno de los EEUU “…mostraron que era probable que estallara el caos y la violencia en Venezuela, a medida que unidades militares, facciones políticas rivales e incluso grupos guerrilleros selváticos se disputaban el control del país rico en petróleo. Estas conclusiones desclasificadas, respaldadas por otros análisis de expertos, subrayan el riesgo asociado a la ofensiva de Trump contra Maduro en su segundo mandato” (ver NYT, EE UU simuló el derrocamiento de Maduro. Venezuela se sumió en el caos, en https://www.nytimes.com/es/2025/11/20/espanol/estados-unidos/eeuu-simulacion-derrocamiento-maduro.html).

Por otro lado, Crisis Group, una importante organización internacional independiente especializada en el análisis de conflictos a escala mundial, en un reporte fechado el 24 de octubre, advierte:

“No se deben subestimar los riesgos de violencia en cualquier escenario post-Maduro. Muchos altos mandos militares podrían resistirse a un cambio de régimen. Incluso con un acuerdo sobre los términos de la transición, no resulta inconcebible que sectores de las fuerzas de seguridad se rebelen e incluso emprendan una guerra de guerrillas contra las nuevas autoridades. Más aún, la infinidad de grupos armados que operan en gran parte del país probablemente aprovecharían cualquier vacío de poder para consolidar o incluso extender su control territorial”. … “Cualquier gobierno que suceda a Maduro tendrá que lidiar con una burocracia disfuncional y politizada; una grave crisis económica y humanitaria; y una infraestructura colapsada. Le resultará sumamente difícil mantener la estabilidad si al mismo tiempo se ve sometido a una campaña de violencia política” (ver Crisis Group, Los peligros de forzar un cambio de régimen en Venezuela, en https://www.crisisgroup.org/es/latin-america-caribbean/venezuela/beware-slide-toward-regime-change-venezuela)

Pero para ponerle la guinda a la torta, el 21 de noviembre, Foreign Affairs, una de las publicaciones de política mundial más importantes y prestigiosas del mundo, publica un artículo titulado “El peligro de derrocar a Maduro” (The Peril of Ousting Maduro), firmado por Phil Gunson, que dice cosas tan vitales como estas:

“Es poco probable que todos los militares respalden a Machado si llega al poder. La precaria estabilidad entre estos grupos y el Gobierno probablemente se colapse con la salida de Maduro, especialmente si el cambio se produjera de forma repentina y desafiara el control que los aliados del presidente tienen sobre las palancas del poder. Como ha señalado Juan González, ex asesor principal del presidente estadounidense Joe Biden para América Latina, las condiciones en Venezuela son propicias para una guerra prolongada de baja intensidad. Esto podría hacer que Venezuela se pareciera más a Colombia o México, plagada de asesinatos selectivos, atentados con bombas y ocasionales batallas callejeras, pero sin el tipo de gobierno electo estable que existe en Bogotá o Ciudad de México. Machado habla con confianza de un ambicioso plan de 100 días que ha preparado y que incluye restaurar el orden institucional, estabilizar la economía, reformar las fuerzas armadas y abordar una crisis humanitaria impulsada por la pobreza. Pero si la administración Trump se negara a contribuir con un número significativo fuerzas terrestres estadounidenses a Venezuela, un nuevo gobierno de la oposición dependería de los mismos generales a los que ahora acusa de dirigir cárteles de la droga para sobrevivir”… “Machado podría tener razón al predecir que algunos oficiales militares la respaldarían si lograra alcanzar el poder. Pero es poco probable que todos lo hicieran. Y si el ejército se dividiera en facciones rivales o si un gobierno posterior a Maduro disolviera el ejército y destituyera a los funcionarios civiles, las posibilidades de que se produjera un caos violento aumentarían aún más. Un gobierno de Machado-González sin suficiente respaldo militar, tanto nacional como extranjero, probablemente no podría defenderse de una campaña de acoso violento por parte de grupos armados que buscaran desestabilizarlo” (ver Foreign Affairs, The Peril of Ousting Maduro, en https://www.foreignaffairs.com/united-states/peril-ousting-maduro).

Este artículo de Foreign Affairs, así como el reporte de Crisis Group mencionados, le sirvieron de soporte y fuente principal al NYT para su aseveración acerca del resultado de los juegos de guerra realizados, para desestimar la posible inminente intervención de los EEUU en Venezuela.

El artículo de Gunson concluye, “En otras palabras, Venezuela no puede transformarse rápidamente en un país libre. Por muy poco fiable que sea el Gobierno de Maduro en la mesa de negociaciones, intentar forzar un cambio de régimen mediante la violencia acabará socavando el objetivo tanto de la oposición como de la gran mayoría de los venezolanos de establecer un sistema seguro, estable y basado en el Estado de derecho que reemplazar el régimen de Maduro. Intentar tomar un atajo podría dejar al país en una situación peor que la actual” (ver artículo de Foreign Affairs citado supra).

Pero yo me pregunto: ¿y por qué ahora? Desde la toma de posesión de Trump como Presidente de los EEUU, a escasos 10 días después de perfeccionarse el fraude electoral del 28 de julio de 2024 con una toma de posesión irrita en Venezuela, así como la anterior administración del Presidente Joe Biden, el gobierno de los EEUU ha manifestado su interés de un cambio de gobierno en Venezuela, y ahora cuando pareciera inminente ese cambio en el rumbo de los acontecimientos en nuestro país producto de la decisión de Trump, aparecen de repente “dándose cuenta”, de lo que todo el mundo percibe, que un supuesto gobierno de Edmundo González Urrutia (EGU) y María Corina Machado (MCM) parecería no tener el sustento de fuerza suficiente para mantenerse después de una hipotética caída del régimen. ¡Por favor! ¡No somos tan pendejos!

De hecho, este escribidor desde un oscuro rincón de la red, sin toda la base mundial de conocimiento ni el prestigio de esas tres publicaciones, escribió y sustentó lo mismo el 30 de septiembre en este blog: “Entonces, ¿quiere decir que vendrían, suprimirían las cabezas del régimen, trasladarían a Edmundo González Urrutia y a María Corina Machado a Miraflores y nos dejarían al resto de los venezolanos el paquete posterior de deshacernos de la superestructura narco-criminal del régimen, para que la oposición pueda conservar el poder durante una transición? Eso luce, por decir lo menos, suicida. Si los norteamericanos al menos dijeran que eso está cubierto con fuerza local, sin que la oposición tenga que afirmarlo o negarlo, el asunto no se vería tan descabellado. Pero es que los mismos funcionarios norteamericanos, como James Story, han dicho públicamente que no existen esos planes de sustentabilidad de parte de la oposición” (ver El dilema de la transición venezolana, en https://ticsddhh.blogspot.com/2025/09/el-dilema-de-la-transicion-venezolana.html).

No quiero ni suponer la maquinaria de intereses subterráneos que se han podido mover, para impedir que ocurra lo que todo el mundo ya da como un hecho, al punto de que estas publicaciones de talla mundial se hayan pronunciado a favor de darle un respiro al régimen a menos de una semana de la fecha límite dada por los EEUU.  Y no es porque yo esté a favor o en contra de la manera de resolver de la forma planteada la situación venezolana, así Foreign Affairs sugiera que con la negociación la oposición venezolana ha conseguido más en estos 26 años de tortura miserable a todo un pueblo. ¡No!

Es que como venezolano ya estoy, como ese más del 90% que votamos por MCM el 22 de octubre de 2023 en las primarias, y el casi 70% de los que votamos por EGU el 28 de julio de 2024, harto y obstinado de que perdure esta situación, ¡y que si algo está guindando de una mata en esta encrucijada final, ¡que termine de caer, sin importar lo que suceda luego! Y si, como dice Phil Gunson, la situación puede ser peor, ¡carajo, que lo sea! ¡Son 26 años de vivir cada vez peor! ¡Ya estamos acostumbrados al "como vaya viniendo, vamos viendo" desde nuestra fundación como país! No somos como los norteamericanos, ni como los europeos, ni siquiera como el resto de nuestros hermanos latinoamericanos. Somos venezolanos y afrontaremos lo que venga; no nos parecemos a nadie, ¡y es precisamente por eso que saldremos como vencedores!

Caracas, 23 de Noviembre de 2025

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martes, 18 de noviembre de 2025

Venezuela: Crisis de Hecho y Derecho

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

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Es realmente difícil encontrar en los anales de la historia del mundo una situación como la que ahora vive Venezuela. Ciertamente, han existido partes de esa situación en otras regiones del mundo, como grupos de irregulares armados controlando pedazos del territorio, narcotraficantes haciendo negocios en el país y exportando droga, funcionarios corruptos en todos los niveles de la administración del Estado, solo por citar algunos ejemplos, pero nunca que su alto gobierno fuera señalado como terrorista y dueño del negocio del narcotráfico, y menos aún que se encuentre sitiado militarmente por la potencia más poderosa del mundo.

Lograr que confluyan todas esas plagas en un solo lugar es verdaderamente insólito, y por supuesto en tal país, la Venezuela de la actualidad, no sería posible que funcione institucionalidad alguna, como la tendría la más pequeña de las naciones del planeta.

Las cosas funcionarían, como escuché recientemente, de hecho, más no de derecho. Y eso llamó mi atención porque, como veremos más adelante, esto tiene una importancia capital para lo que ocurrirá en el país. Pero, en lenguaje llano, ¿qué significa una situación de hecho frente a una de derecho? Parece mentira, pero estamos rodeados de esas situaciones enfrentadas en nuestra vida cotidiana. Le consulté a una IA que me refiriera 5 de ellas para esta explicación:

1. El accidente de tránsito

                     HECHO: Dos vehículos chocan en una intersección. Un conductor pasó el semáforo en rojo y golpeó a otro vehículo que cruzaba con luz verde.

                     DERECHO: La ley de tránsito establece que quien no respeta el semáforo es responsable. El conductor infractor debe indemnizar los daños según el código civil y puede recibir una multa administrativa.

2. La compra en el supermercado

                     HECHO: Una persona toma productos de los estantes, los lleva a la caja, paga con su tarjeta y se retira con la mercancía.

                     DERECHO: Se ha perfeccionado un contrato de compraventa. El supermercado transfiere la propiedad de los bienes a cambio de un precio, con todas las garantías legales del consumidor aplicables.

3. El matrimonio

                     HECHO: Dos personas mantienen una relación amorosa, viven juntas, comparten gastos y proyectos de vida.

                     DERECHO: Si contraen matrimonio ante autoridad competente, se crea un vínculo jurídico con derechos y obligaciones: régimen patrimonial, derechos sucesorios, obligaciones alimentarias, presunción de paternidad, etc.

4. El inquilino que no paga

                     HECHO: Una persona habita una vivienda durante tres meses sin pagar la renta acordada con el propietario.

                     DERECHO: Existe un incumplimiento del contrato de arrendamiento que faculta al propietario para exigir el pago mediante proceso judicial y, eventualmente, solicitar el desalojo.

5. El nacimiento de un bebé

                     HECHO: Una mujer da a luz a un bebé en un hospital.

                     DERECHO: Desde ese momento, el recién nacido adquiere personalidad jurídica, es sujeto de derechos (nombre, nacionalidad, filiación, herencia), y sus padres adquieren patria potestad con las obligaciones de cuidado, alimentación y educación que la ley establece.”

En síntesis: El hecho es el acontecimiento material que ocurre en la realidad, mientras que el derecho son las consecuencias jurídicas, derechos y obligaciones que la ley atribuye a ese hecho” (ver Claude.ai, en https://claude.ai/share/6712f4aa-d75f-4e56-9d7d-eccc4af86b0f) (resaltado nuestro).

En cada acto que realicemos o cualquier situación en donde nos encontremos, por más insignificante que nos pueda parecer, hay una normativa detrás que la sustenta que deviene del contrato no firmado que tiene cada persona por vivir en sociedad. Y si no se toma en cuenta y se ignora, hay consecuencias. Esto de ninguna manera significa que una situación DE HECHO no se pueda alargar indefinidamente. El punto aquí son las consecuencias de que no venga aparejada con la situación DE DERECHO correspondiente. Es por eso que la forma natural de las sociedades democráticas es vivir en un estado DE DERECHO.

Para hacerles el cuento más complicado, mi segunda pregunta a la IA fue por cuánto puede sostenerse una situación DE HECHO sin que se resuelva la situación DE DERECHO. Y la respuesta resulta que depende de cada caso:

“Casos donde la situación de HECHO puede sostenerse prolongadamente:

1. Cuando no hay interés en formalizarla.

Parejas en unión libre que no necesitan casarse. Acuerdos verbales entre vecinos que funcionan sin contratos

2. Cuando la ley reconoce el hecho prolongado.

Prescripción adquisitiva (usucapión): Ocupar un terreno de facto durante años puede convertirse en propiedad legal.

Uniones de hecho: Algunas legislaciones reconocen derechos tras cierto tiempo de convivencia.

Costumbre jurídica: Prácticas gubernamentales reiteradas pueden convertirse en derecho consuetudinario.

3. Cuando hay debilidad institucional

Gobiernos de facto en países con inestabilidad política

Construcciones ilegales que las autoridades no sancionan por años” (ver Claude.ai, en la dirección indicada arriba) (resaltado nuestro).

Qué interesante esta respuesta, en especial el último punto: “Gobiernos de facto en países con inestabilidad política” cuando hay debilidad institucional. No cabe duda de que Venezuela se encuentra en esa categoría.

Se intentó, a través de un proceso electoral presidencial, acabar con la situación DE HECHO (el gobierno de facto) el 28 de julio de 2024, al concurrir a unas elecciones “negociadas” que finalmente no resolvieron la situación. Pero ese día ocurrió algo extraordinario: se produjo una nueva situación: a pesar del desconocimiento del régimen  del resultado electoral, los venezolanos elegimos un presidente DE HECHO para Venezuela, más no DE DERECHO.

¿Y porque Edmundo González Urrutia (EGU) es un Presidente DE HECHO? Porque aunque el 67,1% de los votos válidos de los ciudadanos le hayan concedido la elección, constatables a través de las Actas electorales reunidas y depositadas en el Banco Central de Panamá, ninguna parte del sistema institucional venezolano tenía (ni tiene aún) la legitimidad para convertirlo en un Presidente DE DERECHO, incluidos el CNE, la Asamblea Nacional y el TSJ.

En otras palabras, aun cuando el régimen le hubiera concedido la elección, ya toda la estructura institucional del Estado venezolano se encontraba (y aun se encuentra) completamente podrida, sin legitimidad. EGU ni quienes le acompañan, no habrían podido gobernar sin antes resolver la situación institucional del Estado, de allí que ANCO siempre les sugiriera, en caso de haber llegado a Miraflores, convocar al dueño de la soberanía como primer acto de gobierno para corregir esa situación.

Tan DE HECHO es la condición presidencial de EGU que en la reciente declaración del  X Diálogo Presidencial del Grupo IDEA, celebrado en Miami, FL, EEUU, el primer punto indica: “Reconocemos formalmente a Edmundo González Urrutia como legítimo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en los hechos y según el Derecho (ver Grupo IDEA, DECLARACIÓN DE MIAMI SOBRE EL RECONOCIMIENTO AL LEGÍTIMO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA Y A SU VICEPRESIDENTA, en https://tinyurl.com/bddv935s) (resaltado nuestro).

La conclusión de la IA a todo este ejercicio es directa:

“Conclusión:

La tensión entre hecho y derecho es constante. Mientras que algunos hechos pueden mantenerse largo tiempo sin consecuencias jurídicas, el derecho tiende a alcanzar los hechos eventualmente mediante:

                     Fiscalización y control (auditorías, inspecciones)

                     Acción de terceros afectados (demandas, denuncias)

                     Regularización forzosa (el propio sistema exige formalización)

Reconocimiento legal del hecho (cuando el derecho se adapta a la realidad social)

En el ejercicio gubernamental, la situación es más crítica: un gobierno que sostiene situaciones de hecho sin respaldo jurídico erosiona el Estado de Derecho y eventualmente enfrenta crisis de legitimidad, control judicial o incluso sanciones internacionales(ver Claude.ai, en la dirección indicada arriba) (resaltado nuestro).

Nada más cercano a la realidad venezolana: desaparición del Estado de Derecho, una crisis mayúscula de legitimidad y sanciones internacionales. La frase “el derecho tiende a alcanzar los hechos es una realidad, y por más que se intente alargar o negar la situación DE HECHO presentada el 28 de julio de 2024, esta terminará por imponerse.

Sin embargo, muy poco se habrá logrado si esto llega a realizarse sin estar acompañado por el contexto de legitimidad necesario, para que esa presidencia DE HECHO se pueda convertir en una presidencia DE DERECHO. Y este es el verdadero fondo del más reciente comunicado de ANCO: “Propuesta para una Solución Pacífica, Democrática y Constitucional a la Crisis Política y Estructural de Venezuela” (ver Comunicado ANCO 17-11-2028, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/11/comunicado-anco-propuesta-para-una.html).

En otras palabras, si vamos a entrar pronto a un nuevo ciclo –esta vez virtuoso- de la vida del país, hay que hacerlo comenzando por el principio: permitiendo que el pueblo, en ejercicio de su completa soberanía decida traducir las situaciones DE HECHO de 26 años de tragedia continuada, en un ejercicio DE DERECHO. Eso es lo único que nos puede garantizar a los venezolanos un retorno limpio y claro a la democracia y la libertad para las nuevas generaciones.

Caracas, 18 de Noviembre de 2025

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