Por Luis Manuel Aguana
Ante la percepción
de pérdida del rumbo del barco opositor y el estancamiento-agravamiento de la
situación de los venezolanos, la dirigencia política que no tiene manera de
influir en las decisiones que se están tomando en el cogollo opositor oficial
de la Asamblea Nacional que se conformó a partir del 23E, ha publicado algunas
sugerencias al Presidente Encargado de la República, Juan Guaidó a través del
método más antiguo conocido, las cartas públicas.
Y digo
expresamente “percepción de pérdida de rumbo” porque algunos creen todavía que
ese extravío de la dirección opositora no es deliberado, sino que obedece a una
manera diferente de enfocar la lucha en contra del régimen, y que todavía se
pueden sugerir caminos alternativos que aceleren su salida. Y eso a mi juicio
es un grave error. Quienes están dirigiendo este barco saben para donde lo
llevan, y no es precisamente para un lugar en el que todos estemos de acuerdo.
Porque sería
natural que se hagan recomendaciones de cambio de rumbo si quienes dirigen
tienen la disposición de escucharlas. Si la persona que lleva las riendas (cosa
que al parecer está puesto en duda) sigue cometiendo errores, entonces lo que
menos que se puede hacer desde afuera es sugerirle opciones para que corrija lo
que haya que corregir.
Sin embargo las
opciones son pocas si efectivamente creemos que el desvío del rumbo es de tal
magnitud que difícilmente se escucharán sugerencias porque lo que realmente
está pasando es que no existen errores en el rumbo sino una ruta deliberada
hacia un destino distinto que no admite correcciones.
Es como si todos creyéramos
que nos dirigimos de un punto A, a un punto B acordado, y los que estamos a
bordo vemos en el medio que nos llevan a un punto C desconocido. Y cuando le comunicamos
al conductor que se extravió y que cambie el rumbo, lo hacemos en la creencia
que lo hace porque no sabe que se extravió, cuando en realidad está consciente
que nos lleva al punto C deliberadamente, sin nuestra autorización, debido a un
cambio de estrategia que se fraguó sin nuestro consentimiento. Creo que eso es
lo que está pasando aquí.
Las cartas que se
le han dirigido hasta ahora al Presidente Encargado Juan Guaidó tienen ese
sentido. Por ejemplo, la carta dirigida por el honorable ciudadano Enrique
Aristeguieta Gramcko (ver texto completo en http://venezuelagana.org/2019/06/04/aristeguieta-gramcko-pide-un-cambio-de-rumbo-a-guaido/)
le solicita a Guaidó que asuma el poder que le confiriera el Artículo 233
Constitucional, con todas sus atribuciones constitucionales, deslastrándose de
la disciplina de partido, y proceda a condenar enfática y públicamente el dialogo
y pactos con el régimen. Pero ¿es eso lo que desea el conductor, o conductores?
Obviamente que no porque la ruta al punto C nos lleva precisamente a eso, a
negociar con el régimen –¡esa es la idea!-, por lo que la solicitud muere al
nacer al no ir al fondo sino a la forma.
La carta dirigida
por nuestros amigos de la llamada oposición radical y dura en contra del
régimen, María Corina Machado, Diego Arria y Antonio Ledezma (ver texto
completo en el mensaje de Twitter de la Alianza Soy Venezuela https://twitter.com/SoyVenezuela/status/1139186136289599493)
repite el mismo error pero
estableciendo un razonamiento lógico: si respaldamos el mantra de la famosa
trilogía entonces no existe negociación posible. Por lo tanto hay que cerrar la
negociación, dejando solo una opción: la fuerza. Y esta fuerza no está en
condiciones de salir de Venezuela sino de nuestros aliados, con el apoyo firme
del pueblo venezolano que rechaza de plano un gobierno de cohabitación.
Esta carta
reafirma la estrategia que el pueblo decidió inicialmente, esto es, la ruta de
A hasta B que nos propusieron, en un llamado de atención a los conductores para
que cumplan lo acordado. Y esto es razonable, pero como indicamos, no es de la
intención de ellos “corregir” el rumbo, sino la definición de uno nuevo a
espaldas del pueblo de Venezuela, y es allí donde deseo centrar esta discusión.
¿De quién es el barco? ¿Del Capitán y sus oficiales, o de quienes estamos en él?
Pareciera fácil la respuesta.
Todos acordamos el
23E que el Capitán fuera Guaidó y aprobamos una carta de navegación traducido
en un mantra en el que todo el mundo cree. Si tiraron el mantra por la borda
(ver La muerte de un mantra, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/06/la-muerte-de-un-mantra.html)
redefiniendo un nuevo destino, con una nueva ruta (o la misma cambiando el
orden de los factores que alteran el producto), entonces lo menos que debería
ocurrir es que ese destino y su ruta la decidamos entre todos de nuevo, porque
el destino de Venezuela no les pertenece a ellos sino a todos los que vamos a
bordo.
Es allí donde hay
que centrar esta discusión con quienes conducen. Si alguna solicitud hay que
hacerle a Guaidó, no es que corrija el rumbo para retomar la ruta lógica que ya
nosotros habíamos decidido, sino que a la luz de todo lo que ha pasado hasta
hoy sean los venezolanos los que decidamos que hacer, contando con el auxilio
de quienes nos han ayudado hasta ahora desde afuera.
¿Y porque hacer eso
ahora? Precisamente porque perdimos el rumbo y el destino. Algunos me han
indicado que eso ya lo hicimos el 16 de julio de 2017. ¡Falso! Lo que hicimos
ese día fue darle un mandato expreso a una Asamblea Nacional, que no cumplió
porque negoció con el régimen a nuestras espaldas engavetar el resultado a
cambio de elecciones de Gobernadores al final de ese año. En esta oportunidad
el cumplimiento del mandato del pueblo sería previamente concertado fuera del
país con quienes si estarían dispuestos a hacerlo cumplir a la fuerza si es
preciso.
Pero la gente se
preguntaría ¿y cómo lograr hacer que el pueblo se exprese en el medio de una
tiranía? Esa parte sería consecuencia de una discusión abierta de términos de
salida con el régimen, no de una negociación para que se quede y comparta con
la oposición oficial una cohabitación que es lo que están haciendo ahora. ¿Y
cómo se logra eso? Que la Comunidad Internacional lo asuma y lo imponga como
solución alternativa al problema porque sería la expresión definitiva del
pueblo venezolano. Si todos queremos que Maduro y sus delincuentes se vayan,
entonces que nos ayuden a expresarlo, imponiéndolo como solución al régimen y a
la oposición, a favor del pueblo venezolano, obligando al régimen a cumplir el
mandato del Soberano desde afuera. La carta a Guaidó entonces es por un
Plebiscito, y ya se la hemos enviado… (https://ancoficial.blogspot.com/2019/06/comunicado-anco-carta-publica-juan.html).
Caracas, 15 de Junio de 2019
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luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana