Por Luis Manuel Aguana
A esta hora ya es público, notorio y comunicacional el intercambio de prisioneros por Alex Saab, acordado entre el régimen de Nicolás Maduro Moros y los EEUU. En efecto, las agencias de noticias Reuters y AP informaron que “El gobierno de Estados Unidos liberó a Alex Saab, un cercano aliado del presidente Nicolás Maduro, como parte de un intercambio de prisioneros que incluye a al menos 10 ciudadanos estadounidenses encarcelados en Venezuela” (ver La Voz de América, EEUU libera a Alex Saab a cambio de todos los estadounidenses detenidos en Venezuela, en https://www.vozdeamerica.com/a/eeuu-libera-a-alex-saab-a-cambio-de-todos-los-estadounidenses-detenidos-en-venezuela-agencias/7405549.html).
Pero lo escandaloso de la noticia no es tanto la liberación de un delincuente enjuiciado por la justicia de los EEUU, sino que efectivamente funcionara el secuestro en Venezuela de ciudadanos norteamericanos, mantenidos como rehenes, para lograr su liberación. Visto así, no existe ninguna razón para que cualquier gobierno autoritario del mundo que desee algo del gobierno norteamericano, lo consiga a través del secuestro de sus connacionales en su territorio. ¿Qué pasaría con aquella famosa consigna norteamericana de que con terroristas no se negocia? Al parecer con el régimen de Maduro no aplica.
Y no es que no entienda el porqué los norteamericanos procedan de esta forma por las razones humanitarias de los rehenes que el régimen mantiene en cautiverio en sus mazmorras. Lo que es preocupante aquí es que esa debilidad demostrada con el régimen de Maduro por parte de los norteamericanos pudiera estar afectando la lucha legítima que tenemos en Venezuela por sacarnos de encima a esta peste que representa el régimen castro-chavista-madurista, poniendo en duda cualquier consejo, apoyo o sugerencia que nos hagan para salir del régimen, porque no podríamos saber si lo están haciendo por desear ayudarnos a rescatar el país o por razones de coacción, que luego puedan resultar perjudiciales para los intereses de los venezolanos, al encontrarse los norteamericanos claramente comprometidos con el régimen. Pero eso nunca podremos saberlo, ¿verdad?
Por otro lado, está el hecho que, por un lado, los norteamericanos conversan con el comando de la oposición en la mañana, pero en la tarde negocian con el régimen de Maduro en una agenda completamente diferente. ¿Cómo saber si lo que le dicen a la oposición va en el sentido correcto de salir de ellos, si es que verdaderamente están interesados en que regresen a Venezuela la democracia y la libertad? A pesar de esa duda, yo todavía creo, ingenuo yo, que, en general, la política norteamericana de siempre, ha estado orientada a la recuperación de esas entidades sagradas por las que han muerto decenas de venezolanos en las calles desde hace más de 20 años. Pero la realidad muestra que episodios como el de Alex Saab ponen de manifiesto todo lo contrario.
El ejemplo más reciente lo tenemos con el caso de la presencia de María Corina Machado (MCM) en el TSJ, antro de la justicia del régimen, a instancias de los EEUU, quienes fueron los primeros en dar la noticia. Por más justificación que la candidata diera a la opinión pública luego de salir de allí, la amarga decepción que nos invadió a no pocos venezolanos, no solo fue que faltara a su palabra de no concurrir a ninguna instancia de este régimen ilegítimo, sino que más allá de aceptarles una legitimidad que fuera de toda duda no tienen para administrar justicia, les reconoce algo muy importante en toda lucha: beligerancia. De acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua, “conceder o dar beligerancia a alguien” significa: “1. locs.verbs. Atribuirle la importancia bastante para contender con él. U. m. con neg.” (ver DRAE, Beligerancia, en https://dle.rae.es/beligerancia?m=form).
La justicia del régimen no está a la altura para que ningún venezolano le conceda la importancia suficiente para someter a su consideración cualquier asunto, en especial de índole jurídica. Si así fuera, no estuviéramos en la situación en la que se encuentra Venezuela. Hubiera sido suficiente solicitar justicia ante su TSJ. Venezuela no tuviera presos políticos, en primer lugar. Para concurrir al TSJ primero se tendría que limpiar a fondo el Poder Judicial. Precisamente por estar de acuerdo con MCM en asuntos como estos fue que los venezolanos votamos por ella el 22 de octubre. Si no, ¿qué sentido tendría su victoria por más del 90%? Este es el verdadero sentido de este reclamo principista.
Ahora bien, se puede entender que el principal aliado internacional de la oposición en la lucha en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros, los EEUU, hayan negociado con el régimen de Maduro un canje de prisioneros norteamericanos, que al parecer también incluye algunos de reciente data como el Presidente de SUMATE, Roberto Abdul (ver La Patilla, Confirman liberación del Presidente de Súmate, Roberto Abdul, en https://tyht.cgixix.com/2023/12/20/confirman-liberacion-del-presidente-de-sumate-roberto-abdul/).
Pero lo que no se puede entender es una estrategia opositora que busca llegar a elecciones para ganarle a un régimen que toma rehenes para salirse con la suya. Simplemente de ese modo nunca se ganarán elecciones. Siempre existirá la posibilidad que el régimen de Maduro, secuestre a quien quiera en el país –en especial norteamericano- para conseguir cualquier cosa, entre ellas “ganar” las elecciones con el visto bueno de nuestro principal aliado internacional, que como hemos visto, puede ceder ante esa situación.
¿Ante eso, qué hacer? Creo que lo primero es no perder el rumbo y menos aún los valores que lo sustentaron. El pueblo venezolano creyó en un liderazgo transparente basado en la verdad y la honestidad representado por MCM. Creo que si los EEUU están severamente comprometidos, bien sea por su agenda energética internacional o por cualquier otra causa que comprometa nuestro futuro de democracia y libertad, debemos continuar nuestro camino solos, así sea mucho más duro el resultado a corto plazo, y por lo menos hasta que la situación política interna en ese país cambie sustancialmente y se alinee más claramente con nuestros objetivos firmes de salir del régimen.
Esa propuesta puede implicar que haya más presos políticos, y tal vez más sufrimiento a la familia venezolana. Pero habrá más honestidad en esta lucha que libramos todos, en especial entre quienes se han comprometido a representarnos frente a ella. Estarían con nosotros solamente los que verdaderamente nos quieren libres, no quienes lo dicen, cuidando por detrás sus intereses con nuestros enemigos. Eso no representa una ayuda, sino todo lo contrario. Con amigos mediatizados a la larga nunca conseguiremos la libertad. Preferirán que Maduro y sus criminales se queden en el gobierno si eso les sirve a sus intereses, y lo peor es que te convencerán de eso, como ocurrió con el interinato.
El liderazgo opositor encabezado por MCM debe concientizar que la fuerza opositora solo existe porque los venezolanos, no ningún gobierno extranjero ni nadie en el escenario internacional, hicieron algo para eso ocurriera. Solo el pueblo le dio a MCM su representación. Si ella se equivoca lo vamos a pagar todos. Entonces que esas equivocaciones valgan la pena porque las cometimos nosotros, porque la elegimos a ella y no por cuenta de otro, y que sirvan de aprendizaje para avanzar, manteniendo los valores que en primera instancia originaron esa confianza de la gente. Estoy seguro de que así, por largo y difícil que sea el camino, solos o con poca ayuda, más temprano que tarde estaremos condenados a tener éxito, llegando indefectiblemente adonde nos proponemos.
Caracas, 20 de Diciembre de 2023
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