jueves, 29 de septiembre de 2022

Unas primarias que no son primarias

Por Luis Manuel Aguana

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Al parecer, aún persiste un conflicto a lo interno de la oposición oficial acerca de cómo realizar eso que en un principio llamaron “primarias”. De un evento convocado por los partidos políticos con la clara intención de elegir un candidato que se midiera con el régimen en el año 2024, la cosa se ha puesto difusa ante las propuestas posteriores de factores que exigen que sea la sociedad civil la que elija, a través de sus propios mecanismos y Comisiones Electorales, no solo un candidato, sino a toda la dirigencia opositora, y una vez hecho eso tal vez decidan finalmente si se medirán o no con el régimen.

¿Y entonces? ¿Son primarias o no son primarias? Si nos atenemos a la definición de los partidos, que son los que pueden participar en elecciones de acuerdo al CNE del régimen, difícilmente creo que permitan que sean otros los que dirijan ese proceso. En palabras claras para que la gente entienda, si ellos montan la fiesta, son los que deciden a quienes invitan, que se toma y qué música se toca. De otra manera, el que quiera hacer una fiesta diferente, que la monte, pero será una cosa diferente, no primarias.

Es por eso que creo que todo el mundo está confundido. Cuando la dirigente opositora María Corina Machado habla de “primarias abiertas donde participe todo el mundo” (ver Entrevista a MCM en Contrapunto.com, en https://contrapunto.com/especiales/entrevistas-ctp/maria-corina-machado-subestime-al-chavismo-y-sobreestime-a-esta-oposicion/), en buena lógica no se puede estar refiriendo a la fiesta que está montando la oposición como “primarias”, sino que debe estar hablando de otra fiesta diferente, no la que están convocando los partidos de la oposición oficial. Porque si habla de la misma, cuando dice que participara en las primarias opositoras, la probabilidad de que otros participantes distintos de los partidos decidan cuál música se pone o qué licor se toma será muy baja, con lo cual aquello de la “participación de todo el mundo” se pone cuesta arriba.

Creo que al plantear que se participara en unas primarias que no son primarias, sin manifestar que se intenta invitar a una fiesta diferente, pero sin decirlo, no envía el mensaje correcto al mundo opositor venezolano. Sí, es verdad, deseamos que los partidos políticos opositores acaben de entender que no podemos seguir hablando de escoger a un candidato para unas elecciones que irremediablemente manejara un poder electoral corrompido por el régimen. Que es necesario que la gente, el pueblo venezolano, disgustado con el comportamiento de los partidos –más de 90% de acuerdo los últimos análisis de opinión- escojan libremente a su dirigencia política y a un líder principal, NO un candidato, para definir la estrategia más idónea para salir de estos delincuentes que nos desgobiernan.

Lamentablemente, el concepto principal es que la fiesta convocada se llama PRIMARIAS y son para elegir a UN CANDIDATO PRESIDENCIAL de la oposición para unas elecciones presidenciales. Y el partido que gane esas primarias será el que dirija la fiesta siguiente. Me encantaría que fuera otra cosa a la que nos estuvieran invitando, y que tuviera un objetivo diferente. Pero no es así. La fiesta es esa y punto. Cualquier confusión no tiene cabida.

Algunos personajes de la sociedad civil creen de manera ingenua –aunque insisto, no existen ingenuidades en política, o pendejos que las acepten- que la sociedad civil debe involucrarse en ese proceso, incluso proponiendo nombres honorables no partidistas para una Comisión Electoral, o impulsando la participación masiva de la población a esas elecciones en el 2024. Nada más lejano a la realidad. Cuando la fiesta es de los partidos, por más personajes honorables que pongan al frente, ellos terminan decidiendo lo que se hace y lo que no se hace en la fiesta, ya bien sea porque son ellos los que determinan al candidato más conveniente de acuerdo a un plan preestablecido (tal vez con el régimen), o simplemente porque ponen los reales para que la fiesta se realice.

Pero lo más importante aquí no es tanto que se plantee una confusión de fiestas, sino el para qué es necesario que la sociedad civil monte una fiesta DIFERENTE. Somos más del 90% los venezolanos que de ninguna manera nos sentimos representados por los convocantes y participantes de esas “primarias”. De allí que busquen desesperadamente la mayor proporción posible de honorabilidad en quienes participen en cualquiera de los roles de ese proceso, para inyectarle una legitimidad de la que carece desde hace mucho tiempo.

Los opositores venezolanos necesitamos desesperadamente un interlocutor válido y legítimo que nos represente ante el mundo. Y lo que tenemos con la representación del G4 con un Gobierno Encargado que ha demostrado incompetencia y corrupción, que ya no representa a nadie, hace aguas por todos lados. Y eso es lo único que tienen los países para entenderse con quienes nos oponemos al régimen delincuencial que maneja el poder en Venezuela. Y esa pseudo oposición requiere un cambio urgente al haber demostrado en 22 años, bajo todo respecto, su incompetencia para dirigir el destino opositor venezolano. ¡De eso es lo que se trata finalmente! Y es por eso la insistencia de los partidos de la oposición oficial de tratar de ponerle oxígeno a un muerto en avanzado estado de descomposición, porque el pueblo venezolano dejo de creer en ellos.

¿Qué nos queda entonces? O nos organizamos desde la sociedad civil para montar una fiesta diferente, donde decidamos libremente un liderazgo alternativo sin pasar por una alcabala de primarias, o como hemos impulsado nosotros desde ANCO hace años, que ese liderazgo alternativo salga de las entrañas de la población a través de la representación legítima del pueblo venezolano en un proceso Constituyente de carácter Originario, y que este a la vez decida el destino del régimen. Dos pájaros en un solo tiro.

Para que esto último suceda deberán producirse antes unas condiciones especiales que ya hemos explicado con anterioridad (ver Una Constituyente con el régimen, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/05/una-constituyente-con-el-regimen.html) y que es necesario que el país conozca. Ambas alternativas no son excluyentes, y polarizan con un proceso de primarias a todas luces rechazado por la población. La única manera de comenzar a salir de este régimen es llamado a las cosas por su nombre, sin esconder su significado. Las primarias son lo que son: la ruta opositora para perpetuar al régimen…

Caracas, 29 de septiembre de 2022

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jueves, 22 de septiembre de 2022

La desaparición de la política en Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Siempre he señalado en mis notas, que las opiniones que expongo en este blog son las mías, no las de las organizaciones a las que pertenezco, o más bien en las que hago causa común con destacados venezolanos, a los que me uní en algún momento para empujar ideas comunes o un proyecto que consideramos importante para el futuro de Venezuela. La aclaratoria es válida, por lo que voy a decir a continuación.

Cuando digo el futuro de Venezuela, me estoy refiriendo al de su juventud, de quienes serán los que construyan sobre los escombros que nos deje esta tiranía, porque a estas alturas no lo puedo decir por mí, ni por quienes hemos invertido nuestros últimos años productivos luchando en contra de la destrucción que han hecho de nuestro país. Llevo en la práctica 20 años dedicados a las luchas de la sociedad civil –desde 2002- cuando, siendo alto ejecutivo  de una empresa del Estado, fui despedido por razones políticas. Nunca había sido despedido de ningún lugar porque, sin falsas modestias, siempre fui, si no el mejor, uno de los mejores en lo que hacía.

Siempre he comentado que en lo personal soy un ejecutivo entrenado (estudié también para eso) y en tal condición he creído que quien se haga cargo de este país no solo puede ser un individuo cargado de buenas intenciones. Tiene que saber hacer algo muy bien, no solo en su campo, sino en la vida. Tiene que ser un profesional calificado y haber tenido un trabajo en cualquier área –a mi juicio por lo menos 20 años continuos- y haber tenido jefes que lo hayan supervisado, y de preferencia, haber alguna vez en su vida pagado una nómina propia, porque eso da la perspectiva real de una responsabilidad sobre otros, ya que en el peor de los casos, si las cosas van mal, debes sacarlo de tus propios bolsillos.

Fue en esos 20 años, cuando por vez primera conocí personalmente a un político, más allá de verlo por televisión como todo el mundo, he ido separando la paja del trigo, tratando de entender las motivaciones que los mueven. Y en todos los casos, invariablemente, siempre mostraron, por el lado de afuera, un interés por lo que nos pase a los venezolanos. Y es claro que en la práctica no resulta así, lo que hace que debas mirar muy de cerca antes de confiar en nadie, porque en la práctica se cumple, en la gran mayoría de ellos, que lo que buscan es posicionarse por encima de todos y de todo, en una posición de poder.

¡Pero cuidado! Una vez que lo tiene, lo que lo guía para aplicarlo mal, regular o bien dependerá de su propio cuadro de valores personales (en casi todos los casos desconocidos) y de su disposición (no comprobada) a desear el bienestar de otros, y no a disfrutar para sí mismo de lo que viene con ese poder (siempre a comprobar). Esto sin contar si, como dije antes, sabe hacer algo que en su experiencia pueda exitosamente aplicar a esa labor.

Nada fácil, ¿verdad?  Si metemos a todos los políticos que conocemos actualmente (claro está, con sus siempre contadas excepciones) en una licuadora, difícilmente tendremos una calidad mínima que asemeje en algo la de aquellos que fundaron lo que hoy llamamos “nuestra nacionalidad”. Eso me causó mucha tristeza al conocerlos más de cerca, e hizo afianzarme en un universo más amplio como el de la sociedad civil, que como sabemos, también tiene sus propias dificultades.

En esta situación de inversión de valores personales y republicanos, mal podríamos “escoger” para que “nos represente” a un político actual por la etiqueta que presentan, como pretenden hacerlo en la oposición oficial, en un proceso de “primarias”, y menos aún si se trata de un reducido número de personas, conocidas solo por sus declaraciones públicas, golpes de pecho por el país, o porque simplemente son promovidos por unos partidos que perdieron toda la credibilidad ante los venezolanos.

En este punto, los rabiosos acusadores de la “anti política” deben estar friéndome en un sartén. Y ese es el problema. En Venezuela ya se perdió el concepto de política. La palabra excelsa de los clásicos que vincula las relaciones de poder entre los individuos, y que apunta a la genuina preocupación por otros, como bien indicaba Savater, ya no existe en la Venezuela del régimen. Llegó el punto grave en que nadie –y menos estos pseudo políticos- se preocupan por otro que no sea ellos mismos. Les dimos el mandato en una Consulta Popular en diciembre de 2020 de acabar con la usurpación, y ahora, a quien le encargamos la principal responsabilidad de esa tarea, se va a medir en primarias para unas elecciones con un régimen que una vez desconoció. ¡Joder!, dirían los españoles…

Entonces la cosa es grave, compleja y muy profunda. Y en el medio del camino, algunos más vivos, buscando ganancia de río revuelto, tratan de involucrar personalidades consideradas honorables para que se constituyan en una Comisión Electoral de primarias, como para que la gente diga que ese proceso será limpio, en una suerte de revestimiento moral para aquellos que serían electos. En otras palabras, si estos que son considerados honorables, se prestan para ese proceso, que ya de por sí tiene un olor nauseabundo, entonces los precandidatos deberán ser “honorables” también. Mala transitividad…

A estas alturas los supuestos integrantes de la Comisión Electoral propuesta para esas primarias deberían estar desmarcándose de ese despropósito electorero, salvo que sean lamentablemente parte de la estafa, por lo que claramente no calificarían como honorables. Pero lo grave del ardid no es haberse adelantado a asomar algún nombre honorable. No. Lo grave es tratar de cubrir con eso la debilidad intrínseca de un proceso que no se sostiene, porque insiste en atribuirse la representación de los venezolanos, cuando los partidos, y en especial los opositores, dejaron de tenerla. De acuerdo al Estudio CATI Verdad Venezuela del 20 al 22 de agosto de 2022, de la Encuestadora MEGANÁLISIS, solo el 3,5% de los venezolanos milita en algún partido político de la oposición, el 6,1% milita en el partido del régimen, dejando el 90,4% independiente (ver Encuesta Meganálisis, agosto de 2022, en https://t.co/cSd3BVdBHo).

No puede ser que más del 90% de los venezolanos le den la espalda a quienes dicen hacer  política. Al no existir esa conexión, entonces no están haciendo política, sino otra cosa muy diferente y los ciudadanos lo perciben muy claramente. Lo que resta entonces es convocar a todos los venezolanos a recuperar la política, rescatar la representación que implica la política a través de los partidos, a reinstitucionalizar la República. En otras palabras, a REFUNDAR LA NACIÓN. Y eso es lo que intento permanentemente transmitirles a los venezolanos. No es posible seguir transitando una vía electoral porque para que eso sea posible se requiere que exista, en su mejor acepción, la política, los políticos y los partidos con P mayúscula, y estos, como hemos visto y medido, ya desaparecieron de Venezuela. Y cuando eso pasa hay que comenzar todo desde cero. En consecuencia, es hora de convocar al Constituyente…

Caracas, 22 de septiembre de 2022

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