miércoles, 28 de agosto de 2024

Venezuela, entre el es y el deber ser

Por Luis Manuel Aguana

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Qué difícil es hacerle entender a alguien la diferencia entre el deber ser y el ES. Los venezolanos estamos permanentemente en esa discusión que no tiene fin. Y eso tiene que ver mucho con nuestra muy venezolana manera de ser, que tantas veces se ha manifestado históricamente. Pensar en esto me recordó un pasaje de uno de los últimos libros inéditos que dejó Francisco Herrera Luque, El vuelo del alcatraz y que fue publicado en 2007:

Al despedirse Bolívar de Páez en San Fernando de Apure, ciudad sitiada por el llanero, El Libertador, ya de vuelta hacia Angostura, nota que las tropas del General Páez se encuentran muy reducidas, y dirigiéndose al Centauro de los Llanos le dice:

“-Caramba General Páez –comenta Bolívar con preocupación- no me imaginaba que hubiese tenido tantas pérdidas. Le han matado la mitad de la gente…

-¡Ojalá hubiera sido así! – repuso desconcertante el llanero-. Las bajas que usted ve no es por muerte sino por deserción. Llanero no sirve para montarle guardia muy larga ni siquiera a una mujer. Ellos dicen que si se quedan demasiado tiempo en un sitio se les enmohecen las patas, que lo bueno es ir de un lado para otro, y entre tanto guerrear, saquear y matar.

-Pero supongo que usted hará con los desertores un escarmiento terrible –comentó el Libertador con acento grave-. Lo menos que merece un desertor es ser pasado por las armas…

-¿Para qué Libertador? –repuso Páez con llana resignación-. En lo que yo vuelva a los campos y ande de un lado para otro vendrán en mi busca, porque eso es lo de ellos. ¿Qué necesidad tengo yo de quitarme amigos por costumbres que nos son extrañas?” (1), Pág. 83.

Este solo párrafo de esa historia fabulada venezolana de Herrera Luque podría explicar la razón del porqué Páez se quedó con Venezuela, dejando al mismísimo Libertador fuera del país, y posteriormente separando a Venezuela de la Gran Colombia. El profundo entendimiento que Páez tenía, no solo del llanero, sino del pueblo venezolano de su época, le dio ciertamente una ventaja muy difícil de superar. ¿Para qué fusilar gente que podría usar luego, a favor de una costumbre europea? Ese es el ES. Lo de Bolívar era el deber ser de un oficial consciente de las reglas de la guerra, solo que sin tomar en cuenta que los sujetos de esa acción eran venezolanos.

En este largo trajinar político que pasa ya de los 25 años, los venezolanos seguimos insistiendo en tercamente ignorar el es por el deber ser. Eso nos causa todavía mucho estrés, malestar y desasosiego. La realidad ciertamente es dura, pero no por dura puede ser ignorada, atrincherándonos en que el deber ser -que no está siendo realidad- debe prevalecer y tiene que ser cambiado de alguna manera por fuerzas que escapan de nuestro control, y que nos garanticen que tenemos la razón en nuestro deber ser. Pero estas fuerzas no pueden (¿o quieren?) hacer nada para que esa realidad nuestra (o ES) cambie y se convierta en un deber ser.

El ejemplo más reciente de esa actitud social del venezolano son las elecciones del 28J. Edmundo González Urrutia (EGU) efectivamente ganó las elecciones del 28 de julio de 2024. El deber ser era que se le hubiera reconocido el triunfo, pero no fue así. Al contrario de lo que muchos pensaron desde la oposición, el régimen nunca tuvo la intención de reconocer el triunfo opositor (de hecho nos lo ha dicho insistentemente desde hace 25 años), y dándole una patada a la mesa dijeron que ellos habían ganado y punto. Como Jalisco, pues. Si no gano arrebato.

Sin embargo, la oposición en lugar de asumir que el régimen había dado un golpe de Estado y actuar en consecuencia de eso, insiste en que ese deber ser se cumpla por encima del talante de quienes se atrevieron a realizar semejante atropello a la Soberanía Popular, y que han profundizado luego del 28J todo un aparataje represivo para atornillarse en el poder después de tomar esa decisión (ver De fraude a golpe de Estado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2024/07/de-fraude-golpe-de-estado.html).

Basándose en esa premisa, la estrategia que comenzó a aplicar la oposición luego del 28J es tratar de “convencer”, con la presión internacional correspondiente de aquellos que han reconocido el triunfo de EGU, a que el régimen aun dando un golpe de Estado -y que desataron una persecución indiscriminada y violenta en contra de cualquiera que afirme que fueron ellos quienes perdieron las elecciones-, “cambien su actitud” y vuelvan al cauce democrático para que todos volvamos a vivir en paz, si es que eso era lo que había antes del 28J, y nos movamos hacia un Estado de Derecho.

Tal vez es posible que yo me haya perdido algo de todo este cuento o bien no me lo sepa completo, pero una cosa es la reacción ante un fraude electoral y otra muy diferente ante un golpe de Estado. Son dos cosas completamente diferentes en enfoque y narrativa, incluso en lo que se refiere a una estrategia frente a la Comunidad Internacional. Pero hoy no nos enfocaremos en ese pequeño pero gran detalle.

Insistimos en un deber ser, que si no es imposible, tiene muy baja probabilidad de ser posible, dadas las circunstancias en que se están desarrollando las cosas y la represión desatada en el país. Pero a menos de que exista algo que desconozcamos –que con toda seguridad es así- el enfoque y la estrategia opositoras frente a los acontecimientos del país tiene que cambiar urgentemente, y de existir algo más allá del “wishful thinking” para una “profecía autocumplida” que implique la proclamación de EGU el 10 de enero, debe manifestarse urgentemente so pena de acabar con la esperanza y la confianza de los venezolanos.

La batería comunicacional opositora nos intenta convencer de que “Maduro se cae mañana” porque no soportará el rechazo cada vez mayor de la Comunidad Internacional y será aislado del concierto de naciones. O que se cae porque viola Derechos Humanos. ¡Por favor! Eso no ha sido mayor problema para países como Cuba, Nicaragua, Irán, Bielorusia, Corea del Norte o cualquier otro de talante descaradamente autoritario con más de 60 años en el poder. Los cálculos realizados por el régimen venezolano y sus actuales ejecutorias apuntan a su supervivencia de largo plazo, mientras nosotros insistimos en el deber ser.

Con estas palabras no pretendo desmoralizar a nadie y lamento la posible crudeza en la expresión. Solo deseo que despertemos del sueño “electoralista” que nos construyeron desde la oposición, que nos convencía de escapar de una realidad que no quisimos aceptar intentando un deber ser en contraposición al ES desde hace 20 años, cuando la Coordinadora Democrática se autodestruyó como una galleta de soda debajo de un palo de agua, el 15 de agosto de 2004, escondiéndose de nosotros para evitar darnos la cara después de las marchas apoteósicas que hicimos y jamás vistas en el mundo, reapareciendo luego para decirnos a que siguiéramos intentando salir de este grave problema con una estrategia electoralista, en lugar de reconocer que estábamos ante una tiranía que debía ser tratada como tal, construyendo desde ese entonces una estrategia opositora dirigida a no buscar votos sino libertad, porque nos habían cometido también un fraude en el Referendo Revocatorio de Chávez.

Y todos, incluyéndome finalmente, aceptamos esa estrategia porque de una manera u otra el régimen en todos estos años nos había tirado caramelos, como la Asamblea Nacional en el 2015 y una que otra gobernación o alcaldía en el país, en las diferentes elecciones regionales, pero sin cambiar su rumbo cada vez más asfixiante y autoritario. Imagino que aquellos que todavía no desean “perder espacios” estarán buscando sus números para la cola en el CNE que dio a Maduro como “ganador” en las elecciones del 28J, para las nuevas mega elecciones de 2025. Lo bueno de eso es que serán identificados públicamente como corresponde como parte del régimen y de toda esta tragedia continuista.

Pero los venezolanos somos resilientes. Eso es lo grandioso de nuestra nacionalidad.  Y tenemos historia para comprobarlo. Por ejemplo, nos diferenciamos de los colombianos en el enfoque de cómo abordar la lucha por la libertad, como bien describe Herrera Luque en la obra arriba mencionada. Solo lean este párrafo sin desperdicio:

“La Nueva Granada, a diferencia de Venezuela, que ha visto mermar en una cuarta parte su población y destruir su riqueza, es poco lo que ha sufrido con la reconquista española. Pablo Morillo cebó su retaliación en quinientos notables que intelectualmente conducían la revolución. Destruidos los cabecillas el resto de los neogranadinos no opusieron resistencia. En Venezuela cada cien millas había un caudillo que se oponía con fiereza al español, sin parar mientes en lo que le sucedía a sus colegas. Si en el llano estaba Páez, en Oriente pugnaban Piar, Mariño y Bermúdez, además de Zaraza y Cedeño. El gran mérito de Bolívar –como le decía Urdaneta al coronel caraqueño Ambrosio Plaza- era habernos unificado bajo un comando único. De no haber sido así ya estaríamos pelados. Casi un cuarto de millón de venezolanos fue el precio de nuestra desunión(resaltado nuestro) (1), Pág. 101.

A Morillo en la Nueva Granada le basto con descabezar a los jefes. En Venezuela había muchos jefes, solo que en aquel entonces esos jefes eran militares a diferencia de ahora. Y bajo un comando unificado, con Bolívar al frente, se logró lo que nunca nadie en el mundo civilizado de ese entonces hubiera pensado: que un pueblo descalzo venciera a uno de los mejores ejércitos del planeta y le quedara todavía para exportar libertad. Creo que es un buen momento para pensar que las condiciones están dadas para organizarnos primero a lo interno para enfrentar este nuevo reto que nos plantea el ES, que a mi juicio sigue siendo la única manera de asumir las cosas para poder cristalizar el deber ser al que tanto aspiramos…

Caracas, 28 de Agosto de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

(1) Francisco Herrera Luque, El Vuelo del Alcatraz, 2007, Editorial Alfaguara, ISBN 978-980-15-0265-4

viernes, 23 de agosto de 2024

Ciberseguridad versus cuero seco

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Es obligante para este blog abordar el tema del decreto que crea el Consejo Nacional de Ciberseguridad, marco jurídico especialmente creado a pocos días de haberse realizado en el Poder Electoral venezolano, uno de los fraudes electorales cibernéticos más grandes de la historia del continente americano, y quizá del mundo.

Aunque el régimen de Nicolás Maduro Moros, e incluso alguna parte de la oposición, insista en la existencia de un “hackeo” del sistema automatizado de contar votos venezolano, el “mejor sistema electoral del mundo” a juicio de sus creadores, nadie ha demostrado hasta este momento con pruebas técnicas suficientemente comprobables, la existencia del tal “hackeo”, más allá de expresar que “como no ganamos” las elecciones, “nos hackearon” el sistema. Y hasta que eso no ocurra, no es posible creer en tal versión del régimen, que reaccionando de esa manera niega la verdad de lo sucedido el 28J.

A juicio de la doctora Jennie Lincoln, asesora principal del Centro Carter para América Latina y jefa de la única misión de observación electoral independiente en las elecciones de Venezuela, no hubo “hackeo” el 28J: “No hay prueba ni evidencia ninguna, mucho menos, hay evidencia al contrario. Hay compañías en la región que monitorean la denegación del servicio a sistemas de Internet en la región. No había ningún informe, ninguna denegación de servicio en Venezuela en esta noche. Segundo, la gente dentro de la sala de transmisión, había gente del CNE, había testigos en la sala de transmisión, monitoreando el ritmo de transmisión esta noche y ellos confirman, confirman que a medianoche habían recibido 92% de los votos por transmisión sin falta. Había un momento que el ritmo estaba más lento que el otro, pero no paró, no paró. Esto es prueba que no había “hackeo”…” (ver Confidencial,  Jennie Lincoln: no existe ninguna evidencia de supuesto hackeo en Venezuela, en https://youtu.be/soaQUkfUVvc?t=388) (resaltado nuestro).

En otras palabras, no queda otra que llegar a la conclusión de que el CNE, habiendo recibido a la medianoche la casi totalidad de las Actas del proceso, el 92% según el Centro Carter, suspendió las transmisiones o no admitió la existencia de tal hecho, esgrimiendo que la oposición había “hackeado” el sistema automatizado, cosa que en toda la historia de ese sistema, era imposible de realizar según su propia propaganda.

Pero aun así, y basándose en una narrativa creada para sostenerse en el poder sin los votos para respaldar eso, Nicolás Maduro Moros decreta un Consejo Nacional de Ciberseguridad como parte de ella, insistiendo en un “hackeo” inexistente -o al menos no comprobado-, pero que trae consigo elementos colaterales muy graves, pero sumamente útiles para afianzarse en la persecución de los ciudadanos y la violación de la libertad de expresión, para acallar una verdad muy incómoda a través de las redes sociales, que le grita al mundo cada segundo que el rey no tiene los votos para permanecer en el poder, reprimiendo a los ciudadanos por esa razón. Veamos por qué.

Se crea un Consejo Nacional de Ciberseguridad “como órgano asesor y de consulta dependiente del Presidente de la República…” (Artículo 1 del decreto), no como un organismo de la administración, capaz de ejercer acción alguna sobre los ciudadanos. Sin embargo, más adelante vemos que ese Consejo puede Requerir de las personas naturales o jurídicas de carácter público y privado los datos, estadísticas e informaciones relacionados con la seguridad informática de la Nación, así como su necesario apoyo” (Artículo 2, numeral 8), en clara contradicción con lo establecido en la Constitución de 1999 (ver Decreto de creación del Consejo Nacional de Ciberseguridad, en https://www.bancaynegocios.com/decreto-consejo-nacional-de-ciberseguridad-creara-red-de-vigilancia-permanente-de-incidentes-telematicos/).

¿Quién define la “seguridad informática de la Nación”? ¿Qué es eso? ¿Cuáles criterios aplican para definirla? ¿Los que diga quién sea que esté en ese Consejo de Ciberseguridad? Con base a ese seudo concepto CUALQUIER COSA CABE DENTRO DE ESA DEFINICIÓN. Todo lo que usted tenga en su computadora, desde una receta para una sopa de pollo, pasando por el informe de fin de año de cualquier pequeña empresa, o la fórmula para llevar un hombre a la luna, caen dentro de esa definición de “seguridad informática”, si así lo decide ese Consejo.

En virtud de no existir en el país ninguna regulación que proteja, de acuerdo a los estándares internacionales, los datos de los ciudadanos venezolanos, nuestra única protección se encuentra en el texto constitucional de 1999. Los venezolanos tenemos el derecho constitucional de proteger nuestra privacidad y ser celosos propietarios de todos los datos que de nosotros recojan y/o posean, no solo el gobierno, sino cualquier entidad pública o privada en el país. Y ninguna norma sub legal como un decreto presidencial, está por encima de esa protección. Y esa protección la conceden los Artículos 28, 48 y 60 de la Constitución de 1999. Sin embargo, pocos conocen que estos derechos son algo que sido materia de prioridad internacional en virtud de la vertiginosa aceleración del fenómeno tecnológico y su cada vez mayor globalización.

Les ahorraré buscar en la Constitución:

Artículo 28: Toda persona tiene el derecho de acceder a la información y a los datos que sobre sí misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con las excepciones que establezca la ley, así como de conocer el uso que se haga de los mismos y su finalidad, y de solicitar ante el tribunal competente la actualización, la rectificación o la destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen ilegítimamente sus derechos. Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier naturaleza que contengan información cuyo conocimiento sea de interés para comunidades o grupos de personas. Queda a salvo el secreto de las fuentes de información periodística y de otras profesiones que determine la ley.

Artículo 48: Se garantiza el secreto e inviolabilidad de las comunicaciones privadas en todas sus formas. No podrán ser interferidas sino por orden de un tribunal competente, con el cumplimiento de las disposiciones legales y preservándose el secreto de lo privado que no guarde relación con el correspondiente proceso.

Artículo 60: Toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación. La ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y ciudadanas y el pleno ejercicio de sus derechos.

(CRBV, Artículos 28, 48 y 60) (resaltado nuestro).

En otras palabras, de estos artículos se desprende que usted es el ÚNICO dueño de sus datos personales y tiene el derecho de protegerlos. Eso está garantizado en todo el mundo. Y más aun, la Administración de cualquier Estado, es decir su gobierno, que conserva datos suyos por múltiples razones, o cualquier privado, como por ejemplo su banco u otra entidad que los requiera, no puede usarlos sin su consentimiento, y usted tiene el derecho de ordenar destruir los que ellos tengan en su poder, si piensa que eso le va a perjudicar. Eso es lo que dice nuestra Constitución y es un derecho humano que se protege en todos los países civilizados del mundo, y tiene un nombre: el derecho a la Autodeterminación Informativa.

El 15 de diciembre de 1983 el Tribunal Constitucional de Alemania declaró la inconstitucionalidad de la Ley del Censo de 1982, decidiendo lo siguiente que se hizo posteriormente ley en toda la Unión Europea: “El derecho general de la personalidad...abarca... la facultad del individuo, derivada de la autodeterminación, de decidir básicamente por sí mismo cuándo y dentro de qué límites procede revelar situaciones referentes a la propia vida...: la libre eclosión de la personalidad presupone en las condiciones modernas de la elaboración de datos de protección del individuo contra la recogida, el almacenamiento, la utilización y la transmisión ilimitada de los datos concernientes a la persona.”. De esta manera nació el derecho internacional a la “Autodeterminación Informativa” (ver Sentencia de 15 de diciembre de 1983. Ley del Censo. Derecho a la personalidad y dignidad humana, en https://www.informatica-juridica.com/sentencia/sentencia-de-15-de-diciembre-1983-ley-del-censo-derecho-la-personalidad-y-dignidad-humana/).

¿Cómo puede entonces al gobierno, o régimen en este caso, sin un proceso judicial de por medio, y a través de un organismo “asesor” creado por una normativa sub legal “Requerir de las personas naturales o jurídicas de carácter público y privado los datos, estadísticas e informaciones” que les conciernen? Simplemente no puede.

Violentar el derecho humano a la Autodeterminación Informativa abre la Caja de Pandora de la vigilancia electrónica sobre los ciudadanos. Desde imponer la Muralla de Internet de China (ver  La Gran Muralla China del Internet, en https://expansion.mx/tecnologia/2023/08/31/gran-cortafuegos-de-china-como-es-el-internet) hasta los sistemas de vigilancia de alta tecnología para reprimir a la población,  como lo hace ese país en Xinjiang, de acuerdo a un informe de Human Rights Watch (ver China: cómo funciona la vigilancia masiva en Xinjiang, en https://www.hrw.org/es/news/2019/05/01/china-como-funciona-la-vigilancia-masiva-en-xinjiang).

Si eso es lo que pretende el régimen con esta nueva fase de “ciberseguridad”, perderán de nuevo, como perdieron el 28J. Se encontrarán igualmente con la decidida resistencia –y resiliencia- civil y pacífica del pueblo venezolano, y que tuvo como salida la desesperada narrativa del “hackeo” del CNE. Ante esta nueva deriva autoritaria del régimen, manifestada esta vez en la nueva ciberseguridad de Maduro, no nos queda más que invocar y reivindicar de nuevo la frase lapidaria de un presidente del siglo XIX venezolano, Antonio Guzmán Blanco: “Venezuela es como un cuero seco, lo pisan por un lado y se levanta por el otro”. Creo que después del 28J hay que entender y aplicar más que nunca esa frase histórica, y actuar en consecuencia para lo que se nos viene encima. Nos hará mucha falta de ahora en adelante, con un régimen que al parecer  todavía cree que en Venezuela el cuero seco se queda quieto cuando lo pisan…

Caracas, 23 de Agosto de 2024

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