miércoles, 19 de octubre de 2016

Un Proyecto para el Papa Negro

Por Luis Manuel Aguana

Mucho revuelo causaron las primeras declaraciones de Arturo Sosa Abascal en su condición de nuevo Padre Superior de la Compañía de Jesús. No solo por la alta jerarquía de quien provienen, sino por el estudioso de la política venezolana que siempre ha sido este conspicuo representante de la iglesia católica.

Efectivamente el Padre Sosa dio en el clavo al indicar que ni el gobierno ni la oposición tienen un Proyecto que presentarle al país (ver Ni el gobierno ni la oposición tienen un plan para Venezuela en  http://www.eluniversal.com/noticias/politica/arturo-sosa-gobierno-oposicion-tienen-plan-para-venezuela_623069). Y eso es verdad, al menos en lo que a la oposición se refiere, porque el gobierno ya nos está aplicando el suyo, que no es otro que el plan castrocomunista cubano llamado Plan de la Patria. En realidad a lo que el conocido como “Papa Negro” se refiere es a que ambos no tienen nada en las manos que ofrecerle al país para encarar los retos del presente siglo.

Pero el Padre Sosa debe también entender, como el extraordinario analista político que siempre ha sido, que la oposición no solo se circunscribe a esta especie en extinción que nos ha representado hasta ahora electoralmente, sino que existe un país completo que no se siente representado allí, y que los ha respetado porque son los que han llevado la franquicia opositora en contra del régimen, pero que de alguna manera ya saben que de lo que hay allí ahora difícilmente saldrán las soluciones que el país reclama para su desarrollo futuro después de terminada la pesadilla castro-chavista-madurista que nos atormenta.

Pero hay algo mucho más importante que subyace en las palabras del Papa Negro: en esa oposición no existe la calidad necesaria en su liderazgo para parir esa nueva Venezuela que reclaman las nuevas generaciones. Eso es lo estremecedor. Si después de 18 años de sufrimientos todavía la franquicia opositora no ha sido siquiera capaz de anticiparse a esta tragedia de hoy, entonces le sale renovación. Así de simple.

Algunos dirán que esto es “ensañamiento” y que el enemigo es el régimen, como han sido algunas de las reacciones que he recibido a estas mismas observaciones que he hecho en el pasado. !Es que ni siquiera se dejan ayudar! ¡El país y el problema no les pertenecen solamente de ellos! Aquí nadie les ha dejado de reconocer su lucha, pero en este barco vamos todos y las decisiones que toman nos afectan igualmente a todos.

Error tras error hemos llegado a un punto donde tienen que abrir el juego. Hasta en el más humilde equipo de baseball ya hubieran cambiado al manager. Pero los venezolanos seguimos pegados a los errores esa gente, que no ha tenido siquiera la decencia democrática de contarse en elecciones internas para renovar sus propios cuadros de dirigencia política. Solamente con ver quienes se están matando por ser los próximos candidatos de la oposición, da cuenta de esa vergonzosa situación. Entonces la paja no solo está en el ojo ajeno. No es por casualidad que el régimen aun siga allí muerto de la risa.

Respetuosamente le informo al Padre Arturo Sosa Abascal, nuevo Superior de los Jesuitas del mundo, y orgullo para los venezolanos, que en Venezuela si existe un Proyecto desde hace más de 12 años, para poner al país en la órbita de los países desarrollados, realizado no precisamente por lo que él llama “la oposición”, sino por un grupo de ciudadanos estudiosos de la sociedad civil del Táchira, preocupados por el futuro de sus hijos y de los hijos de toda Venezuela; y respaldado por otros venezolanos, quienes como este modesto escribidor han dedicado horas de su vida a hacerlo realidad para impedir la destrucción, deliberada o no, de Venezuela en manos del gobierno y de su oposición. Este Proyecto se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). Invito al nuevo Superior de los Jesuitas a buscarlo y estudiarlo para oír de él sus sabias recomendaciones.

Nadie más que el Padre Arturo Sosa conoce, en su condición de ex Rector de la Universidad Católica del Táchira, la constancia y dedicación de los venezolanos de esa tierra para encarar los retos que se le ponen al frente. No seré yo quien defienda lo que ellos mismos han sido más que capaces de defender en estos tiempos aciagos de dictadura abierta en contra de ese gentilicio. Y aun así han tenido la virtud de generar soluciones para la Venezuela del futuro.

Este Proyecto propuesto a todos los venezolanos necesita que trabajemos todos unidos y reconciliados. Para eso le hemos propuesto al “establishment” político venezolano trabajar conjuntamente por la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Esto es, convocada por y para el mismo pueblo, con el fin de discutirlo entre todos en el sitio por excelencia, que no es otro que en el seno mismo de la discusión del Pacto Social. ¿Qué más reconciliación cristiana que esa, que discutir el futuro de nuestros hijos entre todos? Aún esperamos por su respuesta.

Desde la Alianza Nacional Constituyente hemos publicado un mensaje a los venezolanos que sienten que no se puede esperar más por aquellos que deben dar respuestas a nuestros problemas (ver A los venezolanos en http://ancoficial.blogspot.com/2016/10/a-los-venezolanos.html?m=1), poniendo de primero el para qué de nuestra lucha por la convocatoria al Constituyente. Si la dirigencia política no acaba de entender que Venezuela es mas grande que sus intereses particulares, nosotros si lo entendemos, y convocamos inmediatamente al pueblo venezolano a reunir las voluntades requeridas constitucionalmente para llamar al soberano, sin distingo de condición política alguna, y como hermanos deliberar su futuro sobre la base de un Proyecto concreto de país.

Los nuevos tiempos reclaman nuevas formas de participación. Sin desmeritar el papel que les corresponde a los partidos políticos, estamos muy lejos de la situación precaria de la sociedad civil de comienzos del siglo pasado, donde los partidos políticos tuvieron que jugar un papel estelar en la construcción de la institucionalidad por todos nosotros. Los venezolanos hemos crecido desde ese entonces en conciencia y exigencia.

Eso lo deberían notar los partidos como un signo de conciencia ciudadana de crecimiento y madurez, no como una competencia al rol que ellos deben jugar en nuestra sociedad. Nosotros lo vemos sencillo: el país debe ser refundado y discutido entre todos. Pero luego de eso, su administración natural les corresponde a ellos como partidos democráticos en la sana competencia por el Poder. Pero primero deben entender que es obligatorio reconstruir entre todos el tejido social destruido por una dictadura. Y así como lo entendemos nosotros, estoy seguro que también lo entiende nuestro nuevo Papa Negro...

Caracas, 19 de Octubre de 2016

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

lunes, 17 de octubre de 2016

Venezuela, República Federal (VI)

Por Luis Manuel Aguana

Tengo una deuda con mis lectores en relación a esta serie que decidí escribir, como notas particulares acerca de Venezuela como un Estado Federal, en marzo del año pasado. Innumerables razones podría esgrimir haber congelado la serie por más de un año, dedicándome más a analizar la situación política venezolana, pero de ellas la más importante ha sido la discusión misma de la pertinencia a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela, precisamente para discutir los términos de ese mismo Estado Federal en el cual nos hemos empeñado desde la Alianza Nacional Constituyente que anunciamos al país el 17 de marzo de este año (http://ancoficial.blogspot.com/2016/03/lanzamiento-de-la-alianza-nacional.html). Mucho que decir y poca gente que lo diga…

Retomando el tema, como quise escribir esta serie en la misma línea de pensamiento que abordó el Federalista en 1787 en los Estados Unidos (ver al final los enlaces de todas las entregas a la fecha) para convencer a los ciudadanos de aprobar una forma de Estado federal propuesta en una nueva Constitución, la intención aquí tiene una pretensión mucho mayor: convencer a los venezolanos de la necesidad de cambiar la Constitución que tenemos – que no es “la mejor constitución del mundo”-, a contravía de lo que muchos todavía piensan, a una nueva federal y descentralizada, y que debemos entre todos discutir un texto que no está todavía escrito, porque este debe ser el producto de un Pacto Social que tenemos parir entre todos. Al menos en los Estados Unidos, James Madison (1751-1836), Alexander Hamilton (1755-1804) y John Jay (1745-1829), se dispusieron a escribir artículos en The Independent Journal y The New York Packet, dos periódicos de Nueva York, para convencer a su gente de la necesidad de aprobar una que ya estaba escrita. Entonces la cosa no la tenemos fácil…

Si nos planteamos un Estado Federal, donde los 23 Estados de Venezuela tengan la autonomía en los términos que planteamos en el Proyecto País (ver Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente en http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), cada uno de los Estados debe tener claramente definido el papel que le corresponderá jugar en ese concierto de Estados Federados. Esto pareciera sencillo pero definitivamente no lo es. 200 años de centralismo no pasan en vano. Todavía los habitantes de los Estados de toda Venezuela esperan que alguien de Caracas les explique qué deben hacer y que les van a dar. Y la cosa pasa precisamente en que se pongan los pantalones largos y se conviertan en ciudadanos, y comiencen a dibujar el sueño para su Estado basado en sus propias potencialidades, sin esperar que alguien les diga que deben hacer.

Cuando llegamos a cada región de Venezuela lo primero que hacemos es explicar la Venezuela posible en ese Estado, para que de esa elaboración inicial las fuerzas vivas de esa región construyan una maqueta de desarrollo. En algunos casos avanzados esa maqueta ya existe desde hace muchísimo tiempo, pero en otros no. Y el planteamiento no es que de una manera populista preguntemos que necesitan para dárselo en un futuro supuesto “nuevo gobierno” opositor, como se lo plantea el “establishment” político tradicional, sino que sin siquiera pensar lo que otros podrían hacer por ellos, que es lo que ellos podrían hacer por ellos mismos.

Eso voltea de entrada la forma de pensar. Cada región en Venezuela tiene sus propias características y potencialidades, y la idea es que en un esquema descentralizado y  autónomo, cada región se plantee cual debería ser su mejor plataforma de desarrollo y realizarla. A la pregunta: ¿Y de donde saldrán los recursos? Les decimos de ustedes mismos. ¿Qué pasaría si los impuestos nacionales y municipales se quedan en un 80% en sus Estados y Municipios? ¿Qué pasaría si eliminamos el IVA y lo transformamos en un impuesto a las ventas cuyo 80% se quede en la propia región, administrado por los Estados y Municipios?

¿Qué pasaría si cada Estado decide qué hacer con su ambiente, sus puertos y aeropuertos, la explotación de sus propios recursos naturales? ¿Qué pasaría si cada Estado tiene la discrecionalidad para decidir en su parlamento regional la localización de empresas internacionales que generen empleo especializado? ¿Qué pasaría si cada Estado decide su propia justicia en Cortes Regionales, incluyendo la más alta instancia? ¿Qué pasaría si cada Estado decide cuantos Municipios debe tener de acuerdo con su distribución poblacional y los administre con autonomía? Estamos hablando de generar autonomías locales que generen riqueza y calidad de vida a los ciudadanos.

En otras palabras estamos cambiando la relación básica de poder entre los gobernantes y los gobernados. No más uno que decida por todos. Sería un todos decidiendo por nosotros mismos. Bajar el poder al ciudadano es la clave de esta propuesta. Siendo todos los Estados autónomos, entonces estos deben federarse, esto es, hacer un Pacto Federal que decida qué hacer en relación con los aspectos que le son comunes: esto es las Fuerzas Armadas, la Política Exterior, el Banco Central y la moneda, los ingresos petroleros que aún queden, el Parlamento y los nuevos alcances de la figura del Presidente de la República, así como otros aspectos de una Federación.

Como se plantea que aspectos fundamentales como la administración de la Educación –en todos los niveles-, la Salud, la Seguridad Interna deben ser del dominio de cada Estado y Municipio, lo Federal debe centrarse en las políticas comunes pero sin afectar ni interferir con la competencia de los Estados en esas materias. Las instituciones federales como la Presidencia de la República y un Congreso Nacional de dos Cámaras, así como el resto de las instituciones que por su naturaleza sean de ámbito nacional deberán ser financiadas por los aportes de los Estados a la Federación. Este esquema termina con el paradigma del Estado todopoderoso cuyos administradores le entregan recursos al más pequeño de los municipios sin saber cuáles son sus necesidades. Son los ciudadanos los que deciden que darle al Estado de su propio trabajo. Termina con el esquema toxico de partidos políticos peleándose por administrar a su favor una renta que ahora no existe.

Un esquema como el anteriormente descrito, pone a cada región del país a ser garante, no solo de los recursos que aporta al común, sino de su correcta aplicación. Los representantes de los Estados a ese Congreso Federal ya no serían los “levantamanos” de los partidos y obedientes a una fracción política, sino verdaderos representantes de sus regiones ante un Parlamento Federal, pudiendo estos ser sustituidos y/o rotados por sus respectivas legislaturas si estos no cumplieran con su cometido cabalmente.

A un sistema como ese debemos movernos. Debemos pensar en una reingeniería completa del Estado y del sistema político en Venezuela. Si bien es cierto que debemos solucionar inmediatamente esta coyuntura histórica que representa el castro-chavismo-madurismo, no menos cierto es que la estructura institucional que existe ahora, y la que existía antes de 1998, no está en capacidad para enfrentar los retos de la Venezuela del Siglo XXI. Y lamentablemente la dirigencia política venezolana ha demostrado no estar a la altura de ese reto histórico. El mecanismo para plantearnos y discutir esa nueva estructura para las nuevas generaciones de venezolanos es una nueva Asamblea Nacional Constituyente. Nadie la convocará por nosotros porque quienes deben hacerlo solo están pensando en quien se quedará mandando después de Maduro, por lo que entonces deberemos hacerlo los ciudadanos. En la Alianza Nacional Constituyente ya comenzamos. Convoquémosla entre todos ya…

Caracas, 17 de Octubre de 2016

Twitter:@laguana

Venezuela, República Federal