jueves, 11 de julio de 2019

Porque un Plebiscito SI y unas Elecciones NO en Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Intervención en el Foro “Plebiscito, camino al cese de la usurpación”, Valencia, 11 de Julio de 2019

Agradezco a la sociedad civil valenciana esta importante oportunidad para compartir en sus espacios el debate de nuevas propuestas dirigidas a resolver la grave crisis por la que atraviesa Venezuela. En ANCO no hemos parado de hacerlo, y en esta oportunidad lo planteamos con una variante de nuestro desiderátum principista, que señala que el destino de Venezuela tiene que pasar irrevocablemente por una decisión del pueblo soberano. Esta variante es un Plebiscito para que el pueblo decida.

De un reciente informe publicado por el portal Primer Informe, firmado por James Dobbins, ex asesor para el Hemisferio Occidental del ex Presidente norteamericano Bill Clinton, y socio principal de la Corporación Rand, extraigo las siguientes palabras: “Si la administración Trump se toma en serio la preparación para una intervención militar… tendrían que generar apoyo regional, e idealmente, participación de otros países en la intervención; posicionar sus fuerzas para mostrar que va en serio; y crear una base legal para el uso de la fuerza, como una solicitud formal del gobierno internacionalmente reconocido de Juan Guaidó” (ver RAND Corporation: Estos son los escenarios de Trump para salir de Maduro y reconstruir a Venezuela, en https://primerinforme.com/index.php/2019/06/27/rand-corporation-estos-son-los-escenarios-de-trump-para-salir-de-maduro-y-reconstruir-venezuela/).

En ANCO pensamos que la creación de la base legal a la que se refiere el experto norteamericano para el uso de la fuerza exterior, solo debe nacer del Depositario de la Soberanía Popular. No es Juan Guaidó sino el pueblo venezolano el que debe decidir si autoriza o no el uso de la fuerza en nuestro país; ni siquiera el Parlamento, que se ha negado reiteradamente a autorizar la aplicación del Artículo 187, numeral 11, y cuyos diputados nunca estuvieron dispuestos a sacar a Maduro sino negociar con su régimen, como se demostró el 30 de Abril, por lo que es necesario concluir que la secuencia  que nos vendieron desde el principio no tuvo nunca validez alguna, y que lo que privó siempre fue un acuerdo negociado por elecciones, que es lo que históricamente han deseado los partidos opositores desde que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de Enero de 2016.

A todos nos luce que los errores cometidos el 23F y 30A le han restado una importante credibilidad internacional al gobierno interino de Juan Guaidó, y en especial con el aliado que más nos ha respaldado, los Estados Unidos, por lo que los venezolanos no tendríamos otra alternativa que plegarnos a una negociación con el régimen y su oposición, que desean elecciones en los términos harto conocidos por los venezolanos, con una Comunidad Internacional que no desea intervenir militarmente en el país.

Está pues servida la mesa para que nos hagan creer que solo nos queda la vía electoral para resolver la crisis. Y esa solución, lejos de resolverla, la profundiza. Y la profundiza porque no se ha resuelto todavía uno de los pilares fundamentales del sostenimiento del régimen, y que siempre ha sido ignorado por quienes han cohabitado por años: el sistema electoral. Lo he afirmado antes muchas veces, y lo afirmaré hoy de nuevo: NO SE PUEDE SEGUIR UTILIZANDO EL SISTEMA AUTOMATIZADO DEL CNE DEL REGIMEN PARA CONTAR LOS VOTOS DE LOS VENEZOLANOS. Que no es suficiente cambiar los Rectores del CNE y actualizar el Registro Electoral. ¡Que hay que hacer una reingeniería completa del sistema electoral ANTES DE HACER OTRA ELECCION EN VENEZUELA! ¡Y eso no se puede hacer con ellos en Miraflores! El solo leer la Sentencia Expediente No. SE-2018-001 de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio de fecha 13 de Junio de 2018, del cual tuve el honor de ser convocado como testigo técnico  (leer Sentencia en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html) da cuenta de la gravedad de la situación del Poder Electoral venezolano al punto que ese Alto Tribunal declaró NULO el uso del Sistema de Voto Automatizado para elecciones en Venezuela, lo que amerita una completa reingeniería del Poder Electoral venezolano.

Solamente con esa sentencia del TSJ legítimo del 13 de Junio de 2018, cualquier solución electoral en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial no constituye una salida a la crisis. Se debe entonces recurrir a la fuente misma de donde nacen las instituciones, que no es otra que la Soberanía Popular, donde se excluya totalmente ese cáncer institucional llamado CNE con todas sus maquinas y procedimientos, y volver al principio mismo de contar los votos uno por uno…

Si la Comunidad Internacional insiste en una solución electoral es porque reconoce sin lugar a dudas que hay que recurrir a la Soberanía Popular y contar los votos para resolver nuestras diferencias. Pero debemos entonces convencerlos que nosotros desde la Sociedad Civil también creemos en esa vía pero no en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial. Convencerlos que un Plebiscito es también un mecanismo electoral pero con la diferencia de que puede poner en manos del pueblo la decisión trascendental de decidir la continuidad del régimen, pero por la vía de los votos, de una manera pacífica y constitucional, pero supervisada y sin la intervención de las instituciones secuestradas por Maduro.

Ir a unas elecciones con el régimen y su sistema implica que toleramos su existencia después de haberlo desconocido y le damos beligerancia política al aceptar los resultados electorales que salgan de esos comicios, con un sistema que de antemano sabemos está corrompido. Con un Plebiscito en los términos enunciados aquí no sería así. ¿Y por qué no? Porque de lo que se trata precisamente es de someter a la consideración de la Soberanía Popular Originaria la decisión trascendental acerca de la existencia misma del régimen –si lo queremos o no lo queremos-, con todo lo que ello implica, incluida su expulsión de la vida política del país. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Pero ustedes se preguntarán, ¿cómo llevar al régimen a ese juicio de la Soberanía del pueblo? Obviamente no es de ninguna manera fácil. Es claro que no deseará contarse voto a voto y de una manera abierta y supervisada por la Comunidad Internacional, a sabiendas que perderá el juicio popular. Es allí donde la presión externa de todos los países amigos, en especial la del Secretario General de la OEA Luis Almagro, del gobierno de los Estados Unidos, de los gobiernos de Colombia y Brasil, que deben comenzar a ejercerse con mayor profundidad para obligarlo a contarse en esos términos y no en otros. La Comunidad Internacional debe ser la primera convencida de esta solución, aumentando y profundizando las sanciones ya aplicadas, hasta que el régimen acepte ir a un Plebiscito.

En este momento los países que nos apoyan hacen presión con las sanciones pero solo para que el régimen regrese por su cuenta al respeto de la Constitución, cosa que no ha pasado, pero que indudablemente les ha afectado, con su consiguiente debilitamiento, mas no el quiebre de la dictadura. Con la solución plebiscitaria la presión de la Comunidad Internacional se concentraría en un único y solo propósito: que el régimen acepte contarse en un Plebiscito. Esto aumentaría la presión de manera determinante porque sería una presión focalizada y dirigida a un solo único y claro objetivo, y no a uno difuso y general como ocurre ahora, dando una dirección unificada a las protestas que ocurran en Venezuela con una exigencia clara al régimen: que se cuenten en términos plebiscitarios.

El Plebiscito se haría con la colaboración de la sociedad civil y los partidos políticos que así lo decidan, sin la intervención del CNE, no solo por estar corrompido hasta los cimientos sino porque además este instrumento no es de su competencia constitucional (Art. 70), por lo que su realización resultaría además mucho más ágil e inmediata que una elección –como se demostró el 16J-2017-, contando siempre con el apoyo y supervisión de organismos internacionales (OEA y UE). Al aumentar la presión ejercida desde afuera hacia adentro, y desde las mismas entrañas del país, el régimen comenzará a solicitar “negociar” los términos de su sometimiento a la voluntad del pueblo. Es allí donde comenzaría la única negociación posible con ellos: la de los términos de su salida.

Pero, ¿cómo se haría para que el régimen cumpla con el resultado de ese Plebiscito? La respuesta a esa pregunta va de la mano con la aceptación del instrumento: de no cumplir el mandato popular emanado de las urnas de ese Plebiscito, el pueblo le estaría dando la base legal necesaria al mundo para una intervención humanitaria que haga cumplir la decisión del Soberano, no teniendo la Comunidad Internacional manera alguna de evitar el cumplimento de la Responsabilidad de Proteger (R2P) a Venezuela de acuerdo a los términos concebidos en la Asamblea General de la ONU del año 2005. Y para lograrlo de la manera más expedita y con la colaboración del único poder legítimo en Venezuela, la Asamblea Nacional no tendría más excusas para negarse a aprobar la presencia de fuerzas extranjeras dentro del país para apoyar lo decidido por el pueblo en el plebiscito, a través de su atribución establecida en la Constitución en el Artículo 187, numeral 11.

Un Plebiscito es una solución que se contrapone a las negociaciones encubiertas con el régimen por parte de una oposición decidida a cohabitar para asegurar por la vía electoral su permanencia en las estructuras del poder. Daría continuidad a la promesa hecha a los venezolanos el 23E de terminar inmediatamente con la usurpación.

Sin embargo la solución plebiscitaria no es mágica. Conlleva trabajo y esfuerzo tanto nacional como internacionalmente, para convencer a mucha gente. Pero el Plebiscito propuesto es intrínsecamente mucho más que una mera consulta popular como se ha pretendido hacer ver para descalificarlo. Podría considerarse que es, en palabras de Luis Almagro, un “proceso de acumulación política” (ver entrevista a Luis Almagro, en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2019/06/25/luis-almagro-los-dialogos-en-noruega-fortalecieron-a-maduro-y-debilitaron-a-guaido/), porque estaríamos planteando UN PROCEDIMIENTO claro, que al irse ejecutando por etapas reuniría todas las piezas de un complejo rompecabezas político que daría como resultado la recuperación de nuestra libertad. Les invitamos a acompañarnos a convencer al país para que decida armarlo…

Muchísimas gracias…

Valencia, 11 de Julio de 2019

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

domingo, 30 de junio de 2019

Dos tipos de negociación

Por Luis Manuel Aguana

Siempre se termina uno enterando de las cosas en Venezuela. Desde que se iniciaron esos encuentros en Oslo, nadie nos ha dicho claramente que se ha dialogado allí (aunque ellos digan que no lo están haciendo) hasta que el Padre Ugalde nos lo informó (recuerden su cercanía a la MUD-FA) en su última entrega: “En el prediálogo de Noruega (no ha habido diálogo) ocurrió algo muy importante, los representantes de Guaidó expresaron de manera clara y firme que la salida de Maduro es condición irrenunciable para que se inicie la negociación, pues su permanencia usurpadora significa más muerte y violación de derechos humanos. Me imagino que del lado del  régimen se defendió como indispensable la permanencia de Maduro en el poder hasta el 2025.” (ver Ni quiere ni puede, en http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/quiere-puede_286728). La expresión “me imagino” de Ugalde es su manera de indicar que fue lo que dijo el régimen sin exponerse directamente (cuidado y si estaba allí cuando lo dijeron).

Es claro que el uso de la semántica de que como “no se vieron” (de acuerdo a ellos), luego entonces “no ha habido dialogo” no es más que un eufemismo necio para engañar pendejos. ¿Qué vaina es esa de un “prediálogo”? Eso existe tanto como un “pre-embarazo”. O está preñada o no está preñada. Pregúntenle a cualquier diplomático serio cuales son los métodos para realizar diálogos, encuentros y negociaciones entre dos partes en conflicto y encontrarán que lo que hicieron en Noruega es uno de los tantos métodos que existen para dialogar.

El régimen les dijo claramente en Oslo que Maduro se queda hasta el 2025. ¿Qué parte de ese NO, no entendió la oposición oficial? En consecuencia Ugalde-MUD-FA nos pretende ahora vender que debemos presionar “la salida negociada de Maduro” con un  “Gobierno (¿Junta de Gobierno?) de transición con claras y definidas líneas para el cambio inmediato del suicida modelo económico social y la inmediata preparación de las condiciones para unas elecciones libres y justas”. ¿Y que será para el Padre Ugalde “la salida negociada de Maduro”? Maduro dijo que no se iba, punto.

Entonces esa salida no puede de ninguna manera ser negociada sino obligada por factores que están fuera de la esfera de control de la oposición oficial. Porque “una salida negociada” implica que Maduro estaría de acuerdo en irse si se dan ciertas condiciones establecidas en una negociación entre las partes, como por ejemplo un gobierno de transición con enclaves del régimen. Pero eso no pasó en Oslo. Ese es un tipo de negociación, llamémosla negociación Tipo A. La otra negociación, llamémosla Tipo B, es cuando a Maduro no le queda otra alternativa que irse porque la fuerza para su salida es tan contundente que lo que le restaría es pedir por su vida (como lo que le ocurrió a Chávez en el 2002). La negociación Tipo B debería ser la negociación que busque la oposición oficial y los venezolanos en general. ¿De cuál de los dos tipos de negociación estamos hablando aquí?

Al irse corriendo a Oslo con el régimen la oposición oficial demostró clara desventaja. Se había fallado en el intento del 30 de Abril, por lo que era lógico esperar del régimen esa posición de negativa contundente a ceder un milímetro ante unos perdedores. ¿Entonces que fueron a hacer allá? La respuesta obvia es que fueron a negociar en Tipo A lo que no se logró el 30 de Abril con Padrino y Moreno, pero con tanta desventaja que el régimen los mando al carajo (perdonen mi mal ingles pero no cabe otra expresión).

Que Ugalde diga “una salida negociada de Maduro” debe encendernos a todos las alarmas porque lo que nos está diciendo la MUD-FA a través de uno de sus voceros mas autorizados es que como el régimen ganó en esa primera ronda de negociaciones en Oslo, nosotros debemos generar la suficiente “presión para la salida negociada de Maduro” en una negociación Tipo A con unos criminales, porque hay algunos “…“políticos” tan ingenuos que crean que Trump va a enviar sus marines para salvarnos o que la ONU va a enviar a su Comisionado de Derechos Humanos para plantarse ante Maduro, llamarle usurpador y criminal y exigir su renuncia inmediata. Lamentablemente hay quienes parecen apostar a este imposible y tachan de vendido al presidente encargado Guaidó si no entra en ese juego.”. Mayor manipulación imposible.

¿Y cómo será esa presión? ¿Más jóvenes muertos en las calles? ¿Mas llamados a los militares para un quiebre imposible de las Fuerzas Armadas? Pareciera que no bastan las muertes y las torturas de los militares serios que imposibilitados de poder hacer algo por su país al haber hecho un juramento que no pueden cumplir, se están inmolando al conspirar contra un régimen cuyo sistema paga por sapearlos y matarlos. Miren solamente el último caso, el Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo. Después de eso nadie puede llamar cobardes a quienes como él han dado su vida por cumplir su juramento. No existe forma de conspirar en Venezuela porque hay un sapo potencial en cada nivel de las Fuerzas Armadas que cobra duro en dólares por sapear. Eso es eminentemente cubano. La solución entonces esta por arriba. ¿Qué parte de eso no entienden Ugalde-MUD-FA?

Y cuando un grupo de venezolanos insistimos que la solución no está dentro del país porque las condiciones reales no están dadas para ella, entonces la MUD-FA nos hace llegar el epíteto de “ingenuos” apostando “a este imposible” de solicitar la Responsabilidad de Proteger (R2P) a los venezolanos que tienen las naciones del planeta porque el régimen nos está masacrando. Me gustaría que los venezolanos evaluaran quienes son realmente los “ingenuos”, si quienes han conducido la oposición con errores que han costado vidas, o quienes persistentemente hemos sostenido que es esa oposición la que con sus errores, colaboracionismo y negociaciones, lo han mantenido hasta el presente.

Hay que negociar, si, pero en una situación de negociación Tipo B. Y para eso no hay Noruega, ni Suecia que valga. Y la manera de hacerlo ya la he expuesto y se llama Plebiscito (ver Plebiscito versus Elecciones, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/06/plebiscito-versus-elecciones.html). La solución es que sea el pueblo el que decida…

Caracas, 30 de Junio de 2019

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana