Por Luis Manuel Aguana
Describí la situación política de finales de
1824 en la República creada por el Libertador, la Gran Colombia, antes de la
separación de los países hermanos, Colombia y Venezuela (ver Una solución
grancolombiana, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/una-solucion-grancolombiana.html).
Tal vez esto haya que repetirlo muchas veces dada la delicada situación
política de la Venezuela de 2020. La corriente principal de los partidos políticos
apuntaba a echar para atrás la independencia –¡aunque ustedes no lo crean!-
queriendo regresarse a España; la segunda corriente impulsaba una federación
entre la Nueva Granada y Venezuela; y la minoría todavía apoyaban el proyecto
grancolombiano de El Libertador. Lo que finalmente prevaleció fue la separación
de nuestros países, como la solución política que se albergaba en los corazones
de Páez y Santander. Nadie daba un centavo por el proyecto grandioso de Bolívar,
y por lo que luchó hasta su muerte en Santa Marta.
Tal vez si se le hubiera preguntado a la
unión grancolombiana que pensaban ellos que se debía hacer después de tanta
sangre derramada, las cosas podrían haber sido diferentes. Creo que si hubiera
sido posible consultarle al pueblo esa separación, mucha gente se hubiera
preguntado si era más fácil o mas difícil reconstruir toda una nación destruida
por una guerra, unidos o separados, y el resultado hubiera sido sorprendente. Tal
vez se les pudo vender a los grancolombianos en ese momento que más prometedor
era un futuro unido. Pues bien, los políticos de ese entonces decidieron la
cosa con la sangre derramada de ambos pueblos durante los años de la
Independencia. No había otra forma de hacerlo en esa época, y el resto es
historia.
Las presentes generaciones de venezolanos y
colombianos tienen la gran ventaja de una historia común. De aprender de los
errores que hemos cometido por separado para no cometerlos cada uno de su lado.
Se ha dicho en Colombia que hasta que se resuelva el problema de Venezuela no
se resuelve el problema en Colombia. Hoy puedo añadirle a eso la afirmación al
revés: hasta que se resuelva el problema en Colombia, los venezolanos no
veremos una solución definitiva del problema en Venezuela. Me atreví a decir en
esa nota que el tamaño de la crisis que padecemos requiere de un genio como el
de El Libertador, quien definitivamente era nuestro factor unitario, y que
entre ambos países debemos formular una solución conjunta para realizar lo que
sea necesario para desmontar la mafia delincuencial y terrorista que abate a
nuestras naciones. Que aunque ambas naciones políticamente se hayan separado en
1830, los problemas siguen siendo comunes en diferentes escalas y requieren de
soluciones concertadas, aprendiendo cada uno de los errores que comete el otro.
En atención a lo anterior, los colombianos cometieron
nuestro error al cambiar su sistema electoral, aceptando en su legislación la
figura del llamado voto electrónico en el año 2004, mediante la Ley 892 del
Congreso de Colombia. En el año 2011, el Congreso colombiano aprobó la Ley
Estatutaria 1475, que reafirmó el error del voto electrónico, e introduciendo
el componente de identificación biométrica en el sistema electoral, abriendo la
misma caja de pandora que se abrió en Venezuela con las famosas “captahuellas”.
Aun sin todavía ser implementado en su
totalidad el voto electrónico, el partido Centro Democrático propone la
implementación del “voto virtual para que
los ciudadanos puedan prescindir del voto presencial”, llevando un sistema no
probado al siguiente nivel de peligrosidad (ver nota de Alberto López Núñez en
El Nacional, Un error suicida, https://www.elnacional.com/opinion/un-error-suicida/).
Tal y como
menciona Alberto López Núñez en su excelente nota, a instancias de mi querido y
desaparecido amigo grancolombiano Antonio Nicolás Briceño, presenté el 20 de
Diciembre de 2013 a varias personalidades de la política colombiana los
peligros que enfrentaba la democracia en su país con una legislación que
establecía el voto electrónico en Colombia, indicándoles que estaban a tiempo
de modificar las leyes que lo habían introducido, explicándoles como se
desarrolló esa trampa en Venezuela, donde la eliminación del escrutinio manual
por una verificación estadística por ley había sido la clave para llevar al
cementerio la voluntad de los venezolanos. Desafortunadamente al parecer no me
expliqué bien o no les transmití a los políticos colombianos, con la suficiente
claridad, la gravedad y la importancia que tenia abordar este cáncer en sus
primeras etapas en el cuerpo institucional de Colombia, al punto que
parlamentarios del partido Centro Democrático están proponiendo la aprobación de
una variante del mismo cáncer.
En Venezuela
Hugo Chávez Frías pudo avanzar lo que avanzó en la destrucción sistemática de
la institucionalidad democrática porque contó con una herramienta demoledora a
partir del momento en que los venezolanos en las calles lo habíamos obligado a
ir a un Referendo Revocatorio: un sistema electrónico para fabricar votos, puesto al servicio de los intereses del
castrocomunismo internacional, y construido especialmente para hacerlos
perpetuar en el gobierno a partir del año 2004. Plantear la sofisticación de
esa implementación en Colombia es cometer suicidio, como bien titula su
artículo Alberto López Núñez. Y alguien se los tiene que repetir, como en
efecto aquí lo hago, y en especial al partido del principal enemigo de los
comunistas en Colombia, el ex Presidente Álvaro Uribe Vélez.
Desde esa época
en Venezuela hemos avanzado en nuestra lucha por derogar esta maquinaria
electoral del régimen, hasta aun después de la tiranía, y aunque no hayamos cambiado
todavía el sistema electoral, si hemos logrado poner de manifiesto al mundo que
es necesario ese cambio inmediatamente luego de recuperar la democracia y la
libertad. Se han realizado esfuerzos de divulgación para alertar a los países
acerca de este cáncer de laboratorio construido para penetrar las democracias
del continente.
Les invito a ver
una extraordinaria muestra de la investigación que se ha hecho de esta
enfermedad con casos evidentes de fraude electoral cometidos utilizando medios
electrónicos en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Filipinas, en el video “Dangerous Connections, a story behind the
electronic vote” (ver en español en https://youtu.be/MTeSO8wjJVc),
algunos de los cuales tienen un protagonista común: la empresa Smartmatic, engendro
creado por el régimen de Hugo Chávez y que ha logrado colarse en varios países
latinoamericanos, incluyendo sospechosamente a Colombia. Este video forma parte
de una serie documental realizada por Guillermo Salas, abanderado de esta lucha
por el restablecimiento de un sistema electoral justo, auténtico y transparente
en Venezuela. Vista la magnitud de esta plaga, sorprendentemente todavía
desconocida por muchos políticos latinoamericanos, hemos tenido que abrir esta
lucha más allá de nuestras fronteras.
Un avance
fundamental logrado el 13 de Junio de 2018 para Venezuela fue la sentencia del
Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio, que declaró “NULO E INAPLICABLE a partir de esta fecha el uso de del SISTEMA AUTOMATIZADO
DE VOTACION Y ESCRUTINIO para la elección de cargos de representación popular
de los poderes públicos, así como para la celebración de referendos, en los
términos señalados en el artículo 295.5 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela” (ver Sentencia completa en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html).
Consideramos histórica
ésta Sentencia, producto del esfuerzo de luchadores por un sistema electoral
auténtico en Venezuela y a quienes me honra acompañar, y donde destaca la
figura de la Dra. Adriana Vigilanza García, su principal promotora. Esta pieza
jurídica es enseñanza de aplicación inmediata para cualquier país
latinoamericano que desee conocer como enfrentar los daños que el voto
electrónico ha provocado en Venezuela, y como muestra de lo que se puede y se
debe hacer, aun cuando este mal haya comenzado a introducirse en la institucionalidad
de nuestras naciones. Recomiendo encarecidamente a los
legisladores colombianos leerla y proceder a invalidar a la mayor brevedad
posible el voto electrónico en su legislación mientras tengan la posibilidad de
hacerlo.
Si en su próximo proceso
electoral presidencial, Colombia cae en las manos del castro-comunismo
internacional como consecuencia de estos haberse apoderado de su sistema
electoral, Venezuela sufrirá las consecuencias, aun cuando para ese momento nos
hayamos desembarazado del régimen de Nicolás Maduro Moros. Y tanto si lo
hayamos hecho o no, si los colombianos no derogan el voto electrónico de su
sistema electoral, correremos en Venezuela el peligro permanente de agravar
nuestra propia situación con los embates continuados de los elementos de la
izquierda internacional que pretenden apoderarse del poder por la vía de un
voto manipulado en Colombia por medios electrónicos. Nunca como en el pasado
nuestro destino estuvo más cercano. Procedamos entonces, si ya no tenemos la
unidad político-territorial que creo para nosotros El Libertador, por lo menos si
a tener un criterio común de supervivencia grancolombiana. Al menos eso le
debemos al Padre de nuestras Patrias…
Caracas, 6 de Septiembre de 2020
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana