Por Luis Manuel Aguana
Desde tiempos que ya no me quiero acordar, el jabón azul ha sido
considerado el “jabón del pueblo”. Sí, ese jabón que servía para todo, no solo
para bañarte sino para lavar la ropa, bañar al perro, bañarte cuando tenías una
infección en la piel, sacarte los piojos, en fin, para casi para cualquier cosa
que tuvieras. La gente siempre lo compraba como parte de su vida, así como
comprar azúcar, harina pan, o aceite. Y ahora gracias a la “revolución” y la
tecnología, el jabón azul ha subido de estatus. ¡Sí! Aunque ustedes no lo crean,
ahora “revolución bonita” reivindica al jabón azul al mismo nivel que cualquier
Camay, Dove o antibacterial costoso.
En efecto, tal vez la gente no lo recuerde pero Sarita Montiel decía
en su cuña que ella cuidaba “su bellísimo cutis con Camay” (ver https://www.flickr.com/photos/dany_rayle/11130450316/).
O más recientemente las cuñas perfeccionistas del jabón Dove, lleno de crema,
que según sus anunciantes alargan la juventud de las mujeres pasaditas de edad.
Pero ya eso es cosa del pasado. De acuerdo al régimen ahora se puede equiparar
el jabón azul con los jabones de más “clase”, sin ofender por supuesto al
primero.
De acuerdo a la siguiente historia “de la vida misma”, proveniente de
una de las miles de personas afectadas por estos desafueros del régimen, usted
de ahora en adelante no podrá ningunear al popular jabón azul: “…ayer pase por el Gamma, llegue tarde a la repartición
del papel sanitario, pero había
jabón
de baño, tome los que correspondían,
dos, pero al llegar a caja
me dicen que no puedo llevar porque yo ya había comprado esta semana, cosa que no
era cierta, el gerente me pregunto que si yo había
comprado jabón
azul en Farmatodo,
le dije que si,
entonces me explicó que ya ambos establecimientos estaban en sincronía
y que por eso no me podían
vender los dos jaboncitos y que a esto se irían
sumando paulatinamente el resto de los supermercados
y farmacias…” (Subrayado nuestro).
¡Estaban
en sincronía! Ya lograron conectar los primeros establecimientos electrónicamente
para evitar que usted “repita” las compras. Ya había advertido que pronto el
régimen llegaría a esa fase superior de violación de derechos humanos (ver
Captahuellas, Derechos Humanos y Racionamiento en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/09/captahuellas-derechos-humanos-y.html).
Pero mi imaginación no fue más pródiga que la realidad porque lo que no se me
ocurrió fue que aplicarían criterios a la compra de los productos; y eso no
tiene nada que ver con tecnología. Colocan al jabón azul en la misma categoría
que el jabón de baño. Imagino que dentro de poco colocarán las servilletas de
mesa en la categoría del papel higiénico, con lo cual aquel que compre papel
sanitario no podrá poner servilletas en su mesa y viceversa.
Pero eso
no es lo grave. Lo grave es que al colocar la tecnología al servicio de este
plan comunista se violan automatizadamente nuestros derechos constitucionales.
No me canso de repetir que de acuerdo al Art. 117 de la Constitución, “Todas
las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así
como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y
características de los productos y servicios que consumen; a la libertad de
elección y a un trato equitativo y digno…” (Subrayado nuestro).
De nuevo,
nótese aquí la frase DERECHO DE DISPONER
DE BIENES Y SERVICIOS. En ninguna parte de ese artículo se habla de que el
Estado pueda disponer a su discrecionalidad de los bienes o servicios de los
ciudadanos o si los funcionarios públicos pueden administrar ese derecho.
Pues bien,
no solo están disponiendo de nuestro derecho constitucional de escoger que
comprar, sino que ahora deciden por nosotros si el jabón azul es bueno para
bañarnos o no. Mañana decidirán si todos debemos vestir como los chinos, de un
solo color y modelo de ropa, o si tal vez será mejor que todos nos ajustemos a
la dieta del arroz.
Han
destinado tecnología costosa como la de las captahuellas, interconexión entre
supermercados, incluso obligado a las grandes cadenas de medicinas y víveres
como las del ejemplo arriba señalado, para evitar que la gente no compre
“repetido”, basado en el criterio de algún burócrata que no sabe diferenciar
entre el jabón azul y jabón para bañarse; pero no han destinado ni un policía
de punto para evitar que se vendan bultos de papel higiénico y harina pan a
precios del mercado negro. ¿Y por qué? Porque son ellos quienes manejan ese
negocio (ver video del caso del papel higiénico en Muestra de socialismo con
los enchufados venezolanos (GNB) https://youtu.be/ad4AZsHg4QQ)
A nadie de
esas colas le venden por bultos, eso era antes cuando Venezuela era otra. Entonces, ¿por qué evitar que alguien se lleve
un jabón para bañarse, supuestamente impidiendo un negocio que en su mayoría no
se maneja a ese nivel de detalle? ¿Por qué concentrar la atención en quienes
difícilmente pueden repetir pequeñas compras porque las colas son imposibles de
volverse a hacer para el común de la gente?
La respuesta
sale inmediata: para desviar la atención de los verdaderos “bachaqueros” que se
encuentran en el gobierno, que sí son los que si manejan bultos y camiones
enteros de papel higiénico, harina pan, pañales y pare usted de contar,
culpabilizando deliberadamente a quienes dejan su salario haciendo una cola de
supermercado. Pasa lo mismo en la frontera del Táchira y Zulia con la gasolina
donde el “culpable” es el ciudadano al que hay que imponer una tarjeta de
racionamiento de combustible cuando el negocio de verdad pasa por la frontera para
Colombia en camiones a la vista gorda de la GNB.
No solo el
régimen nos atropella gastando lo que no tiene para que tecnológicamente el
jabón azul sea lo mismo que el jabón antibacterial, sino que encubre con eso a
los verdaderos ladrones y acaparadores de mercancía, agravando aun más la
situación.
Pero ese no es
el verdadero fondo del problema. Esto que nos pasa no es más que una grave
distorsión, y como nos parece tan aberrante llegamos a pensar que la gimnasia y la magnesia son la
misma vaina. No debemos molestarnos porque el régimen confunda el jabón azul
con el jabón para bañarse. Debemos arrecharnos (y perdonen mi mal inglés)
porque hemos perdido la LIBERTAD para escoger. Y al ir conculcándonos poco a
poco esa libertad, morimos de igual manera…
No esperemos la
reivindicación de otro producto popular de la mano de algún resentido social
del régimen, porque se nos irá la vida con ello. Procedamos más bien a exigir
nuestro derecho a decidir en qué categoría deseamos poner al jabón azul y al
resto de los productos de acuerdo a lo que consideremos conveniente. Esa es una
de las prerrogativas del Depositario de la Soberanía, no de ningún gobierno. Si
todos llegamos a tener claro eso, no solo nos bañaremos con el producto que nos
de la gana, sino que en el proceso habremos recuperado nuestra libertad…
Caracas,
17 de Mayo de 2015
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana