Por Luis Manuel Aguana
Ciertamente las acusaciones por manejos de corrupción realizados recientemente en contra del Gobierno Encargado de Juan Guaidó en la recuperación de activos de la República, no ayudan en forma alguna a la materialización de la Ruta anunciada para la recuperación del país. Los ataques, justificados o no, de la poca eficiencia del Gobierno Encargado para concretar el Cese de la Usurpación desde su anuncio en febrero de 2019, están haciendo mella como un ácido corrosivo en la estabilidad de la única estrategia nacional e internacional que ha sido exitosa en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros. Y este último esta muerto de la risa con eso.
Con esto no estoy saliendo en defensa de algo que a todas luces hay que investigar, sino de lo que al parecer se esconde detrás, que no es otra cosa que la sucesión del poder en Venezuela. Desde el mismo momento en que la Asamblea Nacional aprobó el Acuerdo para la Transición, los partidos políticos que aprobaron la Presidencia Encargada de Juan Guaidó no lo querían en el poder por mas de 30 días. Aunque eso varió posteriormente con la versión definitiva del Acuerdo llevándolo hasta un año, ese espíritu de inmediatez privó en todos los jefes políticos. ¿Cómo era posible que un joven que cayo de arriba, por obra de una ruleta política que solo existe en Venezuela, ocupara un sitial que solo les corresponde a ellos? ¡Solo el tiempo mínimo necesario, no más! Y eso no ha cambiado un milímetro desde ese entonces, sin importar que pase con los venezolanos.
El problema principal no era entonces salir del régimen a la brevedad posible sino quien se alzara con el poder después. Y si alguno de esos jefes políticos no esta de acuerdo con esa sucesión, entonces preferirá que Maduro se quede en Miraflores hasta que exista una sucesión conveniente a sus intereses. Y al carajo con los venezolanos...
Siento que lo que está pasando con Guaidó en este lodazal donde se mueve la corrupción y el ajedrez de la sucesión política, gira realmente alrededor de un hecho fundamental: quien hará la transición. De eso dependerá el futuro político de mucho cadáver insepulto de la vieja política que no quiere irse todavía. La corrupción se utiliza con una doble finalidad: ensuciar al Gobierno Encargado para que no pueda realizar lo que tiene la obligación de hacer con los venezolanos, que no es otra cosa que salir de Maduro, y por otro lado hacerse con unos reales para financiar las aspiraciones de quien está detrás moviendo las piezas de esa estrategia. “Doble play”, como dicen en el béisbol.
Con esto no estoy diciendo que no se hagan las denuncias, sino que sepamos realmente a quien benefician esos actos y porqué. ¿A los venezolanos nos conviene reventarle el espinazo a la Presidencia de Guaidó? Yo creo que sería suicida y una estupidez de marca mayor. Es como pedirle a la rana que nos ayude a cruzar el rio y en el medio del camino picarla como el alacrán. Eso nos hundiría a todos.
De todos aquellos que disparan a cabeza de la Presidencia Encargada no hay ninguno que les diga a los venezolanos con qué la reemplazamos, y con qué nos quedamos si acabamos de manera “autosuicida” con la Presidencia de Guaidó. Se solazan gritando que hay corruptos - que los hay – y que no se ha cumplido el Cese de la Usurpación, sin proponer otra cosa más allá de una intervención armada porque “solos no podemos”. Y yo me pregunto, ¿con ellos a la cabeza? ¡Claro! Ni pendejos que fueran. Y cuando el Gobierno Encargado por fin oye una propuesta de la sociedad civil para materializar esa promesa, entonces patean también la solución porque Guaidó la acogió. ¿Y entonces? ¿Donde quedamos los venezolanos en ese cuadro de egolatría patética?
Ya va llegando la hora en que los venezolanos, y en especial la dirigencia política, escojamos entre Maduro y Guaidó. Y si escogemos a Guaidó entonces pongamos seriamente todo nuestro esfuerzo con él para salir de Maduro. Las opciones se agotaron y solo disponemos de esa rana para cruzar el río, aunque no nos guste. No la apuñalemos por la espalda en el medio del río por razones subalternas porque nos ahogaremos todos.
He sido un duro crítico de la gestión del Presidente Encargado precisamente por la manera en que accedió a la presidencia y quienes le acompañan. Muchos de ellos son enemigos de su éxito por las razones expuestas. Pero ha llegado el momento de decidir ayudar proponiendo cosas concretas que se puedan hacer posibles para que ese camino se haga mas expedito y fácil. Daré un ejemplo claro. Hubo 37 organizaciones políticas que firmaron el Pacto Unitario por la Libertad y Elecciones Libres, y todos los representantes de esos partidos estuvieron presentes en el anuncio. Sin embargo, aun no he visto el primero de ellos que públicamente haya dado su respaldo y le haya bajado a su militancia en todo el país los lineamientos para el cumplimiento de ese Pacto después de más de una semana de anunciado. ¿Desidia política? ¿Pasando agachados por si Guaidó fracasa? A estas alturas el país entero y la diáspora, partidos y sociedad civil organizada, deberían estar movilizándose y organizándose en función de ese Pacto. Ya nuestra gente en ANCO en todo el país lo está haciendo para hacer efectiva esa Consulta Popular que hemos propuesto y que ha sido anunciada. No es solo retórica, es acción.
He insistido en que la propuesta de ANCO, acogida por el Presidente Encargado Juan Guaidó, es una propuesta de la Sociedad Civil, NO del Gobierno Encargado. Su éxito o fracaso depende de nosotros, en el entendido que el Gobierno Encargado la acoja como se le planteó, y no una versión distorsionada de ella por intereses ajenos a los de Venezuela, que no sea producto de un acuerdo seriamente discutido y decidido entre la sociedad civil y la dirigencia política del Gobierno Encargado. Solo así tendrá la credibilidad suficiente para que los venezolanos acudan a ella. ¡Todos nos estamos jugando el país!
En noviembre del año pasado ante una denuncia hecha en los medios por actos de corrupción del Gobierno Encargado insistí que sería imposible reconstruir a Venezuela si la dirigencia que pretende sustituir al régimen es exactamente igual o peor que la de él (ver El único camino de Juan Guaidó, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/11/el-unico-camino-de-juan-guaido.html). Decía que es una matemática muy sencilla y una norma básica de gerencia ejecutiva: no compondrás lo que se estropeó utilizando a quienes lo echaron a perder.
La corrupción será un mal que estará siempre presente a pesar de la mejor disposición de combatirla. La diferencia tiene que estar en la determinación de exterminarla que tenga quien conduzca. Cuando el Dr. Ramón J. Velásquez, un personaje de innegable condición ética y moral, ocupo la Presidencia Encargada de la República se vio envuelto en un escándalo de corrupción por el indulto a un narcotraficante, proveniente de su propia firma. Inmediatamente el Dr. Velásquez tomo las acciones necesarias derogando el decreto de indulto y realizando una investigación que comprometía a su propio hijo. Esa es una determinación que debe existir en cualquiera que ocupe esa alta Magistratura, pero que también entienda lo que supone su conducta en épocas donde esta de por medio la vida de la República.
A Guaidó no le queda otra decisión que seguir el camino de Ramón J. Velásquez, y dar muestras indiscutibles de un cambio de rumbo a la población para demostrar que la sucesión que representa es la mas conveniente, no solo a los políticos que buscan hacer leña de un árbol tambaleante, sino para los venezolanos que han ido paulatinamente perdiendo la confianza en que su liderazgo pueda conducir a los cambios que el país reclama. Si logra eso los cambios no se harán esperar...
Caracas, 16 de Septiembre de 2020
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