Por Luis Manuel Aguana
Ya está claro para todo el mundo que Fidel Castro se salió
con la suya en Venezuela. La derrota sufrida por Castro en Machurucuto en mayo
de 1967 a manos del Ejército y la Guardia Nacional de Venezuela, en ese
entonces definitivamente democráticas, institucionales y defensoras de la Constitución,
marcaron lo que pensábamos iba a ser la expulsión definitiva del
castrocomunismo de Venezuela. Pero Hugo Chávez nos demostró lo contrario, al
meterlos después por la puerta grande, demostrando así la veracidad de aquello
de que quien ríe al último ríe mejor.
Fidel, actuando la siguiente vez en una estrategia distinta
de invadirnos militarmente, con la ayuda de comunistas venezolanos, entro por
la puerta grande de Miraflores. Usó lo que ahora los extremistas islámicos están
aplicando en Europa: “Usaremos vuestra
democracia para destruir vuestra democracia” (http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/938/es-la-guerra-santa-idiotas/).
Y la segunda vez le salió bien.
Es por esta razón que los demócratas no podemos caer en el
engaño. Nuestra democracia está infectada. Es como si pretendiéramos usar la
sangre de una persona con un virus maligno para curar a otra que no está
infectada. Simplemente no se puede usar. El virus del castrocomunismo tiene
enfermo el cuerpo institucional de Venezuela.
Entonces no podemos utilizar instrumentos contaminados del
cuerpo institucional enfermo para resolver la enfermedad. No podemos usar
instrumentos creados para una democracia sana, como el Referendo Revocatorio,
porque están claramente contaminados del virus maligno.
He comentado muchas veces en esta modesta tribuna, muro que
me he construido para aportar en la lucha contra este virus, que para resolver
la grave situación que padecemos, debemos salir de los 9 puntos del cuadro y
unirlos todos desde afuera, aludiendo a ese viejo acertijo que se resuelve solo
viendo las cosas desde una perspectiva amplia. En otras palabras, para
resolverlo tienes que salirte del cuadro para poder ver la solución (ver http://pensamientocreativo.org/unir-nueve-puntos/).
Pues bien, eso no es otra cosa que ir a la raíz de los orígenes
mismos del Poder: la soberanía del pueblo venezolano. ¿Y cómo se come eso? diría
cualquier Miquelena que este leyendo. Que el pueblo le pregunte al mismo
pueblo, de un modo organizado, si desea convocarse para decidir qué hacer con
la enfermedad y aplicar el tratamiento correspondiente, claramente fuera de los
mecanismos y las instituciones que se encuentran enfermas. Eso es pensar fuera
del cuadro. Eso es lo que en la Alianza Nacional Constituyente llamamos la
convocatoria del Poder Constituyente Originario a una Asamblea Nacional
Constituyente sin los poderes constituidos.
Esto pasaría obviamente por explicar extensamente esta solución
a todos los venezolanos y que no es fácil de digerir, en especial para aquellos
que han pasado toda su vida dentro de los 9 puntos. Aquí no estamos hablando de
cambiar al gobernante que mala hora nos cayó encima y a su inepto sucesor, que
dejaron infectar el cuerpo institucional del país con el virus maligno del
castrocomunismo, sino curar la enfermedad en su raíz. Y mucho más importante aún,
recomponer los anticuerpos de todas las instituciones para que la enfermedad no
vuelva a aparecer mas nunca, garantizando desarrollo sustentado y estable para
el país. ¡Menuda tarea!
Pero la solución no debería ir conducida esta vez de la mano
de los militares, como ocurrió en el pasado, cuando ellos controlaron en democracia
la invasión del virus por Machurucuto y el resto del país. Esto se debe a que esa
es quizás la institución más infectada,
aunque puedan existir lagunas sanas obviamente escondidas. Esas lagunas tendrán
que intervenir en su momento, ya que de hacerlo a destiempo o mal, conduciría a
su infección o aniquilamiento por parte de la enfermedad.
Por alguna razón Dios nos ha puesto a los venezolanos a
tener que conducir las acciones necesarias para controlar el virus y a repeler
de nuevo con éxito la más representativa de las incursiones del castrocomunismo
en Venezuela: la invasión encabezada por Hugo Chávez, y que supera con creces
la de Machurucuto, donde Fidel sufrió la derrota más contundente en nuestra
tierra.
Ahora los venezolanos
nos aprestamos para repetir y superar esa victoria, pero esta vez
conducida por el soberano pueblo de Venezuela, asumiendo el Poder Originario
que nos pertenece, para una confrontación mucho mayor y significativa que la de
1967: con un Machurucuto Civil, vía Constituyente.
Pero para que este
Machurucuto -ahora civil- sea exitoso, debe ser cuidadosamente planificado y
organizado, aun mejor que su homónimo militar del pasado, para poder dar al
traste con los planes de este régimen de perpetuarse en el Poder en Venezuela y
establecer las bases de una nueva institucionalidad basada en un país regionalmente
autónomo y descentralizado, a través de un Proceso Constituyente de carácter Originario.
Ese es nuestro objetivo en la Alianza Nacional Constituyente, al convocar a
todos los venezolanos a trabajar por ese sueño (http://ancoficial.blogspot.com/).
Creemos que la
convocatoria del soberano pueblo de Venezuela, no solo para establecer cual
tipo de gobierno desea darse, muy lejos del castrocomunismo derrotado en
Machurucuto el siglo pasado por unas Fuerzas Armadas democráticas, sino para lo
más importante y lo más trascendental, construir las bases de una nueva
Venezuela donde quepamos todos en democracia, justicia y libertad, y que
desarrolle el Proyecto de un nuevo país en la estructura de un nuevo texto
constitucional. Invitamos a todos los venezolanos a construirlo juntos.
Caracas,
18 de Julio de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana