Por Luis Manuel Aguana
En este contexto de incertidumbre, donde la
gente que se supone que “sabe de eso” debe darnos herramientas para
interpretar, así sea de lejos, la realidad política de este país, escurren el
bulto o se meten en las “jugadas” del gobierno, no nos queda otra que hacernos
nuestros propios cuchillos de palo para comernos este potaje o minestrón que es
la actualidad política venezolana.
En efecto, muchos afirmamos, aunque sea de
una manera intuitiva, que como resultado de la torta que la oposición “formal”
puso el 7-O, muchísima gente se desentendió del hecho político y no concurrió a
las elecciones del 16D, coadyuvando a la derrota electoral en las elecciones de
Gobernadores y Asambleas Legislativas. Eso, aunado a las denuncias de fraude
electoral y abuso del gobierno en las elecciones presidenciales, le puso la
guinda a la derrota opositora.
Para nosotros la existencia de la
sistematización del fraude técnico del CNE es un hecho cierto. Se ha explicado
en muchos artículos, no solamente de este blog ni por este escribidor, sino de
muchos especialistas y ONG’s como ESDATA. Eso no está en la discusión.
Cualquier análisis que hagamos de aquí en adelante tiene esa variable como uno
de sus ejes principales. En Venezuela no existen Elecciones Auténticas, ergo,
veremos aumentar el fenómeno abstencionista en los siguientes procesos
electorales.
Pero, ¡ojo! No es lo mismo el fenómeno de la
abstención en un contexto democrático que en un contexto NO democrático o
autoritario. De acuerdo a la definición de CAPEL (Centro Interamericano de
Asesoría y Promoción Electoral), Programa especializado del Instituto
Interamericano de los Derechos Humanos, el abstencionismo electoral tiene en su
definición diferentes modos de interpretarse según el régimen donde se produzca[1]:
“El abstencionismo electoral se plantea desde perspectivas distintas en
los regímenes democráticos y en los regímenes autoritarios. En los primeros
puede suponer la existencia de corrientes políticas que no se integran en el
juego político normal, si bien con carácter general responde a impulsos o
motivaciones individuales plenamente respetadas y asumidas incluso cuando
sobrepasan determinados límites porcentuales. En los regímenes autocráticos, en
los que se pone especial énfasis –a
veces adulterando las cifras– en conseguir las mayores tasas de
participación electoral, la no participación se considera la expresión pública
de una oposición y está expuesta, además de a las sanciones legales – pues el voto se considera más un deber que un derecho–, a otras sociales.”
De
acuerdo a esta definición del Diccionario Electoral de CAPEL, la oposición
“formal” le está endilgando una culpa que no le corresponde al elector
venezolano. La abstención que se muestra en un régimen autoritario como el del
Hugo Chávez tiene un significado distinto. Y este significado
internacionalmente es el de la protesta cívica.
Vamos
a hilar más fino en relación a esto, aterrizando de una vez en el tema que
todos de una manera u otra eluden formalizar: ¿es el gobierno de Hugo Chávez
autoritario o no? Internacionalmente hablando, este gobierno ES AUTORITARIO y en
consecuencia todos sus actos, incluyendo el electoral, son írritos y fuera de toda
consideración democrática (ver Declaración de Caracas en http://declaraciondecaracas.blogspot.com/2012/08/documento-base-de-la-declaracion-de.html).
Lo
asombroso de esta situación es que si nuestra oposición “formal” no llama “al
pan, pan y al vino, vino” difícilmente se podrá entender que es lo que está
pasando en Venezuela porque todo está al revés, contribuyendo a esta situación
que nos está llevando a todos a los divanes de los psiquiatras.
Si se
considera a Hugo Chávez un Presidente y no un dictador, y si no se considera
que desde el 2004 el gobierno haya venido trampeando los resultados electorales
con las maquinitas de Smartmatic, para hacer de Venezuela una dictadura
constitucional, obviamente llamará a los electores que se abstuvieron el 16D
traidores a la patria y un sinfín de insultos más.
Y una
de las consecuencias de poseer un gobierno de las características de este es
que los ciudadanos protesten cívicamente a través del mecanismo de la
abstención. Veamos:
De
acuerdo al experto electoral español Luis Lopez Guerra [2],
“la pregunta a plantearse, pues, ante las
consultas electorales o refrendarias en contextos autoritarios sería la
referente no a cuáles son las alternativas en presencia (irrelevantes ante una
victoria gubernamental conocida de antemano), ni su respectivo peso electoral
(probablemente falsificado), sino relativas a la capacidad del sistema para
movilizar al electorado, bien mediante la convicción, bien mediante la coacción”.
Como
no se ha determinado de manera pública, notoria y comunicacional el carácter
dictatorial del régimen chavista, en virtud de la complicidad o
colaboracionismo opositor, es claro que la capacidad de movilización aún no es
mediante la coacción. Se espera que el electorado “caiga” en su convicción
“democrática” de participar con la ayuda colaboracionista de la oposición. Pero
la sabiduría popular va más allá de eso. Algo les dice que todo está mal y no
participan.
William
Flanigan, mencionado en la obra de Lopez Guerra, caracteriza esta conducta en
su obra [3] en el siguiente cuadro que denomina Niveles de Interés y
Participación:
Nivel
de Interés Político
ALTO
|
Rechazo
(Alienación o Intimidación)
|
Modelo
de Ciudadano (Situación democrática ideal)
|
Nivel
de Interés Político
BAJO
|
Apatía
|
Manipulación
|
Nivel
de Participación
BAJO
|
Nivel
de Participación
ALTO
|
Niveles de Interés y Participación
W.
Flannigan, Political Behavior of American Electorate, Voters and Nonvoters, Cap
2.
Por
razones de sencillez no entraremos en la explicación de todos los cuadros-aunque
son autoexplicativos-, sino solo el que compete al tema en cuestión, que es el
superior izquierdo. Los interesados en profundizar pueden explorar los artículos
suministrados.
No
podríamos indicar que el electorado venezolano tiene un bajo nivel de interés
político, de acuerdo al cuadro de Flanigan, con solamente ver lo que sufrió
este pueblo el 7-O al pasar hasta 12 horas tratando de introducir su voto, así
como la concurrencia masiva a los centros electorales, sin contar con la
epopeya de los votantes de Miami en ruta hacia Nueva Orleans. Lo lamentable fue
la traición de su dirigencia política.
De
acuerdo a este autor, los individuos se autoexcluyen de la participación
política a propósito debido a que se sienten insatisfechos u ofendidos por el
sistema político. En consecuencia, un nivel de participación bajo con un alto
interés político lo que indica es un
rechazo consciente al sistema político imperante.
Como
se verá, no hay nada nuevo bajo el sol. Las conductas de las personas en
diferentes regímenes políticos ya han sido estudiadas y categorizadas en el
mundo. A quienes todavía no les cae la locha es a la oposición “formal” que aun
piensan que el elector venezolano es estúpido y no sabe que desde hace rato no
existe democracia en Venezuela.
Pero
lo que sí es importante estudiar es lo que vendrá ante una eventual nueva
elección presidencial. ¿Cómo se comportarán los electores venezolanos ante un
llamado electoral a sabiendas de cómo será el resultado que arroje este CNE
viciado? ¿Tendrá la oposición “formal” suficiente convocatoria como para llevar
de nuevo al matadero electoral a la población, como lo exigiría el
colaboracionismo con el gobierno? La teoría dice que no podrán. El nivel de
interés político del venezolano es altísimo.
De
acuerdo a las últimas informaciones recibidas, el Creador ha dispuesto para
este atribulado país una segunda oportunidad. Para poder aprovechar eso deberán
darse ciertas condiciones, entre ellas las electorales, pero la principal parte
del hecho de colocar la situación del país en su debido contexto, denunciando
al régimen como lo que en realidad es: una dictadura; y actuar en consecuencia.
¿Existirá
todavía la dignidad suficiente en la actual oposición “formal” venezolana para
llamar las cosas por su nombre real y exigir como se debe al CNE y al gobierno las
condiciones necesarias para concurrir a otras elecciones presidenciales? Eso
hicieron los chilenos antes de medirse con Pinochet. De ser así, y de acuerdo a
los estudios, no tendríamos que preocuparnos porque la gente se abstenga de
participar.
Pero
lamentablemente y a prueba en contrario, este escribidor ya dejó de creer que tal
cosa exista en la actualidad, dado el alto grado de comercialización política
entre el gobierno y la oposición “formal”; por lo cual los venezolanos no
veremos un cambio sustantivo en los niveles de abstención del 16D en los
próximos procesos electorales hasta que exista una oposición que coloque las
cosas en el contexto correcto-estamos en dictadura- actuando en concordancia
con ese hecho, y alineándose con lo que piensa en realidad el grueso de la
población.
En
consecuencia, el año entrante veremos de nuevo al gobierno alzarse con otra
victoria electoral presidencial, donde cambiará el color del país de rojo a
verde oliva. Tal vez ese sea un buen momento para que el país opositor se
plantee seriamente una manera diferente de ver todo este problema. ¿Estaremos a
la altura de esa circunstancia? Yo creo que sí, pero esa si es una buena
pregunta para contestarla entre todos el 2013…
Caracas, 30 de Diciembre de 2012
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
[1] CAPEL, Diccionario Electoral, Primera Edición, Costa Rica, 1989.
[2] Luis María López
Guerra, Abstencionismo electoral en contextos no democráticos y de transición.
El caso español. http://www.reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_002_06.pdf
[3] William Flanigan, Political
Behavior of American Electorate, Allyn and Bacon, Boston, 1972, Parte 1, http://www.uvm.edu/~dguber/POLS125/articles/flanigan1.pdf